Capítulo 2
"¿Qué pasó?" –Thranduil se acercó apresuradamente y se arrodilló al lado de sus hijos. Gandalf iba justo tras él.
"No lo sé, padre. Estábamos hablando cuando de repente gritó y... se desmayó" –respondió Keldarion.
Los elfos que quedaban se acercaban a ellos, preocupados. Todos estaban aturdidos por el repentino giro de los acontecimientos. Gandalf miró a la multitud y sugirió:
"Deberíamos llevarlo adentro. Necesita un lugar más cómodo."
Se llevaron a Legolas rápidamente a su habitación y lo pusieron con cuidado sobre la cama.
"Tiene que ser esta cosa –dijo Keldarion, quitándole la corona-. Decía que le daba dolor de cabeza."
"Creo que no es eso, Keldarion –dijo Gandalf mientras miraba el rostro angelical de Legolas. El príncipe tenía los ojos cerrados y sus oscuras pestañas contrastaban con la palidez de su piel-. Es algo más complejo."
"A lo mejor la piedra manyan puede curarlo" –dijo Thranduil.
Keldarion ya estaba abriendo la túnica de su hermano. Entonces abrió los botones superiores y sacó la cadena plateada que sujetaba la mágica piedra sanadora. Para su asombro, en vez de encontrarse el característico brillo azulado, vieron que la piedra se había vuelto roja.
Al principio todos se quedaron en silencio, horrorizados. Y entonces Thranduil habló, incrédulo.
"¿Cómo ha pasado esto?"
"Esto es muy extraño –dijo Keldarion, tocando la piedra-. Antes no era roja. ¡La vi cuando Legolas se estaba vistiendo!"
Gandalf intentó tocarla, pero cuando lo hizo alejó la mano de golpe. Thranduil y Keldarion lo miraban, atónitos.
"¿Qué ocurre, Gandalf?"
El mago miraba la piedra, pensativo.
"¿No lo sientes, Kel?"
"¿Sentir qué?"
"¿No sientes el calor al tocar la piedra?"
"¿De qué estás hablando? –preguntó Thranduil, tocando la piedra también. De repente gritó y alejó la mano-. ¡Está ardiendo!"
Keldarion frunció el ceño. La piedra estaba sobre la palma de su mano y no le hacía ningún daño.
"No siento nada."
"Creo que es porque tienes algo de sangre manyan debido a tu madre –dijo Gandalf. Y entonces abrió los ojos como platos-. Quítale la piedra a tu hermano, Kel. ¡Ahora!"
Keldarion le hizo caso al instante. Le levantó la cabeza con cuidado y le quitó la cadena. Gandalf ya había llenado un vaso de agua y le dijo que pusiera la piedra dentro. Desde que tocó el agua, el líquido se volvió rojo como la sangre, no azul como debía.
"¡Valar! ¿Qué significa todo esto? ¿Qué está pasando?" –exclamó Thranduil.
Gandalf miraba de Legolas al vaso.
"Dame un minuto. Necesito pensar."
El mago salió al balcón y dejó el vaso sobre la barandilla de mármol. La brisa de la noche le sacudió el cabello y la túnica, pero eso no impidió que se concentrara mientras observaba el vaso.
Legolas empezaba a retorcerse y gemir en la cama, con los ojos todavía cerrados. Cuando Keldarion le tocó la frente la encontró perfectamente normal, sin fiebre.
"¿Legolas? ¿Puedes oírme?"
El príncipe más joven giró la cabeza hacia la voz de su hermano.
"¿Qué...? –susurró, con la garganta seca-. ¿Qué pasó?"
Keldarion suspiró, aliviado.
"Te desmayaste."
Legolas frunció el ceño, incrédulo.
"Yo nunca me desmayo."
Thranduil se rio suavemente.
"Bueno, Legolas... lo hiciste."
"¡Eso es absurdo! –exclamó Legolas, avergonzado, intentando sentarse-. ¿Por qué iba yo a...?"
De repente se llevó una mano a la parte posterior del cuello y siseó de dolor. Thranduil y Keldarion se asustaron.
"¿Qué ocurre? ¿Te duele?"
Legolas cerró los ojos un momento y cuando volvió a abrirlos vieron en ellos la agonía por la que estaba pasando.
"Mi cuello. Hay algo mal... duele tanto..." –su voz temblaba ligeramente.
Manteniendo a su hermano erguido, Keldarion le apartó las trenzas doradas y expuso su cuello esbelto. Keldarion y el rey se quedaron sin aliento, horrorizados, al ver la piel roja y morada.
Era el punto exacto en el que la piedra manyan estaba hacía muchos años, antes de que se la sacaran. Cuando la piedra estaba en él, Legolas tenía la habilidad de sanar enfermedades y heridas solo con el toque de sus manos.
"¿Qué es? ¿Qué veis? ¿Alguien puede decirme qué es lo que pasa?" –preguntó Legolas.
"Ha comenzado –dijo Gandalf de repente. Entró y puso el vaso de agua en la mesa de noche. El mago miró al príncipe enfermo-. Todo encaja. La terrible herida en tu cuello, la piedra roja. Estás cada vez más débil, ¿verdad?"
Legolas asintió lentamente mientras observaba la piedra manyan que seguía dentro del vaso.
"Siento mis piernas y brazos extraños. Me siento débil y el cuello me está matando. ¿Qué le ha pasado a la piedra, Gandalf? ¿Qué ocurre?"
El mago suspiró suavemente y se tomó un momento para ordenar sus pensamientos.
"El poder de la piedra se acaba" –dijo finalmente.
Los tres elfos parpadearon, sin comprender sus palabras del todo.
"¿Y eso por qué?" –preguntó Thranduil.
"Todos sabemos que le sacaron la piedra del cuello a Legolas la medianoche de hace cien años –continuó Gandalf-. Antes de eso se alimentaba de la energía de Legolas y a cambio le daba su poder. Pero desde que la sacaron, la piedra usa solamente su reserva de energía, la cual nunca se repone. Y ahora, después de cien años, esa reserva llega a su fin. La piedra ya no es capaz de curar, pues su poder se ha desvanecido. Desesperada por reponer su energía, se alimenta de la fuente más cercana. Y ese eres tú, Legolas, porque solo te reconoce a ti. Desafortunadamente, está tomando tu energía vital, lo que te hace cada vez más débil."
"¡No podemos dejar que continúe!" –exclamó Keldarion.
"No, no podemos, o Legolas morirá. La piedra debe ser destruida" –concluyó Gandalf. Entonces miró a Legolas, que tenía la cabeza apoyada en el regazo del rey.
En su rostro se reflejaba una mezcla de emociones. Incredulidad, dolor y tristeza. Silenciosas lágrimas le mojaban las mejillas.
"Entonces ya no soy más un manyan –dijo en voz baja-. Ya no podré curar más. Nunca."
Thranduil le acarició el cabello dorado.
"Legolas, por favor, no te entristezcas por eso. Lo más importante ahora mismo es mantenerte con vida."
"Pero la piedra es una parte de mí... desde que nací. ¿Cómo puedo vivir sin ella?"
"Ya no cura, hijo. Solo te produce daño. Puede matarte."
"De todas formas, una parte de mi alma ya está muerta..." –susurró Legolas, cerrando los ojos. Pocos después volvía a dormir, exhausto. Los otros se miraron con tristeza, sin saber qué decir.
Thranduil sufría al ver a su hijo así. ¿Por qué Legolas tiene que seguir sufriendo así? ¿No es suficiente con todas las cosas horribles que ha soportado todos estos años? ¿Cuántas veces más tiene que sufrir?
Con los ojos empañados, Keldarion preguntó:
"¿Qué debemos hacer ahora, Gandalf? ¿Cómo destruimos la piedra?"
"No es una piedra ordinaria, así que no se romperá ni con el martillo más pesado ni con la espada más afilada. Surgió del agua, así que a ella debe volver" –contestó Gandalf.
"¿Qué sugieres, amigo?" –preguntó Thranduil mientras cubría a su hijo con una manta hasta la barbilla.
"Debemos lanzarla al mar."
Pues sí, como muchas adivinaron, fue la piedra manyan :( Y ahora tienen que destruirla. Pobre Legolas...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top