El Deseo, El Pecado Y La Gloria
Cruzaron sus miradas y con sus manos temblorosas se acerco a el joven azabache.
Fundieron sus labios con un beso inocente.
Cada latido salido de su corazón se combinaban entre si, creando la sinfonía perfecta de la lujuria.
El padre Smith no tenia ni la más mínima idea de que hacer a esos extremos, solo sabia que en su ser rondaba el deseo y la pasión que se había ahogado hace mucho tiempo.
El azabache tomo la primera jugada.
Guió a el mayor hacia una pequeña cajonera y lo dejo recargado en ella, por su parte el mayor solo se dispuso a observar con atención, el menor comenzó a desprender de su pálido y pequeño cuerpo la polera que le cubría torso superior, se acerco a el rubio y comenzó a mover sus caderas de manera provocativa entregándole la polera a el joven de ojos azules, el rubio no pudo evitar la curiosidad y se dispuso a captar el aroma de el pequeño, era un aroma a lirio, miel y a bambú, era un aroma deseable e impecable.
Bajo el pantalón y la sotana de el oji azul se empezó a despertar su miembro, estaba sorprendido, no había hecho mas que observar y captar el aroma.
El menor se poso sobre las piernas de el mayor y continuó con el movimiento, poco a poco el azabache pudo sentir el bulto de el rubio rozando sus finos glúteos.
¿a qué sabrá su piel? -
Se preguntó el rubio mientras lamia el pecho de el joven, mientras que él probaba de la piel de el chico azabache éste cubría el lóbulo de el oji azul con pequeñas mordidas.
No demoró mucho el tiempo en ayudar, el azabache retiro cada una de las prendas del rubio y viceversa, fundieron sus cuerpos el uno con el otro y dentro de gemidos el placer salía a brote.
El hombre de cabellos rubios se posiciono sobre el cuerpo ya desnudo de el azabache quedando cara a cara, tomo una de las velas que iluminaban el oscuro entorno y dejó gotear un poco de cera caliente sobre uno de los pezones de el chico mientras dijo con voz demandante y candente
-Déjame ver tu placer hijo mio-
Cuando el azabache sintió aquella cera sobre su cuerpo no pudo evitar arquear la espalda seguido de morder su labio inferior, unas pocas lágrimas brotaron de sus ojos.
Era una sensación desconocida, el dolor y el placer generaban la sensación de extinción en nivel superior, el azabache miro con atención y lujuria a el padre Smith.
- por favor guíe me hacía la perdición padre, permita me ser el dueño de mis pecados y sea usted el dueño de los mios-
Dijo el chico de cabellos oscuros, con voz tranquila mientras acariciaba el rostro de el rubio.
Las palabras de el azabache fueron escuchadas por el rubio, levantó las piernas de el chico y comenzó a dilatarlo con uno de sus dedos utilizando un poco de saliva, el chico comenzó a arquear la espalda al sentir aquel rose.
El azabache tragando saliva comenzó a masturbarse a si mismo, la sinfonía de gemidos fue interrumpida por la voz del rubio.
-¿Estas listo? -
Dicho esto, acerco su miembro erecto en su totalidad hacia el azabache y tomando sus piernas manteniéndolas elevadas deslizó lentamente su miembro sobre la cavidad del chico.
El azabache no pudo evitar estremecerse al sentirlo tan cerca de él, empuño las manos y mordió su labio inferior. De manera casi repentina el oji azul introdujo con delicadeza una pequeña parte de su miembro, por su parte el joven de cabellos oscuros arqueando la espalda y dejando salir un pequeño grito de dolor fue silenciado por la voz del mayor.
-shh.. Tranquilo
Dijo silenciando los labios de el chico con un beso.
Continuo con las embestidas y así lograron culminar aquel acto de pasión y pecado.
No duró mucho su encuentro pues decidieron posponerlo.
Transcurrieron los días y así lograron amarse.
Sus encuentros pasaron de ser sexuales a convertirse en amantes decentes.
Llegaron a prometerse amor eterno, haciendo así un pacto de sangre, en el cual sellaron sus almas con un solo hilo.
Sus caricias ya no eran de deseo si no de amor.
Sin embargo su bello cuento de hadas acabaría pronto
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