•Capítulo quinto•[Editado]


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Erza Scarlett:

Ahí estaban todas mirándonos muy sonrientes. Incluso siento miedo de comer o beber algo y que asalten con una pregunta que me haga terminar atragantada. Jellal me mira serio y entonces me dispongo a tomar un poco de jugo.

-¿Hace cuanto están saliendo?-la voz de Ultear rompe el silencio y yo trato de mantenerme lo mas calmada posible. Jellal solo ríe por lo bajo.

-No estamos saliendo-digo yo sin siquiera inmutarme, ya me había preparado psicológicamente para este tipo de situaciones. Pero veo a Merdy sonreír con malicia y hasta me parece ver un bombillo encenderse sobre su cabeza.

-Eso quiere decir entonces que solo fue una aventura de una noche-especula Meredy desde el otro lado de la mesa y yo le doy una mordida a mi emparedado para ocultar mi sonrojo evidente. -¿o es que son amigos con derecho?

-¿Que es eso?-chilla la pequeña Levy mientras golpea con el mango del tenedor en la mesa. Dios mío ¿esto puede ser peor?

-Levy-chan eres muy pequeño para saber eso-dice Juvia mientras bebe de su jugo muy tranquila viendo el mundo arder.

-Mamá siempre dice eso cuando le pregunto algo relacionado con los bebés-agarra aire y hace un puchero, lo retiene por un momento y lo libera-¿eso quiere decir que Erza-nee y Jellal-nii van a tener bebés?

Si, si que podía ponerse peor, mucho peor. Todos estallan en risas por las ocurrencias de la menor de los Fernándes, hasta yo río divertida pero niego con la cabeza.

-No no, ya basta señoritas, si siguen molestando así a nuestra invitada tendré que revelarle algunos secretos a Erza-salto curiosa esperando la próxima burla para enterarme de algo merecedor. Pero la matriarca tiene otros planes-como por ejemplo tú Meredy, ni creas que no sé del amorío que tienes con Lyon , el menor de los Strauss hermano de la presente-ahora si que casi me atraganto con un bocado. Jellal me da unas palmaditas en la espalda para socorrerme.

-Eso no es justo querida tía-chilla avergonzada y yo aún estoy recuperándome. Doy un sorbo de agua y me aclaro la garganta.

-O la pequeña Levy-agrega y la pequeña entra en un sobresalto.

-Callate callate-la niña da golpes con sus manitas en la mesa molesta y yo río por su ternura.

-Que está enamorada del niño de su clase de música ¿como se llamaba?¿Gajeel?-la pequeña asiente con los ojos cerrados y los cachetes rojísimos.

-Solo tengo seis años mami, no me puedo enamorar, es solo mi amigo-protesta ella y le da un sorbo a su jugo.

-Lo que tu digas, pero yo creo que te gusta-murmura Ultear y Jessica la mira con cara de ¿quieres ser la siguiente?

-Muy divertido y todo pero yo y Erza hemos terminado y tenemos que salir-lo miro asombrada sin saber siquiera de que habla-con su permiso madre

Jessica asiente con los ojos cerrados y tras Jellal ponerse en pié hago yo lo mismo y desaparecemos escaleras arriba.

-¿A donde vamos?-pregunto demasiado intrigada como para pensar en cualquier otra cosa.

-Vamos a salir por ahí, no lo sé, a un parque de diversiones, ir de compras. -niego rotundamente y prosigo a explicar algo de lo que debí hablar en su momento.

-Jellal, me echaron de casa, no tengo ni una mísera tarjeta encima-lloriqueo sin lágrimas mientras él solo se ríe de mi drama.

-Va por mi cuenta-dijo el sin siquiera pensarlo y me da un abrigo gris muy felpudo y unos guantes negros, lo miro confusa.

-No estamos en Alaska-protesto y el niega con la cabeza sonriendo, Dios esa sonrisa resucita a mis muertos.

-Hoy están callendo las primeras escarchas, no quiero que enfermes, ayer recién te recuperaste de una hipotermia-habla él y me pregunto si tiene una enciclopedia en la cabeza, hasta lo imagino con una bata de doctor. Jodidamente sexy.

-Como diga Dr. Amarguras-me burlo de él y me coloco el abrigo y los guantes. El me mira un tanto avergonzado mientras se dirige a mí con una especie de ¿base para la cara?

-¿Me ayudas con esto?-la extiende y señala su hermoso tatuaje escarlata por lo que entiendo que quiere cubrirlo con el maquillaje-normalmente lo hace alguna de mis hermanas, aún no puedo arriesgarme a salir a la calle con él.

Me acerco y con la pequeña mota cubierta de base voy tapando su tatuaje, es tan llamativo que necesitaré unos cuantos minutos para que luzca completamente común. Me pierdo en sus ojos, estamos tan cerca que creo que no voy a evitar hacer lo de anoche.

Contrólate Erza, por amor de Dios.

Sonrío cuando por fin termino y contemplo mi obra maestra, ni siquiera yo lo reconocería sin su tatuaje, como tampoco él lo haría sin mi cabello escarlata. Deposito un beso en su frente y me pongo en pié esperando a que él lo haga también.

-Gracias-dice mirándose al espejo y tomando un abrigo salimos de la habitación.

Una vez en el auto me siento tranquila, veo la nieve cayendo y me parece prever como empieza a vestir de blanco las calles, tejados y árboles muy lentamente. Siempre he disfrutado de esta época del año y sé que Jellal la adora. A veces creo que es todo un lindo sueño, porque ya había entendido el hecho de que Jellal estaba muerto hace muchos años, y el tenerlo ahí, con esos ojos brillantes como un par de cascabeles, con un corazón al que he sentido palpitar rebosante de vida, con ese increíble destello repentino me hacía pensar que era demasiado bueno para ser real, demasiado bueno para mí, demasiado para cualquier mortal.

-¿En que piensas?-interroga él con la voz muy suave y serena. Su mirada está en la carretera y sus manos en el volante pero su preocupación es por mí.

-Aún creo que es un sueño, Jellal, en el momento que desperté creí que todo era un sueño-digo en voz baja y sin despegarse mi vista del cristal del auto.

-Que curioso. Para mí fue una pesadilla todo el tiempo que estuviste inconsciente fue una horrible pesadilla, cuando te ví caer del puente me lancé detrás y el agua estaba tan oscura que siquiera veía tu cuerpo, si no llega a ser por ese precioso cabello no te habría visto nunca. Te saqué de entre las aguas y tu cuerpo estaba gélido, daba la impresión de que no traía más que un cadáver. Te dí reanimación cardio pulmonar y hasta respiración boca a boca y luego comenzaste a escupir el agua aún inconsciente. Te senté inherte en el coche y conducí lo más rápido que pude hasta llegar a casa y como todos dormían a esa hora entramos sin ser vistos, entonces tuve que quitarte la ropa mojada y hacer yo lo mismo. Estaba muy asustado y en el momento que te saqué del agua descarté la posibilidad del hospital, porque, no sé cómo lo harán aquí pero en el sistema en el que estudié te habrían transferido a una clínica psiquiátrica y yo definitivamente no quería eso.-se que no para de hablar solo porque está muy conmocionado. Conozco a Jellal de sobra como para saber que siempre que arrastra las palabras sin siquiera respirar hay algo que lo preocupa demasiado. Sonrío al instante para calmarlo.

-No necesitas decirlo Jellal, te doy mi palabra. No volveré a hacerlo nunca, porque ahora estás en mi vida y solo hay tres cosas que necesito para estar pasar la página, el perdón de Ercy, tu apoyo y...-freno en seco la explicación ¿acaso pensaba decírselo? Si, necesitaba su amor pero desde luego no estaba dispuesta a decírselo así que devolví mi atención al camino esperando a que no tocara más el asunto y para mi suerte no lo hizo.
El auto se detuvo frente al inmenso centro comercial y yo no puedo evitar negar antes de que se disponga a salir del auto.

-No hay más que decir Erza, esto será divertido-yo pongo los ojos en blanco y el sale del auto para abrirme la puerta. Por Dios ¿que hay con esta condescendencia? Puedo hacerlo yo misma.

-¿Me estás diciendo que tienes alguna especie de hobby extraño por llevar a chicas a comprarles ropa?-bromeo y salgo estirando mis piernas y frotando mis manos.

-Si, pero mis hermanas nunca quieren, la única vez que lo hicieron fue la primera semana tras mi regreso y era porque estaban tan emocionadas que no se atrevían a contradecirme-suelto la carcajada. Y él alza una ceja mientras entramos al centro.

-¿Eso significa que no tengo opción?-sonrío y el niega con la cabeza.

Tras caminar por las maravillosas instalaciones llegamos a la que pareció convencerlo y luego de dejarme sentada esperando (cuando en realidad debería ser todo lo contrario) vino con un montón de ropa que prácticamente no lo dejaba ni ver y entramos al vestidor privado en una especie de VIP.

-¿En serio me tengo que probar todo eso?-miro el inmenso bulto de telas de todas texturas, colores y tamaños. Aunque con un poco de curiosidad me acerco y tomo una de las prendas. Él asiente muy tranquilamente-no Jellal, esto es demasiado y no voy a aceptarlo.

-Oh vamos, no es nada, concidéralo un regalo por todos los cumpleaños y Navidades en los que no he estado a tu lado-sonríe él, ¿con esa sonrisa como no va a convencerme? Asiento calmada, sé que no se dará por vencido hasta verme con todos y cada uno de los outfits. Agarro el primero de los al menos veinte y entro al vestidor mientras él espera cómodamente sentado.

Jellal Fernándes:

Cuando la veo salir con ese vestido negro se me seca la garganta. Ese escote lleva a la gloria a cualquiera, le queda tan bien, los hombres la mirarán mucho ¿debería decirle que no?, yo no quiero a una pila de hombres tras ella o tendré que sacar los puños en cada esquina.

-Vaya, ¿no me piensas decir nada?. Con esa cara seria desde que salí... ¿tan mal me queda?-veo que baja la mirada un momento que antes brillaba como la de una niña, si tan entusiasmada está por usarlo no me importaría ahuyentar a los atrevidos.

-No no- toso para aclarar mi garganta- te queda fabuloso, así vas a darle envidia a Afrodita-veo un leve sonrojo en sus mejillas y me avergüenzo de igual forma.

-¿Probamos el siguiente?-no me deja recuperarme del primer impacto y ya pide el segundo, si es así para todo...

¿Que mierda me pasa por la cabeza?. Un poco de autocontrol por favor.

-Si, vamos a ver el siguiente-espero mientras juego con mis dedos pulgares hasta que la escucho regresar y cuando clavo mi mirada en ella siento un azote de electricidad recorrer mi columna vertebral. Ahora trae una blusa corta gris, una falda plisada a cuadros rojos y negros un tanto más arriba de la rodilla, demasiado arriba diría yo, y unas botas negras completamente, parece una muñeca. Pero no, eso si que no. Frunzo el ceño.

-¿Como está?-pregunta muy sonriente y yo ni siquiera sé cómo decirle que no pienso dejarla salir a la calle con eso puesto.

-Te queda perfecto pero ¿no crees que...? No lo sé... ¿Que es muy poca tela?-ella me mira extrañada y alza una ceja.

-Para nada, amo este tipo de faldas-cierro los ojos tratando de controlarme. El hecho de imaginar otros hombres mirarla con deseo me revuelve

Calma Jellal, no soy su novio. Paciencia.

-Pues nos lo quedamos-resoplo derrotado ante esos hermosos ojos marrones que me miran insistentes-vamos a ver el siguiente.

Desaparece tras la cortina roja y me quedo por un rato pensando, tal parece que toda la ropa del mundo fue hecha para ella, porque puedo apostar que ni cubierta de arapos se opaca siquiera un poco. Y cuando escucho los tacones repicar en el suelo levanto la vista. ¡Madre mía! Ahí está ella, desfilando frente a mí con un corsé negro y un short del mismo color y sus piernas cubierta por unas medias de red. Sobre su cabeza uno de estos aros que traen plataformas con forma de orejas de gato. En el poco tiempo que estoy aquí he visto varias chicas vestidas de forma similar. Si la sigo mirando me va a provocar una erección.

Si ella se piensa que va a salir así está muy equivocada.

-Te queda de infarto pero no pienso permitir que salgas a la calle en esas fachas-su cara de incomprensión me da risa, como si le hubiera hablado en francés.

-Pero Jellal...-protesta ella, sé que le gusta este tipo de ropa pero definitivamente no quiero que sea de dominio público.

-Pero Jellal nada... creo que Eva en el Edén iba mejor vestida que tú-ella suelta la carcajada ¿que le da gracia?

-En primera, Eva ni siquiera traía ropa, en segunda ¿estás por alguna casualidad de la vida montando una escenita de celos?-me dice muerta de la risa y siento mis mejillas arder. Es cierto. Me he comportado como un novio celoso. Y en cuanto a lo de Eva, dimos en la torre del cielo clases de religión todos los domingos, pero... Definitivamente esta mujer me hacía olvidar hasta la Biblia.

Es un hada increíblemente seductora y lo mejor del caso es que ni siquiera lo sabe.

-Nada de eso-me justifico-¿que tal si atraes a algún acosador?¿Sabes que ese tipo de accesorios alimenta la pedofilia?-digo señalando las lindas orejitas-eso sin mencionar que vas a matar a tu madre de un infarto si se entera de que andas por ahí con eso.

-No pienso andar por la calle con eso, solo me gusta mucho, además Milliana tiene uno similar, se volverá loca cuando lo vea. -me doy por vencido

-Está bien-ella sonríe como niña pequeña, decido confiar en su palabra de no usarlo en público.

Aunque si no lo va a usar en público... ¿para que lo quiere?

Antes de que pueda protestar ya ha desaparecido y recuerdo a la anciana que me dió las prendas...

-¿Buscando ropa para su novia?-se acerca a mí la anciana dando giros a su dedo índice. Tiene un aspecto extraño pero parece agradable.

-No realmente, ¿ve a la chica de allí?-señalo a Erza y la anciana sonríe mientras asiente-¿me podría recomendar ropa?

No hizo falta que dijera más, la mujer se fue dando vueltas y regresó con el gran bulto de ropa que parecía un torbellino de tantas vueltas que le daba con la mano.

Ahora lo entiendo, todo fue cosa de la vieja corrupta.

Y así fue desfilando Erza con todos y cada uno de los conjuntos, unos más salvajes que otros pero lo cierto es que nos los quedamos todos. Y así es como yo, todo cargado de bolsas me dispuse a regresar junto a ella al auto.

-Señorita abróchese el cinturón, próxima parada: Café Mermaid Hills-le digo con las manos en el volante y ella aplaude, ambos estamos muertos del hambre, pasamos toda la mañana en el vestidor.

-Jellal, pero Milliana trabaja allí-veo que ha dejado de aplaudir y me mira confusa. Me pierdo por un instante en sus ojos marrones que hoy se veían un poco más claros de lo que eran.

-Erza, no puedo decirle. Además, ya sabes que es muy escandalosa y de seguro se pondría a gritar y toda la cafetería sabrá lo que ni siquiera podías saber tú-ella asiente calmada mostrandome que ha entendido perfectamente lo que he querido transmitir, así que sin más arranqué hasta nuestro destino.

Una vez frente al Café nos bajamos del auto y caminamos decididos hasta la gran puerta acristalada, desde fuera ya sentíamos el delicioso aroma que llenaba la fría calle y el local daba una vista muy colorida y atractiva a la vista así que sin más entramos. El sonido de la campanilla que estaba en la puerta se hizo presente en todo el sitio apenas la empujé -como todo caballero que soy- para dejar pasar primero a Erza que, aunque estaba seguro de que habría ido miles de veces lo miraba todo como si para ella fuese completamente nuevo. Nos en una de las mesas más apartadas justo al lado de una ventana. Erza contemplaba los copos de nieve aglomerándose entre la madera y el cristal y yo, como todo un atontado sonriendo con cada uno de sus gestos.

-Buenas tardes-estaba tan concentrado en ella que ni siquiera me percaté de que Milliana ya estaba junto a nosotros. ¡Si que ha crecido desde entonces! Y traía entre sus manos lo que parecía el menú-Er-chan ¿pasó algo ayer?-no entiendo a qué viene la pregunta pero cuando volteo a ver a Erza veo como se muerde un labio nerviosa y me entra una intriga tremenda.

-No Milliana-le dice con voz suave y la nombrada le entrega el menú muy poco convencida.

-Es que ayer ni siquiera probaste tu pastel y eso nos preocupó, lo normal es que nuestra cliente más frecuente se coma mínimo unos cinco antes de salir por esa puerta-la miro asombrado. ¿Es eso posible?¿Que Erza dejara entero su pastel?. No se Rick, parece falso. Me río para mis adentros al recordar ese meme pero en el segundo que veo a Erza asentir se me activa el estado alerta.

-No em... Solo me surgió un imprevisto, nada de que preocuparse-Milliana la miró sonriente y yo estaba muy tenso. Todo lo sucedido el día de ayer era para mi un misterio y nadie me decía nada.

¿Inprevisto?. Si claro, y luego el mal mentiroso soy yo.

Apenas Milliana se gira hacia mí veo que capto su atención y me pongo algo nervioso, hasta Erza se tensa completamente, pero la muchacha de cabellos marrones me mira curiosa como si hubiera visto el eslabón perdido de la cadena evolutiva.

-Me parece haber visto a tu amigo en alguna parte, pero no logro recordar de donde-yo y Erza nos quedamos callados por un instantes-me... recuerda tanto a Jellal. ¡Que Dios lo tenga en la gloria!. Lo extraño tanto-cuando veo la tristeza en su rostro me entran deseos de mandar todo a la mierda pero luego veo como sonríe y se dispone a regresar a su lugar-tanto que se amaban y al final no les alcanzó el tiempo.

Cuando dijo estas últimas palabras ambos nos sonrojamos y evitamos el contacto visual por unos segundos. El ambiente se tornó un poco incómodo.

-Recomiéndame algo-murmuro y ella me mira con esos inmensos ojos totalmente brillantes-eres la cliente más frecuente, debes conocer el menú de memoria

Ella sonríe orgullosa y cerrando el menú sin siquiera haber terminado se dispuso a recitarlo, al menos lo que creía que me parecería bueno.

-Pastel de chocolate y una malteada, sé que amas el chocolate. ¿O prefieres un chocolate caliente?.-yo la miro fijamente, parece una niña pequeña y ella espera ansiosa mi respuesta.

-Ambas cosas-sonrío y ella espera a que llegue Milliana a por la orden.

La chica de pelo marrón no tarda prácticamente nada en aparecer con la pequeña agenda entre sus manos esperando la lista.

-Dos malteadas y dos pasteles, para él chocolate, para mi fresa y dos tasas de chocolate-Milliana salta sorprendida-antes de que digas que también ama le chocolate como Jellal y que son sin lugar a dudas muy parecidos te explico: él es un Fernándes-Erza le ahorra la larga lista de preguntas con las más simples respuestas y la chica corre feliz a por nuestras órdenes. Luego de un rato regresa con nuestros platos. Apenas el pastel de Erza aparece en escena ella se disocia de este mundo y yo me dispongo a probar el pastel.

-Exquisito, está maravilloso-exclamo y ella me sonríe y yo levanto mi malteada-un brindis. -propongo y ella eleva la suya.

-Por tu regreso-exclama ella con euforia.

-Por nosotros-exclamo yo y chocamos las jarras y cerrados el brindis con un sorbo.

Decir que se nos fue el tiempo volando mientras hablábamos de temas triviales es lo más acertado. No existe manera de no estar feliz a su lado. Es tan dulce, tan atrevida, tan ángel, tan demonio, tan ella. Es sin lugar a dudas el tipo de personas que no olvidaría nunca. Y definitivamente siento que una amistad ya no alimenta lo que sentimos, necesitamos mucho más que eso. Pero primero voy a darle seguridad, estabilidad emocional y voy a sanarla. Y si el universo ha conspirado tantas veces para unirnos no dudo que me ayude en esta batalla.

Apenas entramos en casa la mirada sería de mamá se ciñó sobre nosotros. Y con un poco de pesadumbre en sus palabras se acercó a acariciar su mejilla.

-Tu madre te quiere en casa ahora mismo querida, según ella quiere hablarte de algo-ni ella misma estaba convencida si aventarla a ese nido de víboras, pero no perdían nada con intentarlo ¿no?

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Sonríe si te divirtió el cotilleo matutino en casa de los Fernándes.

🎄Y sé feliz, que la Navidad está cerca 🎄

Besitos helados

✂-----------------Hannah Blue--------------------

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