•Capítulo décimo segundo•
Jellal Fernándes:
Acaban de salir del baño y me entró una sed horrible, Mirajane estaba hablando con Erza así que pasé por su lado.
—Voy a por un vaso de agua—digo y salgo de la habitación. Estoy de buen humor, Erza y yo ya no tenemos que estar ocultando nada y aunque ha sido un día muy extraño a decir verdad me divierten las discusiones, sobretodo porque no las veo en mi familia, son algo nuevo para mí. Sospecho que si mamá las ha llegado a tener ha sido solo con papá y en privado.
Llegó a la cocina y pego un respingo del susto. Lucy está sentada haciendo no se yo qué pero su mirada me congela la sangre. Pasó por su lado en busca de un vaso cuando siento un tirón de mi pullover y Dios, fue tan rápido todo que no puedo procesarlo. Recuerdo estar muy aturdido porque joder, que clase de persona no lo estaría con tantas cosas raras e inesperadas, yo solo iba a por un vaso de agua, Lucy me besa, Erza llega, nos lanza un vaso de agua y dijo algo como:
—Para que se refresquen—oh, esto no está nada bien. Créeme nena, no estaba para nada caliente. Corro tras ella y amenaza con lanzarme escaleras abajo.
Lo hago de igual forma y la puerta del cuarto ya está cerrada por lo que me pego a ella tratando de escuchar. Mirajane de segundo está hablando con ella y sé que en cuanto salga, si es que sale va a volar me la cabeza. Soy un imbécil. Tocó a la puerta desesperadamente.
—Erza, abre, necesito que me escuches—no recibo respuestas—No voy a dejar de gritar hasta que no me abras.—chillo golpeando la puerta con el puño cerrado y siquiera lo veo venir, la puerta se abre y Mirajane sale agarrándome del pullover y podría jurar que ella puede alzarme en peso.
—Escúchame bien Fernándes, podría ahora mismo sacarte esos ojos con el tacón de mi zapato y hacer que parezca un ataque de esquizofrenia, pero no lo hago porque sé que es más probable que esto sea venganza femenina y que por desgracia te hallan usado para eso así que ahora entras y lo arreglas o yo te voy a "arreglar" esa carita—dice Mirajane resaltando comillas con los dedos y por un momento creo que voy a llamar al psiquiátrico.
Paso por junto a ella y cierro la puerta a mi pasó encontrando en la habitación a Erza echa un ovillo en la cama, mirándome en posición fetal.
—Te entiendo... Lucy es... bonita, agradable.—su voz sale volando en mil pedazos y está llorando, mierda, está llorando.
—Erza no...—ella continúa hablando como si no me escuchara.
—Es decir... ella es inteligente, brillante, muy alegre, no tiene una hermana gemela loca y una madre con complejo de bruja—Dios, me mata con lo que dice, la sujeto de los hombros y siento como se me hacen agua los ojos.
—Erza, espe...—ella niega y continúa.
—Yo entiendo... ella... ella... incluso es muy buena escritora, yo ni siquiera sé cómo escribir una carta, tiene buen gusto... —no puedo seguir escuchándola, realmente me duele mucho que hable así de si misma. La pego a mi pecho lo más fuerte que puedo para que tan solo se quede callada por un segundo.
—No me importa si Lucy es Miss Universo, ella no es Erza, ella no tiene el cabello rojo, no ama el pastel, no es una gruñona, no sobrevivió a un incendio, no me gritó que me amaba cuando se suponía que estaba muerto y no es la mujer a la que le pedí casamiento. Tú eres esa mujer y no importa cuántos defectos digas que tienes, a mí me gustan tus defectos así que deja de llorar como una niña y mírame a los ojos.
La tomo de la barbilla y la hago mirarme, sus ojos acristalados detienen su llanto por un momento.
—¿Entonces por qué se estaban besando?—susurra ella y me mira intensamente, podría mirarla así por horas.
—Ella me besó, yo llegué a la cocina, ella estaba sentada en la meseta, pasé por su lado y ella tiró de mi pullover y me besó, estaba aturdido, muy aturdido y luego ya sabes lo que pasó. No sé que lío tienes con Lucy pero Mira dijo algo de ¿Venganza femenina?—ella asiente y me abraza.
—Si, debe de ser eso. Lo siento por desconfiar en tí, esa víbora de Lucy también está jugando con nosotros—su dulce voz suena tranquilizadora y por fin mi corazón vuelve a latir con su frecuencia estable.
—Somos tú y yo contra el mundo Er—la beso en la frente y la abrazo. Un toque desesperado en la puerta nos avisa que Mirajane tiene algo que decir.
Erza Scarlett:
—Erza, tienes que ver esto—Mirajane me tira del brazo y me hace caminar por el pasillo hasta la habitación de mamá, dónde nos acomodamos para mirar por la puerta entreabierta.
Lucy está sentada en uno de los asientos junto a la ventana, mamá sentada frente a ella.
—¿Entonces lo hiciste?—la rubia asiente y yo aprieto el puño.
Ay si yo la cojo no le va a quedar pelo rubio en la cabeza.
—Sí tía, pero Erza me atrapó—dice Lucy y mamá le acerca un vasito con ¿wisky?—me sentí mal por ella, pero no se inmutó.
—Entonces es verdad que solo lo quiere por el dinero—me entran unos deseos horribles de tirarle de esas trenzas.
—No no, yo creo que no quería ponerse mal frente a mí, sabes que ella es orgullosa—Irene asiente y Lucy bebe del vaso.
—No te arrepientas de nada, ella no lo hizo cuando ocurrió lo de Natsu, yo no soy tonta Lucy, yo sé perfectamente que tú y Natsu tenían una relación cuando la comprometí con Ercy y también sé que aún estando comprometido él seguía encontrándose contigo pero a mí eso nunca me importó, es decir... yo también he sido la "otra" y eso es mucho mejor que ser la esposa créeme—yo y Mirajane pegamos un respingo, sabíamos que Natsu y Lucy tenían una relación cuando se comprometieron pero no sabíamos que Lucy era la amante. Además, ¿mamá?¿La otra?.
—La cabeza de papá debe ser un arbolito de navidad con tantos cuernos—susurra Mirajane y recuerdo a Elfman, no, tener cuernos no es de hombres.
—Sí, pero yo le dije que eligiera: ella o yo tía y resulta que se revolcó con la otra perra—oh, gracias por el papel que me toca, me gusta mucho el nuevo apodo que me han montado.
—Eso fue cosa de Erza—dice Irene sin siquiera preocuparse por la tormenta que está invocando—como ya sabes, ella se vistió como Ercy, ella lo sedujo.
—Y me voy a encargar de que esto no se quede así, tanto por mí como por Ercy. Esa perra va a saber de mí—otra vez comparándome con ese pobre animalito de cuatro patas. Además, si lo piensas detenidamente ella también está a mi nivel, es otra perra. No solo era la "otra" y se revolcaba con Natsu, sino que también le pidió que dejara a Ercy y encima le roba un beso a mi prometido. Yo hice lo que hice por amor y desesperación, luego de tanto pensármelo, ella lo hizo por la primera.
Ahora quien es la perra ¿Eh?
—Yo creo que aquí la verdadera perra es Ercy—dice Mirajane como si me hubiera leído el pensamiento mientras caminamos de vuelta a la habitación—ella se metió en la relación de Lucy y Natsu y ahora no para de fastidiarte la tuya.
—Esto es una especie de ¿cadena del karma?... es decir... suena ridículo pero...Ercy se metió en el Nalu, yo me metí en el Nercy, Lucy se metió en el Jerza. —digo y a Mirajane una chispa se le alumbra en los ojos.
—Eso solo significa una cosa y no es nada bueno, ya se cual será el próximo paso de Irene—Mira me agarra del brazo y entra a la habitación. Bajo la mirada escéptico de Jellal Mirajane toma una hoja de mi escritorio y muchos colores haciendo una obra inteligible, solo se leen los nombres.
—Mirajane, si te vas a inventar un nuevo sistema astrofísico... ¿no podrías al menos dejar a un lado los colores?—replica Jellal y gira la cabeza lo más que puede—¿Eso es el dibujo de una célula?
—No no, yo creo que es un elefante dentro de una boa, ya sabes ella se leía muchas veces El Principito—digo yo mientras miro el marañero y Mirajane desgarra la hoja en mil pedazos y nos lanza los pedacitos.
—Solo mantente alejado de Ercy, si ves a "Erza" actuando extraño solo revisa su pecho y si ves una cicatriz en él alejate veinte metros y sal a buscar a Erza, lo más probable es que esté encerrada en algún lugar del planeta—dice claramente irritada y se marcha dando un portazo.
—Alguien se enfadó por la pintura, después de todo parece que no era una célula—dice Jell y me mira pensativo. Si, Mirajane siempre ha sido fatal en la plástica, lo de ella es y será siempre la música.
—Pero tiene mucha razón, acabamos de escuchar una conversación entre Lucy y mi madre en la que comprobamos tu historia—lo abrazo y se me escapan un par de lágrimas solo de recordar lo sucedido con Lucy
Jellal parece más calmado ahora, me mira con sus profundos ojos aceituna, con cara de asuntos pendientes de los cuales no tengo idea o finjo no tenerla. Envuelve con sus fuertes brazos mi cintura.
—Nena, lo que hiciste hoy no fue para nada divertido—gira su cabeza en gesto negativo, su voz está ronca y algo en su tono me hace sentirlo juguetón—además de que saliste de aquí con menos ropa que una bañista en pleno verano te fuiste a beber con Mirajane y un Dreyar.
Ruedo los ojos por su exageración y me preparo para la discusión, porque Jellal es la segunda persona más terca del mundo, la primera soy yo.
—Amor—recalco la palabra con tedio por tener que hablar de esto ahora—solo fue un trago, sólo uno. Además, Laxus no es peligroso, bueno... no para Mira o para mí —le digo tratando de mantenerme lo más seria posible.
—Eso es porque no sabe que estoy vivo y que soy tu prometido, las cosas pueden ponerse bien feas Erza—deposita un beso en mi frente y luego acerca sus labios. Yo me acerco para besarlo pero él se inclina hacia atrás con picardía y sonríe al ver mi evidente sonrojo. Pero me mantengo en mi lugar y me muerdo un labio—no me gusta que otros hombres te miren.
—Cariño, pueden ver pero no pueden tocar, no tienes por qué exagerar—sonrío y él pega sus labios con los míos en un beso exigente y pasional.
—¿Ah no?. ¿A tí te gustaría que yo anduviera sin camisa por la calle?—por supuesto que no, no quiero ver zorras tras mi Jelly, de eso nada. Por otro lado voy a sacarle provecho.
—No lo sé, déjame comprobarlo—apenas le digo esas palabras veo formarse en su cara una sonrisa de oreja a oreja y toma los bordes de su polera.
—La señorita lo pidió—se saca la prenda por encima de los hombros y, aunque ya lo he visto antes me quedo tan pasmada como si no lo hubiese hecho. Un jóven con cabellos azules, mirada profunda, un sexy tatuaje escarlata y un cuerpo de dios griego estremese hasta a la más dura de las mujeres.
Lo beso ardientemente y siento un escalofrío que recorre mi columna, paso mis manos por su rígido pecho y abdomen mientras me une más a él y juguetea con el borde de mi short rozando la piel de uno de mis muslos por dentro de este. Él mete la lengua dentro de mi boca con plena libertad de recorrerla y yo callo un jadeo en su boca. Se separa por un momento de mí para susurrar en mis labios con una sonrisa de suficiencia:
—Alguien necesita que le lancen un vaso de agua para que se refresque—siento mis mejillas arder y le hago una seña indicando lo mucho que me gustó su comentario.
—¿Y si aún así no me refresco?—ahora la que sonrío soy yo, con un poco de vergüenza pero restregándole mi contraataque en la cara.
—Entonces tendré que ayudarte con eso—sonreímos al mismo tiempo y unimos nuestros labios una vez más en un corto beso—por cierto... ¿No es un poco injusto que sea yo él único sin camiseta?—no tuvo que repetirlo dos veces, yo agarro el borde de mi polera y tiro de él por encima de mis hombros hasta dejarlo caer al suelo.
Jellal se queda mirándome como si nunca me hubiera visto, me mira con lascivia y me avergüenzo al sentir dos ojos mirarme tan intensamente como los de él.
—Ey, ¿Me vas a sacar una fotografía mental?—le digo atrayéndolo a mi cuerpo para que deje de mirarme así.
—Ya quisiera, tendría millones—susurra contra mis labios y esta vez el beso es mucho más intenso. Damos pasos torpes hasta la cama donde caemos despreocupadamente sin despegarnos. Él se posiciona encima de mí mientras sigue su recorrido de besos por mi cuello. Yo suelto un fuerte jadeo cuando siento la punta de su lengua trazar caminos en la piel que cubre mi garganta y la fuerza con la que la succiona.
Jellal continúa bajando hasta estar cerca de mis pechos, el sujetador era lo único que le impedía continuar y me regaló una mirada esperando mi consentimiento para deshacerse de ese molesto pedazo de tela. Deslizó sus fuertes manos por mi espalda y zafó el broche dejando mis pechos libres, casi por intuición me cubro frente a él y solo consigo que me mire con esas pupilas dilatadas de deseo.
—Eres hermosa, no necesitas cubrirte frente a mí, va a ser muy bueno Erza, confía en mí—el simple hecho de escuchar mi nombre pronunciado por esa voz ronca y sexy me vuelve loca y hace que seda a quedarme desnuda de cintura para arriba sin importar la vergüenza.
Dejo caer mi cabeza sobre la cama con los ojos cerrados cuando siento sus dedos juguetear con mis pezones y sustituirlo por su boca que daba lengüetazos intermitentes. Esa lengua hace maravillas en las partes indicadas. Suelto un jadeo mientras enredo mis dedos en sus hebras azules y tiro de ellas un poco cuando muerde mi pezón, me saca un gemido lastimero. Detiene su mano sobre mi short y me mira cargado de lujuria.
—¿Que tan lejos quieres llegar?—su voz ronca me estremece mientras desliza la yema de sus dedos por mi abdomen y se dedica a besarlo.
—Hazme... lo que quieras—susurro prácticamente ansiosa porque Jellal es en este momento impredecible. De algo si estaba segura, los jodidos deseos me estaban matando.
—Un paso a la vez, quiero escucharte gemir, quiero hacerte sentir bien. —yo suspiro con sus palabras, él asciende sin dejar de mirarme hasta quedar frente a frente conmigo—pero la próxima vez que te desaparezcas con esa ropita de stripper no voy a ser tan bondadoso—dice y muerde uno de mis pezones haciéndome pegar un gritito de dolor con una pizca de placer. Oh vaya, el princeso tiene su lado oscuro y tentador.
Antes de que pudiera siquiera protestar y dejarle bien en claro que él no tiene derecho a reclamarme porque se desapareció unas dos horas siento su mano desabrochar mi short y colarse entre él y mi piel acariciando ciertas zonas sensibles de la anatomía femenina. Sus dedos no paran de frotar con rapidez y yo me retuerso del placer mientras me aferro a su cuello succionando su piel mientras él gruñe. Hace a un lado mis bragas y me penetra con uno de sus dedos.
—Ah...Jellal—se me escapa un inevitable gemido por la profundidad y el placer que me provoca, él comienza a entresacarlo con rapidez por lo húmeda que estoy.
—Que bien se escucha mi nombre cuando lo dices así—susurra bajando por mi abdomen mientras me saca la prenda inferior y siento un poco de vergüenza cuando él mira con lascivia mis bragas húmedas que no tarda en quitarme. Me siento avergonzada porque estoy completamente expuesta a él y esa mirada de deseo es demaciado intensa.
Mete su cabeza entre mis piernas y aunque estaba dispuesta a protestar y pedirle con toda la vergüenza del mundo que no lo haga él es más rápido y comienza a mover su lengua en el lugar más erógeno expuesto en mi cuerpo mientras mete dos de sus dedos en mi interior. Comienzo a gemir desesperadamente y me agarro de las sábanas mientras la imagen de él entre mis piernas, que me parece lo más erótico que he visto comienza a nublarse por la exitación. Con una de mis manos agarro con fuerza sus hebras azules y me aferro a ellas.
—Oh Dios... Jellal—apenas puedo controlar lo que sale de mi boca ni mi volúmen, siento una ola de escalofríos azotarme la espalda y creo que estoy a punto de explotar cuando el inminente orgasmo invade mi cuerpo, suelto un último gemido y descanzo en la cama mientras recupero el aire. Jellal me mira victorioso.
—Me encanta la cara que pones cuando te corres—sonrío vagamente sin tener idea de cuando Jellal se volvió tan sucio. Todos tenemos un lado sucio y a mí personalmente el de Jellal me fascinaba. Me da un beso en la frente y cuando me dispongo a acurrucarme en sus brazos escucho unos gritos en la habitación de al lado.
—¿Me estás diciendo prostituta?. Prostituta tu madre—la voz de Mirajane gritando llegaba opacada a mi habitación.
—Por dios, en ningún momento dije eso—pude reconocer la voz del hombre y traté de vestirme lo más rápido que pude porque de algo estaba segura: sin no iba y los detenía alguna de las arpías que vivían en la casa iban a enterarse. Jellal también se apresura a ponerse su camisa.
—¿Quien está ahí con Mira?—pregunta Jellal intrigado y yo tiro de su muñeca hasta llegar a la puerta de la peliblanca y entro sin problemas. Vaya despistados, el seguro se hizo para algo.
—¿Estás loca o que?¿Quieres que Irene o alguna de sus mascotas se entere?—había un silencio infernal y solo con la seña de Mirajane pude entender.
Mierda, mierda, mierda.
—Fernándes—la voz ronca de Laxus se llenó de sorpresa apenas vió al "resucitado".
—Dreyar—murmuró Jellal con una seriedad áspera.
Ahora sí que se va a armar una buena.
💙❣💙══════◄••❀••►══════💙❣💙
Por fin llegamos a lo sabroso.
Gracias a los que esperaron mi regreso porque la verdad estuve mucho tiempo sin publicar y ahora por fin me aparezco dignamente.
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Ya vieron que nuestro Jelly era inocente y la rubia tenía sus motivitos rencorosos.
¿A cuántos les gustó el salseo?
Espero que les esté gustando el fic
Besos
✂---------------------Hannah Blue--------------------
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