•Capítulo cuarto• [Editado]

Abrí mis ojos lentamente y sentí la molestia aguda de los rayos del astro rey-que se filtraban por los cristales de la ventana-chocar contra mis ojos. Los froté y la borrosa figura de matices predominantemente azules se definió para dejarme ver a un Jellal tan dormido como yo lo estaba hace unos momentos. Parece un ángel, un ángel que burló a la muerte. Sus ojos se abren casi de golpe para encontrarse con los míos, sus pupilas están dilatadas, puedo verlas perfectamente en el centro de sus hermosos ojos que hoy lucían un verdoso un poco más claro, así de cerca estábamos.

-¿Como dormiste?-pregunta un tanto somnoliento y esbozando una hermosa sonrisa.

Con ese beso de buenas noches muy bien, gracias.

-Bastante bien ¿y tú?-sonrío y espero su respuesta, estira sus piernas y brazos antes de contestarme.

-Perfectamente-contestó un tanto serio, mi mirada se desvía por un momento hasta su abdomen desnudo y perdí el aliento.

Santísimo sea, parece esculpido. Oh, nuestro pequeño Jellal es todo un Adonis.

El sonido de su risa me saca de mi cámara lenta en la que estaba babeando arcoiris. Sus ojos brillan y me mira con suficiencia, siento mis mejillas arder con intensidad.

Eso es lo que pasa cuando te pillan mirando semejante belleza. Joder al menos pude haber disimulado.

-Em...¿por qué estamos en ropa interior?-comento para romper la tensión y ya de paso me quito la intriga.

-Ayer casi haces una hipotermia, la temperatura de tu cuerpo había bajado mucho por la lluvia y la inmersión lo hizo empeorar mucho más, necesitaba darte calor de alguna u otra manera, lo siento si violé tu privacidad-me mira calmado y yo estoy como: ¡¿qué demonios?!.

-¿Que estudiaste en Francia?-lo miro aún con los ojos entreabiertos esperando su respuesta.

-Medicina-responde más serio que de costumbre y no puedo evitar soltar una pequeña risita.

-Ya decía yo-lo miro con sarcasmo mientras siento los pequeños rayos de sol incidir en mi cara y hago un mohín. Habla como un amargado estudiante de medicina, se que la charla va para largo.

-¿Sabes que debería dejarte en manos profesionales?-abro los ojos de par en par y se me seca la garganta ¿a que se refiere con manos profesionales?

-¿Profesionales?- pregunto un tanto intimidada pensando un millón de locuras y el asiente lentamente.

-Ya sabes, una clínica adecuada-dice como si no fuera nada del otro mundo.

Invaden mi mente en ese preciso momento muchos pensamientos perturbadores, locos vestidos de blanco, camisas de fuerza, viejas enfermeras y terapias electrocompulsivas. Esa tesis sobre la depresión para la sociedad científica de la uni me había plagado la razón.

-No es tan desagradable como crees, además, no seas tonta. No pienso dejarte en ningún lado. Ya me encargaré yo de que no tengas tiempo siquiera para pensar en esas cosas. -me sonríe con soberbia y alzo una ceja.

-Jellal Fernándes de terapeuta. Mira nene, cuando sepas tratar con mujeres me avisas, sigues siendo el mismo chaval que cree más de lo que sabe-le devuelvo la moneda con la misma sonrisa que me dió el a mí. El aire se carga de una malicia que resulta deliciosa hasta para las fosas nasales por las que penetra.

-¿El mismo?¿Si sigo siendo el mismo por qué pasaste media hora mirando mi abdomen?. -siento como el calor invade mi cara y él sonríe nuevamente. Estoy apoyada sobre mi brazo derecho, acostada verticalmente y él en su izquierdo. Mi cara arde pero no dudaré en contraatacar. ¡Eso fue jugar sucio Jellal!

-Claro, habla la persona que me dejó en ropa interior e hizo lo mismo y aún no se ha puesto nada. Además y..yo solo e...estaba viendo la cicatriz de t...tu apendicectomía. -me justifico descaradamente y siento como me toma de la barbilla para que lo mire a los ojos y en el preciso momento en que va a decir algo el sonido de la puerta abriéndose de par en par como si una manada de elefantes irrumpieran nos hizo saltar en la cama.

Automáticamente me cubro con la sábana al ver tantos espectadores. Jessica Fernándes está al mando, su marido está a su derecha, observan curiosas la escena la pequeña Levy y de trasfondo Juvia mirando con una malicia increíble y agradezco que no esté Ultear o Meredy, su prima y ademas mejor amiga que siempre ha vivido junto a los Fernándes desde la muerte de sus padres, porque esas son otras que les encanta el espectáculo.

-Erza, Jellal, veo que no perdieron el tiempo-susurra Jessica tan sonriente como de costumbre. Estoy esperando que me traque la tierra, Dios mío que vergüenza. No puedo describir la incómoda situación en la que me encuentro y encima ni la debo ni la temo.

-Vaya vaya hermanito, tú si que no das tregua.-como invocada aparece de la nada Ultear con un tono sugerente y eso solo hace que empeore. Con sus quince años es toda una loca.

-Erza, nunca esperé verte entre las sábanas de Jellal-susurra la chica de trenzas rosa, si Ultear era una loca ella era la jefa del manicomio. En estos momentos sólo puedo rezarle al universo para que un meteorito se estrelle única y exclusivamente en mi cabeza.

-Basta ya-declara la matriarca, y todos callan como obedientes niños-aquí no hay lugar para tantos y el chisme ya llegará a ustedes tarde pero seguro así que muevan sus patitas por ese corredor.

Esta mujer definitivamente debe tener alguna relación con Mirajane, al menos en la vida pasada porque es la viva imagen de demonio en cuerpo de ángel, sonrisa de Colgate y lenguaje marca Strauss.

-Si Irene viera saldríamos hasta por la prensa-bromea dulcemente y por un momento me calmo. Pero se detiene un momento y su sonrisa se tuerce en un gesto preocupado. Camina hacia mi con algo de prisa y siento la cálida palma de su mano en mi mejilla-¿Que te ha pasado?

Supongo que se refiere a mi cara que debe tener algún arañazo o al hematoma que hay en mi costado izquierdo por el impacto con el auto de Jellal. Pero tiene el rostro sumamente disgustado.

-Sal un momento Jellal-añadió sin miramientos y su hijo que conocía perfectamente a su madre, con un poco de molestia y curiosidad abandonó la habitación para dejarnos a sola-¿que ha pasado en casa?

-No ha pasado nada Jessi-la nombro con un poco de vergüenza por mentirle justamente a ella pero ella niega con la cabeza. No puedo mentirle, no a la mujer que me conoce mucho más que mi propia madre.

-No necesitamos excusas Erza, solo somos tú y yo después de todo-asiento calmada y lleno mis pulmones de aire esperando que también entre algo de valor.

-Lo sé, pero es que suena tan horrible, verá, Natsu Dragneel estaba dispuesto a abandonar el país no sin antes acostarse con mi hermana Ercy-hago una pausa y la miro con las palabras trabadas en la garganta. Es mayor el miedo a ser juzgada que a contarle.

-Y sé perfectamente que estuviera de patitas en la calle ahora mismo si eso hubiera pasado y su delicada condición no la habría sostenido-susurra tratando de analizar las cosas. Me alivia un poco que esa mujer vea mis motivos justo como yo los veo.

-Aprobeché que Ercy estaba fuera y me vestí justo como ella. Solo cambié los lugares. Juro por lo más sagrado que lo hice para evitarle esto a ella-estallo en llanto y la tierna mujer de cabellos celestes me acoge en sus brazos comprensiva-Dios mío, fue tan horrible-susurro llorando aún. Es lo más cercano al amor de una madre que he tenido en la vida.

-No puedo imaginarme todo lo que te ha dicho esa perra-siempre se dirige a mi madre así a pesar de que son amigas hace años. Jessica no compartía los ideales de Irene-y...¿luego?

-¿Que le puedo decir?. Me lancé de un puente y sinceramente fue por la presión del momento y la amenaza de mi madre de casarme con Natsu. Y desperté en esta cama con su hijo al que creía muerto hace cuatro años. -ella baja la mirada y prosigue.

-Lo siento mucho cielo. No tengo perdón de Dios por separarlos y no tener siquiera la dignidad de ahorrarte el sufrimiento. Por eso, aunque no fue lo correcto por motivos de los que te hablaré ahora- asevera su voz al mencionar estás palabras- aprecio mucho lo que hiciste por tu hermana. Tienes prioridades en la vida y las proteges con la tuya propia, pero a esos motivos me refiero, tú debes ser tu mayor prioridad. Eres una muchacha hermosa y sana y está de más decirte de que me arruinaron las ilusiones que tenía de que sí hubiera pasado algo entre ustedes anoche. Erza Scarlett, tu y mi hijo fueron creados el uno para el otro y no descansaré hasta que seas una Fernándes cariño-se pone en pié y siento que mis mejillas van a explotar. Su sonrisa de seguridad me llena de euforia.

-Gracias-murmuro mientras la veo desaparecer tras la puerta que se cierra a su paso.

El silencio me rodea y una sensación de vacío me invade junto al abrumador sentimiento de pérdida e inevitablemente pensé en Ercy. Jellal irrumpió en mi infierno personalizado y al ver mi cara se acercó rápido.

-Tu teléfono-sin meditarlo metió sus manos en el cajón de la mesita junto a la cama y sacó el móvil. Teclee nerviosa el número de Mirajane y esperé ansiosa. Contestó al tercer timbre.

-Al habla Mirajane-escucho su aterciopelada voz emerger de la bocina y no demoro nada en hablarle.

-Dime como está Ercy por favor-suplico casi al borde del colapso y lo que fue un milisegundo me pareció una década.

-Todo bien, estamos esperando a que despierte, nos quedamos yo, Lyon y Lisana-dice y asiento un poco más calmada, tal parece que Lyon regresó de su viaje en cuanto se enteró de la tragedia.

-Por favor, no dejes que llegue a sus oídos la versión de mamá antes que la mía-digo casi en un murmuro inentendible.

-Tranquila, si te refieres a Lyon, sabes que puedes contar con él-respiro profundo y me dejo caer en la cama tranquila. El colchón se hunde con mi peso y siento que soy dichosa solo de saber su bienestar y por consiguiente la muerte a esa idea absurda de casarme con un animal con ropa como Natsu.

-Muchísimas gracias Mira-sollozo de felicidad y agrego:- hablamos luego-siento el sonido de otro cuerpo impactar contra el colchón y cuando giro mi cabeza veo a Jellal contemplándome con los ojos brillantes, tal vez porque el también se siente tan feliz como yo.

El silencio se hace presente y por un momento me pierdo en mis pensamientos, hasta que el sonido de mi estómago rugiendo es lo único que puede escucharse en la habitación. Jellal suelta la carcajada acompañada de la mía y se pone en pié, camina hasta su armario y saca de uno de sus cajones una ropa doblada y me la entrega.

-Toma-lo agarro confusa y miro las prendas un poco sonrojada. Es una camisa negra con la marca de The Beatles en blanca y en su manga derecha otro letrero:Sexy Sadie. Era un tanto grande así que podría jurar que era de él y un juego de ropa interior. Oh vaya. ¿De donde sacó eso?

-¿Esto también es tuyo?-bromeo tratando de investigar el asunto y veo como sonríe.

-Algunas chicas suelen dejarse este tipo de cosas por aquí, pero no te preocupes, están limpias-se me revuelve el estómago solo de pensarlo y un sabor amargo invade mis papilas gustativas. Está bromeando¿no?

-Ah chicas, pues...pues claro, co...como no lo imaginé a... antes. -digo como puedo un tanto desilusionada pero con una risita nerviosa.

-Era broma, ni muerto salgo con una bruja de esas-replica muy serio y sonríe ladinamente como si un interruptor le hubiera chasqueado en la cabeza-¿acaso te molestó la bromita?

Ahora sí mis mejillas están a punto de explotar y lo miro con indiferencia, lo veo aguantarse la risa y no se que parte de todo esto le parece chistoso.

-¿Por qué iba a molestarme?-sonrío y camino hacia el baño sin inmutarme siquiera pero por dentro le quisiera dar un buen golpe. No juegues con el corazón de las personas Jellal.

Una vez en el baño me deshago de lo poco que traigo puesto tras cerrar la puerta. Siento la voz de Jellal resonar desde fuera:

-No demores, de todas formas con toda el agua que te calló ayer te da para no bañarte en unos meses-bufo molesta, ¡si será idiota!. Los hilos de agua a toda presión empapan mi cabello y la calidez del líquido no demora en empañar el espejo.

-¿Y que si demoro?-chillo, no me gusta que me den órdenes y menos con ese tonito de él. Siento una carcajada y agarro el gel azulado que hay en un envase mientras con la pequeña esponja lo hacía limpiar mi piel.

-Pues tendré que entrar, porque no tengo todo el día-no tardé ni un medio segundo en gritarle de vuelta.

-No no Jellal, ahora salgo-siento que mi cara va a explotar de tanto calor y siento el sonido de la puerta al abrirse. Oh Dios mío ¿que se cree este loco?.

Para mi fortuna la amplia lámina de cristal que separa la ducha del resto del baño es de una textura rugosa que hace que él solo perciba un borroso color beige y escarlata en un difuminado completo de mi cuerpo por la poca refracción, como mismo yo percibo de él una figura amorfa. Veo sus manos borrosas pegadas al cristal y retrocedo un paso.

-Solo entré a cepillar mis dientes-replica burlándose del colapso emocional que estoy sufriendo justo ahora-aunque no me molestaría tomar una ducha contigo, si lo quieres solo pídelo.

-Ni hablar-¿que mierda?. Quiero mi Jellal de vuelta, cuando le entra el modo egocéntrico no soy capaz de lidiar con él aunque sé que lo hace solo por verme nerviosa o por reírse un rato. Y sí que me dan ganas de pedirle que entre, pero, por supuesto, es solo un pensamiento efímero.

Siento como pasado un rato escupe en el lavabo y escucho el agua caer. Suspiro con un poco de pesadez por el silencio. Y escucho el sonido de la puerta cerrándose.

Jellal Fernándes

Tal vez fui demasiado atrevido pero simplemente no pude evitar entrar solo para molestar. Apenas salgo del baño veo a Juv sentada en la cama de mi habitación.
Mierda, seguro que piensa mal cuando vea a Erza salir por la puerta por la que he salido justo ahora.

-¿Tu sabes que fue lo que pasó con Erza?-pregunto un tanto preocupado, la verdad ella no me había dicho nada al respecto y estaba seguro de que debía ser algo demasiado grande como para debilitar de esa manera a mi Titania.

-No, no lo sé-puedo ver como miente en mi propia cara. Por favor, que clase de hermano sería si no notaría su evidente engaño.

-Dime quien es el culpable y te juro que mañana mismo ya habrá abandonado este mundo-veo como su cara palidece, yo estoy completamente calmado sobre mis palabras. Se apresura en preguntar:

-No estarás hablando en serio ¿no?-me dice un poco temerosa y sus pupilas me miran fijamente. Incluso de niña, siempre tuvo esa mirada tan intensa y penetrante.

-Nunca hablé tan en serio respecto a la vida de una persona, pero si hizo que Erza llegara al punto de saltar de un puente me hace pensar que esa persona necesita pasar por lo mismo. Es simplemente el karma Juv. -ella me mira atenta pero aún preocupada.

-A mi también me gustaría que ese imbécil se llevara su merecido, pero la muerte es demasiado. Y es penalizable Jellal-espera tranquila mi reflexión y me apuro a terminar la plática porque escucho como la caída del agua se detiene.

-Por ella cometería mi último pecado.-me detengo un momento y al mirar sus hermosos rizos cerúleos sonrío- soy el primogénito de mamá, hermano mayor de tres lindas hermanitas, y si contamos a Meredy y Erza son cinco. Papá casi nunca está en casa,así que ahora que regresé ¿que clase de hombre sería si no protegiera a las seis mujeres que me rodean?-escucho una risita escapar de sus labios y corre hacia mí a darme un abrazo.

-Eres tan dulce-me dice con esa voz de niña y se despega de mí alejándose-aunque, querido hermanito, si agregas a Erza a la lista de hermanas tendré que salir de aquí corriendo, porque entonces tu concepto de amor de hermanos está un poco equivocado -sonríe pícara y siento como mi cara arde.

-¿Eh?-es lo único que puedo decir confuso sin entender su insinuación.

-Si nos ves como mismo ves a Erza, entonces no es seguro andar contigo-Dios mío, esta niña tiene una bomba en la cabeza-porque ni en esta vida ni en el resto de las que les quedan por vivir vas a ver a Erza Scarlett como hermana.

Antes de que pueda siquiera protestar la veo desaparecer de la habitación y llevo mis manos a mi cabeza.

¿Tanto se nota lo perdido que estoy por ella?

Revuelvo mi cabello y siento el sonido de la puerta del baño abrirse. Oh Dios mío, ¿como una simple camisa puede quedarle tan perfecta a una persona en este planeta. Me mira sonrojada por un momento y no puedo evitar preguntar:

-¿Pasa algo?-la interrogo y ella tirando del borde de la camisa hacia abajo responde.

-No me diste nada para, o sea so...lo traigo esta ca... camisa encima-río nerviosamente porque en realidad voy a morir de una hemorragia nasal si continúo mirándola. Esa camisa le queda tan bien que hasta parece ser hecha únicamente para ella y pensar que solo trae su ropa interior debajo de esa ancha y corta tela me estremese. -¡que causa tanta gracia! ¿no puedes tener al menos la decencia de darme un short?

-Olvidé pedirlo hoy junto con la ropa interior, pero pensándolo bien creo que te queda mejor así, además es solo un poco más corto que el vestido que traías ayer. -camino lentamente hasta mi armario y veo como la intriga la mata, tiene una cara de niña molesta tan graciosa que tengo que aguantarme la risa.

-Como que en Francia te dieron buena dosis de perversión-me dice molesta y sonrío. Oh nena, no sabes lo que es un ser verdaderamente perverso.

-Ten-le acerco el short estirando el brazo-solo creí que sería más divertido si te lo daba solo después de verte con solo mi camisa-la veo explotar de vergüenza y me lo arranca de la mano para correr hacia el baño.-Titania, no creí que me tuvieras miedo-grito provocándole.

-No es miedo, es una retirada estratégica-grita ella de vuelta y en menos tiempo de lo que me esperaba sale del baño-me muero del hambre-chilla y yo alzó una ceja.

-Tranquila, a diferencia tuya yo no me demoro en la ducha, no sin compañía-la dejo con la palabra en la boca mientras tomo la ropa doblada que había buscado mientras ella comenzaba a ducharse y, en silencio prosigo yo a hacerlo.

Cuando salgo del baño siento el aire mucho mas frío y agradable. Ella está sentada esperando por mí. Le hago un gesto para que se ponga en pié y me siga. Caminamos por el corredor una vez fuera de mi alcoba y al bajar la escalera y atravesar el salón llegamos al comedor. Cual sería nuestra sorpresa al ver a todas estáticas. Como sacados de una película de los setenta, cuando nos vieron aparecer todas sonrientes nos dieron los buenos días y papá al parecer no había aguantado la vigilia y se había marchado al trabajo. Pero todas estaban ahí, sedientas de información y mamá, que ya sabía todo solo veía y disfrutaba la intriga ajena.

-Tu madre acaba de llamar Erza, no sé cómo pero ya sabe que estás aquí y dice que tienes asuntos pendientes con ella de los que más tarde hablarán-yo y la pelirroja nos sentamos y la noto algo tensa-no le hagas caso a esa bruja, si no quieres ir no vayas y si se hace la loca ya le daré unos buenos tirones a esas trenzas-agrega mi madre y todos soltamos la carcajada. Aunque se que ella pasará todo el día pensando en esos "asunto pendientes" de los cuales no estoy al tanto.

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Hola amores aquí les traigo la nueva edición cargadita de cosas nuevas. Espero que lo estén disfrutando.
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Besazos,
Hannah B.

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