Sueños
Miguel
Después del viaje a la tierra de los muertos mi familia logro perdonar a papá Héctor y aceptaron mi decisión de volverme músico. Muchas cosas pasaron después de un año, mi mamá Coco falleció, su partida me dolió bastante pero me reconforta saber que se reunirá de nuevo con Héctor. También nació mi hermanita, a quien la nombramos Socorro en honor a mi abuelita pero me gusta decirle Coco o Coquito.
En mis clases de guitarra hice un nuevo amigo, llamando Marco De la Cruz, él es el tataranieto legítimo de Ernesto, pero es todo lo contrario a él. Es muy parecido a mi, a excepción porque él tiene un lunar cerca del labio y que sus ojos son color ámbar. También siendo coqueto y seguro de si mismo, aunque a veces actuará cómo si le valiera madres la vida.
Él es el primer amigo que tengo, estaba echo nervios cuándo se lo presente a mi familia, pero ellos lo aceptaron de buena manera, alegres de que tuviera un amigo por primera vez.
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Una soleada tarde en Santa Cecilia el día transcurría con normalidad en el taller de zapatos Rivera, al que llegaron unos forasteros para visitar él museo del compositor Hector Rivera, en su viaje turístico por México. Todo parecía marchar tranquilo como cualquier otra visita sin embargo ellos quedaron encantados con los guisados de mamá Elena que ofrecía de cortesía a los visitantes del lugar.
Resultaron ser empresarios en busca de cocineros talentosos para ampliar sus negocios gastronómicos en varios puntos estratégicos, y mamá Elena era justo lo que buscaban, pero ella negó completamente todas sus ofertas ofrecidas, en cambio les recomendó a mi mamá que también es una gran cocinera.
Los empresarios al comprobar la efectividad del sazón de mi madre, aceptaron sin dudar su talento culinario que ofrecía
La propuesta consistía en mudarse a San Fransoyko a trabajar en un restaurante de comida Mexicana, con casa y gastos pagados.
Mis padres hablaron sobre eso, porque parecía muy bello para ser verdad. Después de verificar que el trato propuesto era verídico y no se trataba de una simple farsa de alguna empresa fantasma dedicada a fomentar fraudes, mis padres junto con Mamá Elena negociaron los términos del convenio.
Al final terminaron aceptando el trato. Trabajar en el extranjero era una gran oportunidad difícil de ignorar que nos beneficiaria a todos, además era una empresa muy reconocida por lo investigado y al parecer en esa ciudad eran trilingües, hablaban español, inglés y chino. No por nada era una de las ciudades mayormente
reconocidas alrededor del mundo en cuanto a avances tecnológicos.
Después de dos arduas semanas tramitando pasaportes y visas, entre otra documentación necesaria con influencias de los empresarios para acelerar el proceso, llegó finalmente él día de dejar atrás Santa Cecilia.
Me sentía triste por alejarme de mi hogar natal, aunque no iba sólo. Mis padres, coquito, mi prima Rosita y Marco me acompañaban; juntó con el resto de mi familia para acompañarnos al aeropuerto más cercano del estado.
Mi familia decidió que mi prima y mejor amigo también fueran con nosotros para que pudieran tener una mejor educación académica, mientras que el resto de mi familia se quedaría de vuelta en el taller de zapatos.
No podía quedarme en México, viajaría con las personas que más quiero en la vida, tendríamos un hogar dónde vivir, mis papás cumplirían su sueño de tener un negocio de comida, y yo seguiría estudiando música.
Me sentía muy triste y desanimado por el viaje, mi mamá lo notó de inmediato que hablo esa situación con los empresarios para que pudiera llevar a Dante conmigo. Se arriesgó bastante al pedirles tal cosa pero afortunadamente ellos amablemente accedieron a su humilde petición, para hacer sonreír a su hijo.
Viajar en compañía de mi canino amigo me hacía pensar positivamente, tal vez mudarse a San Fransoyko no era tan malo después de todo.
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