Capítulo 9
Habían pasado varios meses desde el accidente de Degel.
Kardia como siempre lucía ante su ausencia, solo iba a ver a su pareja al hospital algunas veces en las tardes.
Cada vez perdía más la esperanzas de que algún día despertara, los gasto médicos que corrían por parte del seguro estaban por vencerse, si no comenzaba a pagar los gastos que seguían, desconectarían el aparato que mantiene vivo al ruso.
Desde aquél día del accidente no ha dejado que Deuteros se acerque a Degel, le molestó verlo tomando de la mano a su pareja y le pidió, de una forma muy explícita que no se acercara a él.
Flashback
Después de que terminara el tiempo de visita de Deuteros, Kardia entró... Sin embargo al abrir la puerta observó como el moreno sostenía la mano de su pareja con mucha ternura mientras acariciaba sus largos cabellos verdes.
Kardia cerró la puerta de un solo golpe, interrumpiendo los pensamientos del moreno.
-Lo bueno es que solo eres un compañero de trabajo de Degel- Espetó molesto Kardia.
-Claro que lo soy, además... Tengo la necesidad de cuidarlo-
-Así... ¿Y porqué? Seguramente él y tu ya se veían desde hace mucho tiempo atrás y Degel no decía nada, al contrario cada vez era más distante conmigo-
-Jamás lo había visto en mi vida, hasta hace poco, trabajamos juntos en la editorial, eso es todo... Solo me preocupo por su bienestar, cosa que tú no haces- Señaló a Kardia con molestia.
-¡Escúchame bien!- Lo tomó de la camisa y le susurró en un tono molesto- No te quiero ver aquí... Si la editorial quiere saber de Degel, que venga Unity personalmente, de lo contrario tu y yo nos arreglamos de otras maneras- Kardia soltó la camisa de Deuteros, lo tomó de los hombros y lo sacó de aquella habitación, quedando como responsable de su pareja.
Fin flashback.
Ahora Kardia tenía la difícil decisión de seguir cuidando a Degel o dejar que lo desconectaran, le daban pocas esperanzas de vida.
Tenía la oportunidad de trabajar fuera a otro país y eso requería decidir... Trabajo o su pareja.
No sabía que hacer, llevaba meses esperando que Degel diera una señal de mejora, pero no fué así.
-Lo siento Degel- Susurró Kardia...
Deuteros desde aquél día no volvió al hospital, el trabajo se había duplicado para él, tenía que cubrir la parte que a Degel le correspondía, en varias ocasiones se quedaba de noche en la Editorial para seguir trabajando y entregando los trabajos que llegaban.
-¿Señor Deuteros... Aún no se va?- Preguntó Fluorite mientras tomaba sus cosas para cerrar e irse a su casa, ya era tarde.
-No Fluorite, tengo que terminar estos pendientes- Respondió sin quitar la vista de la computadora.
-El señor Unity ya le dijo que no tiene problema por contratar alguien que le ayude... Ó ¿Será que a usted le gusta trabajar solo?- Preguntó con curiosidad, pero en el fondo sabía que no permitía que alguien más tomara el lugar del ruso.
-De hecho puedo solo-
-¿No será que espera con ansias que el señor Degel regrese?- Cuestionó sin querer.
Deuteros se asombró al escuchar esas palabras, desde aquel accidente con Degel ha esperado pacientemente que el ruso algún día despierte y regrese a tomar su lugar- Eso no es cierto- Mintió, pero en el fondo sabía que era verdad.
-Hay señor Deuteros, todos lo extrañamos, ojalá algún día despierte... Usted y él harían bonita pareja, son tal para cual- Respondió la chica con una sonrisa y despidiéndose, dejando muy sonrojado a Deuteros, porqué en realidad sus palabras eran verdad.
Pasó una semana, Deuteros se encontraba en su casa acomodando sus cosas, aún guardaba aquellas prendas que Degel dejó esa ocasión cuando lo conoció y gracias a la bendita lluvia pudo conocerlo mejor a tal grado de sentir una bonita atracción por esa suma belleza infinita del ruso.
Cuando regresó esa ocasión del hospital, la lavó y cuando estuvo lista la guardó, ni de broma se la entregaría a Kardia, después de lo celoso e impulsivo que ha sido.
Estaba tan sumido en sus pensamientos que no notó la llamada entrante a su celular, lo sacó de su bolsillo y notó que era un número que no conocía.
Contestó la llamada y no podía creer lo que escuchaba.
-De acuerdo voy para allá- Deuteros colgó la llamada y tomó las cosas necesarias para ir al hospital.
Cuando llegó al hospital lo primero que hizo fué correr hasta la recepción para que lo dejaran pasar al piso donde se encontraba hospitalizado Degel.
Le dieron permiso de pasar, no sin antes llenar unos formatos y registrando su entrada.
Después fué atendido por una señorita de largos cabellos obscuros.
-Buenas tardes ¿Es usted algún familiar o conocido cercano del paciente Degel?- Preguntó mientras sostenía unos papeles en sus manos.
-Así es mi nombre es Deuteros ¿Qué pasa con él? Espero que no le haya pasado algo malo- Respondió preocupado.
-Mire, soy la trabajadora social del este lugar. El motivo por el cual lo llamé es que tiene una semana que nadie viene a cuidar al paciente. El plazo del seguro que cubre los gastos se acaba y pronto necesitaremos que comiencen a pagar para que su paciente no sea desconectado-
-Espere... ¿Me está diciendo que nadie ha venido a cuidar a Degel?- Preguntó molesto Deuteros mirando a la señorita.
-Así es, estaba viniendo un tal Kardia pero de pronto dejó de venir y el paciente no se puede quedar así-
-Maldito- Pensó mientras miraba por la ventana.
-Necesito mostrarle los gastos que se necesitan cubrir... Pase conmigo a la caja de cobro para que le liberen una hoja desglosada- Aquella señorita guió a Deuteros para que le dieran la información que necesitaba.
Cuando salió del hospital, no podía creer como se elevaban los gastos.
Tomó asiento en la banqueta pensando que hacer, no dejaría a Degel solo, claro que no. El lo había prometido haría hasta lo imposible por verlo de nuevo.
Tomó sus cosas y se subió al auto, no sin antes darle una visitada a Kardia, le gritaría sus cosas por no presentarse a cuidar de Degel.
No demoró mucho en llegar, estacionó su auto y se bajó para encarar la pareja de Degel.
Llegó a la puerta y comenzó a tocar el timbre desesperado.
-¡Kardia sal y da la cara!- Gritó Deuteros desde afuera, pero nadie salió.
Justo en esos momentos llegó un auto de color azul estacionándose en la cochera de la casa de Kardia.
Al heleno eso se le hizo extraño, aquella vez que conoció a Degel jamás le mencionó que su pareja tenía un auto.
De pronto notó que bajaba un chico de cabellos castaños junto con un niño más pequeño del mismo color que el adulto.
-Buenas tardes ¿Se le ofrece algo?- Preguntó el sujeto de cabellos castaños sosteniendo unas bolsas de compras.
-Buenas tardes... Estoy buscando a alguien que vive, más bien que vivía en esta casa. No sé si usted pueda ayudarme, m nombre es Deuteros- Se presentó.
-Yo me llamo Sísifo y el es mi pequeño sobrino Regulus... La verdad creo que busca al anterior dueño de la casa, nosotros la adquirimos hace tres días, nos la vendió una inmobiliaria, lamento no poder ayudarle con la persona que busca- Respondió el castaño.
-Tío... Quizá el señor necesite las cajas que encontramos en el zótano- Contestó Regulus jalando a su tío.
-¿Cajas?- Preguntó Deuteros.
-Si, cuando llegamos habían unas cajas cerradas en el zótano, pero no quisimos abrirlas, no sabemos que puedan tener-
-¿Puedo pasar a verlo?- Preguntó el moreno.
-Claro... Adelante- Sísifo le hizo una seña y lo invitó a pasar. Después lo fueron guiando hasta el zótano donde encontró dos cajas cerradas.
Lentamente las abrió esperando que no fuera alguna mala broma de Kardia, pero grande fué su sorpresa al darse cuenta que aquellas pertenencias eran de Degel.
Su ropa, libros, artículos personales, fotos... Todo en esas cajas, no cabe duda que Kardia se largó dejando a Degel solo.
-¿Puedo llevarme todo esto? Es de mi compañero, el vivía aquí con su pareja pero ahora me doy cuenta que lo dejó solo- Respondió con la mirada triste.
-¿Donde está su compañero?- Preguntó el castaño.
-Está en el hospital, aún no despierta y... Viéndolo así tendré que verlo yo-
-Que poca manera de aquella persona que vivía aquí... Dejar a su pareja en el hospital y se fué, lo abandonó. Si estas son sus pertenencias lléveselas... Ojalá algún día no muy lejano su compañero despierte- Contestó Sísifo dándole ánimos al moreno, su cara reflejaba molestia y angustia por Degel.
Tomó las cajas y se las llevó a su auto, se despidió de Sísifo y Regulus agradeciendo sus atenciones y tomó camino a su casa. Ahora tendría que dar lo mejor de si mismo si quería que Degel despertara.
También le haría un espacio en su casa, así como lo tiene en su corazón...
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