El cielo es solamente otro cielo
No hay nada que nos impida decirlo
En sus besos de aire
Y su canto sereno
Se esconde la omnipotencia
De pintar el crepúsculo

Pero después, puede quedar igual
Con Dios, o sin él
Aún tiene estrellas regadas en sus ojos
Aborregadas nubes acostadas por su piel
Aves migratorias o residentes
Todos somos habitantes de su exilio

Partiendo de ahí, por lo menos
Podemos asegurar que el cielo es cielo
Mientras nos hundimos en su sombra
Queremos terminar de convencernos
De que no hace falta saltar
Volar, creer o morir
Para vislumbrar el paraíso

Hace falta más de amar
Que de amén
Para ver el cielo

Y aunque en él no quepan las fronteras ni las taquillas
Ni los oprobios, ni las constelaciones menguantes
Ni los cuarticos con San Pedro, ni con el azar
Jamás podrás entrar de tráfico en el cielo

No hace falta el techo de lámina
De zinc, de asbesto, de pino
Para alzar la cara y ver sus mensajes

Cada silencio es un secreto
Y cada misterio está en el tiempo

Entre toda la noche que te salga
Hasta el día en que te aparezca
Cada cielo está en tu voz
Y cada amor es otro cielo.