Epílogo
Epílogo
Tres horas después, Loki aparcó bruscamente a Vanzilla frente al Mercado Casagrande y abrió las puertas para dejar salir a sus enfurecidos hermanos en caravana.
Arriba en el apartamento, Carl salió temblando de la ducha para mirarse en el espejo después de haber estado toda la mañana y parte de la tarde tallándose el cuerpo con una esponja de metal.
–Hola Loki –oyó que Bobby recibía a alguien en la puerta del edificio–, ¿a que debo el honor de su...?
–¿Dónde está?! ¡¿Dónde está ese desgraciado arrogante y ególatra de tu primo?!
Aterrado, Carl salió del baño queriendo correr a refugiarse en su alcoba; en el preciso momento en que los diez, desde el más grande hasta el más pequeño, pasaban de largo a Bobby, subían por las escaleras e irrumpían en el apartamento para buscarlo hasta en el ultimo rincón.
–¡Allá va! –avisó Lars al mirarlo por el rabillo del ojo.
–¡Agárrenlo! –gritó Lynn Jr.
Carl trató de encerrarse en la habitación, pero Luke se le adelantó y le metió el pie en la puerta.
–¡Sal de ahí maldito bastardo, estás muerto!
Luke agarró a Carl de la muñeca y lo sacó afuera de un tirón. La toalla se resbaló de su cintura y el desgraciado muchacho cayó desnudo en medio del pasillo quedando a merced de la iracunda horda de hermanos.
Bobby subió corriendo a toda prisa. De igual manera el resto de los Casagrande salieron de sus habitaciones para ver como los diez se abalanzaban sobre Carl para darle la paliza de su vida.
A los pocos minutos el pobre infeliz yacía en el suelo brutalmente apaleado mientras que los Loud ya iban de salida.
–¡Si te veo cerca de nuestra casa te vuelo la cabeza! –le advirtió Loki a gritos antes de ir tras sus hermanos.
Y a los tres segundos Leon se regresó para rematarlo con una patada en el estomago.
–¡Quédate ahí y muérete maldita basura!
Como pudo, Carl se levantó adolorido del suelo, se volvió a envolver la toalla a la cintura y bajó cojeando a la entrada del edificio.
–¡Oigan! –se asomó a llamar a los hermanos Loud quienes estaban terminando de subir a Vanzilla.
Todos ellos se regresaron a verle con el seño fruncido.
–Me c*#! a su hermano –dijo sujetándose la entrepierna.
Acto seguido, cerró la puerta de golpe.
FIN
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