XXI




—Oh mierda.

Seokjin arqueó su espalda y gimió alto cuando sintió la lengua de Jimin sobre su miembro.

No podía moverse mucho, tenía las manos esposadas a la cama y con sus ojos vendados se sentía vulnerable bajo el toque de Jimin.

Pero estaba amando la sensación.

—Eres tan hermoso.

Mordió su labio y alzó las caderas para que el rubio tomara su pene completamente.

Jimin rió bajito y pasó su lengua por toda la dura extensión del anfitrión. Mordisqueó sus muslos y dejó muchos besos ahí.

Subió por su cuerpo hasta llegar a su boca, su lengua ingresó inmediatamente y sus manos tocaron todo lo que pudo.

—Me encantas Seokjin.

Chupó su cuello y mordió su clavícula sacándole un quejido al azabache de ojos verdes.

Bajó lentamente por su cuerpo besándolo y dándose el tiempo de tocar cada parte de él.

Seokjin se movió y ladeó su cabeza tratando de escuchar algo, de pronto Jimin se había quedado en completo silencio y lo único que podía escuchar era el ruido del viento que golpeaba la ventana.

—¿Jimin? —preguntó con voz temblorosa.

—Aqui estoy hermoso, te estaba contemplando. Amaría tenerte aquí todos los días.

—¿En tu cama? —el menor sonrió.

—En mi vida.

Se humedeció los labios resecos.

Jimin volvió a besarlo arrastrando sus manos sobre todo su cuerpo.

—¿Te gusta esto? Porqué no quiero hacer nada incómodo para ti —Jimin besó la comisura de su boca mientras Seokjin jadeaba bajo él.

—Me gusta... No pares.

—No lo haré bebé.

Jimin se arrodilló entre sus piernas y tomó el lubricante que había dejado a un costado de la cama. Tiró una gran cantidad en sus dedos para luego llevarlos hasta la entrada del azabache.

—Me gustaría poder ver tus ojos en este momento —metió un dedo dentro y Seokjin se arqueó en la cama nuevamente.

Y siguió haciéndolo cuando el músculo dejó de contraerse. Se acomodó mejor y metió un segundo dedo. Seokjin gimió y apretó los puños al no poder hacer nada más con sus manos.

La sensación de no poder mover sus brazos y manos a su gusto lo tenía al borde, era excitante.

Jimin mordió su labio ansioso por entrar pronto en el hombre que se retorcía en su cama.

Lo había extrañado tanto y estaba casi seguro que Seokjin no lo había perdonado del todo... Todavía sentía vergüenza por su actuar y más avergonzado de sus palabras. Él jamás habría querido hacerle daño a Seokjin, él jamás le había mentido sobre lo que hacía cuando no estaba con él.

Jimin se odiaba por haber sido tan idiota ¡El había conocido a Seokjin trabajando en el club!

Se sentía ridículo por siquiera ponerse celoso.

Su pecho se apretó, pero se obligó a no pensar en que Seokjin podía salir de su vida fácilmente.

Terminó de dilatar su entrada, buscó el condón y se lo puso en silencio, de pronto ya no se sentía con ánimos de juguetear. Solo quería perderse en él y aprovechar cada momento que Seokjin le regalara.

Lubricó su miembro con el ánimo por el suelo. La tristeza lo embargó de un rato para otro y tragó dolorosamente porque estaba enamorado de un hombre que jamás estaría con el al cien por ciento.

Seokjin era como un amor imposible, pero y aunque lo tenía en su departamento lo único que ellos compartían era la cama.

—Bésame Jimin —pidió Seokjin al no sentir más contacto que el de los dedos de Jimin preparándolo.

El rubio levantó su mirada y por primera vez esa noche agradeció la venda que tenía Seokjin en sus ojos.

Se acercó y lo besó lento, disfrutando de su calidez, de su sabor y del deseo que Seokjin estaba entregando en aquel beso.

Se alejó un poco para mirarlo, quería grabarse bien su rostro, sus gestos... Todo.

No sabía por cuanto tiempo más iba a soportar su corazón que el hombre del que estaba perdidamente enamorado se fuera a los brazos de otros hombres todas las noches.

—¿Pasó algo? —preguntó Seokjin preocupado —¿Estás bien? ¿Porqué estás tan callado?

—Estoy bien, no te preocupes.

Jimin respiró y se masturbó un poco mientras Seokjin lo esperaba con la boca entreabierta.

Se alineó contra el agujero y se deslizó lentamente. Cerró los ojos para calmarse, avanzó de a poco, quería sentirlo, quería fundirse en él...

—Suelta mis manos por favor —jadeó.

Jimin tomó la pequeña llave que tenía en su velador y abrió las esposas. Las manos de Seokjin se fueron directo a sus mejillas. Lo atrajo hacia él mientras Jimin se deslizaba dentro.

Jimin apoyó su cabeza en su hombro. Seokjin bajó sus manos por su espalda mientras gemía, se aferró a la cintura del rubio con sus piernas, necesitaba sentirlo cerca, porque aunque Jimin lo estaba follando lo sentía lejos. Distante.

Su Jimin no estaba en ese lugar con él.

Seokjin lo sentía, no sabía cómo pero podía percibir que Jimin no estaba siendo el mismo. Y odió el estar vendado, necesitaba ver sus ojos.

Gimió en su oreja y sintió un par de labios sobre los suyos.

—Te amo... Te amo Seokjin —su voz sonó rota y triste.

Seokjin lo tomó de los cabellos y aunque no podía verlo lo puso frente a su cara, sentía la respiración entre cortada del policía sobre su rostro.

—Jimin dime qué pasa por favor.

Acarició su rostro con la yema de sus dedos mientras el rubio entraba y salía de su cuerpo. Delineó con sus dedos la suave piel del mayor, su frente, sus cejas definidas, siguió bajando hasta tocar su nariz pequeña y bonita. Seokjin todavía recordaba la impresión que había dejado Jimin en él cuando lo vio por primera vez.

Jimin era un hombre de rasgos exquisitos y también particulares. Tenía unos ojos pequeños pero una mirada intensa. Sus labios eran el pecado, Seokjin siempre deseó besarlos, en el momento en que lo conoció Seokjin tuvo el presentimiento de que el rubio besaba bien... Y no se equivocó.

El azabache gimió una vez más mientras seguía tocando con sus dedos el rostro del rubio. Acarició la fuerte mandíbula de Jimin, tan definida, tan besable.

—No abras los ojos —Jimin le quitó la venda con cuidado. La habitación estaba casi oscura ya que tenía las cortinas de la habitación completamente cerradas.

Seokjin dejó escapar un suspiro tembloroso.

El rubio policía se apoyó en sus codos y también acarició su rostro lentamente, pero no usó sus manos sino que su nariz y dejó un rápido beso en sus labios.

Se arrodilló y lo tomó de las caderas. Seokjin tenía los ojos fuertemente cerrados por miedo a que la luz de la habitación le hiciera daño.

Jimin comenzó a embestirlo más fuerte, más necesitado y cada vez sentía más roto su corazón.

Mordió su labio con fuerza y llevó su mano hasta el pene del azabache. Comenzó a masturbarlo primero suavemente y a medida que sus empujes se hacían más rápidos, también lo hacia su mano.

Seokjin se aferró a las sábanas retorciéndose de placer. Abrió más las piernas para poder tomar todo lo que Jimin le estaba dando.

Finalmente Seokjin llegó al orgasmo y Jimin lo siguió a los minutos después.

Pero algo no estaba bien.

Seokjin jamás había tenido un encuentro tan silencioso con Jimin. En un principio Jimin había estado como siempre, juguetón y risueño. 

Se llevó las manos a los ojos y su mano fue quitada enseguida.

—No hagas eso, vas a contaminar tus ojos. Te pondré la pomada.

—Si. Gracias.

Jimin fue hasta el baño y se miró al espejo. Tenía ojeras por lo poco que había dormido esos días y también por la preocupación de no saber de Seokjin después de haber discutido esa noche del jueves.

Buscó una toalla húmeda y volvió a la cama en donde Seokjin yacía completamente desnudo.

—Voy a limpiarte ¿Si? —avisó.

Seokjin asintió en silencio y se dejó limpiar y secar. Luego Jimin le ayudo a ponerse el pijama que había comprado para él y lo dejó acostado en la cama.

Park fue hasta la mochila negra de Seokjin que estaba en su sofá y buscó la pomada. Revisó las indicaciones médicas y dejó la hoja sobre su mesa de centro.

Volvió a la habitación y se puso su pijama. Se acercó a Seokjin para curar sus ojos.

—Mañana tenemos que ir a urgencias para que te revisen los ojos.

—Si. Ya no me duelen... Me gustaría volver a ver. Extraño ver tu rostro.

Jimin sonrió.

—Me gusta ver tu sonrisa, esa enorme que hace que tus ojos se cierren. Es preciosa.

—Las indicaciones médicas dicen que debes abrir tus ojos por lo menos unos minutos cada ciertas horas. 

Seokjin tragó —Me da miedo no poder ver nunca más.

Jimin peinó su cabello y suspiró acercándose un poco más al cálido cuerpo del azabache.

—Tienes que hacer lo que dice la indicación médica Jin, así te vas a mejorar mucho más rápido.

Mordió su labio y entrelazó sus dedos sobre sus piernas.

Jimin se levantó y fue hasta el baño para lavarse las manos nuevamente. Se las secó con una toalla de papel y volvió a la cama en donde tomó la pomada y se la puso despacio sobre los ojos.

—Deberias dormir un poco ¿Quieres que te ponga la venda?

—No. Así está bien. Taehyung me dijo que en la hoja de indicaciones dice que tenía que usarla solo las primeras horas después del incidente.

—Si. Efectivamente eso dice —Jimin odió que el nombre de ese mocoso saliera a la luz en un momento como ese.

¿De donde había salido ese chico?

—¿Jimin? —Seokjin giró su cabeza hasta donde estaba el rubio.

—¿Si?

—¿Me vas a decir lo que te pasa?

—No me pasa nada.

—No es necesario abrir los ojos para darme cuenta que me estás mintiendo.

Jimin se acostó a su lado —No miento, estoy bien... Acabamos de estar juntos, estás aquí conmigo... Estoy bien.

—No te creo... ¿Es por Tae?

Tae. Maldición, Jimin quería golpear algo.

—No. No es por él...

—Entonces sí te pasa algo.

Seokjin escuchó un suspiro.

—Nada nuevo... Solo lo de siempre.

No era necesario que Jimin dijera más, él sabía a qué se refería. Todo se resumía a su trabajo, siempre era eso y Seokjin lo entendía.

—Lo siento.

—No lo hagas, en serio... Yo te conocí ahí es así... Simplemente me tengo que acostumbrar, en algún momento lo haré, solo que me cuesta un poco pero...

—Lo dejaré... Iba a hablar con Jackson al volver de mis pequeñas vacaciones, pero antes quería hablar con mis abuelos... Luego pasó el accidente y ya no pude... Pero quiero que seas el primero en saber que me retiraré.

Jimin abrió su boca sorprendido y el alma le volvió al cuerpo después de las palabras de Seokjin.

—¿Estás seguro? —su voz lo traicionó y salió casi como una súplica.

—Lo estoy... Yo quiero intentarlo... ¿Todavía quieres? ¿Intentar?

Jimin tomó su rostro y lo besó suavemente pero con un poco de ansiedad. Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro mostrando la genuina felicidad que sentía al escuchar a Seokjin.

—¿Qué si quiero? ¡Claro que sí! Estoy listo para ti bebé.

Seokjin sonrió al sentir el cambio en el estado de ánimo de su policía. Sintió su corazón encogerse al darse cuenta lo importante que él era para Jimin.

—Hay cosas que debemos hacer... Lo primero es que conozcas a Rachel y a mis abuelos... Y bueno eso es lo primero que se me ocurre ya después podemos ir viendo en el camino.

—Por supuesto, lo que quieras —lo besó de nuevo —Iremos a la casa de mis padres con la niña, no quiero secretos... Pero tienes razón primero ella me debe conocer y ver cómo nos llevamos.

—Oh, había olvidado comentarte que tu hermana me atendió el día de la pelea en el club... Le tuve que decir que habíamos terminado con Namjoon... Creo que no le caí muy bien.

—Namjoon... Cierto. No te preocupes Chae-young te va a amar cuando le contemos que estamos juntos.

—Bueno de todas formas si no le gusto no puedo hacer nada, sé que es tu hermana y que la amas pero no voy a dejar que me haga sentir incómodo.

Jimin sonrió y lo abrazó por los hombros —Por supuesto bebé. Lo que tú digas pero no te preocupes mi familia está súper loca y te van a amar.

—No creo que me amen mucho cuando sepan mi pasado.

Jimin abrió sus ojos sorprendido —¿Quieres que lo sepan?

—No lo sé, creo que Namjoon puede contarle a tu hermana. Después de todo rechazé su oferta para viajar.

—No creo que él sea capaz de algo así.

—Eso no lo sabemos... De todas formas creo que en algún momento tengo que contarlo ¿No crees?

Jimin pensó un momento y las palabras de Seokjin resonaron en su cabeza. Pensó en sus locos padres y su disfuncional familia, todo ellos eran sumamente abiertos a muchos temas. Pero no estaba seguro si aceptarían dentro de los suyos a un ex trabajador sexual.

Pero luego Jimin pensó que siempre él había sido el que rompía todas las reglas en su hogar. Entonces tener a Seokjin en su vida, teniendo este una vida muy diferente a cualquier chico de veinticuatro años, lo hacía seguir con lo que llevaba haciendo por años. Vivir su vida.

Jimin quería a Seokjin en su vida por mucho tiempo. Lo quería con su hija, con su pasado y con el próspero futuro que sabía que ambos tendrían en algún momento.

Lo miró y aunque Seokjin no pudiera verlo quería transmitirle tranquilidad.

—Cuando decidas hablarlo yo estaré contigo. No te preocupes... Solo no me ilusiones.

Seokjin buscó su boca fallando y haciéndolos reír a ambos —Cree en mi por favor... Ya no quiero esa vida, tu dijiste que yo podía elegir y quiero hacerlo... Y te elijo a ti Jimin. Te elijo a ti porque me has demostrado que puedo ser amado... Y que puedo hacer algo más que ser la estrella más brillante dentro del club.

—Puedes... Podemos hacer que tu vida funcione nuevamente, podemos tener un futuro.

—Lo quiero. De verdad... Quiero un futuro para Rachel y nosotros.

Jimin lo besó dulcemente mientras Seokjin se aferraba a la camiseta de su pijama.

El rubio acarició su mejilla con cariño —Te amo bebé.

Seokjin suspiró en sus labios pero no respondió al te amo de Jimin.

Era muy luego para decirlo, pero sentía que estaba muy cerca de decirlo.

Quería a Jimin, mucho.

Se acurrucó en su pecho y como tenía los ojos cerrados solo se dejó llevar por el sueño.

Solo esperaba que Jimin siguiera amándolo cuando fuera completamente suyo y ese enamoramiento no fuera porque Seokjin era alguien imposible de conseguir así mismo como lo eran las estrellas más brillantes del cielo nocturno.

🖤🖤


Hola!!!
Tenía un poquitín botada está historia pero aquí estamos... Extrañaba mi MinJin 😍...

Qué tengan un bello día 💜

Nos leemos pronto 😘

 

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