XLIX












Los dientes de Yoongi mordieron muy suave sobre la piel de su cadera, se sintió desfallecer mientras la lengua rápida del rubio humedecía sus muslos sin siquiera llegar a donde Seokjin tanto quería.

Un gemido ansioso escapó de sus labios mientras el mayor recorría su abdomen y luego pasaba varias veces su lengua por sus pezones rosados y duros.

—Tu piel es adictiva.

El azabache rió y su cabeza se azotó entre las cómodas y suaves almohadas. Yoongi era sin duda un hombre muy seguro de lo que hacía pero había algo más allá del deseo sexual, Seokjin lo podía ver en los ojos marrones profundos del policía y eso lo encendía de muchas maneras diferentes.

—Te ves delgado, pero tienes buenos músculos —acotó el menor.

Yoongi negó con su cabeza sonriendo y le robó un beso —soy delgado y pareciera que no tuviera fuerza.

Seokjin alzó una ceja y sonrió de lado —me gustaría ver que tan fuerte eres.

Se volvieron a besar, Seokjin enredó sus piernas en la cintura del rubio y sin despegarse ningún momento comenzaron a moverse buscando la fricción que los ayudara a calmar en algo sus duras pollas que estaban goteando en el cuerpo del otro.

—Tengo condones —jadeó Yoongi al separarse un poco de esos exquisitos labios.

—Y yo lubricante.

—Que buen equipo ¿No?

Seokjin lo atrajo nuevamente a su boca y se deleitó con su sabor. Sus lenguas se fundieron y se siguieron besando por mucho rato más mientras sus cuerpos calientes se movían en un suave vaivén.

—¿Te quedarás a dormir? —Yoongi rompió el beso mientras miraba los hermosos ojos verdes frente a él.

—Si, me quedaré.

El rubio lamió sus labios y suspiró cerca de su boca —esto parece un sueño, en serio... no quiero parecer un idiota romántico pero estoy jodidamente feliz, en serio.

—Y yo también lo estoy Yoonie, no vine solo por una noche.

El policía tragó y su corazón golpeó aún más fuerte en su pecho —¿Me quieres matar? —Yoongi sintió un nudo en su garganta pero se obligó a calmarse —¿Más de una noche?, bueno eso se puede lograr... habría que comprar más condones.

—Tonto —Seokjin enredó sus dedos en los cabellos rubios que caían sobre la frente sudorosa del policía y luego acarició su rostro —no es solo sexo lo que quiero Yoon.

Oh mierda, Yoongi estaba seguro que tendría que ir al hospital luego de escuchar esas palabras salir de la boca del azabache.

—Jinnie...

—Shh, no digas nada ¿Si?, estoy tratando de hacer algo aquí... quiero estar contigo Yoon, no una noche, no encuentros casuales, quiero más de ti...

Lo besó, Yoongi movió sus labios suavemente sobre los otros, se apoyó en sus antebrazos y con sus dedos acarició las mejillas abultadas y suaves del menor. Suspiró en su boca amando cada roce de sus cuerpos.

Seokjin bajó las manos por su espalda y rápidamente llegó a sus glúteos, masajeó y acarició sacándole un gruñido al policía.

—Que buen culo tienes.

—Es requisito en la policía —dijo mordiendo su lóbulo.

El azabache rió —es un buen requisito, me siento agradecido con nuestra prestigiosa policía, mis impuestos están a resguardo entonces.

Ambos rieron y volvieron a juntar sus bocas.

Manos ansiosas se tocaban por todos lados conociendo y memorizando el cuerpo del otro. Seokjin echó su cabeza hacia atrás mientras los dedos de Yoongi bajaban por su torso y luego más abajo.

—¿Entonces...?

El azabache se rió bajito y su nuez de Adán se movió haciéndole agua la boca al policía que lo miraba arrodillado entre sus piernas.

Seokjin se sentó en la cama y ambos quedaron frente a frente.

—No puedo creer que haya vacilación en tus ojos Yoonie, pensé que apenas tendrías la oportunidad saltarias sobre mi —dijo sonriendo el azabache.

—No eres como cualquier hombre Jin... Se que la historia nuestra demuestra lo contrario, pero no voy a saltar sobre ti si tu no quieres o no estás preparado.

—¿Porque no lo estaría? —Seokjin lo volvió a besar, tironeo su labio inferior con sus dientes y se deleitó con el jadeo del rubio —amo tus labios.

Ambos cayeron a la cama y Seokjin abrió sus piernas aún más invitando a Yoongi a tomarlo sin decir una sola palabra.

Yoongi lamió sus labios —¿Donde tienes el lubricante?

—En el bolsillo de mi chaqueta.

Yoongi se levantó seguro de su desnudez y miró por el piso de la habitación buscando la ropa. Giró un poco su cabeza y mordió su labio de una manera muy sensual mientras era observado en todo momento por Seokjin quien se había llevado una de sus manos hasta su dura polla.

—¿Disfrutando?

—Ni te imaginas cuanto.

Yoongi rió ronco y luego salió de la habitación cuando no encontró la dichosa chaqueta. Llegó a la sala y la vio, la tomó y se la llevó un momento a su nariz, olió la fragancia del azabache y cerró los ojos disfrutando del aroma amaderado y masculino sobre la tela.

Buscó el lubricante, lo encontró en uno de los bolsillos, una pequeña botella de color rojo. La tomó, luego dejó la chaqueta sobre uno de sus sofás y caminó de vuelta a la habitación, pero antes de llegar paró y se devolvió.

Entró a su cocina y sin pensar mucho llenó la cubeta con hielo y tomó la botella de vino dulce que había comprado días atrás.

Llevó todas cosas a la habitación y las dejó sobre la mesita que tenía a un costado de su cama. Se subió a esta con el lubricante en la mano y se acostó al lado del azabache que seguía tocándose esperando por él.

—Mírate, eres tan sensual Seokjin.

—¿Eso crees? —Seokjin gimió mientras seguía tirando de su carne dura —yo creo que tu eres muy sexy también, tu mirada me gusta, es atrayente.

Yoongi no aguantó más y unió su mano a la del menor. Juntos comenzaron a subir y bajar mientras el rubio tomaba los labios esponjosos del otro.

La lengua de Seokjin se enredó con la suya haciendo que un hormigueo recorriera el cuerpo del policía.

Yoongi dejó su boca para tomar el lubricante y untar sus dedos, luego dirigió su mano hasta la entrada del azabache y tanteó un poco con la yema de sus dedos.

Los ojos de Seokjin rodaron y sus labios fueron apresados por sus dientes mientras sentía el dedo de Yoongi masajear y meter solo la punta, relajó la respiración dejando entrar al policía.

Con mucho lubricante y cuidado Yoongi comenzó la tarea de preparar a Seokjin.

Luego de varios minutos el rubio tenía tres dedos dentro mientras escuchaba los gemidos de placer del hombre de ojos verdes bajo él. Se acercó para besarlo y Seokjin lo tomó de los cabellos para que no se alejara.

—Me estás matando, por favor Yoonie.

Yoongi dejó un último besos en esos hermosos labios y tomó el condón, se lo puso y luego lubricó su polla. Dolía de lo duro que estaba.

Se alineó entre sus piernas y un suspiro salió de sus labios cuando comenzó a meter su punta gorda. Apretó los dientes, llevaba mucho tiempo sin acostarse con alguien. Demasiados meses por lo que sabía que no duraría mucho... bueno aún era temprano, podrían hacerlo de nuevo antes de que Seokjin tuviera que volver a su casa junto a su pequeña.

Un largo gemido llenó la habitación. Seokjin agarró las sábanas con sus largos dedos y las apretó mientras Yoongi mecía sus caderas despacio entrando y saliendo.

—Oh mierda —el azabache arqueó su espalda y sus manos dejaron de tomar las sábanas para buscar su polla y comenzar a masturbarse —más rápido Yoon —jadeó sintiendo que llegaba a su clímax pero no quería acabar aún, Yoongi estaba haciendo maravillas con su próstata.

El ruido de sus cuerpos era lo único que se podía escuchar en la habitación, la luz de la lámpara dejaba ver sus rostros húmedos por el sudor. Los gemidos ahogados de Yoongi en su cuello estaban haciendo delirar a Seokjin que jamás pensó que el rubio fuera así de delicado a la hora del sexo. Había fuerza en su empuje pero también cariño.

Seokjin podía ver tanto en los ojos del otro y eso lo tranquilizaba. Se sentía un tanto triunfador por conocer a este Yoongi, no al rudo policía, no al hombre que alguna vez echó a patadas del club nocturno.

Yoongi también merecía una segunda oportunidad y él se la daría, ambos necesitaban una oportunidad para amar.

Yoongi gruñó, ajeno a los pensamientos del azabache y aceleró el golpeteo de sus cuerpos sudados. Se apoyó en sus antebrazos y simplemente entró y salió sin darle tregua a Seokjin. Se deleitó con los sonidos que salían de su boca, con sus ojos llenos de placer y con su cuerpo convulsionando por cada empuje que daba dentro de él.

Seokjin arrugó su ceño y con un grito se dejó ir. Su semen bañaba la piel de su abdomen mientras resistía las  últimas embestidas del rubio sobre él. Jadeó y buscó la boca de Yoongi cuando este explotó dentro de él, lamió sus labios y sonrió. Parpadeó una cuantas veces sintiéndose muy somnoliento pero enormemente tranquilo, relajado.

—Tengo vino dulce, ¿Tienes hambre?, yo si, no he comido nada desde el almuerzo.

—Siempre tengo hambre —Seokjin rió y perezosamente comenzó a acariciar los brazos del rubio.

—Somos dos —Yoongi se retiró y se dejó caer al lado del hermoso hombre. —Cocinaré para ti... pero primero debo recuperar energías.

—Pensé que tendrías más resistencia señor policía —Jin se burló haciendo sonreír a Yoongi.

—La tengo, pero bueno el tiempo no pasa en vano —se encogió de hombros.

—No imaginaba que fueras un hombre que pasara mucho tiempo sin compañía.

—¿Estás bromeando conmigo? —Yoongi se levantó de la cama y hurgó en sus cajones, tomó un boxer negro y se lo puso.

—No...

El rubio se rió y se sentó en la cama. Tomó una toalla húmeda y comenzó a limpiar el abdomen del menor.

—No podía acostarme con otros hombres si eras tú el único que yo quería conmigo... nunca mentí cuando dije que te amaba, lo hago, entonces no puedo ir por ahí durmiendo con cualquiera.

Wow.

—Eso es...

—¿Romántico?, si bueno provocas eso en mi al parecer —dijo un poco incómodo. Si antes Seokjin podía destruir su corazón ahora Yoongi sabía que estaba completamente indefenso frente al azabache. Ya había dejado que todos sus sentimientos salieran a la luz, sus ganas de tener más y más... Yoongi podía presentir que sufriría luego de que Seokjin despertara de la fantasía en la que ambos se habían envuelto esa noche.

El menor se sentó en la cama resistiendo el malestar en su parte baja. —Gracias por esta noche Yoonie...

—Hay algo que tienes que saber —interrumpió

—¿Que es? —las alertas de que algo malo hubiera pasado con Yoongi se dispararon por todo su cuerpo —dime —apuró.

—Primero comamos algo, estoy muriendo de hambre.

Yoongi le dio un rápido beso en los labios y lo apuró golpeando su muslo para que el menor se levantara.

Seokjin se quejó como un niño pequeño y finalmente dejó la cama, buscó su boxer y se lo puso.

Miró por la habitación buscando su camiseta pero no la encontró por lo que salió para ir a la sala.

Yoongi lo miraba desde la cocina apoyado en la isla de su cocina —yo no me enojo si decides andar así por mi casa, en serio.

Seokjin se rió mientras se vestía solo con su camiseta negra. Luego se sentó en uno de los taburetes y quedó justo frente al rubio, se sonrieron sin decir nada.

—Podrías traer el vino que dejaste en el dormitorio y asi tengo la maravillosa vista de tu culo cuando vayas —dijo Seokjin haciendo reír a Yoongi.

—¿Sabes?, una de las cosas que más odio en la vida es que alguien me diga que hacer fuera del trabajo —el rubio rodeó la isla de la cocina y se posicionó detrás del azabache, acercó sus labios hasta su oreja y susurró bajito —pero cuando lo haces tú me gusta, me gusta mucho Seokjin.

El azabache tragó el gemido que quiso salir de su boca, la voz de Yoongi era demasiado excitante cuando susurraba.

—Te tomaré la palabra entonces... Quizá cuando volvamos a la cama —dijo girando su cabeza para buscar la boca del rubio.

Yoongi lo tomó enseguida entre sus labios, adicto a todo lo que Seokjin quisiera darle, pero antes de avanzar debía contarle sobre su traslado, debía comentarle los nuevos antecedentes sobre el accidente de Taehyung y en el que Jimin se encontraba involucrado... pero mencionar el nombre de ese chico le daba miedo.

Porque Yoongi había visto siempre la mirada triste de Seokjin cada vez que el nombre de Taehyung salía en alguna conversación y ahora, luego de haber probado un poco del menor ya no quería soltarlo.

Y tenía tanto miedo del recuerdo de Taehyung.

—Iré por el vino entonces —dijo queriendo borrar el recuerdo de ese chico.

El azabache rió y lo dejó ir sin antes darle un último beso.

Cuando Yoongi volvió comenzó a cocinar mientras conversaban de todo un poco, el tema del robo frustrado al banco, el cansado día de Yoongi patrullando por las calles, etc.

La conversación fluía como siempre entre ellos y eso no era algo nuevo.

—Bien, esta receta la aprendí de mi santa madre.

—Se ve delicioso.

—Lo es —dijo arrogante, luego le sonrió sin mostrar sus pequeños dientes —es lo que mejor preparo, espero que te guste.

Seokjin comenzó a comer enseguida, ese risotto de camarones se veía espectacular.

—Está muy bueno esto Yoonie.

Yoongi asintió sin dejar de comer, de verdad que tenía mucha hambre. Luego tomó su copa y bebió un sorbo —asi que ¿niñera?, ¿como la conseguiste?

—Oh si, una empresa, la verdad es que no sabía que hacer con Rach, ya sabes, con la enfermedad de mi abuela, ella ya no podía cuidarla, aunque decía una y otra vez que no había problema y esas cosas —Seokjin miró a Yoongi —ya sabes como es de testaruda esa mujer.

—Lo sé y ella la trata bien, digo, ¿Rachel se acostumbró a la idea de una niñera?

—Si, se llevan bien, es una chica joven. Rachel le tomó cariño enseguida.

—Rachel —murmuró Yoongi —tu princesa es muy especial, muy tierna.

Seokjin asintió sonriendo —Si... mi bebé es muy especial.

Cuando la comida comenzó a desaparecer de sus platos Yoongi decidió que era buen momento para comentar sobre su traslado, no iba a negar que estaba nervioso pero no quería secretos entre ellos, por lo que se armó de valor y luego de tomar el último sorbo de vino habló.

—Antes te dije que había algo que quería decirte y eso es que hace unas semanas atrás pedí mi traslado a otra ciudad.

—¿Que?

—Eso —Yoongi tragó —en seis meses me iré Jinnie... yo no podía seguir aquí.

Seokjin dejó su tenedor y lamió sus labios sin dejar de mirarlo —¿Te irás?

—Fui precipitado al pedirlo, estaba malditamente triste Jinnie... yo jamás pensé que, bueno que pasaría esto entre nosotros, yo...

—No digas más, maldición Yoonie. —Seokjin dejó su taburete y rodeó la isla para abrazar al rubio —siento haber demorado tanto. Lo siento mucho.

Yoongi no dijo nada más y pasó sus brazos por la cintura del otro respirando su fragancia.

Seis meses.

Seokjin no podía creer que Yoongi se iría.

¿Porque todo resultaba mal para él?

Lo abrazó un poco más fuerte, la tristeza llegó a ellos sin que pudieran hacer algo para frenarla.

En seis meses Yoongi se iría.

—¿No hay nada que puedas hacer?

—Tendría que hablar con mi superior. Pero no sé, no siempre se puede revertir, además es algo que yo pedí... me había hecho la maldita idea de irme pero ahora... —Yoongi alzó la mirada —ahora no te quiero soltar nunca más Jinnie.

Seokjin llevó sus manos hasta sus mejillas, le dio un beso y cuando dejó de saborear sus labios susurró en su boca —no lo hagas, no me sueltes Yoongi, no ahora por favor.

—No, no lo haré —soltó el otro con su voz temblorosa.

—Ya veremos que hacer, solo no te alejes de mi Yoonie.

Yoongi enterró su cabeza en el pecho del azabache queriendo llorar por la idea de separarse, justo ahora que lo tenía.

¿Porque todo costaba tanto?

¿Porque él no podía ser feliz de una vez por todas?

—Vamos a la cama Yoonie.

Seokjin tomó su mano y dejaron todo tirado sobre la isla de la cocina.

Pronto cayeron a la cama y luego de aquella revelación ambos decidieron que aprovecharían el tiempo que tuvieran juntos.

Pero Seokjin tenía una idea rondando en su cabeza y a cada beso del rubio esa idea tenía más peso dentro de su corazón.

☆★☆

1/2

La dividiré en 2 porque sino saldría muy larga.

Ojalá pueda actualizar mañana o será hasta que pueda  😬

Amo el Jinsu pero tenía ganas de escribir Sujin 🤷

¿Que idea tendrá Jin?

Ya lo averiguaremos 🤗

Besitos a todas!!!

 

 

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