III
Seokjin cepilló sus dientes mientras se miraba al espejo. Era sábado y esa noche sería acompañante de su nuevo cliente Kim Namjoon.
Antes de su cena debía ir donde sus abuelos, y es por eso que cuando terminó de lavar sus dientes se dirigió hasta su cama para tomar su chaqueta y salir de ahí.
Era temprano, Seokjin sonrió al sentir la brisa en su rostro, tomó el autobús que lo llevaría hasta el lugar de su infancia, arregló su cabello dentro de su gorra rosa y se acomodó en el asiento.
Luego de una hora sobre el transporte se bajó del bus, llegó hasta la conocida florería que estaba en camino a la casa de sus abuelos y compró dos margaritas. Retomó su recorrido y llegó hasta la antigua casa que tantas alegrías le había brindado en el pasado.
Tocó dos veces la puerta y esperó, escuchó voces desde el patio, se dirigió hasta allá, escuchaba risas y gritos.
—¡Papi! —su pequeña de cinco años corrió hasta sus brazos.
Seokjin tenía una doble vida, tenía un mundo paralelo en el que era padre de una hermosa pequeña de cinco años. Padre a los 19 años Seokjin pasó los primeros meses de vida de su pequeña buscando un trabajo en donde pudiera ganar lo suficiente para poder mantenerla. Sin una pareja para apoyarse Seokjin tuvo que recurrir a sus abuelos, estos los recibieron a ambos con los brazos abiertos y después de unos meses y cuando su pequeña cumplió tres años Seokjin encontró Paradise, su salvación.
—Hola bebé, mira lo que te traje. —Seokjin le entregó la flor y le dió un sonoro beso en su mejilla haciéndola reír.
—Hola Jinnie, ven a darle un abrazo a tu abuela.
Tomó de la mano a su pequeña y fue a darle un abrazo y también un beso en la mejilla a aquella mujer que era como una verdadera madre para él.
—También hay una flor para tí. —su abuela le dió un beso en agradecimiento y entró en la casa para dejarla en agua.
Seokjin se sentó en el pasto y su hija se acomodó entre sus piernas.
—Papi ayer esa niña Nancy me empujó.
—¿Todavía te está molestando?
—Sí... Ella dice que soy una niña abandonada.
Seokjin tensó su mandíbula, le dolía no poder estar todos los días para su pequeña.
—Eso no es verdad... Tú lo sabes ¿cierto?
—Lo sé, tengo dos abuelitos y mi papi que me ama.
—Exacto, si bien no puedo venir todos los días, tú sabes que papá hace un gran esfuerzo.
—Si papi.
—Algún día vamos a vivir juntos ¿si?
La pequeña sonrió y se levantó para abrazarlo por el cuello. —Te quiero papi Jin.
—Y yo te amo hermosa.
La abuela de Seokjin salió de la casa.
—Vengan a comer algo... ¡Rachel te ensuciaste!
—Yo le lavo el vestido mamá no te preocupes.
Entraron los tres a la casa, Seokjin se sacó su chaqueta, acompañó a su pequeña hija hasta su dormitorio para cambiar su ropa.
—Papi, hoy tengo un cumpleaños.
—¿Si?
—Sip.
—¿Quieres que te lleve?
Rachel dió saltitos de alegría mientras asentía contenta.
—Ven ponte esto —le ayudó a vestirse, después ambos se dirigieron al comedor.
La abuela puso los puestos y se sentaron a comer.
—¿El abuelo dónde está?
—Fue al mercado, ese viejo... Le dije que vendrías a si que fue a comprar tu fruta favorita, dijo que estabas muy delgado.
El pelinegro siguió comiendo en silencio, no le podía decir a su abuela que si estaba delgado era por que en su trabajo no podía tener un peso elevado.
—¿Cómo está el trabajo hijo?
—Bien, estoy esperando un aumento de sueldo.
—Hijo -la abuela le tomó la mano -No es necesario que nos mantengas a todos, con que nos ayudes con Rachel está bien.
—No, como crees que voy a dejar que ustedes trabajen a la edad que tienen, no, yo soy joven puedo trabajar por todos ustedes.
—Eres un gran muchacho.
Seokjin se encogió de hombros. -Mamá hoy no me puedo quedar a dormir, tengo trabajo.
—Oh. —Rachel dejó de comer y bajó su mirada hasta el suelo.
—Bebé -Seokjin se giró hacía su pequeña —es solo por este fin de semana, la otra semana puedo venir dos días a verte y además ir a tu presentación de baile.
—¡¿Vas a ir?! —Rachel lo abrazó y le dejó muchos besos en su rostro.
—No me lo perdería corazón.
Rachel se levantó de la silla y se fue corriendo a su habitación mientras gritaba —¡Voy a buscar la ropa para la fiesta!
Ambos rieron.
—¿Cómo van las cosas en la escuela mamá?
—Bien, las niñas ya no la molestan como antes... Pero de todas formas la hacen sentir insegura... Esas mocosas malcriadas...
—Ya, tranquila, yo hablé con ella. Sé que para ella debe ser difícil criarse sin sus padres.
—Hijo, no es lo mismo que tú viviste.
—Lo sé, pero de todas formas no estoy tanto con ella como debería. Estoy ahorrando mucho, pronto podré vivir con ella. La extraño mucho.
—Puedes volver a vivir aquí Jinnie. Esta también es tu casa.
—Amaría volver aquí y comer tu deliciosa comida, pero el trabajo me queda muy lejos...
—Bien, no diré más. Iré a ver a esa niñita... Se está demorando mucho. Es tan vanidosa me recuerda a tí cuando eras un niño.
Seokjin rió y sacó de su bolsillo su celular.
—¿Wendy?
—Hola, sé que estas en casa de tus abuelos, pero quería contarte que Jackson me acaba de llamar para informar sobre tu aumento de sueldo.
—Entonces dímelo. Estoy preparado.
—No seas dramático, te lo dieron, a partir del próximo mes tu salario aumentará, me dijo que la Jefa estaba muy conforme con tu trabajo.
Seokjin se levantó de la silla y salió al patio trasero para poder conversar sin que nadie lo escuche.
—Dios, estoy tan aliviado... Gracias Wen.
—Oye, no es nada, si hay alguien que merece ganar más dinero, ese eres tú... Oye, antes que me olvide, tu cliente llamó por la cena de esta noche.
—¿Qué dijo?
—Espera... —Seokjin escuchó unas hojas y una grosería por parte de su mánager y amiga —Ya, aquí dice... Tuve que anotar, me envió un correo electrónico... Bien...Traje de etiqueta, no importa el color, él te va a enviar un chofer a la dirección que sea, la cena está prevista hasta las una de la madrugada más o menos por que es con baile... Me envió una lista de cosas que debes saber de él...
—Bien.
—Una cosa más...
—¿Qué?
—Debes fingir ser su novio, eso pidió.
—Ok, puedo trabajar con eso, ya lo he hecho antes.
—Bien, necesitas un nombre.
¡Mierda! Pensó Seokjin, no se había acordado de eso. Tendría que pensar en algo.
—Sí, pensaré en uno.
—Ahora sí, creo que es todo. Que te vaya bien en la noche y ya sabes que mi celular está 24 horas disponible.
—Gracias Wen, pero estaré bien.
Se despidió de su mánager y volvió a la casa para llevar a su pequeña a la fiesta de cumpleaños.
— —
El lugar de la fiesta era en un lujoso hotel de la ciudad. El automóvil que lo trasladaba frenó y Seokjin se acomodó su esmoquin y salió al encuentro de su nuevo cliente.
Caminó hasta la entrada y lo primero que vió fue a Namjoon, vestido impecablemente, su cabello perfectamente peinado al medio, unos lentes negros que lo hacían ver sexy. Seokjin volvió a pensar que Namjoon era bastante atractivo.
—Hola Namjoon.
—Hola...
Seokjin soltó una risita media nerviosa. —Prefieres un nombre coreano o americano.
—Me gustaría tu nombre verdadero...
—Imposible.
—Americano entonces...
—Ryan.
—No, mejor uno coreano.
—Kwan.
—Bien, entonces sin un apellido solo Kwan ¿no?
—Exacto.
Namjoon parecía pensativo —¿Leíste el correo que le envié a tu mánager?
—Así es.
—Entonces llevamos un año de novios, primero a distancia y luego tú llegaste hace un tiempo del extranjero.
—Se oye bien.
—Tienes que ser muy convincente... Kwan.
—Lo seré, soy muy bueno actuando.
Namjoon lo miró. —Tus ojos...
—¿Qué tienen?
—¿Son tuyos? Osea... Digo ¿son de contacto?
—No, son míos originales, mi madre era norteamericana —Seokjin se rió.
Namjoon también rió y sus nervios se disiparon un poco.
—Tengo una pregunta.
—Dime. —Namjoon se apoyó en una de las paredes, aún no llegaba ningún invitado.
—Tienes un buen trabajo, eres atractivo, al parecer bastante inteligente... ¿Cómo es que no tienes una pareja?
El peliceniza parecía estar pensando en una respuesta que fuera la adecuada.
—He tenido parejas, pero creo que mejor estoy sólo. Soy un tanto torpe, digo las cosas sin pensar entonces en el pasado he herido a las personas... Hace un tiempo decidí que era mejor preocuparme de mi carrera. Estar solo es mucho mejor.
Se quedaron en silencio Seokjin pensativo después de las palabras de Namjoon.
—Oh, ahí vienen los primeros invitados ¿estás listo Kwan?
—Listo —el pelinegro se tensó cuando Namjoon tomó su mano.
—Será por un rato tranquilo —le guiñó un ojo y volteó para saludar a sus primeros invitados.
Era un gesto insignificante comparado a las manos que lo tocaban durante la noche, pero era distinto ser tomado de la mano en un lugar que no fuera el Paradise.
Los invitados fueron llegando, Namjoon los saludaba cordialmente a algunos y a otros afectuosamente. Le presentó a todos y a cada uno con una enorme sonrisa en su rostro al recibir tantos halagos por tener un novio tan atractivo.
Y aunque era una farsa Seokjin se sintió bien por un momento, era una mentira esa cena pero mientras Namjoon le acariciaba el dorso de la mano con su pulgar Seokjin decidió que por esa noche se mentiría a si mismo y sería la pareja de Kim Namjoon el prestigioso médico cirujano, dueño de una de las clínicas más prestigiosa del país.
—Nos vamos a sentar ahora, ¿quieres tomar otro aperitivo antes? —Namjoon lo guió hasta la barra del lugar.
—No, estoy bien gracias.
—Pensé que no bebías.
—No en mi lugar de trabajo.
—Pensé que esto era un trabajo.
—Si, tienes razón no debería estar bebiendo. De ahora en adelante solo agua.
—No, está bien por mi. Esto es un trabajo pero igual puedes disfrutar ¿no?
Seokjin se mordió el labio indeciso.
—Solo agua de ahora en más.
—Está bien, solo agua.
El pelinegro se maldijo internamente, se había dejado llevar, la estaba pasando tan bien que ni siquiera se había dado cuenta cuando estaba tomando un martini y riendo con una de las colegas de Namjoon.
Tú no eres así Seokjin, tú eres un profesional.
—Vamos a sentarnos, debo hacer el discurso.
Seokjin y Namjoon caminaron de la mano por las mesas hasta llegar a la que les correspondía.
—Iré a prepararme.
Namjoon se alejó mientras Seokjin dejaba su vaso de agua sobre la mesa. Tomó asiento y se dedicó a mirar a todas las personas que estaban a su alrededor. A su lado derecho una joven mujer tomó asiento.
—Hace años que Namjoon no tenía pareja... Atrapaste al hombre más esquivo de la ciudad. —la mujer de cabello castaño, bastante bonita se sentó a su lado. —Lo siento no me presenté, soy Rosé, compañera y amiga Namjoon.
—Hola, mucho gusto. —Seokjin volvió a fijar su mirada hacía Namjoon que ya estaba en un lugar del escenario para dar su discurso.
Las luces bajaron un poco y mientras Namjoon hablaba de la historia de la clínica y sus agradecimientos a sus trabajadores Seokjin miraba a esas personas a su alrededor, todos vestidos con diseñadores prestigiosos, qué decir de los automóviles. Él ni en un millón de años podría tener un vehículo como esos, si bien como acompañame y trabajador sexual ganaba bastante dinero, tenía que ahorrar la mayor parte para poder salir de ese lugar, tenía que mantener a sus abuelos y pagar el Colegio de Rachel. Anhelaba el día en que pudiera salir de aquel lugar y dejar de mentirle a las personas que amaba.
Los aplausos de los presentes hicieron volver a Seokjin a la realidad, también aplaudió y sonrió cuando Namjoon volvió a su lado.
—Y bien amor ¿cómo lo hice? —Namjoon alzó una ceja mientras esperaba la respuesta de Seokjin, todos en la mesa estaban viendo el intercambio de palabras.
—Maravilloso cielo, como siempre. —Seokjin quería reírse pero se contuvo.
—Ahora comeremos y después iremos a bailar —Namjoon se acercó para que solo Seokjin lo escuchara —me imagino que puedes bailar.
Seokjin soltó una risita, le había dado un poco de cosquillas la forma en la que su cliente susurró en su oído. —Puedo bailar.
Namjoon se enderezó en su asiento y destapó el vino para servir a los presentes en la mesa.
—Kwan, no te alcancé a presentar a mi mejor amiga y colega Park Rosé.
—Ya nos conocimos —aportó Seokjin sintiendo la mirada de la mujer sobre él.
—Por cierto Nam, que oculto tenías a este bombón, me siento ofendida. No me contaste nunca que tenías pareja.
Namjoon tragó, él a diferencia de su anfitrión no sabía ocultar sus mentiras esa cena era una gran prueba para una persona como él que no podía ocultar su nerviosismo al saber que todo lo que había estado haciendo esa noche con su acompañante era una farsa.
—Ah, eso es por que viví un tiempo en el extranjero, —intervino Seokjin -la verdad que nuestra relación no era muy convencional. Yo le pedí a Namjoonie que lo mantuviéramos solo para nosotros hasta que volviera a Corea.
—¿Y dónde viviste? —Rosé parecía realmente interesada en saber un poco más sobre el supuesto novio de su amigo. —Definitivamente no eres cien por ciento coreano...
Seokjin se asombró un momento y volvió a su papel de novio. -Tienes razón, tengo doble nacionalidad, mi madre era norteamericana, mi padre coreano. Salí de Corea a los diez años y viví en Estados Unidos hasta los veinte. Luego de eso he viajado por muchos lugares.
Mintió en lo último pero el resto de la historia era verdad, solo faltaba agregar la parte en que Seokjin volvía a su país natal con una pequeña de meses de vida que dependía absolutamente de él. Sin dinero y con toda su juventud arruinada Seokjin había madurado de golpe, la vida no lo había preparado para ser padre, mucho menos para pasar hambre junto a su pequeña.
—¿Cómo se conocieron? —volvió a preguntar.
Namjoon iba a contestar pensando en el email que había escrito horas antes, pero la comida llegó a la mesa y se dió por finalizado el tema.
La comida pasó tan rápido que Seokjin se sintió aliviado cuando los invitados se levantaron de sus asientos para ir a bailar a la pista central.
—Pasamos la prueba. —Namjoon se aflojó la corbata y se abrió el primer botón de su camisa. —Estoy tan cansado.
—Creo que lo hicimos bien, menos mal no preguntaron en que trabajo.
Namjoon rió, —Tienes razón no lo escribí. —Se giró y quedaron mirándose de frente muy cerca —¿A qué te dedicas esta noche?
Seokjin relamió sus labios ante la cercanía, sus ojos desviándose hacia esos carnosos labios.
Quería besarlo, y eso estaba muy mal.
—Yo, tengo que ir al baño.
Namjoon se levantó. —Te estaré esperando, debemos bailar aunque sea una vez.
Seokjin se alejó rápidamente, entró al baño y miró su reflejo espejo. Se lavó la cara y cerró los ojos.
Quería estar con su pequeña viendo alguna película infantil o lo que sea que a su revoltosa Rachel se le ocurriera. Pero no, estaba en un lugar rodeado de extraños, queriendo vivir una vida que no le correspondía aunque fuera por una noche.
Cerró la llave y se secó el rostro, no se dio cuenta que alguien entraba al baño, sino hasta que se acercaron a él.
—No puedo creer lo que mis ojos ven, ¿Deneb que haces aquí?
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Y bueno, más interrogantes a la historia xD.
Que tengan un lindo día.
💜
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