❤CAPÍTULO 5❤


   —Cada uno de ustedes jugará un papel prótagonico como ya pudieron haberlo notado, codo a codo conmigo estarán Erika y Nate que son de mi extrema confianza— Me siento toda poderosa dando órdenes, me siento la versión revolucionada de la bruja Higgins, me encargué de explicar minuciosamente en que consistía el plan y los detalles de este, el proceder y demás pamplinas, me lo reservo por el momento, así les dejo un poco de suspenso.

   Terminando de hablar yo, la Sra. Higgins irrumpió en el lugar, encontrándose cara a cara conmigo en frente de todos, con exagerada agitación avanzó hacia mi, con carpetas y libros sostenidos en su brazo derecho.

   —¿Todo bien?— inquirió con irregularidad en su respirar, no pude dejar de notar el sube y baja de su pecho.
   —Todo salió perrfecto mi querida, aunque decidimos mantener en secreto en que consiste la actividad, será una gran sorpresa para todos los presentes —expuse calmada propinándole una de mis sonrisitas de «si supieras lo que te espera».
   —Pues bien, ahora debo marcharme estoy apurada—cuchicheó haciendo ademanes excesivos y se dirigió rumbo a la salida nuevamente no sin antes gritar un «¡Pórtense bien niños!».

¿¡Y a esta que bicho la picó!?

   Corrí al puesto de Erika casi al final del salón con cuidado de no caerme. El examen estaba a punto de comenzar y no me daría tiempo hablarle.

   —Aférrate de dientes y uñas a Nate y no permitas que se vaya, tú también debes esperarme hasta que salga de la hora de castigo con James el bastardo— Me apoyé en la mesa y la señalé con un dedo mientras eventualmente le echaba miraditas furtivas a la puerta por si alguien iba a entrar.
   —¿Enserio tenía que ser él?— se quejó mi amiga ¡Aquí se viene dramón del bueno!
   —Erika escucha, no es momento para lloriqueos, sabes que le necesitamos— dije intentando convencerla de buena manera, respiró hondo y justo cuando iba a hablar vi como su mirada se desvió.

   —Andrea tome asiento por favor— Sentí la ya conocida voz masculina a mis espaldas ¡James Bastardo!
   —Un momento— musité desviándose mi vista de la de mi amiga por unos momentos. Me miró, me miró y me miró durante segundos que me parecieron siglos hasta que al fin tragándose su indignación respiró hondo y prosiguió hacia el frente ¡Ja! ¡Punto para Andreaa!

   —Escríbele a Sasha, nos invitó al pent-house de su padres para el inicio del verano, dudo que pueda usar mi móvil dentro de un buen rato— Erika aplaudió emocionada y reprimió un chillido de emoción mientras asentía.
   —Vale mi amorrr, nos vemos luego del examen, te espero fuera con el insoportable de Nate— Reí, el caso es que Nate fue uno de los noviecitos que tuvo Erika difíciles de olvidar, por decirlo de algún modo, pero a mí me caía bien y era necesario para mi plan asi que ¡Que se aguanten esos dos!.
   —Te amo zorra nos vemos entonces— dije jalándole la mejilla, y lanzándole un beso mientras me alejaba hacia mi asiento.

   En el trayecto pude ver al adonis ojiazul que se hacía llamar maestro, con gesto impasible y mirada escrutadora ¡Uyyyy esos brazooos! Al tenerlos cruzados parecería que las mangas iban a explotar. Me escaneó de arriba hacia abajo con la mirada, yo solo podía desvestirlo en mi mente ¡Necesito un psicólogo!

   —Puede continuar Señor Hunter— hice un ademán y le guiñé un ojo
—B-A-S-T-A-R-D-O— Articulé con los labios, sin hablar, vi como las comisuras de sus labios se curvaron y una sonrisita traviesa se dibujo en su perfecto rostro.

   —Buenas tardes a todos, espero y el repaso de esta mañana les haya sido provechoso, les deseo la mejor de las suertes en el examen, hoy mismo estaré calificándolos para que ya mañana en la actividad tengan todas las notas del año— Objetó elegantemente, y yo aquí, imaginándome películas porno a costa de este hombre, qué lindo sería ¡Cincuenta Sombras de James! Incluso armoniza su nombre con el título original.

   —En cuanto a usted, Andrea, la espero sin falta en mi oficina en cuanto la prueba finalice— Apuntó haciendo énfasis en mi nombre, sacándome de mis ensoñaciones morbosas, solo atisbé a dar un leve asentamiento de cabeza y le saqué la lengua ¿No quiere Andrea? ¡Que coja Andrea!

   Mr. Macho Man solo giró sobre sus talones y se fue,
¡sssublime!

   Saliendo él entró Celia con las copias de la prueba impresas en la mano ¡Esto parece una passarela! Entra uno se exhibe, dice dos gilipolleces, sale, entra otro distinto y asi sucesivamente ¡Que gennte!

   La prueba se tornó tediosa en toda su extensión, la Historia se me da increíblemente bien, modestia aparte, en mis tiempos de estudiante revolucionaria llegué incluso a participar en concursos de la asignatura, esto me resultaba excesivamente sencillo.

   ¡Cuatro de la tarde! No me siento las nalgas, la vejiga me quiere explotar, tengo un cansancio horrendo y mi cuerpo pide cama. Me cargo un humor de los mil demonios y lo único que sé es que aún me falta una hora más de tortura docente, como una zombie, voy subiendo los peldaños de la gran escalera que lleva a la segunda planta, lugar donde se encuentran las diferentes oficinas de los maestros.

   Siento un ¡Cling! Que me resulta de sobra familiar, rebusco con fastidio mi móvil entre todo el universo de cosas que hay en mi bolso, de las cuales uso dos o tres, pero aun así cargo con todo ¿Por qué? Ojalá y tuviera contestación alguna para esa pregunta.

-Mi chofer llegó, yo y Nate el pijo te esperamos dentro del carro justo en frente de la entrada del instituto ¡Recuerda usar condón so-perra! Portate mal ¡Besotes!💁❤

   No pude contener la risa, solo Erika para subirme el ánimo cuando estoy endemoniada.

-Consejo válido para ti también chupacabras, solo no traumes al lindo Nate con tus fetiches sexuales ¡Besooos!😝💕

   Presioné el botón de «Enviar», respiré hondo y proseguí hasta toparme con  la puerta que decía el nombre de nuestro antiguo profesor de historia, seguro no les dio tiempo cambiar la placa, como ya era costumbre, giré el pomo de la puerta y di dos golpecitos, no recibí respuesta alguna asi que sin más me adentré en la oficina.

    Nunca he estado aquí, había un escritorio de madera barnizada, en un costado un sofá de piel, rojo vino, la decoración era sobria, sin vida, pero elegante.

   Me paseé por la estancia unos breves minutos, me paré frente al escritorio y no pude dejar de notar los exámenes dispersos sobre la madera ¡Tentación! Mi vista se posó en ellos y muy discretamente intente llegar al mío.

   —No es nada bueno hurgar en pertenencias ajenas...muy mal Andrea— escuché detrás de mi ¡Puta mi suerte! Salté del susto y automáticamente me giré, quedando cara a cara con el peligro, me encontré con esos llameantes ojos azules y me apoyé como pude en el escritorio que quedaba justo detrás de mi.

   —¿Sabes Andrea? Tengo cierta preferencia por las chicas malas, me ponen loco— cada palabra que decía me enloquecía más y más, estoy hecha un manojo de nervios y dudo que en esta ocasión pueda ocultarlo.

   Dio un paso y se inclinó hacia adelante, invadiendo mi espacio personal, quedando su rostro a centímetros del mío, sentí su característico aliento mentolado golpear en mi nariz. ¡Calorr!

   Se acercó más, desvió su rostro, directo a mi cuello, posó sus labios en el lado más sensible, provocándome un agradable erizamiento. Jadeé de la excitación, un simple roce y ya estaba en mi propio Nirvana

   —Mmm...ya extrañaba ese olor a vainilla— estaba paralizada, mi cuerpo era un mar de sensaciones, sé que él es diferente a cualquier otro hombre que haya pasado antes entre mis piernas, sé que con él, no terminará bien y para ser sincera eso ¡Me asusta!

   Respiré hondo y como pude canalicé toda mi fuerza y logré sacármelo de encima, invirtiendo posiciones, dejándolo pasmado, sentado encima del buró. La diosa que llevo dentro se sentó en su diván con su tazón de palomitas de maíz, lista para el show.

   —Escucha bien guaperas, no soy cualquier putita a la que te hayas tirado an...— no me dejó terminar, me agarró de la cintura y me atrajo hacia él, su boca asaltó la mía, nos besamos, nos devoramos, y el cabreo me descendió a los pies inconscientemente enredé mis dedos en su pelo, lo tomé del cuello y lo acerqué más y más a mi, profundizando el beso, arraigándo el deseo, carbonizándome lentamente por dentro.

   En un ágil movimiento, me tomó por la cintura y me alzó con un brazo, con el que le quedó libre, barrió todo lo que había en el escritorio provocando un estruendoso sonido que hizo estremecer las paredes del lugar.

   Volví a mi posición anterior y este abrió mis piernas y se agachó a la altura de la mesa, su boca se deslizó con suavidad por todo el interior de mis muslos. Gemí, enredé mis manos en su pelo un vez más y el siguió con el tortuoso juego perpetrado por sus labios expertos, labios pecadores.

   Su boca llegó hasta el centro de mi deseo y de la mía escapó un estridente bramido, mordisqueó por encima de la tela, haciéndome vibrar, llevándome a las nubes, con sus dientes, jaló mi panty y luego lo soltó, dándome un leve azotito.

   Me agarré a los bordes de la mesa, moviendo mis caderas, aclamando por más...

   Ahora lo veo, cuando la tensión sexual entre dos seres, estalla y se resquebraja, la lujuria los deja ciegos y se pierden en el frenesí de una lucha incansable en busca de placer, no existe nada que detenga el impulso natural... Nada excepto Erika llamándome ¡Puta Madre!

   —Déjalo sonar— gruñó James cegado por la satisfacción.
   —Detente, debo contestar— Se separó automáticamente de mi y yo me bajé del escritorio, en busca de mi bolso.

   Cuando al fin logré encontrar el celular, miré la pantalla y efectivamente, era Erika la intensa, una vez más de inoportuna.

   —¿Cual es la urgencia?— espeté acercando el teléfono a mi oreja. Silencio. No recibí contestación de la otra línea.
   —¿Erika?—Insistí pero una vez más el silencio prevaleció.
   —Erika sabes que no me gustan este tipo de bromas háblame ¡Ahora!— Ya estaba histérica.

   Colgué el teléfono y lo metí en el bolso con brusquedad, traté de acomodar mi cabello torpemente, pero de nada sirvió.

   —¿Que ocurre?— Oí hablar a James.
   —Debo irme rápido— dije tratando de alisar mi ropa, en vano también.
   —¿¡Enserio me dejarás así!?— Exclamó captando mi atención señalándose a sí mismo. No pude contener la risa.
   —¿Así cómo?—Pregunte haciéndome la chiva con tontera.
   —Sabes perfectamente a que me refiero.
   —Pues parece que hoy te tocó a ti mi chulo, suerte recogiendo el desorden ¡Bye, bye!— Hice un gesto de despedida con mis manos y me eché la cartera al hombro, oí mientras cerraba la puerta como maldecía y bufaba de indiganción.

   Solté un carcajada catártica a medio pasillo y aceleré el paso ¿Que será de Erika? ¡Me preocupa!

   Llegué frenética a la salida de la escuela y cuando llegué, no podía creerlo...

—¿¡Es enserioo!?

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   Quiero comentariozzz quiero veneno🐍quiero amorrr y les subo el seis mañana missmo !! Los amo bebes !! ❤💫

 
  

  

  

  
   

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