Capítulo 3







La vida de Isabella se había convertido en una intrincada danza entre la luz y la sombra. Aunque había encontrado un equilibrio entre su vida con los hombres lobos y su conexión con sus amigos humanos en la ciudad, se daba cuenta de que no siempre era fácil estar vigente en ambos lados.

Con el tiempo, Isabella se dio cuenta de que su presencia en el mundo de los hombres lobos no pasaba desapercibida para algunos de los habitantes del pequeño pueblo de Sombra Valle. Aunque la mayoría de la gente parecía ignorar su verdadera naturaleza, había aquellos que la miraban con recelo y sospecha. A pesar de sus esfuerzos por integrarse, Isabella se sentía como una forastera en su propia comunidad humana.

Por otro lado, también notó que su conexión con los hombres lobos la hacía diferente dentro de su grupo de amigos humanos. Aunque trataba de ocultar su don especial, a veces se sentía desconectada, incapaz de compartir completamente su vida sobrenatural con ellos. Esto le causaba un sentimiento de aislamiento, y a veces deseaba ser simplemente una chica normal, sin secretos ocultos.

En una fría noche de luna llena, Isabella se encontraba en el claro del bosque, observando las llamas de la hoguera mientras la manada se reunía a su alrededor. Aunque estaba físicamente presente, su mente estaba en otro lugar, preocupada por el dilema que enfrentaba. Sentía que no encajaba completamente en ninguno de los dos mundos, y eso la llenaba de dudas y temores.

Elena, que siempre estaba atenta a su protegida, se acercó a Isabella con una mirada de preocupación.

—¿Estás bien, Isabella? Te noto distante esta noche.

Isabella miró a Elena y suspiró, sin saber cómo expresar sus sentimientos.

—Es solo que... a veces siento que no pertenezco aquí. No pertenezco completamente a ninguno de los dos mundos. Me preocupa que nunca pueda ser completamente aceptada en ninguno de ellos.

Elena puso una mano reconfortante en su hombro.

—Entiendo cómo te sientes. Tu don especial te conecta con los dos lados, pero eso también significa que tienes que enfrentar los desafíos de ambos. Pero recuerda, Isabella, que eres única y especial en tu propia forma. No tienes que encajar perfectamente en ninguno de los mundos, sino encontrar tu lugar y tu propósito en ambos.

Isabella asintió, agradecida por las palabras de Elena. Pero la duda seguía acechando en su mente. Mientras observaba la hoguera, sintió un profundo deseo de alejarse, de proteger a sus amigos humanos de la verdad de su existencia.

Esa noche, cuando regresó a la ciudad, Isabella evitó a sus amigos humanos. Temía que si se acercaba demasiado a ellos, descubrirían la verdad sobre su naturaleza y la rechazarían. Se sentía vulnerable y temía las consecuencias de revelar su verdadero ser.

Sin embargo, a pesar de su deseo de mantenerse alejada, no podía evitar sentir una llamada en su interior. Era como si una fuerza inexplicable la impulsara a acercarse, a mostrarles quién era realmente.

Una noche, mientras caminaba por las calles oscuras de la ciudad, Isabella escuchó un aullido a lo lejos. Era un sonido familiar, uno que reconocía como el de su manada en el bosque. El corazón le latió con fuerza, sintiendo la conexión con sus hermanos lobos.

Siguió el sonido, dejándose guiar por la llamada de la luna llena. Finalmente, llegó a las afueras de la ciudad, donde el bosque la recibió con sus brazos oscuros y protector.

Sus pies la llevaron hacia el claro, donde encontró a la manada reunida, bajo la luz de la luna. La visión la llenó de una sensación de pertenencia y calma, como si estuviera de vuelta en casa.

Lucas se acercó a ella, sus ojos amarillos reflejando comprensión.

—Sabía que vendrías. Sientes la llamada del bosque y de tu verdadera naturaleza.

Isabella asintió, incapaz de ocultar su verdad ante él.

—Sí, siento la llamada. Pero también siento el temor de perder a mis amigos humanos. No quiero que me rechacen si descubren la verdad sobre mí.

Lucas la miró con sabiduría.

—Entiendo tus temores, Isabella. Pero no puedes negar quién eres realmente. Tu don especial es una parte importante de ti, y no debes esconderlo. Aquellos que realmente te aprecian te aceptarán tal como eres.

Isabella reflexionó sobre sus palabras y sintió que tenía razón. No podía seguir ocultando su verdadera naturaleza, ni en el mundo de los hombres lobos ni en el de sus amigos humanos. Debía encontrar el coraje para ser auténtica y enfrentar las consecuencias, sean cuales fueran.

Con una sensación de determinación en su corazón, Isabella regresó a la ciudad y se reunió con sus amigos humanos. Esta vez, no ocultó su don especial ni su conexión con el mundo sobrenatural. Les contó su historia, revelando la existencia de los hombres lobos y su papel en la manada.

Hubo sorpresa y asombro en las caras de sus amigos, pero también había comprensión y aceptación. Isabella sintió un gran alivio al saber que podía ser su verdadero yo frente a ellos, sin temor al rechazo.

Una semana después de haber revelado mi verdadera naturaleza a mis amigos humanos, decidí reunirme con ellos para hablar abiertamente sobre lo que significaba ser parte de una manada de hombres lobos. El sol se ocultaba en el horizonte mientras nos encontrábamos en el parque cercano al centro de la ciudad, buscando un lugar tranquilo para tener esa conversación.

Tomé una profunda respiración y miré a mis amigos con sinceridad en los ojos. Había pasado muchos días reflexionando sobre cómo abordar el tema y esperaba que pudieran comprender lo que significaba para mí.

—Gracias a todos por estar aquí esta noche, comencé, sintiendo el nudo en mi garganta. —Sé que lo que les conté la otra vez fue algo difícil de asimilar, pero quiero hablar más sobre mi conexión con los hombres lobos y lo que eso significa para mí.

Sus caras reflejaban curiosidad y un poco de asombro, pero también podía ver el apoyo en sus ojos.

Lucía, una de mis amigas más cercanas, fue la primera en hablar.

—Isabella, no puedo negar que fue una sorpresa lo que nos dijiste, pero también sé que eres una amiga increíble. Si esto es parte de quién eres, entonces te apoyamos en eso.

La calidez en sus palabras me reconfortó, y una sonrisa se formó en mis labios.
—Gracias, Lucía. Significa mucho para mí que estén aquí y me acepten tal como soy.

Juan, otro de mis amigos, levantó una ceja con curiosidad. —Entonces, ¿qué significa ser parte de una manada de hombres lobos? ¿Tienen poderes o algo así?

Asentí, sabiendo que tenía mucho que explicar. Comencé a compartirles sobre mi don especial y cómo los hombres lobos se transformaban durante las noches de luna llena.

Les hablé sobre la conexión profunda que teníamos con la naturaleza y cómo vivíamos en armonía con el bosque y la vida salvaje.

Sus ojos se agrandaron con fascinación mientras escuchaban mis relatos sobre las tradiciones y la vida en la manada. Aunque era difícil de creer, estaban dispuestos a escuchar y aprender más sobre el mundo sobrenatural en el que estaba involucrada.

—Es un mundo completamente diferente al que conocemos, pero también suena fascinante—comentó Sofía, otra de mis amigas cercanas.

Asentí con una sonrisa.
—Lo es, y también es un mundo lleno de responsabilidades y desafíos. —Como miembros de la manada, tenemos que protegernos unos a otros y mantener nuestros secretos a salvo de aquellos que intentan hacernos daño.

Pedro, el último de mis amigos presentes, frunció el ceño.

—Entonces, ¿hay personas que quieren lastimarnos? ¿Por qué?

La seriedad en su mirada me hizo comprender que debía ser honesta con ellos.

—Sí, hay cazadores que persiguen a los hombres lobos para obtener trofeos o para descubrir nuestros secretos.

Nuestra existencia es un misterio para el mundo humano, y debemos protegernos para mantenernos a salvo.

El silencio se adueñó del grupo por un momento mientras procesaban la información.

Luego, Lucía habló con determinación.
—Entonces, ¿cómo podemos ayudarte, Isa?

Sus palabras me llenaron de gratitud y emoción.

—Lo más importante es que sigamos siendo amigos, que estemos juntos en esto. Aunque mi vida es un poco más complicada de lo que imaginé, valoro cada uno de ustedes y quiero que sepan que siempre estaré aquí para ustedes, como ustedes lo han estado para mí.

La expresión en sus rostros demostraba comprensión y aceptación. Todos asintieron, expresando su apoyo y cariño. Me sentí abrazada por su amistad y su comprensión, y supe que, pase lo que pase, siempre tendría a mis amigos humanos y a mi manada de hombres lobos a mi lado.

La noche avanzó mientras continuamos hablando, compartiendo risas y recuerdos como siempre lo hacíamos. Aunque sabía que mi vida era única, también me di cuenta de que estaba bendecida por tener dos mundos a los que pertenecer y dos grupos de personas que me amaban y apoyaban.

Sabía que tenía mucho por descubrir en mi vida de hombre lobo, pero también sabía que no importaba cuán complejo pudiera ser, siempre tendría un lugar en ambos mundos.

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