Capítulo 1


El viento soplaba suavemente a través de los altos árboles del bosque, susurros inquietantes que llenaban el aire de una extraña energía. En lo profundo de Sombra Valle, un pequeño pueblo rodeado por colinas y bañado por la luz de la luna, se ocultaba un secreto ancestral: una manada de hombres lobos.

Isabella caminaba por las calles desiertas de Sombra Valle, envuelta en su abrigo, tratando de calentar el frío que se colaba entre los pliegues de su ropa. Los faroles de luz amarilla proyectaban sombras largas y retorcidas en los edificios de piedra, creando una atmósfera misteriosa que le erizaba la piel. Había llegado al pueblo hace apenas unas semanas, en busca de un nuevo comienzo después de una vida marcada por el dolor y la pérdida.

Mientras caminaba por una calle empedrada, Isabella notó una figura oscura moviéndose entre los árboles al otro lado de la calle. Intrigada, se acercó sigilosamente para ver qué estaba ocurriendo. Sus pasos eran silenciosos, pero su corazón latía con fuerza en su pecho.

Desde su escondite, Isabella se convirtió en un hombre alto y musculoso parado cerca de un árbol. Su cabello oscuro caía en mechones desordenados sobre su rostro, pero no pudo distinguir sus rasgos con claridad debido a la oscuridad de la noche. Estaba vestido con una chaqueta de cuero ajustada y pantalones oscuros. Su postura era tensa, como si estuviera esperando algo o alguien.

De repente, un aullido lejano llenó el aire, estremeciendo a Isabella hasta lo más profundo de su ser. La figura se volvió hacia el sonido, sus ojos brillando con una intensidad felina. Sin pensarlo dos veces, Isabella pensó seguirlo. Con cada paso que daba, se adentraba más en el oscuro bosque, sintiendo cómo la excitación y el miedo se entrelazaban dentro de ella.

El hombre se movía con una agilidad sorprendente, como si conociera el bosque como la palma de su mano. Isabella luchaba por mantenerse al día, su aliento entrecortado y su corazón galopando en su pecho. Finalmente, llegaron a un claro iluminado por la plateada luz de la luna, donde se encontraron otros hombres, todos ellos con aspecto salvaje y poderoso.

Isabella se escondió detrás de un árbol, apenas atreviéndose a respirar. Observó cómo los hombres se reunían en círculo, sus ojos brillando con un fuego salvaje y sus rostros marcados por cicatrices y expresiones de determinación. Parecían estar discutiendo algo en un lenguaje gutural que Isabella no podía comprender.

De repente, el hombre de cabello oscuro se adelantó y se quitó la chaqueta de cuero, revelando su pecho desnudo y musculoso. La luz de la luna parecía bailar sobre su piel,

Realzando los contornos de su cuerpo esculpido. Los demás hombres hicieron lo mismo, revelando sus torsos cubiertos de velo y sus brazos fuertes.

Isabella se quedó sin aliento mientras los hombres se transformaban lentamente. Sus cuerpos se bajaron en pelaje grisáceo, sus extremidades se alargaron y sus manos se bajaron en garras afiladas. Pronto, se encontraron rodeados por una manada de hombres lobo, sus ojos amarillos brillando con una ferocidad que cortaba el aliento.

El hombre de cabello oscuro, ahora se convirtió en un imponente lobo negro, levantó la cabeza y emitió un aullido que resonó en el claro del bosque. Los demás lo siguieron, creando una sinfonía de aullidos que parecían fusionarse con la música de la noche.

Isabella se quedó inmóvil, incapaz de apartar la mirada de la escena sobrenatural que se desarrolló frente a ella. No podía creer lo que veían sus ojos, pero la emoción que latía en su interior le decía que había descubierto algo más allá de su comprensión.

De repente, el lobo negro giró la cabeza y clavó sus penetrantes ojos amarillos en los de Isabella. Un escalofrío recorrió su columna vertebral mientras su mirada se encontraba con la del lobo. Hubo un momento de conexión, como si el tiempo se detuviera y el universo los uniera en un único instante.

Sin previo aviso, el lobo negro se lanzó hacia ella con una velocidad sobrenatural. Isabella sintió el viento golpeando su rostro mientras el lobo se acercaba cada vez más, pero en lugar de atacarla, se detuvo unos pocos centímetros de su cuerpo, inhalando su esencia con un hálito caliente y húmedo.

La respiración de Isabella se entrecortó, mezcla de miedo y fascinación. No podía apartar la mirada de los ojos amarillos del lobo, que parecían contener un misterio profundo y ancestral. En ese momento, supo que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.

El contacto entre Isabella y el lobo negro se prolongó, como si el mismo tiempo se hubiera detenido. La joven sintió una extraña conexión con aquel ser, como si hubieran compartido historias y secretos en un solo instante. En sus ojos amarillos encontré una mezcla de intensidad y melancolía, una mirada que parecía hablar de un pasado cargado de cicatrices y anhelos.

El lobo dio un paso atrás, apartándose de Isabella con una gracia felina. Se volvió hacia los demás hombres lobos que aún permanecían en su forma animal, y mostraban un gruñido suave, casi como una orden. Uno a uno, los hombres comenzaron a revertir su transformación, volviendo a su apariencia humana, aunque sus cuerpos desnudos estaban cubiertos de sudor y sus ojos todavía reflejaban la ferocidad que habían mostrado momentos antes.

Isabella los observaba, aún aturdida por la experiencia sobrenatural que acababa de presenciar. La curiosidad y el misterio se entrelazaban en su mente, y una pregunta se abría paso en su corazón: ¿qué relación tenía ella con aquellos hombres lobos y su mundo oculto?

El hombre de cabello oscuro, ahora vestido con su chaqueta de cuero, se dirigió a Isabella con cautela. Aunque sus rasgos siguieron siendo difíciles de distinguir en la penumbra, su mirada reveló una mezcla de preocupación y curiosidad.

—¿Quién eres?—Preguntó con voz temblorosa pero llena de determinación.

El hombre lobuno sonrió ligeramente, como si supiera que esa pregunta era inevitable.

—Lucas, y tú nombre es Isabella, has llegado en un momento crucial. No es casualidad que nos hayamos encontrado esta noche—Con una voz profunda y resonante.

Isabella se estremeció al escuchar su propio nombre en los labios de Lucas. ¿Cómo podía saberlo? ¿Y qué quería decir con que su encuentro no era casualidad? Las preguntas se agolparon en su mente, pero tuvieron que mantener la calma y esperar a que Lucas le explicara más.

Lucas se acercó a un poco más, mirándola fijamente.

—Somos una antigua manada de hombres lobos, que lleva siglos protegiendo este pueblo y manteniendo nuestro secreto oculto. Pero en los últimos tiempos, hemos enfrentado amenazas cada vez más peligrosas. Tu aquí, Isabella, podría ser la clave para nuestro futuro.

La joven se sintió abrumada por la revelación. La idea de formar parte de algo tan extraordinario despertaba en ella una mezcla de emocion y temor. Pero también había un sentimiento de conexión, como si algo dentro de ella hubiera estado esperando este momento durante mucho tiempo.

—¿Por qué yo?— preguntó Isabella, su voz apenas un susurro.

Lucas le dedicó una mirada intensa.

—Porque tienes un don especial, Isabella. Una única habilidad que puede ayudarnos a enfrentar las amenazas que se ciernen sobre nosotros. No puedo revelar más detalles ahora, pero te pido que confíes en mí y en la manada.

Juntos podemos protegernos y encontrar respuestas a nuestras preguntas más profundas.

Isabella luchó por asimilar todo lo que estaba sucediendo. Un mundo oculto de hombres lobos, un destino entrelazado con el suyo y un don desconocido que podría cambiarlo todo. Se sintió abrumada, pero también descubrió intrigada y dispuesta a hasta dónde la llevaría a esta misteriosa conexión.

—Muy bien, Lucas—dijo finalmente, firmando su compromiso con una resolución inquebrantable. Estoy dispuesta a descubrir mi lugar en esta historia ya ayudar en todo lo que pueda. Pero necesito respuestas y tiempo para asimilar todo esto.

Lucas asintió, comprendiendo sus sentimientos.

—Te prometo que te revelaremos todo lo que necesitas saber. Pero ahora es mejor que regresemos al pueblo antes de que amanezca. Hay mucho por hacer y necesitamos estar preparados.

Juntos, Isabella y Lucas se adentraron en el bosque, volviendo a la seguridad de Sombra valle. Aunque su mente estaba llena de incertidumbre y preguntas sin respuesta, Isabella sintió una chispa de esperanza ardiente en su interior. Sabía que su vida nunca sería la misma, pero estaba dispuesta a enfrentar lo desconocido y descubrir el amor y la verdad en medio de las sombras de la noche.

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