Llamada 87

Un estornudo sonó por tercera vez en el lugar, y Takemichi se quejó, repitiendo una y otra vez que se quería morir.

Sintió como el termómetro en su boca era extraído repentinamente de su boca. Chifuyu frente suyo observaba el objeto en sus manos con seriedad, para después suspirar aliviado.

—Al parecer la fiebre bajo, eso es bueno.

—¿Eso es bueno? Chifuyu, ya no tendré excusa para faltar al trabajo mañana.

La risa de Kakucho se hizo escuchar, quien luego de haber dejado algunas de las compras hechas en el estante de la cocina, escuchó por casualidad lo dicho por el azabache.

El heterocromático se acercó a sus amigos tranquilamente sin apagar en ningún momento su carcajada nada disimulada y Takemichi solo le lanzó una mirada molesta.

—No le veo el chiste Kaku-chan —expresó su sentir, sintiéndose indignado, pero las mejillas ruborizadas decían lo contrario.

Mientras tanto a Chifuyu se le hizo adorable la interacción de los dos amigos de la infancia.

—Takemichi, ambos sabemos que la excusa es para que Mikey te cuide, ¿No es así?

Y ahora, fue el turno del dueño de la tienda de mascotas de soltar una carcajada, dejando aún más avergonzado a Takemichi por sus incesantes burlas.

El azabache reuniendo toda la fuerza de voluntad para levantarse, aún con algunas risas de sus dos amigos de fondo, los arrastró hacia la salida agradeciendo su pequeña visita y atenciones para así después despedirlos de golpe, cerrando en sus narices la puerta de su departamento. 

...

Quizás fue un poco grosero al sacarlos del lugar de forma tan abrupta. 

Y no es excusa después de que tanto Kakucho como Chifuyu se preocuparon por él cuando se enteraron que se enfermó, por eso mismo, Takemichi mientras regresaba a su futón para seguir descansando tomó su celular y les escribió a ambos chicos pidiendo sus disculpas respectivas.

Él culpaba a su migraña por actuar de esa manera.

Mientras Takemichi se instalaba entre las sábanas listo para hundirse en ellas, el timbre sonó entre las estrechas cuatro paredes de su vivienda.

Irónicamente bufó e inmediatamente se despidió del calor momentáneo para ser recibido con el frío suelo, ya que se encontraba descalzo, y avanzar perezosamente de nueva cuenta hacia la entrada.

Y justo cuando su mano tocó la superficie de la manilla, recordó que Mikey le había dicho que lo visitaría.

Qué torpe, ni siquiera tuvo la decencia de arreglar un poco para su llegada. Ya era demasiado tarde de todas formas.

Decidió que lo recibiría, y se dejaría querer como un bonus de su estado.

—Mikey-kun...

No tuvo tiempo de reaccionar, apenas la puerta fue abierta, el cuerpo de su novio cayó como cohete hacia él y, debido a la fuerza de la gravedad y el desequilibrio de Takemichi, el azabache terminó de sentón con el cuerpo de Mikey en su regazo.

Takemichi quiso reclamar por la acción tan descuidada de Mikey, pero apenas intentó hacerle llegar sus pensamientos, se detuvo al sentir los brazos del más bajo rodearlo en un abrazo asfixiante, el rostro ajeno paró en el espacio entre su cuello y hombro, y al sentir el cuerpo contrario tensarse en aquella pequeña acción supo que algo andaba mal.

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