Cap 4
Cursiva y negrita: Hablan en italiano.
Solo cursiva: Pensamientos de (T/N)
Negrita: "La Voz"
Calles y calles entre cruzadas se abrían paso para mostrar más de aquel complejo laberinto, los colores y olores formaban una asfixiante red ilusoria que nublaban los sentidos y el calor sofocante no era más que un peso que restringía el movimiento de toda aquella multitud que se apiñaba como en una colmena sin conocerse verdaderamente.
Los puestos de humeante comida, los vendedores de flores no eran más quedistractores que con palabras amables ofrecían sus productos a los transeúntesque por ahí pasaban atrapados en la monótona vida de un pueblitoitaliano.
En toda su vida—Aun cuando no era mucha— nunca creyó que ese día llegaría, incluso esperaba impaciente la hora en que alguien le diera una cachetada o simplemente despertar de ese hermoso sueño como casi siempre sucedía. Ella sabía que esto no era un sueño, pero era tan irreal que casi lo parecía, las aves cantando, el brillante cielo azul, esas nubes que apenas y alcanzaba a ver por la ventana de su habitación y que ahora parecían no tener fin; sin embargo, lo que más le sorprendió fue el mar, y agradecía firmemente el haber leído aquel libro donde contaban lo que era esa gran extensión de agua salada y abundante en vida.
Como si fuera atraída por un imán se acercó a donde terminaban las olas, si este lugar tenía un nombre ella lo desconocía, como también desconocía el nombre del lugar donde se encontraba, pocos eran los libros que terminaron en sus manos y eran tan pocos que podía contarlos con los dedos de su mano e incluso con eso...se encontraba satisfecha con lo poco que sabía, no era ignorante del todo.
Extendió su brazo izquierdo apuntando al cielo repleto de nubes, mirando ese cálido y brillante sol, respirando de alivio al por fin sentir aquel sentimiento que por tanto tiempo había añorado, la libertad.
Qué extraña podía llegar a ser la vida, hasta no hace poco se encontraba encerrada, sin la más mínima oportunidad de escapar y ahora era capaz de ver el mar, sentía que podía llegar a acostumbrarse a esa sensación tan agradable. O eso era lo que pensaba hasta hace no más de una hora, ya que en ese momento se encontraba corriendo con todas sus fuerzas, el oxígeno le pesaba tanto al entrar a sus pulmones que ya se le estaba dificultando el seguir corriendo, ¿Esto era el cansancio? ¡Tenía que admitir que no le gustaba para nada! más aún en momentos como ese ¡En donde se encontraba corriendo como una completa loca!
Repasando lo que había sucedido, su tarde no había sido nada fuera de lo común, solo había tomado una relajante caminata y se aventuró a ver los puestos de humeante comida, observó el suelo que pisaba y a los niños corretear persiguiendo pelotas o caminando junto a sus padres, algo que ella nunca había tenido. Tal vez fue el hecho de que llevara una ropa tan extraña o el hecho de que no sabía hablar el idioma, dieron por sentado que era una extraña que miraba fijamente a los niños, ¡alguien debió decirles a esas raras personas que ahora la perseguían!
—¡¡PERO YA DÉJENME, JURO QUE SOY INOCENTE!!—solo pudo aumentar la velocidad con la que corría, vamos... ¡¡que era un suicidio teniendo en cuenta que NUNCA había corrido de esa manera!! Su... ¿Cómo decía ese libro? ¿Estamina? como sea se cansaba muy rápido.
—¡¡ATRAPENLA!! ¡NO LA DEJEN ESCAPAR! — solo pudo entender el atrápenla, del resto, aquel idioma era demasiado extraño como para que pudiera comprenderlo, y tampoco es como si ella fuera a detenerse ¡ese atrápenla fue suficiente!
Observó como las calles se abrían frente a ella, mostrándole el hogar donde descansaban las personas; con lo poco que podía ver al correr tan rápido no era una zona poblada, y agradecía que fuera así, de esa forma podría huir sin llevarse a alguien por el medio. O eso pensó al inicio... ¿¡Acaso el mundo tenía algo en contra suya!? Lo único que hizo fue esquivar a un señor y delante suyo apareció un hombre, este era más joven que el señor que había esquivado pero esa mirada gélida que le mandó cuando sus miradas se cruzaron solo le dio escalofríos.
—Detente o te arrestare— no conocía esa palabra, pero asumiendo que quería inmovilizarla seguramente se trataba de una de las personas que había estado persiguiéndola, aunque era curioso ya que hablaba igual que ella.
—Juro que no hice nada malo, solo estaba observando— dijo nerviosa, lo primero era ponerlo de su lado.
—hmp— Fue en ese momento que se dio cuenta que, al menos por ese día, ¡¡nada le saldría como quería!!
Había sido su error el pensar que hablándole él comprendería, sobretodo porque antes le había advertido, tal vez fue demasiado ingenua en pensar que sentiría pena por una chica desconocida, y solo pudo congelarse cuando vio unos extraños amarres metálicos; había querido olvidarse de todo, pero una vez vio esas cosas recuerdos de aquella habitación blanca asaltaron su mente, su cuerpo por impulso girando para volver a correr lejos de ese hombre, sin embargo...
—¡¡Corre demasiado rápido!!! ¡¡¡Que no hice nada!!!— De nuevo cometió un grave error creyendo que tendría algún chance de escapar, pero igual logró atraparla, era muy rápido y aun cuando corrió por horas él nunca mostro indicios de estar cansado. Estaba molesta por ser tan débil, y aprovechando que este se encontraba hablando con los anteriores hombres que la perseguían pensó en usar aquella energía blanquecina que la rodeó la vez en que se había escapado...fue una pésima idea, nada más sacarla sintió un pinchazo en sus manos, llevándose una sorpresa al ver una... ¿Llama? O, pero eso no fue lo peor.
—Puedes usar las llamas— estaba muerta— Dime tu nombre.
Lo mire con desconfianza, negándose a hablar, pareció notarlo porque suspirando molesto hablo más suave pese a que sus ojos aún conservaban esa frialdad que la inquietaba tanto.
—Tienes que decirme tu nombre o estas personas te llevarán— ¿llevarme? ¿a dónde? sinceramente no quería ni saberlo ya había estado encerrada antes.
—me llamo (T/N) — dijo resignada, mejor decirle antes de hacerlo enfadar.
— ¿y tú apellido? — parecía ya perder la paciencia, ¡¡oye, que era ella la que estaba amarrada!!
—Si tuviera ya te lo hubiera dicho genio, no pareces muy inteligente si no lo pensaste por ti mismo.
—hmp— es lo único que dijo, solo la tomó por el brazo y la hizo caminar, ¡¡como si fuera a dejarlo ahora que había conseguido su libertad!! no planeo volver a esa estúpida habitación blanca de nuevo.
Hizo como si fuera a caerse, y cuando vio que se agachó para agarrarla lo jaló con ella dándole una patada en la cara, se levantó de un brinco y aprovechando que se sostenía la cara volvió a correr a toda velocidad y aunque le doliera sacó su aura; sintiendo su cuerpo de nuevo liviano y sin peso alguno dejó que la misma rodeara aquellos amarres que el hombre usó en ella. Había sido algo impresionante de ver, el color blanco había rodeado los amarres y de estos repentinamente otro color surgió, uno extrañamente familiar, solo que no había pensado en eso al lograr liberar sus heridas muñecas.Ese momento de victoria desapareció al ver por el rabillo del ojo al mismo hombre que minutos antes la había estado sujetando persiguiéndola, y como no... ¡a una impresionante velocidad!
—¿¡¡ES QUE NO TE CANSAS!!? ¡¡DÉJAME TRANQUILA, NO VOLVERÉ A MIRAR NIÑOS LO PROMETO!! ¡¡PERO YA ME TIENES HARTA!!— eso pareció enfurecerlo ya que vio cómo su ceño se fruncía.
Y fue en ese momento que sus ojos se agrandaron, ahora recordaba, aquellas llamas las había visto en sus sueños, eran exactamente iguales incluso tenían aquel sentimiento distante que sintió y las mismas que aparecieron en los amarres cuando intentó liberarse, solo que estas rodeaban un objeto, no era para nada igual al que usó con ella, de echo era más pequeño y cabían a la perfección en su mano.
—No lo volveré a repetir, detente y no saldrás lastimada— lo escuche decir muy cerca.
—¿¡SABES!? ¡¡CON ESA PALABRA NADIE SE DETENDRÍA!! ¡¡DÉJAME RARO!!— al girar en una esquina repentinamente su cuerpo dejo de moverse, ¿la razón? el mismo objeto que antes portaba el hombre en las manos y que ahora la inmovilizaba en lo que pude deducir era un poste de metal y no solo eso, sino que para el colmo también una amarraba su tobillo, ¿creyó haber visto solo una... acaso tenía otra escondida?
—estas arrestada— escuchó su grave voz
—Oh (T/N) estas más que muerta— lloriqueó por su maravillosa suerte.
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