3. Amor Por El Chocolate.
Lizzy se encontraba llegando al trabajo un nuevo día sin diferencia, se encontró con su amiga a la cual saludo y miro por unos segundos atenta, había algo diferente en su amiga. Esta tenía un olor extraño, o al menos uno poco natural en ella, Lizzy se acercó un poco a lo cual Stefany solo sacó una bolsa debajo del escritorio y se la dio a Lizzy, no era una bosa grande, pero tenía un par de cosas.
-Te lo dejo el chico nalgon, dijo que lo disculpes. ¿Te tocó o algo parecido?, aun eres virgen... ¿no?-
Lizzy no pudo contener la vergüenza. ¿De verdad le había preguntado eso en ese lugar con tantas personas cerca?. Lizzy tomó el hombro de Stefany y le habló con un gran odio en el oido.
-No pasó nada, solo estuvimos hablando, por cierto- Lizzy le daría otra gran nalgada pero esta vez en la otra mejilla trasera a Stefany haciéndola torcer un poco sus rodillas nuevamente -No le digas cosas raras a ese imbecil.-
Lizzy corrió hasta los vestidores y se encerró en estos evitando que Stefany la siguiera, ella solo se quedo riendo en todo el transcurso, ellas parecían un par de niñas jugando a las atrapadas... En un hospital. Antes de cambiarse, Lizzy se aseguró de revisar todo el vestidor, no quería otra sorpresa de un chico en ese lugar. Al terminar de revisar solo se cambió muy apresurada, al terminar de cambiarse vio aquella bolsa que le habían dejado como regalo, se sentó en uno de los asientos de los vestidores y empezó a revisar lo que tenía.
-No puede ser...- De primera vista sus ojos se engancharon a una barra de chocolate que estaba de primera en la bolsa, tras de la barra de chocolate y en el fondo de la bolsa habían una gran variedad de caramelos y otra pequeña cajita que tenía un perfume, Lizzy se regó un poco en la muñeca para luego notar que esta tenía un olor a chocolate de fresas, esta vez ya no podía contener su emoción, su amor por el chocolate estaba llegando a nuevos extremos, tal vez no parecía mucho, pero fue suficiente como para que ella aceptará las disculpas de él.-No puedo creerlo, me compro solo con chocolate... Debo ser más complicada que esto, parezco una puta cualquiera pero. es una barra de veinticuatro piezas sin maní, no puedo negarla, ¡es perfecta!.-
Su día fue mejorando solo con aquel regalo, guardo todo en su casillero y salió del vestidor ya más que feliz por empezar su día de tan buena manera, se acerco a Stefany y miró en un tablero junto a su amiga los pacientes que tenía el día de hoy sintiendo un extraño aroma llegar a su nariz, al acercarse más a Stefany la olfateo dos veces de cerca siendo mirada por su amiga.
-¿Qué te sucede loca?.-
-Te pusiste mi perfume de chocolate... ¿Verdad?.-
Con tan solo ver la mirada de Lizzy, Stefany se colocó las manos en sus nalgas y miró a su amiga con una pequeña sonrisa nerviosa.
-No fue mi culpa, solo quería provarlo un poco. Vamos, solo fue un poco-
Lizzy lo dejo pasar y solo le dio una palmada en el pecho a su amiga pero al tocar el bolsillo de la camisa de ella escucho el crujido de una bolsa a lo cual la miró fijamente con un gran odio en sus ojos.
-¿Qué más agarraste de mi regalo?...-
-... Nada.-
Las horas pasaron, Stefany después de tener una intensa discusión con Lizzy y que esta le diera otra súper nalgada ambas fueron regañadas por el gerente, el día de trabajo terminó tan rápido como comenzó, Lizzy salió de su trabajo ya más calmada y con su regalo en manos, pasó por el trabajo de Arthur y miró hacia dentro por las ventanas notando que nuevamente su ahora "amigo" no estaba, miró a su alrededor y esta vez no lo encontró ni siquiera al otro lado de la calle, entró a la tienda y se sento en una barra. Al menos quería agradecer por los regalos pero no vio al chico en ningún lado hasta que escucho una firme voz a su espalda.
-No puedo creerlo, la pequeña chica chocolate.-
Lizzy volteo y se encontró con Isaac sentado en una de las mesas de aquel lugar cerca de la barra, lo saludo de lejos pero, el mayor le hizo señas para que se sentará con él a lo que Lizzy después de pensarlo accedió y se sentó al otro lado de la mesa.
-Vaya, ¿qué haces aquí niña?, ¿no tienes trabajo o algo que hacer?.-
-Soy Elizabeth, em... ¿Señor?. Y estoy buscando a. Arthur.-
-Ja, disculpa, puedes llamarme Isaac, ¿Tú también lo buscas?, y yo que te estaba por preguntar donde estaba. ¿Tú para que lo buscas?. -
-Tengo unas cosas que hablar con él, ¿y tú?.- Ya notando la manera tan apegada con la que Isaac le hablaba, ella decidió hacer lo mismo.
-Ese idiota vendrá conmigo a Alemania, aún no acepta pero vendrá, jajaja.-
-¡¿Alemania?!, y ¿por qué demonios no acepta?.-
Solo con escuchar eso ella quedó anonadada, ¿ir de viaje?, eso era una de las fantasías más ansiadas por ella en algunos dias donde su trabajo la tenia el doble de ocupada y Arthur solo lo rechaza.
-Y yo que se, el idiota siempre viaja conmigo y con mi señora, pero desde que volvimos de Rusia ya no quiere viajar más, voy a tener que darle una turbo paliza para que venga conmigo.-
-Mira que es tonto... Más de lo que debería ser posible.-
-¿Te gusta Arthur?.-
Una leve posibilidad de conseguir ayuda gratuita fue lo que pensó Isaac en aquel momento, solo necesitaba una razón para conseguir esa ayuda.
-Por supuesto que no. ¿Qué clase de puta me vistes cara?.-
-Ni idea, tu cara no es de muy puta. ¿Y te gusta Alemania?...-
Pensó un segundo tomando algo de claridad para sus preguntas, las preguntas fueron tan rápidas y repentinas que la dejaron confundida por unos segundos -Si, me encanta Alemania.-
-Listo, esta decidido, tú convence a Arthur y yo te llevo a Alemania.-
-Eres idiota, y ¿yo por qué haría eso? .-
-¿Rechazarías un viaje pago a Alemania con chocolates ILIMITADOS?.-
Lizzy ante esto se quedó sin argumentos, quería pensarlo más pero la oferta fue tan clara que no habia mucho de que hablar , sólo extendió su mano y lo miró con completa seguridad.
-Yo lo convenzo, no necesitas preocuparte.-
-Cuento contigo, de verdad que no tengo paciencia para pedirle cosas a Arthur.-
Isaac dejó la mano de ella en el aire sin estrecharla a lo que ella solo la colocó de nuevo bajo la mesa -¿Para cuando es el viaje?-
-Tres días, suerte pequeña, si te dice que no yo lo sabré, tú tranquila.-
Elizabeth al terminar de charlar con Isaac, solo se fue a su departamento y pasó el resto de su noche planeando en como convencer a Arthur para ir a Alemania, ella no había tenido la posibilidad de viajar gracias a sus escasos ingresos económicos y... Sólo un poco de mal administración de su economía, "solo un poco", se repetía a si misma. Al día siguiente al salir de su trabajo ella fue directo al trabajo de Arthur, al llegar a este entró sin cuidado alguno como si de su casa se tratase pero al recibir la mirada de todos se detuvo un poco y se paro muy seria aunque en realidad estaba avergonzada. Camino hasta la barra donde fue atendida por un señor mayor el cual parecía más que sorprendido por ella.
-¿Necesita algo señorita?.-
Ella miró al señor y al escuchar el como se refirió a ella se puso más firme y afino un poco más su voz.
-Estoy buscando a Arthur, tenemos algo de que hablar muy importante.-
El mayor la miró algo confundido y indago un poco en como estaba vestida, ella solo por esto se incómodo aún más.
-¿Arthur?, él está enfermo según se, me dijo que no quería visitas ni nada parecido.-
-¿Usted sabe dónde vive? (Ya quedan pocos días, por mis chocolates que lo llevo con Isaac).-
En otras muchas cosas puede que Lizzy no destacará pero su insistencia era algo de lo cual podía no tener comparación.
-Claro que lo sé, no vive muy lejos pero él no quiere visitas, eso ya te lo dije.-
-Es muy importante, tenga.- Lizzy sacó una barra de chocolate y se la dio al señor en un extraño intento de soborno el cual simplemente fue entendido como una broma -señor... Por favor.-
-Eres tan tierna como controladora, ya veo porque tú te llevas bien con Arthur.-
-¿Cómo que soy controladora?!, esta usted tonto viejo.-
-Tienes poco temperamento, veo que ese es tú más gran defecto, jajaja ja.-
El mayor anotó en un papel la dirección del departamento de Arthur, Lizzy miró el papel por unos segundos y luego miró al mayor.
-No se donde es esto.-
-Como jodes niña... Dame tu celular. Inepta- Lizzy le dio su celular al mayor y este se metió en Google Maps, después de marcar la ubicación, Lizzy tomó su celular y le sacó la lengua al mayor saliendo de aquella tienda, al salir solo empezó a caminar por donde le indicaba su celular, solo quedaban dos días, quería su viaje y más importante, quería sus chocolates ilimitados.
-Veamos, ¿vive tan cerca de la playa?. Seria una lástima que apareciera un tsunami-
Nuevamente un comentario algo raro salió de ella, (¿acaso esto se volvera común?).
Lizzy camino por las calles con toda la calma del mundo, notó que caminaba siempre con la playa a su derecha y con el sol ocultándose en esa misma dirección, (sin duda alguna esa es una hermosa vista) pensó, término de caminar un par de calles más y llegó al lugar que indicaba su celular viendo un departamento, maldijo a sus adentros ya que sabía tenía que preguntar por él.
-Lo que hago por unas barras de chocolate, y más importante por Alemania.-
Respiro un par de veces y dio un típico chillido de impotencia para luego entrar, la recepción parecía una película en blanco y negro, sillas, muebles, trajes, todo tenía el característico color blanco y negro menos algunos detalles mínimos que eran varias decoraciones y una barra de madera, Lizzy se acercó a la recepcionista con gran vergüenza y preguntó sin pelos en la lengua.
-¿Arthur?...- Se dio una bofetada mental, solo le salió el nombre en lo que debía ser su pregunta, la recepcionista la miró aun más confundida -¿E~en qué piso se queda Arthur?.-
En aquel momento notó que no sabía más de él que sólo su nombre. La recepcionista la miró por unos segundos analizando lo extraña e incómoda que se veía Lizzy.
-El señor Arthur reside en la habitación catorce del octavo piso.-
Lizzy miró a todos los lados hasta que encontró al ascensor y se voltio hacia la recepcionista una vez más.
-Gracias.- Ella camino con toda la incomodidad hasta el ascensor y después de llamarlo se subió a este y marcó el octavo piso, apenas las puertas se cerraron ella suspiro liberando toda su tensión - Ya me dio hambre. Maldición.-
Lizzy llegó al piso que le habían indicado pero al llegar al pasillo se dio de cuenta de algo, habia olvidado cuál era la habitación de Arthur.
-(¿Cómo puede ser?, solo fueron unos segundos desde que me lo dijeron... Maldición no quiero bajar a preguntarle de nuevo, esa chica se reirá... Demonios).- Lizzy estaba más que angustiada, sus lágrimas estaban amenazando con salir solo por la angustia que sintió, no fue hasta que se dio unas palmadas a si misma y camino hasta la tercera puerta que estaba después de bajar el ascensor y tocó esta misma dejando el resultado a la suerte. Un señor muy mayor que parecia estar entre los noventa y la muerte abrió la puerta de la habitación y espero ver que quería la chica frente de él -Disculpe... Usted sabe cual es la habitación de Arthur.-
-¡¿La mamá de quién?!. - fue más que evidente que aquel mayor no escuchaba muy bien, Lizzy tomó un poco más de aire y grito algo fuerte.
-¡ARTHUR!.-
El viejo ni siquiera se inmutó y sólo dio una respuesta tan rápida que ella se quedó congelada.
-No tengo sal, shu, shu.- El anciano volvió a cerrar la puerta sin cuidado alguno pero al final del pasillo un gran golpe se escucho, siendo abierta una puerta.
-¿Qué coño quieres?, Ven, vamos a dialogar...- El chico se quedó congelado, había salido de su habitación con un bate de béisbol en mano y al ver la chica quedó más que confundido -¿Enana?, ¡hola!.-
Como si de magia se tratase una sonrisa salio de lo que parecía ser una cara enojada en él.
Lizzy camino hacia Arthur agradecida de que este hubiera salido ya que no queria tocar las puertas de todos los departamentos, una vez llegó frente a él espero que él hablará primero.
-Pensé que eras Isaac, ven, vamos a tomar un café o algo.- Arthur entró a su departamento dejando el bate aún lado de la puerta y llamándola nuevamente -Entra o cierra la puerta, lo que sea que hagas hazlo rápido.-
Lizzy lo pensó por unos segundos y luego entró al departamento cerrando la puerta tras de si mirando a Arthur quien ya se había lanzado a su sofá, el departamento era grande, tenía una gran ventana que daba a la playa y frente a la ventana tenía un televisor.
- (Tiene hasta una barra propia el hijo de puta)... ¿Qué hacías con un bate de béisbol?.-
-Se llama "Diálogo", lo utilizo cuando Isaac viene.-
-Necesito uno para Stefany.-
Aquel comentario le salió casi como si fuera cierto, riendo tras de este.
-Bien, ¿y qué quieres?.-
-Nos vamos de viaje... Sorpresa!.-
Arthur miró por unos segundos a Lizzy algo incrédulo hasta que su mirada pasó a una de sorprendida.
-No puedo creerlo. ¿Isaac te compró?.-
Las miradas de ambos se debatian una tras otra vez, casi discutiendo si decir alguna palabra.
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Gracias por leer.
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