19. Aquel Nudo En El Pecho.
Su día estaba empezando nuevamente, como todos los días lo hacía para ella, silencioso y con un nudo en el pecho que parecía querer desaparecer cuando ella tomaba el teléfono por primera vez en su día, pero el nudo volvía al notar que no tenía mensajes de quien esperaba.
-Maldito descuidado.- ella lanzó el teléfono a su cama con furia y esperó por unos segundos mirando al techo, sentía su nudo crecer cada vez más hasta que un enojo inexplicable e impasible creció en su pecho tomando su celular de nuevo y escribiendo un mensaje. -"Oye pedazo de insensible imbécil, ¡¿acaso no piensas escribirme?!"-
Al enviar el mensaje dejo su cabeza sobre la almohada acostada boca abajo, luego alzo la mirada y volvió a azotar el celular contra la cama.
-¿Para que mierda le escribo eso?... Soy una bruta.-
Sin mucho para poder discutir más solo se preparo para ir a trabajar cambiándose de ropa rápidamente y colocándose un poco, solo un poco de maquillaje, no solía hacerlo pero sentía que hoy quería lucir un poco más... Diferente.
El salir de su casa provocaba un sentimiento de libertad tan abrumador, talvez hasta el punto de que la idea de mudarse pasará varias veces por su mente. Caminar hasta su trabajo se había vuelto algo común y mirar todo el paisaje le hacía sentir emocionada, su visión del mundo parecía estar llena de tanta vida, solo pensar en divagar le era emocionante pero no se podía permitir eso, tenía que llegar al trabajo. Mientras caminaba recordaba su día anterior, como terminó hablando con Rachel de amor y su "confesión" sobre lo que podría estar sintiendo sobre Arthur, solo recordarlo la hacían querer hacer saltar de la vergüenza.
Sin más atrasos llegó al lugar donde trabajaba y pasó a empezar a atender a quienes debía, saludar a su amiga casi fue pasado por alto, su mente estaba muy dispersa y antes de empezar con su labor revisó su celular por última vez esperando tener algún mensaje pero aun no tenía respuestas de aquel chico, algo que solo apretó aun más el nudo en su pecho y que quedaría así durante toda su jornada de trabajo.
Mientras más tiempo pasaba del día más presión sentía en su pecho, su abdomen tenía aquella inquietud tan molesta y su mente estaba tan confusa, realizar una simple tarea como buscar un vaso de agua no podía ser completa sin ponerse a divagar un poco antes. No fue hasta que se puso a si misma un STOP en su mente para cada vez que pensara en aquello volviera a la realidad. La hora de salida llegó horriblemente lenta pero cuando fue el momento su jefe la llamó, Elizabeth se despidió de su amiga quien parecía un poco apresurada y fue hasta la oficina de su jefe.
-Ya entró el turno de la noche jefe, ¿para qué me llamó?.-
-Bueno, Elizabeth has hecho horrible tu trabajo todo el día, además de tus faltas constantes no has realizado un desempeño que haga un aporte a tu trabajo y al hospital. No te puedo despedir por motivos obvios pero te bajaré el salario hasta que empieces a trabajar como es debido.-
-Pero, eso no puede ser...(Aunque si sea verdad).-
-Por favor ni discutas que hoy estoy muy agotado, esto ya lo hablé con el señor Isaac y estuvo de acuerdo, con evidencias tan claras personalmente no puedo aceptar esto y él lo entiende, será solo un mes. Un mes deberás llevar tu rutina como lo hacías antes y recuperaras tu pago normal. Esfuérzate.-
Una parte de mi quería maldecir a este viejo por hacer esto, pero otra parte entendía el porque de esto... Fueron dos días libres y un trabajo pésimo, no quiero ni siquiera pensar en todo lo que tuvo que hacer para conseguirme un remplazo. -Bien, será solo un mes, gracias por no despedirme y... Disculpa hacerte trabajar tanto.- salí de la habitación, en realidad no quería disculparme pero, quería salir del hospital, realmente quería salir de ese sitio a toda costa.
-(Ella, se disculpo, en cualquier otra situación habría discutido a muerte, de verdad esta diferente, mucho a mi parecer).- el jefe siguió divagando un poco sobre Elizabeth, lo suficiente como para saber que ella no estaba actuando como de costumbre, posiblemente solo estaría bien no preguntar.
Aún sin responder, ¿habrá pasado algo?, ¿estará bien?, pues no lo se porque NO ME RESPONDE, dios, como desearía dormir y no pensar en nada... Aunque, ¿para qué estoy yendo a mi departamento?, ¿acaso tengo algo que hacer ahí?, mierda.
Cuando mire a mi alrededor no podía ver nada de interés, por muy extraño que parezca estoy a un par de calles más adelante donde el trabajaba, y frente a mi estaba una calle que daba a unas barandillas con dirección a la playa y tenía unos asientos.
Vi a un chico sentado y nose porque, sentí que sería Arthur, mire a ambos lados y pase la calle casi trotando, camine un poco discreta y me acerque, solo quería quitar mi duda y quitar este sentimiento tan horrible de mi pecho que me hace sentir insatisfecha con todo, al acercarme a aquel chico pude notar que no sería él, tenía una gorra y una chaqueta de color verde, obviamente no sería Arthur así que suspiré con gran desahogo.
Talvez fue hasta capricho del destino ya que el chico se volteo haciéndome dar un enorme salto del susto -HIJo de.......- Sentí ganas de hablar pero cuando abrí mi boca solo quedé sin palabras -...-
-Vaya, y yo que pensé en pasar el día en silencio.-
Ahora ambos estaban sentados uno al lado del otro, él por un lado miraba el horizonte el cual dejaba una vista fantástica al mar, mientras ella lo fulminaba a él con su mirada enojada y firme.
-Pudiste haber avisado que ya estabas aquí, o que estabas saliendo, o que estabas vivo por ejemplo.- ella no intentaba ocultar su enojo... ¿O era emoción?, sea lo que fuera no podía ocultarlo, por otro lado Arthur mantenía una cálida mirada al paisaje y una sonrisa tonta como si estuviera aguantando la risa.
-Como te digo esto, jajaja. Ayer me persiguió un puto perro durante tres calles y me mordió el bolsillo, y con lo frágiles que son los celulares hoy en día ese ni siquiera encendió después de tanta insistencia de aquel animal. Se que esta mal golpeara los animales pero a ese perro le di una patada que no va a olvidar... De ahí solo recogí mis cosas y volví, Isaac necesita que le haga un par de favores; aunque si te soy sincero no e dormido nada.-
Elizabeth estaba atenta a lo que él decía pero al escuchar que no había dormido ahora el enojo pasaba a ser preocupación por lo que Rachel le había dicho un día anterior, aunque al recordar aquello solo le daba coraje volviendo a estar enojada y una de sus manos sujetó la mejilla de Arthur apretándola a más no poder.
-No me hagas preocuparme cuando te estoy regañando idiota.-
-Te preocupas demasiado.-
-¡Y tengo razones para hacerlo!, tu eres un despreocupado total, yo si estoy muy orgullosa de preocuparme demasiado, así siempre evitó que cosas malas me pasen.- ella mientras hablaba movía la mano de un lado a otro aun pellizcando la mejilla de Arthur.
-¿Quieres ir a mi departamento?, prefiero que grites ahí a que me hagas pasar vergüenza aquí.-
-¡Pues te debería dar vergüenza!.-
-Bien, tu ve hablando y yo voy caminando, y además princesa. Si vas a tocar la cara de un hombre, que sea para una bofetada o para un beso, nunca juegues con ella o le harás ilusiones.-
-Pues no es mi problema ser tan encantadora.-
-Vale, jugaremos así ¿eh?, ok.- Arthur se levantó de manera muy agresiva obligando que Lizzy lo soltara y sin darle tiempo a reaccionar la cargo cual princesa obteniendo la mirada de todos a su alrededor pues era de día y habían varias personas, hasta algunos que estaban pasando voltearon a mirarlos.
-Oye oye, ¿qué haces?, cuidado donde tocas, idiota bájame.-
-Lizzy si te mueves más te voy a lanzar al agua, tu querías jugar con fuego en una gasolinera, obviamente no me dejaría molestar por ti princesa.- la mano de Arthur estaba en una posición un tanto extraña que indicaba que tocaría la cerca del trasero de Lizzy, lo cual corrigió al terminar de hablar.
-No me gusta que me carguen. -
-Lo se, tú me molestas y yo te avergüenzo, así funciona princesa.- Aunque no fuera la primera vez que se lo decía, le causo curiosidad que se lo dijera, así que ella decidió preguntar.
-¿Desde cuando me dices "Princesa"?.-
-Desde que mmm... Desde que te cargo como una.-
-Ok, ya bájame por favor.-
-¿Dejarás de molestarme?.- Arthur vio como ella respiró hondo y habló.
-Si, no te molesto más.-
-Entonces no te bajo.-
Elizabeth lo miro tan confundida pero a su vez con una risa que crecía por tal estupidez, no pudo evitarlo y se escucho su carcajada salir no pudiendo aguantar.
-Estas loco. ¿Sabes qué?, ya me da flojera de caminar, llévame.- Y nuevamente sintió sus mejillas arder y al notar esto ella misma recordó que ya no sentía ese nudo en su pecho, se sentía como estar muy ligera y con energías para correr una maratón.
Arthur tardó su tiempo en llegar al departamento y por el camino dejó que Elizabeth caminara pues para él sería incómodo entrar a su hogar con una chica en brazos, al entrar al departamento Elizabeth fue directo al sofá agotada, pese a hacer tan poco se sentía agotada, Arthur a su diferencia se sentó en uno de los sofás pequeños y esperó para hablar con calma.
-Yyy, ¿me escribiste muchos mensajes?.- él intentaba molestarla un poco pero Elizabeth estaba acostada boca abajo solo porque sabía que él hablaría de algo raro.
-Si...-
-¿Entonces estabas preocupada?.- siguiendo con su tono de voz burlesco.
-Si...-
Arthur la miró por unos segundos para luego rascarse la cabeza algo fastidiado dejando salir un bostezo. -Perdona por preocuparte princesa, es normal que yo no responda así que no esperes mucho.-
-Isaac me contó, lo que sucedería si tú y tu papá se vieran... Y dijo..- Arthur la interrumpió mientras hablaba.
-Isaac es un entrometido de mierda, suele exagerar todo. No pasó nada, no te carcomas la cabeza con ideas, solo visité a mí hermana y ayude a un amigo, así de simple como lo oyes.-
Lizzy pese a escuchar lo que él tenía para decir, aún sentía esa ahora pequeña incomodidad en su pecho.
-Si fuera diferente y yo estuviera en tú posición, ¿tú me creerías?.-
Arthur la miró extrañado, ella no suele responder con enigmas intensos o algo parecido, pero decidió responder sin guardar detalles.
-No lo creería...-
-Yo tampoco...-
Arthur inhalo hondo y se levantó de su pequeño sofá sentándose en el borde del gran sofá donde estaba Elizabeth y jugando con el cabello de ella mientras está solo miraba en contra dirección avergonzada y con una expresión enojada. Pero aunque tuviera ese enojo en su mirada, Arthur nuevamente quedaba embelesado con las facciones de ella que al verlas cada vez resaltaban más.
-Elizabeth mi familia es complicada y eso lo heredé de ellos, así me crié y mi entorno también es complicado, no lo digo por dar lastima, lo digo porque es así. Tú también eres complicada y encantadora, si te sirve de consuelo, esta vez no hice nada de lo que me pueda arrepentir, ¿entendido?.- aquella jugada que todo hombre realizaba cuando se sentía contra la espalda y la pared frente a su pareja y no quería discutir, cortejarla y ser sincero, simple pero eficaz. -Y aún no se, porque estas enojada.-
Algo hizo como un clic en la mente de Elizabeth despertando su rudeza y valentía de momentos, abrazo a Arthur por la espalda y le dio un gran coscorrón cual niños peleándose.
-¡¿Cómo que no?, pedazo de imbécil!, ¡tienes idea de cuan preocupada me tenías!, se que no somos nada pero... ¡Se que no me gustaría que te sucediera algo!...tonto... -
Aunque el "tonto" estaba de más, todas esas palabras hicieron que las orejas de Arthur se tiñeran de rojo al igual que sus mejillas avergonzado, su cabeza ardía un poco por los coscorrones pero lo soporto con calma ya que sentía aquel sentimiento de un abrazo protector y sincero que Elizabeth le dedicaba al terminar de regañarlo.
Arthur tomó las manos de lizzy que lo rodeaban desde la espalda y las miró por unos segundos entrelazando sus dedos.
-Discúlpame por preocuparte de verdad, no volverá a suceder. Lo prometo.-
Ella no lo había notado hasta que abrió sus ojos y vio todo borroso, pero estaba soltando lágrimas grandes, agradeció no estar de frente a Arthur en aquel momento pero sus manos estaban siendo sujetas por las de él mientras ella lo abrazaba.
-Sabes, hoy te veías más linda de lo normal, pero prefiero que no uses maquillaje, se esparce muy horrible cuando lloras.- él no la había visto pero sintió aquella respiración entrecortada y algo mojado en su camisa así que lo supuso.
Lizzy colocó su rostro pegado a la espalda de él rendida y avergonzada mientras él solo le dedicó un beso en sus manos y se levantó del sofá.
-Voy a ir a dormir, puedes quedarte y tomar lo que quieras, estoy muy agotado.- Él camino hasta la habitación pero Elizabeth lo pudo notar claramente aunque él estuviera de espaldas intentando evitar que ella le viera el rostro, él estaba demasiado avergonzado para mirarla y ella lo sabía pero además de emocionarla, eso calmó completamente el nudo en su pecho. Arthur se detuvo en la puerta de su habitación y habló aun sin darle la cara -Elizabeth, gracias por preocuparte. Descansa.-
Sin más que decir él entró en la habitación cerrando la puerta pero al cerrarla se colocó de cuclillas sujetando su rostro y respirando tan profundo como podía, ahora era él quien tenía aquel nudo en su pecho atormentándolo horriblemente.
Por otro lado Elizabeth se acostó de cara al sofá pateando el aire inquieta y avergonzada, de verdad no espera este cambio tan repentino en tan poco tiempo, de verdad se sentía tan libre como ningun otro día en aquella habitación propia y en su vida diaria, de verdad se sentía... Feliz.
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Final de la primera temporada.
Gracias por leer.
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