16. ¿Ejercicios?.

El silencio en aquella habitación era insano, ¿cómo podría dormir?, estaba demasiado inquieta como para poder hacerlo. Una lluvia se escuchaba fuera de su habitación algo fuerte pero esta no era la causante de su insomnio, ya agotada de haber pasado horas acostada destapó un poco su rostro y con su mano tomó su celular buscando algo entretenido para ver, después de unos segundos cerró sus ojos aun más fatigada pero la vibración de su mano la hizo querer ver nuevamente, un par de mensajes eran los responsables de su atención, tomó el celular y empezó a revisar los mensajes de un numero no registrado.

-"Soy Arthur, este es mi número almenos por unos días, disculpa irme así, tenía cosas que hacer."

Ella marcó un símbolo en la pantalla y escucho el celular sonar por unos segundos, hasta que una voz se hizo presente a través de este.

-¿Hola?... Disculpe si me equivoque de número es que...-

-No te equivocaste.-

Un silencio tenso se alzo entre ambos, aquella llamada se había vuelto incómoda en solo un par de segundos.

-Ah, vale. Como te dije, estaré fuera unos días, Isaac me contó que ya te lo había dicho, espero que solo eso te haya dicho.-

-¿Estas bien?... Digo, ¿esta todo bien por ahí?.-

-Si, podría decirse que esta todo bien.-

-Se que no nos tenemos tanta confianza aún , pero somos almenos amigos. ¿Verdad?.-

El silencio se mantuvo aturdidor entre sus respuestas -Elizabeth, no me importa cuanto tiempo nos hemos estado conociendo, soy sincero aún si lo que te tengo que decir te molesta, eres mi amiga, posiblemente eres mi segunda mejor amiga. Por ahora, somos amigos.-

Ella no quiso preguntar el porque de aquello último, pensaba que era para algo más íntimo, pero un leve miedo nació en ella, ¿que pasaria si dijera algo diferente, si no fuera algo personal?, no quería escuchar aquello en ese momento.

-¿Por qué no me dijiste que...-

-Era más fácil así, créeme. Deberias ir a descansar, ya es tarde ahí, no quiero que tengas desvelos por estar hablando conmigo.-

-Pues, a mí no me molesta.-

-Eres muy coqueta y tentadora, pero ningun caballero por muy embobado que esté dejaría que su dama arruine su belleza siquiera con una arruga. Ve a descansar princesa, y por cierto, tengamos otra salida como la última cuando vuelva, será divertido.-

Ella estuvo en silencio por unos segundos, una sonrisa boba dominaba sus labios y una extraña emoción nació en su pecho -Me parece bien, tu también intenta dormir.-

-Bueno, aquí son las tres, jajajaja, tu duerme, cuando mañana salgas de tu trabajo me escribes, tal vez este libre en ese momento... Tal vez.-

-Vale, vale, esta bien. Hablamos en otro momentos, adiós.- Ella colgó la llamada sin cuidado, estaba algo intranquila y se arrepintió a los pocos segundos ya que aun tenía tantas cosas por preguntarle. Se acostó en su cama pensando en ¿qué le preguntaría?, claramente quería hablar sobre el pasado de él... Pero no era la ocasión, sin notarlo ella caía lentamente en un inevitable sueño el cual la arroparia tras unos segundos.

-Oye Arthur, ¿podemos seguir hablando o estás ocupado?.-

Arthur tomó nuevamente atención en Sebas quien estaba sentado en el sillón de aquel departamento el cual ahora era de Arthur -Esta bien, di sin rodeos lo que nos molesta.-

-Bien... Disculpa si te molesta mi pregunta pero, ¿qué estas esperando?, tu y el anciano solían venir una vez al año y se iban el mismo día. Pero hoy hasta has alquilado un departamento y;.- Las miradas de ambos se cruzaron por leves segundos pero sin dudarlo él titubeo y tuvo que dejar de mirar a Arthur el cual solo se notaba algo cansado e intranquilo. -Y el anciano aun no a hecho acto de presencia. Esto no me parece del todo correcto y hay algo extraño, se nota sin saber mucho.-

~~

Tome un poco de calma, en realidad no quería dar muchos detalles innecesarios pero al parecer debía hacerlo solo por calmar sus dudas -Foster esta muerto si eso es lo que preguntas, voy a visitar al Jorge hoy en la noche, por eso no me e ido aún. ¿Quién sabe?, talvez me llevó a alguien conmigo.-

Pude notar que un severo escalofrío recorrió el cuerpo de Sebas, no lo culpo, yo también tuve uno cuando intenté planear todo esto -Sabes que eso no terminará bien, Jorge es un imbécil y por como esta estos días también es arrogante.-

Me acosté en el sofá más cómodo de todos estire mi espalda -Ambos sabemos que todo se compra en este país, desde la seguridad hasta la justicia. Y acontece que yo tengo mucho dinero.-

Noté solo por su respiración que ya estaba más relajado, me sentía algo agotado aun cuando apenas estaba empezando el día -Oye Arthur, voy a comprar varias cosas y luego iré a descansar, tendremos que ir en la noche.-

Escuche los pasos de él alejarse y una leve duda no tan necesaria por ser respondida nació -¿Por qué en la noche?.-

-No olvides que no estas en Europa, aquí para algunos de día se duerme y de noche se vive.-

Un leve recuerdo llegó a mí, para cuando él salió de la habitación yo ya estaba ensimismado, en realidad no tendría mucho por hacer en mi día de hoy. El resto del día paso de manera fugaz, a lo mucho solo hice ejercicios y comí cosas ligeras, no tenía mucho apetito, al llegar las ocho de la noche Sebas estaba de nuevo en mi habitación, parecía ligeramente más contento y con un par de bolsas en sus manos -¿Sucedió algo?, te vez muy alegre.-

-Bueno, digámoslo así. A diferencia de ti, yo e estado avanzando con mi vida, y hasta ahora ya e llegado al puto de tener pareja, también tengo una hija, ¿sabés?.-

En realidad no sabía de aquello, todo me tomó por sorpresa muy repentinamente -Vaya, no esperaba... Si lo fuera sabido no te abría pedido que...-

-No te preocupes, pagas bien y además, también te iba a decir que esta sería la última vez que te ayudaría con esto. Unos primos me consiguieron una habitación en México y también puse al día todos los papeles de mi familia, solo necesitaría este pago y tendría un año asegurado para resolver todo, ya es hora de dejar este horrible lugar. Ellos se merecen algo mejor.-

No pude discutir aquello con él, en realidad entendía aquello, el deseo de querer proteger a alguien, no pondría en duda aquello ni por solo un segundo -Vamos saliendo, ya es hora y veo que alguien te estará esperando al llegar a casa.-

Vi por primera vez su risa desde que llegué y por inercia no pude evitar reir también, era irónico, me parecía un momento extraño -Estas raro, has cambiado, ya no pareces aquel que,... ¿qué cambió?.-

Él camino a la puerta y yo lo acompañe por el pasillo calmadamente -No fue mucho, pero como un loco alguna vez dijo, pequeños detalles hacen grandes diferencias.-

-Oye Elizabeth, ¿quieres unos cafés cuándo salgamos de aquí?, o ¿talvez unas cervezas?.- Stefany sin dudas quería una salida, ya su cuerpo pedía una con ansias.

-Creó que un chocolate helado estará bien, ¿no estas cansada?, digo, no hemos tendremos días libres desde que volvimos.-

-Un poco estresada pero nada más, tienes que hacer ejercicios, te cansas demasiado rápido hasta para ser una adulta.-

-Si, si, lo se mamá. Dios, ¿por qué todo el mundo me dice eso mismo?, ¿acaso estoy gorda?.- Sus miradas chocaron por un segundo dejando que solo un escritorio las dividiera, Stefany retiro la mirada con rapidez dejando a su amiga con la boca abierta -No puedes estar hablando en serio, ¡mírame!, no tengo panza o piel extra.-

Stefany la miró fijamente para luego hablar algo avergonzada -Puede que no seas gorda, pero se nota que no haces ejercicio y cualquiera apostaría que con el tiempo podrías volverte algo... Ancha.-

-No puedo creer que me estes diciendo eso, y yo que estaba muy segura de mi dieta.-

-Hay, por favor Elizabeth, te comes una barra de chocolate o algo parecido al día, no me puedes decir que tu dieta puede cubrir todo eso sin ejercicios de por medio.-

-Bueno.- Ella había quedado sin palabras, en realidad no tenía nada para negar lo que su amiga ya tenia más que claro, solo respiro ligeramente profundo y habló algo agotada -¿A qué gimnasio vamos a ir?.-

-¿Me quedo aquí o prefieres que vaya contigo?.-

Ambos chicos estaban en un auto, esta vez Sebastian era quien conducía y Arthur permanecía atras comiendo una hamburguesa -Quédate, esta bien. Maldición, sin duda aquí las hamburguesas son muchísimo mejores, mucho más apetecible que la mierda delicada y muchas veces vegana que me dan al pedir una hamburguesa en Europa, ¿qué carajos esperan cuando pides una hamburguesa?, quiero algo que me provoque un infarto de la explosión de sabores, no un pan con avena.-

-Eres demasiado dramático, jajaja.- Arthur guardo la mitad de su hamburguesa en una de las bolsas que tenía a su lado y estiró ligeramente su espalda para luego abrir la puerta -Por cierto, los muchachos te estarán vigilando, si estas muy jodido ellos te darán una mano.-

-Tranquilo, ese viejo no es para tanto.-

Arthur cerró la puerta y camino por aquella calle tan poco iluminada, un ligero recuerdo de nostalgia le llegó sin anestesia, él odiaba la nostalgia.

___________________________

Gracias por leer.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top