Capítulo 10

Ethan caminaba alado mío, igual que hoy en la mañana. Ambos callados sin emitir ningún tipo de sonido que no fuese el de nuestros zapatos caminando por el asfalto. Era nuestro camino regreso a casa y ninguno de los dos planeaba tocar el tema de los guantes. No se los había devuelto porque, uno, tenía frío y dos, olían jodidamente delicioso. Una mezcla de chocolate y menta, ¿Como era posible que unos guantes olieran así?

Ibamos acompañados por una alta morena que me sacaba la mitad de cabeza de altura y por alguna razón no sabía lo que era callarse por un segundo, hablaba hasta por los codos. Hablaba tanto hasta el punto que empece a pensar que verdaderamente sus codos hablaban, es que no era posible articular tantas palabras sin siquiera descansar para respirar.

—¡Ya Ivanna! Sinceramente no nos interesa saber como mataste a tu hamster por bañarlo con agua helada. Es decir ¡¿Quién baña a un hamster y luego lo hace jugar a la escuelita?!—le dijo Ethan, prácticamente gritando. Ivanna se sobresaltó y se calló de golpe. Sus ojos se volvieron cristalizados, como si fuese a llorar, bueno, iba a llorar.

Enojada le pegué a Ethan en la cabeza y con un susurró me dijo "¡Vamos! Tu también querías callarla"

Si quería callarla, pero no de esa manera.

—No le hagas caso, Ivanna— dije sacando una servilleta del bolsillo de mi pantalón de gimnasia y se lo extendía a ella- Es bruto de nacimiento- Ella rió ligeramente, mientras Ethan detrás de ella giraba los ojos.

El resto de camino pase "tomando" atención a lo que Ivanna decía. No es que no quisiese tomarle atención, pero es que hablaba tanto y cambiaba de temas tan rápido que me confundía. Un segundo estaba hablando de porque su abuela le tiene miedo a las iguanas y al otro me esta contando la historia de su tío y los guacamayos como gorros de navidad. Así que, en vez de fundir mi cerebro tratando de comprender la conversación, preferí asentir y por primera vez en todo la semana darme cuenta por que lugares tenía que girar para ir a casa. No podía seguir dependiendo de Ethan para ir y regresar a casa. Sin olvidar que su compañía era más molesta que los cambios repentinos de conversación de Ivanna.

No había notado que en un punto medio del colegio y la casa había un pequeño parque, con un pequeño montículo de tierra en el medio, sobre el cual estaba plantado un árbol tremendamente gigante que me sentí avergonzada de mi misma al no haberlo notado antes. Me tarde un buen minuto en tratar de reconocer el tipo de árbol, y creo que al final me hubiese gustado no haberlo recordado.

"— ¡Mamá!, encontré uno. ¡Mira es un arbolote!— Grité emocionada, mientras mi pequeña manita señala al gigante árbol con hojas de extraña forma. Empecé a jalar a mi mamá hasta él, mientras ambas reíamos- Este árbol es muy raro, sus hojas le guindan. Parece como si tuviera cabello.

Mi mamá se rió de mi ocurrencia, me senté arrimándome en el tronco de este, ella imitó mi acción y me dio el libro para que le empezara a leer. Antes ella me leía los libros, pero últimamente había estado muy cansada para siquiera mantener sus ojos abiertos por más del tiempo necesario, siempre encontraba una excusa para cerrarlos.

- Es un Sauce, Lizzie. Son conocidos como Sauces Llorones, por que las hojitas que tu llamaste cabello, parecen lágrimas y se dice que lloran por un amor perdido- Me explicó mientras peinaba los mechones rebeldes que salían de mi cabeza. Cariñosamente acariciando mi carita.

—Entonces yo vendré todas las tardes contigo a leerle para que ya no le duela tanto el corazón— Ella solo me sonrió. No me dijo, no, ni si. Creo que en el fondo ella sabía que esos iban a ser uno de los últimos momentos juntas y prefirió no matar mis esperanzas de alegrar el corazón del sauce.

— ¡Vamos Lizzie, empieza a leer, me muero por saber que pasa con Alicia en esta capitulo!— Me dijo antes de cerrar los ojos y disfrutar de mi pequeña voz contándole las aventuras de Alicia en el país de las maravillas."

—¡Lizzie! ¡Lizzie!— La irritable voz de Ethan me despertó de mis pensamientos, con la manga de mi abrigo me limpié la lágrima que sin permiso de mi ojo se había salido—¿Estas bien?— Ethan me tenía cogida de los hombros con ambos brazos y en su mirada se podía reflejar que de alguna forma se había preocupado por mi.

Yo me limité a asentir.

— Te quedaste parada mirando a la nada un buen rato— Comentó Ivanna taqueando a Ethan para tenerme de frente.

—No es nada, mejor sigamos caminado. Ryan ha de estar histérico por que aun no llegamos.

Ethan asintió mientras Ivanna parecía haber ido a un lugar mental. Conocía esa mirada, ojos brillantes, sonrisa gigante y mejillas ligeramente rosadas. A ella le gusta Ryan.


El resto del camino fue adornado por la voz de Ivanna y sus historias que parecían sacadas de libros trillados, demasiada locura para ser verdad. Ivanna parecía nerviosa cuando dimos la ultima vuelta para llegar a la calle de mi casa, se limpiaba las manos con su falda y aunque sonase imposible empezó a hablar aun más rápido.


Ethan, por otro lado, había preferido poner sus audífonos y bloquear la voz de Ivanna desde que le había pegado en la cabeza.


Al entrar a casa, lo primero que vimos fue Ryan corriendo tras Kaya quien llevaba el control de la tele en la mano, ambos gritando cosas que no tengo ganas de repetir, mientras que Max y Fran comían palomitas en el sillón, divirtiéndose con el espectáculo que sus hermanos daban.

Ethan no parecía asombrado o extrañado por este comportamiento, es mas, caminó hasta el sillón y se sentó a comer junto a Max y Fran.

—¡Me tienen harta!— gritó Lana, mientras bajaba por la escaleras con un teléfono en mano, y en la otra una zapatilla que luego se la tiró a Ryan, quién ágilmente la esquivó— ¡Estoy tratando de tener una llamada a larga distancia y sus gritos no me dejan hablar tranquila!¡¿Qué mamá no les dijo que se quedaran en el cuarto de juegos utilizando la tele?!

—¡Si pero Kaya insisté en ver Teen Wolf y yo no quiero ver esas cosas de Satanás!

—¡Por milesima vez, eso no es satánico!- le gritó Kaya, pegándole en la cabeza con la chancla que segundos antes estaba en el suelo.

—¡Me vale!— Ryan le sacó la lengua y Kaya bufó molesta.

—¡Ya callense! ¡¿Porque no se van a ver cada uno lo que quiere ver a su cuarto?!

—Porque el castigo de mamá consiste en hacer cosas juntos por toda la semana que vamos a estar en casa.

Lana, los miró un rato molesta, con un tic nervioso en el ojo izquierdo- notoriamente molesta- y luego se fue histérica escaleras arriba, mientras murmuraba miles groserías. Me apiado de los hijos que tenga.

—¿Así es esta casa siempre?— me pregunta Ivanna en un susurro.

—A mi no me preguntes, yo llevo una semana aquí— me encogí de hombros y ella me murmuró un "ok"

—¡Hola Ryan!— Saludó Ivanna eufórica. Ryan, quien estaba dándonos la espalda se giró en busca de Ivanna, quien batía su mano como si no hubiese mañana.

— Hola... — él se la quedó mirando, tratando de recordar su nombre —¿Juana?

Ivanna no parecía molesta al haber sido llamada de otra forma, es más le sonrío, y entre sonrisas lo conrrigió. Demonios, esta niña debe estar loca por Ryan.


Ignoré a todos y subí directo a mi habitación. Tiré la maleta y me quité el molesto y grueso abrigo morado de Kaya, la bufanda y el gorro rosado- también de Kaya, cabe decir- y deje todo tirado sobre la cama y luego me tiré sobre ella. Mirando al techo y los distintos diseños que había sobre él. Lineas desformes siguiendo un patrón que de alguna forma lo hacía ver elegante y lindo.

Solté un suspiro, quería ir a ese parque de nuevo.

De un salto me paré de la cama y me volví a forrar con la ropa para el frío. Caminé hasta la pequeña estantería donde tenía los libros que había cogido del estudio. Pase por mi dedo por cada uno de ellos y me detuve cuando encontré el que buscaba.

"Alicia en el País de las maravillas"

Lo tomé. No sabía lo que hacía, solo era consiente de que quería leer ese libro bajo la sombra de un hermoso y llorón sauce.


Nadie preguntó a donde iba cuando salí de la casa, es más no creo que siquiera se hayan dado cuenta de que me había ido. Tarde un buen tiempo encontrar el parque, me perdí varias veces y tuve que pedir indicaciones a las personas que pasaban caminando. Pero al final puede llegar y cuando llegué, el parque estaba desolado. Los columpios se movían sin niños sobre ellos, y sobre las resbaladera aún había nieve fresca de la nevada en la mañana.

Caminé despacio hasta el árbol, el cual estaba parcialmente cubierto de nieve. Parecía un helado de menta con chocolate blanco en la punta, o una anciana con californianas verdes.

Sus hojas eran tan largas que tuve que pasar entre ellas para llegar al tallo y sentarme arrimada sobre él, no importó mojar mi pantalón, quería sentarme bajo su sombra. Me tomé mi tiempo para empezar a leer, admire la portada un rato, noté que esta portada era completamente diferente a la del libro que yo había leído cuando era pequeña.

En esta salía Alicia, de espaldas, mirando a Cheshire, mientras que el gato le regala su gigante sonrisa. En el que yo había leído de pequeña era simplemente café, como un diario.

Leí hasta que el sonido unas pisadas me distrajeron. Levanté la mirada en busca del causante del ruido, pero solo me encontré con las largas hojas del sauce. Las pisadas se escucharon más cerca y las hojas se empezaron a balancear, poco a poco, abriéndole paso a la persona que estaba detrás de ellas.

Nos miramos un rato, sin omitir ningún sonido. Hasta que decidí romper el incómodo silencio.

—¿Qué haces aquí?— le pregunté, él no se movió de donde estaba, solo mi me miró y respondió a mi pregunta

—Quería ver que tanto le observabas a este árbol.

—Oh.. okey— y por primera vez le sonreí a Ethan. Él asintió y silencio de nuevo.

— Creo que mejor me voy— murmuró empezando a desvanecerse entre las finas pero abundantes hojas de mi amigo sauce.

— ¡No! Quédate. No creo que me haga bien estar sola— él asintió y tomó asiento junto a mi, sin importarle tampoco que su pantalón se mojase por la nieve.

El silencio reinó por un buen rato de nuevo y mi lengua sentía la necesidad de decir algo, lo que sea. No quería silencio, el silencio solo me daba el placer de recordar y eso no era algo de lo que quería disfrutar.

—¿Porque le gritaste Ivanna?— pregunté lo primero que se me vino a la cabeza.

—Quería que se callara—Él se encogió de hombros.

—¿Y no encontraste una forma bonita de hacerlo?— Le pregunté incredula, mientras cerraba el libro y lo apegaba a mi pecho.

—¿Querías que la besara?— me preguntó burlón. Yo no entendí el porque de su pregunta.

—¿Que?— preguntaron mis labios antes de que mi cerebro siquiera se enterase.

—Esa esa es la única otra forma que conozco de callar una chica— giré los ojos— ¿Qué?—me preguntó, esos son los momentos en lo que me preguntó si su forma de ser es así o simplemente se hace para pasar de "gracioso"

— Es que no sabes como tratar a una chica- le contesté obvia.

—Si se como tratarlas- me contradijo, como siempre.

—A ver... Soy fea.

—¿Qué?

—Has como estamos en otra situación y te digo "Soy fea", como me responderías—Él me miró un rato y luego se encogió la nariz en un gesto de repugnancia.

—Si, la verdad es que eres horrible.

—Ves— dije haciendo notar mi punto— no sabes como tratar a una chica— Él rió.

—Era una broma, Lizzie. Pero si te comparamos conmigo quedas como un linda mierdita.

—Eres un puto egocéntrico— le dije entre risas.

—Pero así me amas— su comentario me tomó por sorpresa. ¿Amarlo? ¿A Ethan?. No. Quizás, ya no me cayese tan mal como al principio, pero amarlo era completamente otro nivel. Un nivel al que no quería llegar.

—Yo no te amo— contesté seria.

—Ya lo harás. Te lo prometo— y de alguna forma, encontré determinación en la forma en la que había soltado aquellas palabras. Quizás era su tono serio, o lo rápido que su cara dejo reflejar burla. No lo se. Solo se que por un momento temí, temí de enamorarme de él.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top