Capítulo 21: Vidia

Vidia cuenta a los dos jóvenes, todo lo que escuchó decir de los secuaces de Helthas, por lo que Folch y Rudi, se miran el uno al otro...

—Debemos dar aviso a Denathal, alertarlo antes de que sea tarde —dice Folch, mientras piensa en como lo lograrían.

La niña los mira y suspira.

—Yo iré.

—De ningún modo Vidia, tu hermano nos encargó que te cuidáramos —dice Rudi.

—¿Y cómo avisarán, dime? —reta la vampiriza.

Folch mira por un buen rato a Vidia, justo en ese momento llega la madre de la pequeña de caza, pues ellos viven de los animales salvajes, como también de brotes y demás frutos. La comida escasea en Oeste Sombrío y es difícil conseguir alimento, por lo que la madre hace un sacrificio por cazar cerca del Bosque que toca la barrera al Claro Este.

—Ya llegué, Vidia —dice la venthyr.

—¡Mami! —corre y abraza a su madre, ella como su hermano, son unidos y muy amorosos.

—Espero, te hayas portado bien mi pequeño colmillo —habla mientras le da un dulce beso en la frente de su hija.

»Chicos, espero no les haya ocasionado molestias.

—No señora Veresa, no nos molesta —responde el joven ogro.

Él a diferencia de los demás de su raza, ha mal visto la horrible naturaleza de los ogros, como es posible que tanta maldad les divierta, hasta el punto de acabar con todo. Desde muy pequeño ha sido rechazado por no tener la fuerza bruta que caracteriza a su raza y que, por tal motivo, no ha madurado su ser.

—Su hija nos da buenos momentos, es muy inteligente —dice la joven huargen.

—No lo niego, se parece mucho a su padre y a su hermano —menciona la madre—. ¿Como estará mi hombrecito valiente?

—Señora, debemos hablar de algo importante... —dice Rudi con cuidado.

—Que pasa, ¿le sucedió algo a mi Denathal? —cuestiona con intranquilidad.

—No, no... No se trata de él —explica Folch—. Se trata de...

Se pausa con recelo de decir lo que Vidia escuchó.

—Mami, me escapé en un momento, pero... cuando venía de regreso a casa, escuché a los secuaces de Helthas.

—Vidia, ¿qué te he dicho de salir sola?, ¡es peligroso!

—Lo siento mami, pero creo que fue lo mejor porque escuché que... quieren derribar la barrera

Veresa al escuchar las palabras de su hija, no supo que decir, como reaccionar.

—Es necesario avisar a su hijo, señora Veresa. Creo que... —Rudi es interrumpida por la madre de Denathal.

—Vidia, no puedes, es... es muy peligroso, ¿y si te capturan? —dice asustada.

—Conozco un atajo para llegar al rio y que nadie nos persiga —agrega Folch.

—Hija...

—Mamá, soy la única que puede cruzar, toda la aldea y hasta el mundo están en peligro, si derriban esa barrera...

Antes que Vidia terminase de hablar, su madre toma un morral y comienza a llenarlo de cosas, de alimento y otras cosas como una daga para que su hija se proteja. Vidia observa a su madre y se levanta para ayudarla y terminar lo antes posible.


Mientras tanto en el Claro Este...

Ya en el Claro Este es de noche, Denathal acompaña a Lizäri, por el camino que los lleva a la aldea. Van en total silencio mientras miran el cielo y a las estrellas, a la vez que, a su derecha, vuelan algunas luciérnagas comunes.

—En el Oeste hay unas luciérnagas que alumbran azul, son muy bellas, a mi madre y a Vidia les encanta verlas —dice con serenidad el joven venthyr.

—¿Qué se siente tener mamá? —pregunta la joven sin mirar a Denathal.

—Pues, ¿cómo puedo describirlo?, mi madre es muy protectora, asustadiza, pero a la vez fuerte, bondadosa —dice mientras voltea su mirada hacia el camino.

Ella escucha atentamente, mientras siente nostalgia mezclada con felicidad.

Llegan a la puerta de la aldea en donde está Jena y Renfaz, quienes buscaban a su amiga por todos lados.

—Hola chicos... —dice Lizäri.

—¿Dónde estabas? te buscamos por todos lados —menciona Jena.

—Solo fui un rato al rio, luego Denathal me alcanzó y hablamos un buen rato de su hermanita y de su familia.

—¿Hermanita? —cuestiona Jena, cambiando su mirada hacia el venthyr—. ¿Tienes hermana?

—Si —responde sin hacer contacto visual. A él aún le cuesta entablar con otros que no sean Won o Lizäri—. ¿Dónde está Won?

—Creo que está en el campo de lucha —dice Renfaz—. Por cierto, mañana debemos reunirnos en la plaza, así que deberíamos ir a descansar, seguramente será un largo día.

—Es verdad, no sé qué sucede, pero requieren nuestra presencia mañana —menciona Jena.

—Ni si quiera hemos entrenado —agrega el joven enano.

Lizäri sabe que no han podido por su culpa, nuevamente es invadida por sentimientos de culpa y de preocupación, se encamina hacia su cabaña.

—Iré a descansar, nos vemos mañana.

—Liza —susurra su amiga Jena, volteando a ver a Renfaz.

—¿Y ahora que hice? —objeta el enano.

Denathal observa a Lizäri caminando, pero no la sigue en cambio se encamina al castillo.

—Nos vemos —Se despide Denathal, mientras toma su rumbo.

Jena y Renfaz asienten y también se retiran a sus cabañas.

Denathal llega a su recamara asignada, pero, como no duerme por ser un venthyr, se entretiene leyendo libros que el Rey le facilita libremente. Algunos hablan del origen de las esencias arcanas, otros hablan de armas y herramientas arcanas muy potentes, uno de esos libros llama su atención. Contienen algunas escrituras en otro idioma que él no entiende, pero recuerda el pergamino que la maga Daerys le enseñó a él y a Lizäri. También contiene algunas imágenes de especies de entes divididos, pero al no comprender su contenido, sigue ojeando hasta que da con algo extraño...


Mientras tanto en el Oeste Sombrío...

—Yo no iré. Folch, Rudi, cuiden muy bien de Vidia y asegúrense que cruce el rio —dice Veresa a los chicos, mientras se agacha para ver a su pequeña, tomándola tiernamente de sus mejillas rosadas—. Vidia, mi precioso colmillo, ten mucho cuidado y dile a tu hermano que lo extraño mucho.

—Mamá... —habla la niña, llorando y triste por separarse de su madre.

—Se fuerte, desde ahora debes cuidarte más —exhorta Veresa, mientras seca las lágrimas de su hija, saca la daga del morral, se lo entrega—. Hija, tendrás que saber usarlo, tu hermano te enseñó, solo úsalo cuando estés en peligro.

Los chicos salen de la cabaña, caminando con sigilo y cuidado de no llamar la atención, Folch que conoce del atajo, es el que lleva la delantera, mientras que Vidia va en medio y Rudi detrás de esta para protegerla. Vidia utiliza su habilidad de sigilo neutro, habilidad que le permite ocultarse de todos a su alrededor, pero puede modificarlo para que solo algunos puedan captarla.

Llegando a la orilla del río, Rudi entrega el morral a Vidia y le da un beso de despedida.

—Vi, salúdame a tu hermano de mi parte, ten cuidado... Anda ve —dice, mientras la acerca más al río.

—Adiós chicos, cuiden a mamá por mí —dice, mientras se adentra en las aguas heladas del rio, que, a pesar de ser un poco profundo, Vidia sabe nadar perfectamente.

Esta decide voltear a ver a los chicos, resultando en algo muy malo.

—¡Sigue, no pares Vi!

—¡¡¡Rudiii, Folch!!!

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