10/12

Faltaban ya tres días para mi cumpleaños, y para tener la posima lista para que Ross vuelva a ser humano. Pero nos falta una sola cosa:la maldiga lengua de rana morada.

Esa cosa como el anciano de la tienda anormal dijo, está a dos días en auto. Imagínense cuanto duraremos nosotros en llegar a Mónaco, y eso que no tenemos auto.

—¡ROSS!—grite para que viniera a ayudarme.

—¿Qué necesitas?

Dijo apareciéndose acostado en mi cama.

—Lleva mi bolso—le aventé el bolso en la cara.

El lo agarro antes de que estampara con su cara.

—Llévalo tu, vaga—me tiró el bolso dándome justamente en el estomago.

Yo fue a volar hacia la pared del otro extremo de la habitación chocando con la pared súper adolorida.

—¡PERDÓNAME! ¡Olvide mi fuerza fantasmal!

Gritó el disculpándose y corriendo hacia mi, lo último que recuerdo es a un Ross con lágrimas en los ojos a mi lado.

{***}

Abrí mis ojos y me encontraba en un ¿autobús?

Estaba recostada en las piernas de Ross y mi bolso descansaba en el suelo.

—Te deje inconsciente, Losiento.

Lloro Ross en mi hombro.

—Esta bien, olvidaste tu extraña fuerza fantasmal—le sonreí.

El se secó las lágrimas.

—Volvamos a dormir, falta mucho para llegar.

Dijo Ross.

Nos volvimos a dormir. A cada rato nos levantábamos, comíamos golosinas que había traído y de más.

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