𝘀𝗶𝘅. have a nice day, professor Snape
006. ┊໒ ⸼ | 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗦𝗜𝗫 | 🐝•˖*
❛ 𝗁𝖺𝗏𝖾 𝖺 𝗇𝗂𝖼𝖾 𝖽𝖺𝗒, 𝖯𝗋𝗈𝖿𝖾𝗌𝗌𝗈𝗋 𝖲𝗇𝖺𝗉𝖾 ❜
El odio de Navier hacia el prófugo Sirius Black es tan grande que apenas cabe en su cuerpo. Porque desde el día en que anunciaron que había logrado entrar al castigo, y que había dañado el cuadro de la señora Gorda, en su joven mente solo hay pensamientos malos. Todos en contra de su padre, y en planes en los que se imagina encontrándose con él y atacándolo con algún hechizo.
Aunque en la noche en que Black se escabulló al castillo, ella no estaba enojada, estaba asustada. Porque saber que Sirius estaba en Azkaban era una cosa, pero luego enterarse que había logrado entrar a su centro de estudios era...algo que le aterraba.
De todas formas, sabía ocultarlo muy bien de sus amigos. Siempre era buena para eso. Tres largos años y nadie se había dado cuenta, ni siquiera Hermione Granger, que suele ser muy intuitiva con esas cosas.
─ ¿Es un mal día? ─preguntó Cedric, quien había visto a Navier caminando sola por los pasillos, a paso firme y resoplando.
─ Muchos malos días. ─agregó Caelum.
─ Acabo de salir de una clase donde los chicos de Slytherin lo único que hicieron fue ponerme en un pedestal.
─ Oh, claro, y odiamos que nos vean como diosas. ─soltó Jodie, uniéndose a ellos.
─ Qué complicadas son ustedes las mujeres.
─ Adoro que me pongan en un pedestal ─sentenció Navier, mientras sujetaba los tirantes de su mochila con fuerza ─, pero no por las razones que lo hacen. Me ven como una celebridad por ser hija de un asesino y nieta de supuestamente magos tenebrosos.
─ ¿Supuestamente? ─inquirió Caelum.
─ Ella busca pruebas de eso desde que la conozco ─respondió Cedric, recordando lo que Navier le contaba en todas aquellas sesiones de castigo ─. Nunca encontró nada.
─ Ni un rastro. ─murmuró Navier, aunque siempre sospechó de la conexión con los Malfoy, así que por ahí podía encontrar una pista, aunque nunca la siguió.
─ Por cierto, ¿a dónde vas? ─preguntó Jodie, frunciendo el ceño ─. Nosotros aún tenemos una clase, pero los de tercero ya terminaron las suyas.
─ Es viernes, tengo castigo con el profesor Lupin.
─ ¿Sigues castigada?
─ Sigo llegando tarde a su clase, Cedric. A pesar que me lo advirtió, así que supongo que me merezco el castigo. ─soltó muy apenada.
Aunque estaba claro que todo esto era falso, porque ella siempre llegaba temprano, pero nadie podía saber de las clases particulares con Remus Lupin.
─ Ese profesor se la está agarrando contigo, te castiga siempre. ─murmuró Jodie con los brazos cruzados.
─ Pero el profesor Lupin parece bueno. En nuestro grado hay tipos idiotas y ni una amonestación les puso. ─señaló Caelum.
─ No lo sé, pero se me hace tarde.
Antes de que le dijeran algo a Navier, ella salió corriendo apenas terminó de hablar, sin darle tiempo a sus tres amigos de cuestionarle, o al menos darle la opción de hablar con un maestro a algo para que dejen de castigarla.
─ Sigo pensando en cómo somos sus amigos.
─ Caelum, nosotros no sabemos cómo somos tus amigos. ─señaló Jodie con burla.
─ ¡Hey! ¡Ustedes me aman!
─ Ajá. ─Cedric rodó los ojos, comenzando a caminar hacia la biblioteca.
Mientras, la menor de los Black se fue hasta el despacho de Remus Lupin, quien la esperaba con una nueva criatura mágica y un montón de libros. Sin embargo, apenas vio a la niña entrar, notó cómo sobre su cabeza había una nube negra que tan solo reflejaba tristeza y enojo.
─ ¿Pasó algo?
─ Lo de siempre, profesor ─murmuró ella, dejándose caer en la silla frente al escritorio ─. Pero siga con la lección de hoy.
Remus hizo una mueca. ─ Lo bueno de estas clases extra, es que no son sólo clases. También podemos conversar.
─ ¿Usted no es de los maestros que me mandara al despacho del director si digo cosas cuestionables? ─interrogó ella, pensando en si liberar todos sus pensamientos.
Ella ya confiaba en Remus Lupin, a pesar de que es un hombre lobo. Sí, Navier ya lo sabía.
No era porque él se lo había dicho, sino porque ella reconoció la poción mata lobos que aquella vez el profesor Snape le trajo en una copa.
La chica sabía que no se debía juzgar a nadie, pero creció en una casa donde los muggles son personas indignas, que los mestizos son magos mediocres, y que los hombres lobo son los seres más despreciables y desconfiables del mundo mágico.
─ Si no dices groserías, por mí está bien.
─ Odio a mi padre ─soltó la rubia, aunque su pelo comenzó a tornarse completamente negro sin que pudiera controlarlo, sin embargo, ella no se dio cuenta en ese instante, porque estaba molesta ─. Ni siquiera es mi padre, es decir, sí, pero solo sirvió para mi reproducción. Pero ahora aparece, y aquí me tratan de "celebridad".
─ Sí...─murmuró él ─. Escuche algunas cosas.
─ Y depende del alumno, es una respuesta diferente. Los de Gryffindor (a excepción de mis amigos), me toman como traidora. Los de Ravenclaw prefieren mantener su distancia, y los de Hufflepuff (a excepción de Diggory), se limitan a murmurar, o ignorarme.
─ No mencionas a Slytherin.
─ Mañana es mi coronación, vaya a su sala común, ahí será la ceremonia. ─señaló Navier, moviendo sus manos con gracia.
Remus Lupin sabía que enseñarle en estos momentos a Navier para que descubra su patronus era una mala idea, porque no creí que ahora encuentre un momento feliz por todo lo que le está pasando, así decidió escucharla, y hacer unos chistes de vez en cuando para que la niña no esté enojada durante toda la conversación.
─ Tengo que ir a cenar, harán un banquete en mi honor. ─bromeó ella, quien se encontraba mejor luego de conversar con el profesor Lupin.
─ Si, yo ahora voy. No quisiera perderme la coronación.
─ Gracias por escucharme, seguro le resulte aburrida.
─ Creeme, luego de una semana agotadora, eso es como terapia para mí.
─ Gracias, otra vez.
Navier estuvo a punto de cruzar el umbral de la puerta, pero la voz de Remus Lupin la detuvo.
─ A menos que quieras mostrarle al mundo tu nuevo look, recomiendo que vuelvas a ser rubia.
Ella sonrió, mirando su cabello en el reflejo del vidrio de un armario, notando cómo este había cambiado a un color negro azabache, y sus mechones se habían ondulado un poco, recordándole un poco a la foto de Sirius que vio en el diario.
─ Me parezco mucho a él. ─murmuró.
─ Créeme, eres diferente.
Mentira.
Navier tenía la personalidad de Sirius en muchos aspectos, y esto a veces era un problema para Remus Lupin, quien guardaba rencor hacia su viejo amigo por traicionar a los Potter. quien guardaba rencor hacia su viejo amigo por traicionar a los Potter.
El día anterior al partido, el viento se convirtió en un huracán y la lluvia cayó con más fuerza que nunca. Estaba tan oscuro dentro de los corredores y las aulas que se encendieron muchas antorchas y faroles. El equipo de Slytherin se daba aires, especialmente Malfoy.
─ ¡Ah, si mi brazo estuviera mejor! ─suspiraba mientras el viento golpeaba las ventanas.
─ La magia lo arregló, pero si quiere te rompo el otro, para que no pierdas la costumbre. ─suelta Navier, quien era la única persona que podía insultar a Malfoy sin recibir castigo alguno.
Uno de los pocos beneficios de ser su prima.
─ ¡Navier!
Ella se giró al escuchar su nombre, encontrándose con Oliver Wood, quien llegó hacia ella un segundo más tarde. El chico le sonrió mientras se quitaba la capa del uniforme de Quidditch.
─ ¿No tienes frío?
─ Acabo de entrenar.
─ Se nota...─murmuró ella, viendo cómo toda su camiseta estaba sudada ─. ¿Qué necesitas de mí?
─ Que hagas que Diggory no juegue mañana.
─ Sabes que no puedo hacer eso, es mi mejor amigo.
─ Puedes hacer que lo castiguen...
─ ¡No le haría eso!
─ ¿Y si te invito a salir en la próxima salida a Hogsmeade?
─ No soy tan fácil, Wood. ─ella entrecierra los ojos, colocando sus manos en la cintura.
─ Te dedico los primeros puntos del partido.
─ Nada me hará sabotear a mi mejor amigo, pero te ofrezco romperle el brazo a Malfoy si les toca jugar contra Slytherin.
Oliver, luego de minutos de seguir insistiendo, se dio cuenta de que Navier nunca accedería a sabotear a Cedric, tan solo se resignó. Se acercó a la chica y le dio un beso en la frente.
─ La cita en Hogsmeade y dedicarte los primeros puntos aún siguen en pie.
─ Qué caballero es usted, joven Wood... Rayos.
─ ¿Qué? ¿Tan desagradable te parezco?
─ ¡Me hace tarde! ─chilló, comenzando a correr cuando se dio cuenta de que llegaba tarde a su próxima clase.
Por primera vez la excusa de llegar tarde a Defensa Contra las Artes Oscuras se hacía realidad.
─ Lamento llegar tarde. ─murmuró Navier ─. No volverá a pasar, profesor Lupin...
Ella dejó de hablar cuando se dio cuenta de que al que tenía al frente no era el profesor Lupin, era el profesor Snape.
─ Otros diez puntos menos para Gryffindor. Siéntese, señorita Black.
Navier terminó por sentarse junto a Harry en uno de los escritorios de atrás, al parecer su amigo había llegado tarde también.
─ ¿Dónde estabas?
─ En una cita con Oliver Wood.
─ ¡Cinco puntos menos!
Ambos dejaron de hablar.
─ Como decía antes de que nos interrumpieran Potter y Black, el profesor Lupin no ha dejado ninguna información acerca de los temas que habéis estudiado hasta ahora...
─ Hemos estudiado los boggarts, los gorros rojos, los kappas y los grindylows ─informó Hermione rápidamente─, y estábamos a punto de comenzar...
─ Cállate ─dijo Snape fríamente ─. No te he preguntado. Sólo comentaba la falta de organización del profesor Lupin.
─ Es el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido —dijo Dean Thomas con atrevimiento, y la clase expresó su conformidad con murmullos. Snape puso el gesto más amenazador que le habían visto.
─ Sois fáciles de complacer. Lupin apenas os exige esfuerzo... Yo daría por hecho que los de primer curso son ya capaces de manejarse con los gorros rojos y los grindylows. Hoy veremos...
Lo vieron hojear un libro de texto hasta sus últimas páginas, que debía imaginarse que aún no lo han visto.
─ ... los hombres lobo. ─concluyó Snape.
Navier concluyó de inmediato que Severus Snape quería jugar en contra del profesor Lupin en su ausencia, pues no era un secreto que él quería su puesto desde siempre.
─ Pero profesor ─dijo Hermione, que parecía incapaz de contenerse ─,todavía no podemos llegar a los hombres lobo. Está previsto comenzar con los hinkypunks...
─Señorita Granger ─dijo Snape con voz calmada ─, creía que era yo y no usted quien daba la clase. Ahora, abran todos el libro por la página 394.─Miró a la clase ─: Todos. Ya.
Con miradas de soslayo y un murmullo de descontento, abrieron los libros.
─ ¿Quién me puede decir la diferencia entre un animago y un hombre lobo?
Todos se quedaron en completo silencio. Todos, excepto Hermione, cuya mano, como de costumbre, estaba levantada. Aunque, a diferencia de otras veces, Navier también levantaba su mano.
─ ¿Nadie? ─preguntó Snape, sin prestar atención a Hermione. La sonrisa contrahecha se había vuelto a su rostro ─. ¿Es que el profesor Lupin no les ha enseñado ni siquiera la distinción básica entre...?
─ Por favor, señor ─pidió Hermione y sin previo aviso del amargado profesor, habló. ─ un animago es un mago que decide volverse animal. Un hombre lobo no tiene más remedio. Con cada luna llena...al transformarse, no se acuerda de quién es. Puede matar incluso a su mejor amigo.
─ Es la segunda vez que habla sin que le corresponda, señorita Granger ─dijo Snape con frialdad ─. Cinco puntos menos para Gryffindor por ser una sabelotodo insufrible.
─ Y además, solo responde al llamado de los suyos. ─continuó Navier a la respuesta de su mejor amiga, sorprendiendo a toda la clase.
─ Cincuenta puntos menos para Gryffindor, y la próxima vez que...
─ Lo detendré antes que siga diciendo sandeces cómo era y restándonos puntos hasta por respirar.
Harry tomó la mano de su amiga, pero Navier agitó su mano con brusquedad, zafándose de su agarre rápidamente.
─ Ustedes siempre nos exige respeto, y se lo damos. Así que debe darnos el mismo trato. Además, no somos monjes que hicieron un voto de silencio. Usted nos ha hecho una pregunta y ella le ha respondido. ¿Por qué pregunta si no quiere que se le responda?
Snape estaba hirviendo en rabia, mientras los compañeros de casa de Navier murmuraban palabras de apoyo hacia la chica.
─ Tanto ella como yo habíamos levantado la mano educadamente para responder, pero usted nos ignoró deliberadamente. ¿Es porque somos mujeres? ¿Por qué somos de Gryffindor? ¿O por qué no somos el señor Malfoy?
─ ¡Diez puntos menos para Gryffindor! ─aviso, brindándome una mirada retadora ─, y como antídoto de su ignorancia, quiero en mi escritorio, el lunes temprano dos rollos de pergamino sobre el hombre lobo, con énfasis en cómo reconocerlo.
─ Disculpe, ¿por qué se supone que me está castigando? ─preguntó Navier, enojada por dentro, sin embargo, mantenía la calma por fuera, se había preparado por largos trece años en la casa de sus abuelos ─. ¿Por responder una pregunta en clase? ¿Por defender a una amiga que era insultada injustamente por usted? ¿Por respirar? Si usted no tiene ganas de enseñar, no lo haga. Ya vimos que el puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras no es para usted.
Navier se levantó, tomando su mochila y siendo observada por todos. Caminó hacia la puerta, pero antes de salir, miró al profesor Snape y dijo:
─ Tenga un buen día.
Hizo una falsa reverencia, y se fue del salón.
Navier se había colocado una capa roja de lino, tenía una capucha que le serviría mucho en este clima. Era una de las pocas prendas que le habían comprado sus abuelos que le gustaba. Aunque claro, la había arreglado con un poco de magia, colocándose el escudo de Gryffindor y líneas doradas que la hacían perfecta para los partidos de quidditch.
─ Esto será divertido. ─le dijo ella en el oído a Hermione, para que así la oyera en medio del fuerte clima.
Luego de unos minutos, el partido dio inicio. Aunque verlo bajo la densa lluvia era una tarea muy difícil, y los jugadores parecían pasarlo muy mal ahí arriba. Pero incluso así, los dos equipos metieron puntos para sus respectivas casas, dejando a Gryffindor arriba por un bajo margen de cincuenta puntos
Sin embargo, el clima era tan malo, que Wood pidió tiempo muerto para hablar con sus jugadores.
─ Ahora vengo. ─dijo Navier, bajando de las gradas y yendo hacia donde Wood tenía su reunión de equipo.
Ella sujetaba la capucha de su capa, llegando con mucha dificultad.
─ Pongan sus gafas en sus manos, y confíen en mí.
Los chicos esperaron confirmación de Oliver, quien dio visto bueno cuando se dio cuenta de que se trataba de Navier.
─ Impervius ─murmuró ella, apuntando a cada gafa ─. Repelen el agua, sean felices.
─ Te besaría en estos momentos, Navier. ─soltó Oliver muy emocionado, colocándose las gafas y dándose cuenta de que funcionaba.
─ Recuerdenme cuando metan puntos, y tu Harry, espero que al menos la Snitch tenga mi nombre. ─dijo con una sonrisa, para luego correr y volver hacia Hermione en las gradas.
El juego siguió su rumbo. Aunque la verdad es que nadie se enteraba de nada, aunque claro estuvo que después de un rayo, vieron cómo Cedric Diggory caía en picada.
Navier se fue hacia el frente, colocando sus manos en la barra para ver que tan fuerte había sido la caída, sin embargo, (y por fortuna), su amigo logró reincorporarse en la escoba faltando unos metros para llegar al suelo.
A pesar de que estaba bien, sus compañeros de equipo lo obligaron a salir del campo. Pero el terco de Diggory no accedió a eso, y volvió al campo.
"Lo mataré después"
La chica Black pensó que ese sería el único susto del día, que el resto del juego sería algo más tranquilo... pero no fue así.
─ ¡Harry! ─gritó, al ver cómo un cuerpo comenzaba a caer desde arriba como una bala.
Antes de que Hermione o Navier saquen sus varitas para ayudar a Potter, Dumbledore ya había hecho lo suyo, usando su varita para ralentizar la caída de Harry, para despues, de inmediato, parar el juego.
El director estaba muy furioso, porque la caída de Harry no había sido causada por el clima o una bludger, sino por los dementores.
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