A base de confusiones y mentiras

El silbato sonó indicando el final del partido y el inicio del llanto de Pablo. Oficialmente, España había caído en semifinales del mundial Sub-17 ante Francia.

Las lágrimas se deslizaban rápidamente por sus mejillas mientras registraba el abrazo de su mejor amigo. Se mantuvieron abrazados, mojando las camisetas contrarias mientras buscaban consuelo por el sueño destruido.

Por los altavoces, anunciaron que el otro partido de semis había terminado, la final sería Franco-Alemana y España tendría que enfrentar a la goleada Inglaterra por el tercer lugar de la competición.

Pablo recuerda haber ingresado al vestuario después de eso, un silencio sepulcral que únicamente era roto por el entrenador tratando de levantarle el ánimo a los adolescentes.

Todos recogieron sus cosas en silencio, dirigiéndose al autobús que los llevaría al hotel donde estaban hospedados.

Dentro del vehículo el ambiente era aún más deprimente pues cada uno iba sumido en su propio mundo, sin conversar ni hacer el más mínimo ruido.

Pablo iba sentado junto a la ventana, los auriculares puestos con una canción aleatoria de su playlist. A su lado, Fermín iba con la cabeza apoyada en su hombro y una mano sobre su muslo, un consuelo silencioso qué habían establecido a lo largo de los años.

Ambos se conocían desde pequeños pues eran compañeros en La Masía. Habían atravesado por derrotas y victorias, eran como hermanos y habían soñado con poder levantar el título juntos.

Llegaron al hotel y bajaron del autobús en silencio. Al acercarse a las puertas notaron a la también derrotada selección de Inglaterra llegar en su autobús.

Por unos breves segundos pudieron apreciar los rostros jóvenes y tristes, probablemente un reflejo de su propio equipo. A pesar de ser rivales por el tercer lugar, entendían perfectamente el sentimiento que cargaban y solo podían compadecerse unos de otros.

Ingresaron y se dispersaron para esconderse en sus habitaciones. Para su buena suerte, Fermín era su compañero de cuarto así que tan pronto como estuvieron en la seguridad de las cuatro paredes se tiró a la cama, esperando que su mejor amigo se acomodara junto a él.

Lo hizo unos pocos segundos después, envolviéndolo en un abrazo qué le dio la seguridad para volver a sollozar aferrado a su pecho. Fermín se limitó a acariciar su espalda buscando reconfortarlo.

-Es que no es justo, joder- Pablo se quejaba amargamente después de parar su llanto.

-Ya está Gavi, hicimos todo lo que pudimos- trató de consolarlo.

-Quizá no, quizá pude hacer más. Disparar más al arco, recuperar más balones, quizá si...-.

-No. No hagas eso. Sabes que diste lo mejor de ti, al igual que todo el equipo-.

-¿Entonces por qué no se siente así? Por qué mi cabeza sigue repitiendo cosas que pude hacer mejor. Fer, ¿por qué?- preguntó con la voz quebrada sintiendo que las ganas de llorar volvían.

-No lo sé. Simplemente no era nuestro momento- dijo acariciando su cabello.

-¿Y cuándo lo será?- preguntó volviendo a llorar.

Fermín lo apretó más contra sí. No tenía una respuesta para eso, pero estaba seguro de una cosa -No lo sé. Pero te prometo que lo seguiremos intentando. Somos jóvenes, tenemos el Sub-21 e incluso la absoluta, no sé cuando, pero te prometo que lo ganaremos juntos- soltó con seguridad.

El castaño se separó entonces para mirarlo a los ojos -¿de verdad?- preguntó con sus grandes y brillantes ojos húmedos, y a pesar de la tristeza que Fermín también sentía, sonrió.

-Te lo prometo- dijo deslizando una mano entre las del pequeño y entrelazando sus meñiques -¿cuando te he fallado una promesa?-.

Entonces Pablo apretó el agarre de sus dedos. Confiaba en Fermín, nunca le había fallado y sabía que cumpliría con su promesa.

Se pasaron los minutos siguientes abrazados en la misma posición, no planeaban ducharse a esas horas de la noche y mucho menos tenían ganas de siquiera cambiarse el uniforme.

Fermín empezaba a quedarse dormido; sin embargo, Pablo no podía hacer que su cabeza dejara de pensar.

Después de lo que sintió una eternidad sin poder conciliar el sueño soltó un suspiro frustrado. Sentía que necesitaba tomar aire o terminaría ahogándose con sus pensamientos.

Con delicadeza se desenredó del agarre de Fermín y se levantó de la cama en silencio. Cogió una chaqueta qué estaba tirada en una silla junto a la puerta y tomó su llave, saliendo de la habitación sin despertar al contrario.

Vagó por los pasillos del hotel buscando un lugar donde pudiera despejar la mente y no fuera encontrado por alguien del equipo técnico.

Terminó así en la azotea del edificio, el aire corría fresco haciéndolo estremecerse, por lo que se colocó la chaqueta antes de tomar asiento en una de las sillas del lugar.

Al parecer la terraza funcionaba como un lugar para reuniones pues contaba con diversas mesas y sillas distribuidas en todo el lugar. Las luces amarillas iluminaban cálidamente el ambiente y el techo de cristal complementaba a la perfección, permitiendo ver las estrellas qué brillaban con fuerza sobre el cielo.

Se perdió en sus pensamientos con la mirada fija en la noche estrellada, hasta que un chirrido hizo girar su cabeza hacia la puerta. Un joven alto y moreno ingresó con calma y caminó distraído hasta la silla frente a él, sobre saltándose al subir la mirada y encontrarse con su rostro.

-Oh, gosh. I'm sorry, didn't see you, I was...-el moreno empezó a hablar rápido con su acento que hacía imposible entenderlo. Tampoco es como que Gavi supiera hablar el idioma.

El hablador debió haber visto la confusión en su rostro pues se sonrojó visiblemente mientras tartamudeaba en un mal español -Uhm, lo siento-.

Gavi se rió sin poder evitarlo, le pareció muy adorable. Sacudió la cabeza e hizo un ademán con la mano por si no le entendía -está bien, no te preocupes-.

El moreno ladeo la cabeza confundido como un cachorrito, si bien estaba aprendiendo solo sabía diez palabras contadas. Ante el gesto, Gavi solo atinó a sacar su teléfono y abrir el traductor.

"It's okey, Don't worry" Jude se permitió sonreír, el menor frente a él parecía agradable. Lo observó con detenimiento y entonces notó el uniforme rojo con toques amarillos del contrario.

Sacó su propio teléfono y comenzó a teclear en el traductor. "¿Eres de España cierto?"

Gavi frunció el ceño al leer eso, "¿How did you notice?"

Esta vez fue el turno de Jude de soltar una risita y señalar el obvio uniforme que llevaba puesto, haciendo que Gavi se sonrojara al darse cuenta.

-¿Cómo te nombre?- preguntó con su acento inglés.

-Pablo, Pablo Gavi- dijo estirando su mano.

-Me Bellingham, Jude Bellingham- soltó estrechando la mano contraria.

"¿In which team do you play?" Pablo escribió rápidamente.

-England- respondió confiado y Pablo rodó los ojos.

"I know, it's a little bit obvious. I mean your club" se leyó en la pantalla del teléfono. -Yo soy de La Masía, del Barcelona-.

Jude se sorprendió ante aquello, él siempre ha sido fan de Messi y del Barcelona, incluso trató de unirse a La Masía cuando era más joven, pero fue rechazado por no ser lo suficientemente bueno.

-Oh. Borussia Dortmund- dijo finalmente.

Pablo asintió en reconocimiento y se quedaron en silencio después de eso, no fue extremadamente incómodo pero si había algo en el ambiente, después de todo eran desconocidos y próximos rivales, aunque también jugadores que acaban de ser eliminados de una competición.

No tenía intenciones de seguir charlando, si podía denominarse así a su pequeño intercambio de frases en el traductor y respuestas cortas. Iba a esperar unos minutos y luego retirarse de regreso a su habitación.

Sin embargo, el inglés sí parecía tener ganas de querer continuar con su conversación.

"Disculpa si soy un poco metiche, pero ¿cómo haces para llevar tan bien la eliminación? Yo siento que quiero gritar y llorar" se atrevió a redactar.

Pablo quiso reírse, ¿él llevarlo bien? Quizá llorar abrazado a su mejor amigo y con la promesa de ganar un título juntos próximamente después de que su cabeza lo torturara un poco, haya ayudado a que se calmara, pero definitivamente no es algo que le diría al chico frente a él.

"Maybe because I'm focused on the match for third place. I can't do nothing more, I left my skin on the pitch even if it wasn't enough" Pablo decidió ser parcialmente honesto, creía en las palabras de Fermín y aunque fueran rivales, esperaba poder ayudar al chico, quizá él no tenía un mejor amigo que le diera soporte.

Jude asintió ante las palabras, cómo si estuviera analizándolas y canalizándolas.

Continuaron en ese intercambio de palabras y textos durante un par de horas, hasta que la notificación de batería baja saltó en ambos teléfonos alrededor de las 4:20 de la mañana.

-Bueno, creo que es hora de irme- dijo Pablo poniéndose de pie.

Jude también se levantó y le regaló una sonrisa. -Nice to meet you, Pablo- exclamó extendiendo la mano.

Pablo estrechó la mano sin saber qué dijo el jugador inglés, pero por su sonrisa en el rostro asumió que no era nada malo -Buena suerte, Jude. Hasta el sábado- dijo para finalmente soltar la mano y emprender camino a su habitación.

Caminó de regreso por los pasillos y abrió su puerta con cuidado, evitando hacer ruido y despertar a Fermín en el interior. Una vez dentro, volvió a deslizarse en la cama y se abrazó a su amigo, cayendo dormido con la imagen del sonriente inglés en su memoria.

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Tres días después, los equipos de España e Inglaterra se encontraban en los respectivos vestuarios esperando que les dieran la indicación de formarse en el túnel y salir al campo.

Pablo estaba un poco nervioso, tenía una corazonada de que todo saldría bien, pero al mismo tiempo no quería confiarse. Aunque una medalla de bronce no era lo que esperaban, era mejor que volver a casa con las manos vacías.

Un hombre irrumpió en el vestidor y poco después empezaron a salir los titulares para formarse en el túnel y el resto para acomodarse en el banquillo.

-Sé que lo harás excelente hermano, juega como siempre y llevemos esa medalla a casa- Fermín le dijo con un abrazo antes de alejarse con dirección al banquillo.

Pablo no pudo evitar sonreír viéndolo marcharse, estaba agradecido de tener a Fermín como su mejor amigo de vida.

Giró un poco la cabeza y notó a Jude mirarlo fijamente. Conectaron miradas y le lanzó una pequeña sonrisa que fue correspondida inmediatamente antes de que los árbitros empezaran a salir con dirección al campo y los jugadores tuvieran que seguirlos.

El partido fue intenso, ninguno de los equipos quería irse con las manos vacías y eso se notó en las formas de atacar y defender de ambos. En el duelo fue inevitable que Jude y Gavi tuvieran sus roces pues jugaban la misma posición y eran la marca del otro.

Lamentablemente, aunque todos los jóvenes se dejaran lo mejor de sí en el campo solo uno de los equipos podía obtener el tercer lugar. Esta vez fue España quien logró imponerse por un tanto y asegurarse el tercer lugar en la competición.

El equipo celebró cuando sonó el pitazo final y se dirigieron a las gradas donde la afición roja vibraba con felicidad. Gavi aprovechó el momento de distracción de sus compañeros para acercarse a Jude.

Este se encontraba parado con las manos en la cadera y mirando a sus compañeros con semblantes derrotados. Tocó su hombro y al verlo voltear soltó -Buen juego. Good game- de forma nerviosa. Nunca iba a admitir que lo había estado practicando el día anterior en caso de que Jude ganase o perdiese.

El más alto se limitó a soltar un -thank you, but you do it better- del cual Pablo solo entendió el agradecimiento.

Se quedaron mirándose en silencio hasta que Fermín llegó para llevarse a Pablo, quería una foto con sus medallas y su mejor amigo en el campo.

-Vamos Gavi- lo arrastró por la cintura después de simplemente asentir al jóven inglés frente a él.

Horas después, mientras empacaban para volver a su país, el teléfono de Pablo sonó con una notificación, dejó de guardar su ropa para revisarlo.

"Tienes un nuevo seguidor: Jude Bellingham"

Por alguna razón sonrió, el moreno le había agradado bastante. Sentía un ligero magnetismo que lo impulsaba a pensar en él desde el día en que se conocieron y le ponía feliz que al parecer, él también le había agradado al contrario.

Segundos después, el télefono que Jude todavía tenía en la mano le notificó "You have a new follower: Gavi", soltó una sonrisa instantánea. El menor tenía algo, no sabía si eran los ojos brillantes o la cara de bebé o quizá todo él, que se le hacía bastante lindo, además, no olvida el consuelo que le brindaron sus palabras la noche que se conocieron.

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Jude estaba nervioso y emocionado a partes iguales. Había pasado un mes desde su fracaso en el mundial Sub-17; sin embargo, una nueva oportunidad se presentaba para él y sus compañeros en Los Juegos Olímpicos.

Habían estado practicando arduamente para que no se repitiera el volver a casa con las manos vacías, por lo cual sus piernas picaban por jugar y demostrarlo en cada partido.

Por otro lado, estaba el tema de Pablo. Habían estado hablando durante todo el mes e inevitablemente terminó desarrollando sentimientos por el contrario.

Él siempre supo que los chicos y las chicas le atraían por igual; sin embargo, sabía que debía ser cuidadoso al respecto porque era un tema delicado en el fútbol, especialmente en su club actual.

Alemania era todavía más restrictivo y retrograda en cuanto a los temas referentes a la homosexualidad, muy diferente a su querida Inglaterra, dónde incluso los clubs empezaban a tomar iniciativas y fomentar la igualdad independientemente de la orientación sexual.

Sabía que fue tonto de su parte enamorarse de quien solo vio un par de veces y conoce hace tan poco tiempo, pero él no podía mandar sobre su corazón.

Sus nervios radicaban en que Pablo también iba a estar presente en la competición y no sabía como actuar con los nuevos sentimientos bullendo en su interior.

Su teléfono sonó indicando un mensaje "Hey Jude. I just arrived and the mister gave us a free day, want to see you" y Jude sonrió ante aquello.

Así era con Pablo, podía pedirle cualquier cosa y él estaría encantado de complacerlo, aunque claro, molestarlo un poco nunca estaba demás.

"¿Tan rápido confraternizando con el rival? Pensé que amabas más la camiseta"

"Oh, you little shit. Forget it, i don't wanna see you"

"No te molestes Pablito.
Dime dónde y voy tan pronto termine el entrenamiento"

La respuesta que recibió fue la de lo que parecía un pequeño jardín. No tenía ni la más mínima idea de donde estaba hasta que recibió otro mensaje.

"Behind the cafeteria, it's like a smoking area"

Jude respondió con un pulgar arriba y guardó su teléfono para dirigirse al aútobus que los esperaba para llevarlos a entrenar.

Pablo suspiró con una sonrisa y se retiró del lugar. Había averiguado los horarios de entrenamiento y sabía que la selección inglesa no volvería hasta bien entrada la noche.

Se fue a su habitación y se encerró para poder dormir, en otras circunstancias estaría pegado a Fermín, pero este estaba lesionado y no había sido convocado para el torneo.

Lo único que agradecía del lugar, era que cada atleta tenía su propia habitación por más pequeña que esta fuera.

Se tiró a la cama con los ojos cerrados y la imagen de cierto atractivo moreno apareció en su cabeza. Pablo suspiró, estaba jodido, se había enamorado del encantador Jude Bellingham.

Estaba tan clavado que incluso había empezado a aprender inglés, quería poder entender al contrario y escuchar su bonita voz en lugar de tener que depender de los traductores de internet.

No estaba seguro de como manejarlo, solo sabía que tenía que hacer algo si no quería consumirse con la intensidad de sus pensamientos.

Horas más tarde, después de haber cenado y a la hora en que se supone debía estar durmiendo se escabulló hacia el pequeño jardín, luego de recibir un mensaje de Jude sobre que estaba esperandolo ahí.

Ingresó con cautela y a pasos silenciosos, identificando la silueta del más alto de espaldas, admirando el pequeño espacio.

Con una sonrisa y sin poder evitarlo abrazó con fuerza al más alto por detrás -Judeeeeeeeee-.

Jude sonrió también antes de girar entre los brazos y devolverle el abrazo a Pablo -Pablitoooo- llamó apretándolo. -¿Did you miss me?¿Me extrañaste?- preguntó con su caracteristico acento. No lo iba a admitir pero estuvo aprendiendo español para comunicarse con el más pequeño.

Gavi ocultó su sonrisa en el hombro contrario mientras cerraba los ojos, sentía que había extrañado algo que probaba por primera vez.

Tarareó en afirmación susurrando un pequeño "mucho" que Jude entendió a la perfección.

Poco después se separaron y se sentaron frente a frente en el césped. Conversaron de temas triviales y de lo que esperaban para esta competencia, una mezcla rara de inglés, español y acentos marcados que hicieron funcionar de alguna manera, pues sus teléfonos permanecieron desaparecidos de la escena.

Pablo escuchaba atentamente, pero no podía evitar que su mirada se desviara con frecuencia a los gruesos labios frente a él. Sentía una necesidad de inclinarse y besarlos hasta sentirse satisfecho.

Por otro lado, Jude no estaba mejor. Los brillantes ojos puestos en él y los gestos de concentración del menor tratando de entenderlo lo hacian querer presionar sus labios juntos.

Quizá fueron ellos inconcientemente, quizá fue la sinergía entre ambos, pero en algun punro terminaron con sus rostros demaciado cerca y fue Pablo quien decidió arriesgarse. Se inclinó hasta que sus labios se tocaron.

Fue un beso dulce, ambos se entregaban de forma tranquila al momento. Las manos de Pablo acabaron en los anchos hombros y las de Jude en la estrecha cintura.

Se besaron hasta quedarse sin aire, solo para despegarse un momento y volverse a besar. Disfrutaban de la sensación, de la forma en que sus labios encajaban y parecían hechos para el otro.

Estuvieron besandose hasta que las piernas de Pablo empezaron a acalambrarse por la posición y tuvo que separarse, dejando a un Jude con los ojos cerrados y sin aliento.

Cuando sus ojos conectaron se sonrieron, no eran necesarias las palabras en ese momento, ambos se daban una idea, pero Jude habló queriendo confirmarlo.

-Me gustas- soltó, puede que haya estado practicando como declararsele al menor.

Pablo sonrió con más ternura, se movió hasta acomodarse en una posición en la que quedaba sobre el regazo de Jude. -Tú también me gustas- dijo atrayendolo por la nuca y volviendolo a besar.

Se besaron hasta que la temperatura del ambiente subió y los besos dejaron de ser tranquilos para ser una pelea por la dominancia. Pablo se restregaba sobre Jude mientras las grandes manos se metían por debajo de su camiseta.

Puede que sean practicamente jugadores profesionales, pero eso no quitaba que eran adolescentes hormonales de 16 y 17 años.

Cuando Pablo sintió el miembro de Jude empezar a despertar decidió que era hora de detenerse. -Jude, basta- le dijo separandolo por los hombros tratando de regular su respiración.

Jude respiró en grandes bocanadas sacando sus manos de debajo de la camiseta y volviendolas a colocar en la cintura contraria -I'm sorry. Are you okey?- preguntó mirandolo con cariño, él era mayor, no podía excederse de esa manera.

Pablo asintió mirandolo -estoy bien, I'm okey- contestó ya calmado.

Después de eso se quedaron en silencio disfrutando de la compañía contraria. Habían muchas cosas complicadas que devenían de la confesión y lo que acababa de ocurrir, pero eran jóvenes y preferian ignorarlas el mayor tiempo que pudiese.

Momentos después, Pablo empezó a dormitar sobre Jude y este lo movió ligeramente, decidiendo que eran sus momentos de volver a sus habitaciones.

-Hey, Pablo. Wake up, babe- dijo tratando de despertarlo.

El castaño se removió adormilado, parpadeando para quitar el sueño. Se levantó con cuidado siendo seguidl por Jude, que se alegraba de poder estirar sus piernas.

Una vez de pie se miraron en silencio, ¿qué se supone se debía decir en estos casos?

-Ujum, entonces, ¿nos vemos mañana?- preguntó Pablo con timidez.

-¿Mañana?- se preguntó si quería verlo temprano hasta que recordó el otro significado -Oh, tomorrow, mañana. Sí, it's okey- dijo sonriendole de forma breve.

Pablo correspondió la sonrisa y sin evitarlo se lanzó hacia adelante besandolo por última vez. -Buenas noches, Jude- susurró sobre sus labios antes de salir por la puerta con dirección a su habitación.

Jude se quedó solo parado en medio del pequeñl jardín, sonriendo como tonto mientras su cabeza se llenaba de Pablo y los besos compartidos.

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Los días siguientes fueron un reflejo del cambio en su relación.

Seguían escribiendose mensajes y aprovechaban de verse en sus tiempos libres para compartir sesiones de besos usualmente tranquilas y euforicas e intensas cada que la emoción por ganar un partido los copaba.

Se mantuvieron en esa cómoda rutina por dos semanas aproximadamente, hasta que España cayó en penales ante Italia e Inglaterra perdió nuevamente ante Alemania.

Esa misma noche, el pequeño jardín que había sido testigo se su fugaz romance se encontraba sumido en un aura de tristeza.

Para ambos no era únicamente el saber que habían quedado eliminados, el sentimiento de perdida era mayor pues irse a casa significaba no verse más.

Se encontraban abrazados tratando de consolarse mutuamente. Ninguno sabía que decir, su situación era complicada. Ambos eran jóvenes estrellas en ascenso y una relación a distancia y homosexual era un gran problema con el que no estaban seguros de poder lidiar.

-Jude- llamó Pablo haciendo que el contrario bajara la cabeza para mirarlo -¿puedes dormir conmigo esta noche?- preguntó deseando que entendiera y aceptara. En las derrotas fuera de casa solía dormir abrazado de Fermín pues le hacía sentir tranquilo no quedarse solo con sus pensamientos.

Ambos tenían que dejar la Villa Olímpica el día siguiente, él se iría por la tarde y Jude temprano en la mañana.

Jude parpadeó lento, intentando asimilar las palabras -You mean, ¿sleep togheter?- y Pablo con su pobre conocimiento en inglés asintió recordando las palabras.

Jude se lo pensó, quizá ese sería el último recuerdo que tendría de Pablo en un buen tiempo, la temporada ya iba a empezar y difícilmente volverían a verse hasta el final de temporada mínimo. Sería algo lindo, además, quería aprovechar todo el tiempo posible con Pablo.

Asintió entonces con una pequeña sonrisa que fue correspondida por Pablo. Se quedaron un momento más en el jardín, memorizando el lugar que se había vuelto especial para ellos antes de finalmente pararse y caminar silenciosamente entre los pasillos hasta llegar a la habitación del español.

Ingresaron en silencio y una vez dentro fueron directamente a acostarse en la cama individual. Se acomodaron como pudieron, ambos de lado y mirándose a la cara.

-Jude, ¿seguiremos siendo amigos, verdad?- susurró Pablo, temía que el mayor se olvidara de él.

-Don't be dumb, Pablito. Sí, we still siendo amigos- le sonrió abrazándolo y acercándolo más hacia sí.

-Jude- volvió a llamar -te quiero- dijo viéndolo a los ojos.

Y el corazón de Jude se detuvo, porque él también lo quería e incluso había buscado la traducción para decírselo, pero el menor se le adelanto.

-Te quiero también- le respondió.

Se acercaron para besarse, un beso dulce que contenía palabras no dichas y sentimientos que pronto serían encerrados, pero no olvidados.

La intensidad subió y Pablo terminó encima de Jude, besandolo como si la vida se le fuese en ello, mientras Jude recorría su espalda por debajo de la camiseta.

Los besos del menor se desviaron de los labios del moreno hasta su cuello, dónde empezó a marcar sin contemplaciones la extensión de piel a la que el mayor le daba acceso ladeando la cabeza.

Las manos de Jude bajaron hasta el trasero de Pablo y lo apretó con su fuerza, haciendo que el contrario se detuviera para poder soltar un gemido contra su cuello.

Pablo empezó a frotarse contra Jude, sintiendo su erección crecer dentro de sus pantalones. Por otro lado, la polla del inglés empezó a despertar con interés por la estimulación.

En un movimiento ágil, el más alto les dio la vuelta dejando a Pablo bajo él. Desde su posición podía ver el cabello desordenado, las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes con pupilas dilatadas por la excitación.

Se inclinó para besarlo, podía correrse con solo la imagen tan sensual del menor. Pablo le quitó la camiseta, dejando su torso bien marcado para su edad al descubierto. Tragó visiblemente al ver sus abdominales.

Jude volvió a besarlo mientras sentía las pequeñas manos recorrerlo. Él no quiso quedarse atrás y se separó, ayudando a Pablo a quitarse su camiseta.

Se relamió los labios admirando la lechosa piel que brillaba a la luz de la lámpara. Bajó su boca a su pecho, repartiendo besos por la zona. No tenía planeado llegar lejos con el menor, masturbarse o quizá darle una mamada; no obstante, aprovecharía disfrutar el cuerpo contrario si esa era su única oportunidad.

Metió una de sus manos en la ropa interior contraria, encontrándose con una polla dura y húmeda, el líquido preseminal expulsado cayendo por los lados de la misma.

Rodeó la polla con su mano, empezando a deslizarse en movimientos rápidos, causando gemidos de satisfacción en el castaño.

-Ah, Jude- Pablo se retorcía bajo las manos de Jude, que lo masturbaban y jugaban con sus pezones mientras su boca era asaltada por el contrario.

Los movimientos eran cada vez más rápidos y cuando empezó a sentir su orgasmo formándose se separó del mayor -Jude, espera. Stop- soltó.

El inglés se detuvo de manera inmediata mirandolo con preocupación. -Sorry. I... ¿Are you bien?¿Yo hace algo mal?- preguntó sacando su mano de la ropa interior y mirando al contrario en busca de una respuesta.

Pablo sonrió sonrojandose aun más y negó con la cabeza -Sí, estoy bien. Es solo que ....- desvió la mirada buscando valor para decir lo siguiente.

-Quiero que me folles- soltó.

Jude lo miró confundido, esa última palabra no estaba en su repertorio de español. Gavi se vio mortificado al ver que no entendió.

-¿Folles?¿What's the meaning?-.

Pablo tomó aire antes de mirarlo nuevamente a los ojos -Fuck me-.

Jude se sonrojó aún más visiblemente ante aquello y hasta se atragantó con su saliva, no esperaba esa proposición del menor quién siempre había mostrado límites cuando sus besos subían de tono en el jardín.

-Pablo, we don't have to. I can...- el más pequeño lo interrumpió.

-Jude- dijo tomándolo de las mejillas -Yo quiero- dijo poniendo esa mirada a la que Jude era incapaz de negarse.

-¿Are you sure? ¿seguro?- preguntó para confirmar.

Pablo asintió con seguridad y eso fue todo lo que se necesitó para que volvieran a besarse. Esta vez más lento, más calmado, Jude no sabía si era la primera vez de Pablo, pero lo cuidaría como si lo fuese.

Beso su cuerpo con adoración hasta que llegó a su cintura y decidió sacarle los pantalones por completo. Pablo denudo en todo su esplendor era una visión que lo acompañaría hasta el día de su muerte.

Bajó, besando los muslos y volviendo a subir cuando Pablo tiró de él hacia arriba. Se besaron nuevamente y ahora fue el castaño quien tiró de sus pantalones para bajarlo, quería ver su polla.

Una vez quedó al descubierto, el menor se mordió el labio inferior mirándola con respeto. Era más grande que la suya y también más gorda.

El moreno tomó un momento y se estiró a la mesita de noche, donde reposaba el kit de bienvenida qué les daban a todos los atletas. Tomó de la pequeña canasta lo que identificó como lubricante y un condón.

Vertió un poco del líquido viscoso en sus dedos y los esparció hasta cubrirlos completamente. Bajo y abrió las piernas del menor, con su mano derecha empezó a masturbar nuevamente a Pablo mientras el dedo índice de su mano izquierda tanteaba la entrada.

Pablo soltó un gemido de incomodidad cuando la punta del dedo se coló en su interior, Jude dejó un beso en su muslo y continuó estimulando su polla.

El dedo en su interior empezó a moverse lento de adentro hacia afuera hasta que se acostumbró a la sensación y su entrada empezó a contraerse para evitar que saliera.

Esa fue la señal de Jude para introducir un segundo dedo. Ahora el índice y medio se movían en el interior de Pablo, quién se retorcía ante la estimulación en su polla y en su interior.

Jude hizo movimientos circulares y de tijera, estirando y empujando lo máximo posible. Cuando pablo empezó a gemir, un tercer dedo fue agregado, la polla goteba cada vez más y terminó por derramar su orhasmo cuando los empujes del moreno encontraron la próstata de Pablo.

El menor se corrió con un sonoro gemido, derramandose sobre su estómago y parte de la mano de Bellingham.

Retiró sus dedos y con su lengua limpió su mano y el cuerpo del menor, tragandose hasta la última gota del semen salado del castaño, que se recuperaba lentamente de su orgasmo.

La polla de Jude palpitó dolorida ante la visión, Pablo hecho un desastre mientras trataba de bajar de su nube por el orgasmo que él le había causado.

Empezó a masturbarse, quizá fue suficiente para el menor. Esta bien si ya no lo hacian, ese no fue su plan desde el principio de todos modos.

Empezó a gemir mientras se masturbaba, llamando la atención del menor, quien le soltó una pequeña patada para que se detuviera. -Stop. No te atrevas a correrte, tienes que follarme- demandó.

Jude lo miró confundido y Pablo rodó los ojos, lanzandole el condón a las manos. El inglés captó lo que quiso decir y tomó el empaque abriéndolo con la boca.

Quizá si Jude hubiese prestado atención a las clases de educación sexual, sabría que abrir los preservativos con los dientes podría rasgar el látex. Algo que los vídeos porno no te dicen.

Se colocó el condón y untó lubricante sobre su polla, masturbandose para exparcirlo. Acercó la punta al agujero de Pablo, quién esperaba expectante lo que iba a suceder.

Jude se empujó lentamente a través de las paredes calientes y tuvo que tomarse un momento para recuperarse y no correrse como un primerizo.

Empezó a follarse al pequeño con movimientos lentos, buscando que se acostumbrase a la inteomisión.

Pablo empezó a empujarse contra Jude y con esa señal, el mayor empezó a embestir con mayor velocidad, agarrandolo con fuerza por las caderas.

El ritmo se mantuvo e incrementó con los minutos. Jude se agachó para besar a Pablo y silenciar los gemidos que seguramente se filtarían a traves de las paredes.

En un empuje profundo, Pablo se retorció y supo entonces que había golpeado su próstata. Jude empezó a empujarse con fuerza, martillando el punto una y otra vez hasta que Pablo se corrió por segunda vez con un gemido amortiguado por sus labios.

El agujero se cerró deliciosamente sobre su polla y bastarón un par de embestidas para que el también se corriera llenando el condón.

Se desplomó sobre Pablo, recuperandose del que podría calificar como el mejor orgasmo de su vida. Ambos pegados, corazones latiendo rápido contra el pecho contrario.

Cuando Jude iba a retirarse, Pablo lo detuvo -espera, solo un poco más-.

De alguna forma Jude lo entendió y solo los giró, quedando él bajo el peso de Pablo y todavía enterrado en su interior.

Pablo levantó la cabeza y nuevamente se besaron, esta vez dulce con un sentimiento de tristeza. Sabían que era uno de sus últimos besos y querían disfrutarlo y atesorarlo en sus memorias.

Poco después ambos se quedaron dormidos, acurrucados y abrazados.

A la mañana siguiente, Pablo despertó desnudo y solo en la habitación.

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-¡Gavi!- la voz de Fermín retumbó en sus oidos a la lejanía. -¿Cómo te sientes? ¿Estás bien?-.

Pablo se sintió confundido y abrumado, estaba echado en una camilla con Fermín practicamente tirado sobre él mientras le preguntaba una cosa tras otra.

-¿Qué pasó?- preguntó confundido, se suponía que estaban en casa jugando al Fifa después del entrenamiento.

-¡Eso quiero saber yo! Estabamos jugando y simplemente te desvaneciste. ¡Me diste un susto de muerte!- regañó -¿estás alimentandote bien cierto? pobre de ti que me entere que no estas siguiendo las ...-.

-Fer- Pablo detuvó su monólogo -comemos juntos, ¿recuerdas?- preguntó haciendo al rubio soltar una sonrisita avergonzada.

-Cierto. Lo siento. Es solo que me preocupe mucho- dijo abrazandolo.

-Está bien. ¿Ya podemos irnos?- ni siquiera sabía dónde estaban pero asumía que era un hospital.

-¡Por supuesto que no!- dijo -te tomaron una muestra de sangre para saber que puede ser. Los resultados estarán listos en poco tiempo, tenemos que esperarlos-.

Pablo suspiró, él no se sentía mal, quizá solo se le había bajado la presión.

Antes de que pudiera replicar, un doctor entró en la habitación. -Buenas tardes, mucho gusto, soy el doctor Carlos- se presentó amablemente a lo que ambos chicos asintieron en reconocimiento.

-Bien, no tienen nada de que preocuparse. En tu estado los desmayos son completamente normales, aunque para estar seguros que no hay daños te voy a derivar con mi colega Eric de ginecología. Él podrá revisarte y darte un mejor diagnóstico sobre ti y el bebé-.

Pablo sintió su corazón detenerse y sus oídos zumbar, ¿bebé?

-Disculpe, ¿qué está tratando de decir?- Fermín preguntó más pálido que una hoja de papel.

Al ver sus reacciones el doctor supo lo que estaba sucediendo. -Disculpenme, por el tiempo de gestación creí que lo sabían- se disculpó -Felicidades, están esperando un bebé- dijo con una sonrisa, sin recibir reacción alguna a la noticia.

-Voy a retirarme para que puedan conversarlo. Al ver la urgencia del caso mi colega podría atenderlos dentro de una hora, les separaré la cita- soltó antes de finalmente retirarse.

La habitación se quedó en completo silencio por largos minutos hasta que Pablo empezó a llorar, esto no podía estarle pasando.

Fermín se giró temblando y lo abrazó con fuerza, permitiéndole fundirse contra él. Ambos lloraron en silencio, Pablo preocupado por su futuro y Fermín preocupado por Pablo.

Después de todo, cuando Pablo se quedó sin lágrimas. Fermín decidió hablar -Pablo- llamó suavemente -¿cómo...? ¿sabes quién fue?- Fermín recibió un golpe ante la última pregunta por un muy ofendido Pablo.

-¡Por supuesto que sé con quién me acuesto!- exclamó indignado.

-Entonces, ¿por qué no me has contado?¿Qué me estás ocultando?- preguntó dolido, creyó que Pablo confiaba en él y le contaba todo, al parecer no era así.

-Es complicado, Fer- dijo viéndolo fruncir el ceño. -Escucha, tienes que prometerme que no se lo dirás a nadie- Fermín asintió ante la petición.

-Te lo prometo- dijo extendiendo su meñique. Pablo lo tomó, entrelazándolos con fuerza, buscando cómo explicar su pequeño romance de verano.

-Sucedió cuando fuimos eliminados del mundial. Esa noche salí de la habitación y me crucé con Jude- una sonrisa involuntaria escapó de sus labios -estuvimos hablando, me pareció un tipo agradable y el día que nos enfrentamos por el tercer lugar, me comenzó a seguir por instagram- relató y Fermín tuvo que hacer memoria para recordar cual de todos los jugadores de ese día era el tal Jude.

-Estuvimos hablando todo el mes y nos volvimos buenos amigos. Luego vinieron los Juegos Olímpicos, dónde coincidimos otra vez- su memoria lo llevó de forma automática al pequeño jardín del lugar. -Tuvimos algo, le confesé que me gustaba y él me dijo que yo también. Él último día ahí me acosté con él- soltó sonrojándose al recordarlo.

-¿Y no se te ocurrió usar un maldito preservativo?- preguntó Fermín un poco ansioso por la situación.

-¡Lo hicimos! No sé cómo demonios sucedió esto- dijo sintiendo las ganas de llorar regresar.

Fermín suspiró, no era el momento de reproches, tenía que estar ahí para apoyar a su amigo.

-Está bien, Pablo, escucha. Quizá el doctor se equivocó, ¿bien? Tal vez solo fue un error de resultados - trató de convencerse incluso a sí mismo -Porque no tuviste ningún síntoma, ¿cierto?-.

Pablo asintió -¿Ves? Entonces solo hay que esperar la cita con el otro doctor para que nos diga que todo fue una equivocación-.

Se quedaron en silencio después de eso, hasta que el llamado de Pablo lo rompió -Fer- el nombrado se giró para verlo -¿que voy a hacer sí sí lo estoy?- preguntó con miedo.

-Vas a abortar- le dijo con crudeza -si lo estás, ¿quieres tenerlo?- preguntó mirándolo a los ojos.

Pablo negó, tenía 17 años recién cumplidos, no quería terminar su carrera antes de empezarla.

-Entonces vas a abortar- repitió.

-Pero Fer, los Juegos Olímpicos fueron hace como seis meses- replicó en voz baja.

Fermín maldijo por lo bajo, el aborto era legal únicamente hasta las doce semanas. -Escucha- lo sujetó suavemente de las mejillas para que pudiera verlo -Pase lo que pase, no estás solo, ¿está bien? Yo siempre voy a estar para ti. Eres mi hermano, Pablo- finalizó con una pequeña sonrisa.

Pablo le correspondió lanzándose a abrazarlo y dejando escapar pequeñas lágrimas, no sabía que haría sin Fermín en su vida.

-Además, el tal Jude no se va a librar, eh. Si es necesario iré hasta Inglaterra para que se haga responsable- soltó decidido.

-No creo que sea necesario, Jude no es de los que huyen de sus responsabilidades- aseguró Pablo.

-¿Todavía hablas con él?- preguntó el rubio, viendo al menor asentir. -Bien. Entonces le escribirás de acuerdo a lo que no diga el médico- Pablo volvió a asentir.

En ese momento una enfermera ingresó a la habitación y les pidió que la acompañaran hasta el consultorio del doctor Eric.

Una vez dentro, tomaron asiento frente al doctor. -Hola, mucho gusto. Soy Eric y el día de hoy voy a atender su caso- dijo con una sonrisa amable.

-Tú debes ser Pablo, ¿cierto?- preguntó dirigiéndose al castaño, el cual asintió. -Bien, por favor acuéstate en la camilla para poder ver si todo está en orden-.

Pablo se paró y se dirigió a la camilla, siendo seguido de cerca por Fermín, quien se paró a su lado cuando se recostó.

-Por favor, descubre tu vientre- Pablo levantó su camiseta hasta sus axilas. -Ahora te colocaré un gel para poder deslizar el ecógrafo. Puede que sientas un poco de frío- expandió un gel azul por su vientre y después procedió a mover un aparato sobre el mismo.

-En la pantalla podrán visualizar lo que está sucediendo dentro de tu cuerpo, Pablo- inmediatamente las miradas de los jóvenes se dirigieron al monitor.

Todo lo que veían era un fondo negro hasta que dos grandes manchas blancas aparecieron. -Ahí lo tienen, al parecer son dos, felicidades- dijo aún moviendo el aparato.

De pronto los latidos empezaron a escucharse en el silencio de la sala -se escuchan saludables, además están en buena posición, ¿desean saber el género?- preguntó sonriente.

Y aunque sabía la respuesta, Pablo decidió preguntar -¿De cuánto estoy?-.

-Aproximadamente unas 23 semanas, unos cinco meses y medio- entonces la realidad lo golpeó fuertemente.

Estaba embarazado, iba a tener dos bebés de Jude. Se soltó a llorar nuevamente, sintiendo como Fermín tomaba su mano y le daba un apretón.

-¿Entonces van a querer saber el género?- preguntó el doctor creyendo que las lágrimas de Pablo eran de emoción.

Fermín miró a Pablo quien asintió levemente -Sí, por favor- se obligó a responder.

El aparato se movió insistentemente sobre el vientre de Gavi hasta que el doctor volvió a hablar -Son dos varoncitos-.

El resto de la consulta pasó borrosa para ambos, el doctor le dio una larga lista de vitaminas y demás que tenía que tomar, además de indicaciones sobre no esforzarse demasiado, dormir adecuadamente y alimentarse más, pues para el tiempo que tenía, su estómago estaba demasiado plano y eso podría afectar el crecimiento de sus bebés.

Solo recuperaron el sentido de sus acciones una vez llegaron al departamento que rentaban cerca a La Masía.

-Fer- el llamado roto y triste de Pablo le partió el corazón. -¿Qué voy a hacer? Son dos, dos jodidos bebés- lloró amargamente.

Fermín estuvo ahí para abrazarlo y contenerlo -Lo primero es decírselo al inglés ese-.

Pablo lloró aún más -¿Debería decirle algo así por mensaje?¿Y si me odia por arruinar su carrera? Yo no quiero que me odie- sollozó.

-Escucha, ¿tú confías en él?- Pablo asintió con seguridad -Entonces díselo sin miedo, quizá nos es muy prudente decírselo a distancia, ¿por qué no le dices que deben hablar de algo importante y reservamos un vuelo a Alemania? Hay que aprovechar el parón internacional de la semana que viene-.

Pablo asintió ante las palabras aunque después de pensarlo un poco, preguntó -¿Y si no puede recibirme?¿Y si me pierdo?¿ Y si...?-

-Cálmate, ¿sí?- lo interrumpió -Yo te acompañare, ya te dije que si es necesario lo hago hacerse responsable a ostias-.

Pablo le agradeció y tomó su teléfono para escribirle a Jude.

"Jude, I need to talk to you. It's an emergency"

No pasaron más que unos pocos segundos antes de recibir una respuesta.

"¿Está todo bien, Pablito? ¿Quieres que te llame ahora?"

"I would rather talk in person. I'm traveling to Germany next Friday ¿It's Okey?"

"Pablo, me estás preocupando. ¿Qué sucede?"

"Plis, wait until Friday"

"Está bien, nos vemos el viernes. Mandame el horario en el que llegas y pasaré por ti. Te quiero"

Pablo soltó un suspiró aunque con una sonrisa por el te quiero de Jude.

-¿Todo bien?- preguntó Fermín con su laptop en mano, estaba buscando los pasajes para el viaje.

-Sí, Jude pasará por al aeropuerto por mi- Fermín lo miró con la ceja alzada -¿No le dijiste que iría contigo?- Pablo solo se sonrojó ante aquello.

Los días siguientes pasaron relativamente rápidos, todavía no había hablado con su entrenador por lo que seguía yendo a entrenar aunque no tenían ningún partido esa semana.

Por otro lado, Fermín se había encariñado demasiado rápido con la idea de ser tío, pues controlaba que no se olvidará de tomar lo recetado por el doctor y le hablaba a su pancita, que había tomado una ligera curva. Incluso ya les había comprado unas camisetas del barca para cuando nacieran y unos cuantos juguetes que no usarían hasta dentro de un par de años.

Pablo también se había encariñado con sus bebés, quienes al parecer solo estaban esperando ser descubiertos para empezar a hacerse notar. Habían pateado y empezado a moverse, llenando al castaño de un sentimiento de felicidad indescriptible y una ligera tristeza porque Jude se hubiese perdido de esos momentos.

El viernes llegó demasiado pronto y en un parpadeo, Pablo y Fermín se encontraban bajando de su vuelo en Westfalia.

-¿A qué hora te dijo que estaría aquí?- preguntó Fermín empezando a impacientarse.

-No lo sé, se supone que iba a estar aquí hace 20 minutos- respondió frunciendo el ceño y escondiéndose más en su acolchada chaqueta.

-Estuvieron esperando por más de dos horas, pero Jude no apareció, ni tampoco contestó los mensajes de Pablo-

-Suficiente, voy a reservar una habitación en el hotel de aquí al lado- dijo Fermín levantándose con su pequeña maleta y siendo seguido de cerca por Gavi.

Fue una travesía el poder conseguir una habitación pues su conocimiento de Alemán era nulo y el español no lo hablaban los recepcionistas. Finalmente y gracias al pobre inglés del menor lograron comunicarse y reservar una habitación.

-No lo entiendo. Se supone que debió estar aquí a las 8am- Ya era casi mediodía, su vuelo de Barcelona había salido a las 5am.

-¿No te responde los mensajes?- preguntó.

-Ni siquiera le llegan. ¿Y si le pasó algo malo?- se preocupó.

-¿Tú crees?- Fermín no quería que sus sobrinos crecieran sin padre -Quizá se le reventó el móvil- dijo tratando de calmar al contrario.

Encendió la televisión en un intento por crear una distracción, eso claro, hasta que se dio cuenta que todo estaba en alemán -Carajo- susurró presionando botones hasta que logró poner subtítulos.

Empezó a hacer zapping mientras Pablo se sentaba a su lado con un suspiro, no había nada interesante que ver a esas horas.

Por casualidad cayó en un canal de chismes, donde se estaba hablando de una supuesta infidelidad de Piqué a Shakira, nada nuevo en realidad. Se quedaron viendo la nota más por aburrimiento que otra cosa.

Pablo empezaba a dormitar con su cabeza apoyada en el hombro de su mejor amigo cuando este lo sacudió ligeramente -Pablo-.

"Anoche los jugadores del Borussia Dortmund fueron captados en una discoteca en el centro de Westfalia. Renombrados como Marco Reus, Coulibaly, Hummels y otros recién estrellas en ascenso como Manuel Akanji Jude Bellingham y Erling Haaland se la estaban pasando en grande rodeados de hermosas jovencitas".

"¿Habrá habido alguna discordia entre los veteranos y sus esposas? Recordemos que la mayoría del plantel es casado o está en una relación establecida".

"¿Será que alguna de las jovencitas logró robar el corazón de los solteros codiciados? Recordemos que hace poco dieron una entrevista exclusiva para el portal oficial del club, dónde afirmaron que eran muy jóvenes para involucrarse en relaciones y temas de familia. Que sólo querían jugar al fútbol y disfrutar de la vida, escuchemos"

Gavi leía rápidamente los subtítulos sin creer lo que leía, ¿Jude se había olvidado de él por alguna chica?

"¿Mintieron acaso al respecto? Tenemos imágenes de los jugadores abandonando el club, la mayoría en solitario, pero otros bien acompañados. Tal es el caso del capitán, quien abandonó el club por la puerta posterior del brazo de una joven pelinegra" Imágenes del momento fueron puestas en la pantalla "Recordemos que su esposa dio a luz hace apenas cinco meses"

"Pero no fue el único, el dúo brillante Bellingham-Haaland también abandonó el lugar en compañía de atractivas mujeres. ¿Quiere saber quiénes son? Volvemos con eso y más después del corte comercial"

Pablo sintió su corazón hundirse ante aquello, tal vez él y Jude no eran nada, pero él tenía la ilusión de poder formar una relación o una familia, algo que al mayor claramente no le interesaba.

-Pablo- Fermín tocó suavemente su espalda y él terminó por quebrarse -Está bien, está bien- susurró dándole caricias reconfortantes.

-Quiero irme, Fer- murmuró a penas audible.

-¿Qué?- Fermín lo miró alarmado -Pablo, vale, quizá no es el príncipe que creías, pero tiene que saber que va a ser padre. ¡Tiene que hacerse responsable!- exigió.

-¿Y para qué, Fer? ¿eh? ¡Dime para qué- gritó limpiándose con rabia las lágrimas que lograban filtrarse -¿No lo ves?¡Él no quiere una familia!No le intereso, ¡ni siquiera pude confiar en él para que me recibiera cuando le escribí con días de anticipación!- se paró de la cama en un salto -¿cómo voy a confiar en que va a ser responsable con mis hijos cuando ni siquiera pudo hacer algo tan simple como avisar que no vendría?- preguntó y Fermín se quedó callado.

-No quiero que mis hijos crezcan teniendo un ejemplo así. ¿Te imaginas cómo se pondrían cada vez que tenga que explicarles por qué su papá no apareció en una fecha importante?- preguntó alterado -Quizá es lo mejor. Esto nunca iba a funcionar de todas maneras, él aquí y yo y los niños allá. No necesito dinero, soy lo suficientemente capaz de mantener solo a mis hijos y no quiero estar ni un minuto más en este maldito país- finalizó tomando su pequeña maleta.

-¿Vienes conmigo o me voy solo?- preguntó frente a la puerta.

Fermín lo veía temblar desde su posición. por lo que lo abrazó a pesar de las protestas y pronto Pablo se volvió una masa de llanto entre sus brazos -¿Por qué Fer?¿Por qué duele tanto?- preguntó con la voz rota.

Fermín lo abrazó con fuerza, no tenía una respuesta para aquello.

-No quiero decirle, quiero irme de aquí. Vámonos, por favor- Pablo le rogó y Fermín no pudo decirle que no, en su alterado estado podría hacerle daño a los bebés

Fermín aceptó con un suspiro. Cuando Pablo se calmó, salieron del hotel y caminaron de regreso al aeropuerto, comprando el vuelo más próximo de regreso a Barcelona.

Ya sentados en el avión, Pablo bloqueó de todas las redes a un Jude que seguía sin dignarse a contestar. No quería saber nada del jodido Jude Bellingham.

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Jude aterrizó en Barcelona alrededor de las once de la mañana. Había una sola razón por la que había elegido ese club a pesar de no ser el que más pagaba: Pablo Paéz Gavira.

No había vuelto a saber de él desde hace tres años atrás, desde el día en que debía recogerlo y nunca llegó.

No fue por completo culpa suya, pero entendía la molestia que pudo haber sentido el menor. Por eso lo había bloqueado de todas partes y no había tenido forma de contactarlo sin tener que explicar toda su situación.

A pesar de ello lo había estado siguiendo, lo había visto debutar con la plantilla principal del Barcelona y ganar el Golden Boy el año siguiente. Estaba tremendamente orgulloso.

No había dejado de pensar en él ni un solo día desde la última vez que hablaron. Siempre leía su última conversación, aquella dónde él le decía que estaría en el aeropuerto para recogerlo.

Se paseó por las instalaciones después de su reunión con Laporta, no iba a negar que estaba emocionado porque amaba el club desde pequeño. Sin embargo, había pedido que todo se mantuviera en secreto hasta el día siguiente, el día de la firma.

Detuvo sus pasos frente a un gran ventanal, desde ahí podía ver el entrenamiento en progreso y su corazón latió aceleradamente cuando divisó a Pablo entrenando a solo unos metros de él.

Estuvo viendo al equipo entrenar hasta que Xavi les dió un descanso. Tenía ganas de acercarse para poder hablar con Pablo, esperaba que no fuera tarde para ellos.

Iba a empezar a caminar hacia Pablo cuando vio dos pequeños niños con camisetas del Barcelona correr y aferrarse al castaño. El menor los levantó en brazos y empezó a llenar sus caritas de besos hasta que los menores pidieron bajar.

Los vio salir corriendo hacia Fermín, quién los levantó de igual manera y los llenó de besos. Miró la escena congelado, ¿quiénes eran esos niños de cabellos claros?

-¿Son adorables no?- Deco apareció a su lado mirando la misma escena que él.

Jude se obligó a asentir -¿Quienes son?- preguntó con voz forzada.

-Es un secreto pero de todas formas ya eres prácticamente parte del club- le dijo y se acercó más a su oído -Son los hijos de Gavi- susurró.

-¿De Gavi?- preguntó sin aliento.

Se fijó entonces las camisetas, ambas tenían estampados la palabra papi, uno con el dorsal 6 y otro con el dorsal 16. Tuvo que sostenerse del ventanal ante la impresión.

-¿Estás bien?- preguntó Deco con preocupación

-Sí, sí- contestó recomponiendose. -Disculpa, tengo que irme- dijo saliendo tan rápido como pudo de las instalaciones.

Había llegado tarde, era claro que Fermín y Pablo eran pareja y tenían dos niños hermosos. ¿Era eso lo que Pablo había querido decirle ese día?¿Quería dejarlo por Fermín?

Llamó a su agente pidiéndole hablar con urgencia y al día siguiente, se presentó a firmar contrato hasta el 2027 en las instalaciones del Real Madrid.

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El clásico de pretemporada llegó y no sabe si para su buena o mala suerte, Pablo no estaba presente en la cancha ni en el banquillo.

Lo que sí sabe es que se pasó todo el partido asediado por Fermín, quién chocaba con él y hacía entradas con más fuerza de la necesaria en un amistoso.

-¿Cuál es tu maldito problema?- preguntó Jude levantándose después de una plancha particularmente dura por parte del rubio. Había perfeccionado su español, al final le había servido aunque no fue esa la razón por la que lo aprendió en primer lugar

-No sé de qué hablas- soltó el rubio sin siquiera mirarlo.

-Estás jugando cómo si quisieras romperme la maldita pierna- lo empujó con fuerza.

-No me toques imbécil- le devolvió el empujón con fuerza.

El partido se detuvo y sus compañeros se acercaron a separarlos. Jude nunca admitirá que estaba molesto porque Fermín le había quitado a Pablo, quien sintió como suyo desde que lo conoció.

El árbitro decidió terminar el partido, por lo que ambos equipos se metieron a los vestuarios. Tanto Carlo como Xavi regañaron en privado a sus jugadores por comportarse de esa manera.

En el segundo tiempo las cosas se calmaron un poco y Fermín logró anotar el segundo tanto de la noche.

Lo vio correr hacia la cámara y hacer una letra K, seguido de una M y un pequeño corazón al final. Supuso que era para los pequeños niños que vio hace unos días, sus hijos.

El partido finalizó con una victoria 2-0 a favor del Barcelona y Jude se sintió amargo porque ese podría haber sido su club, el club de su vida, pero quizá se había dejado llevar por la tristeza y frustración del momento.

Los meses pasaron y pronto un nuevo Clásico marcó su fecha en el calendario. Eran finales de octubre y hacía un clima de brisa fresca gracias al otoño.

Jude estaba nervioso, iba a jugar en Montjuic aunque era diferente a como lo imaginó, pues vestía la camiseta blanca en lugar de la azulgrana.

Habían llegado hace poco y ya estaban en el campo haciendo el calentamiento respectivo, desde su lugar podía ver a Pablo calentar y hacer dar pases con Pedri y Fermín.

Se quedó mirándolo un tiempo considerable hasta que Pablo levantó la mirada. Sus ojos conectaron e incluso desde la distancia, ambos sintieron electricidad recorrerlos, la sinergía de su primer encuentro, envolviendolos en un deja vu.

Pablo se giró ante el llamado de Fermín y Jude soltó un suspiro. ¿Qué había hecho mal?

Se dio la vuelta a donde sus compañeros ya caminaban de regreso a los vestuarios. Se desvió para ir a uno de los baños y antes de salir, escuchó unas voces en el baño.

-Mucha suerte, bichito- una voz que no reconoció habló entre besos.

-Gracias mi amor- respondió la voz de Fermín.

Jude abrió los ojos desmesuradamente, ¿ese desgraciado le estaba montando los cuernos a Gavi teniendo dos hijos?.

-Te amo- soltó la otra voz.

Jude decidió abrir la puerta y sorprendió a Fermín besándose con Íñigo, según leía en la camiseta de quién estaba de espaldas.

El sonido metálico hizo a los amantes sobresaltarse, separándose al instante. Fermín frunció el ceño al verlo -¿nos estabas espiando?- increpó dando un paso al frente, siendo detenido por la mano de Íñigo en su cintura.

-Yo no soy quién anda usando los baños para algo que no es debido- respondió. -Eres un descarado, engañando a Pablo y teniendo dos pequeños esperándote en casa- escupió dando un paso al frente.

Fermín palideció visiblemente ante aquello, ¿cómo era posible que Jude supiera de los niños? -Cállate, eres el menos indicado para hablar. ¿O ya olvidaste lo que hiciste?- preguntó recomponiéndose.

-Eres un miserable. No sé qué demonios crees que hice, pero definitivamente no fue lastimar a Pablo de ninguna manera- soltó recibiendo un bufido burlón de Fermín. -Ni creas que no voy a decirle, me voy a encargar de abrirle los ojos- respondió con molestía.

-¡Anda!¡Inténtalo! Eres estúpido si crees que Pablo quiere escucharte o saber algo de ti. ¿No te quedó claro el mensaje después de que te bloqueó de su vida hace tres años?- respondió con cinismo.

-Estoy seguro que tú tuviste algo que ver con eso. Eres un asco, me da lástima por Pablo y sus hijos- soltó.

-¡Cállate! Cierra la puta boca, no tienes derecho a mencionar a los niños-.

-¿Por qué? ¿Te duele saber que eres un pésimo padre? ¡Yo podría ser mejor padre que tú!- escupió con rabia.

-¡Ja! Por favor, no te hagas el santo. ¡No podrías ser mejor padre que yo ni aunque lo deseases!¡Por algo estás completamente solo y sin Pablo!- le gritó a la cara.

No lo vio venir, el puño de Jude impactó de lleno, haciéndolo desestabilizarse contra Íñigo quien estaba tras él.

Íñigo reaccionó en consecuencia y le devolvió el golpe a Jude mientras Fermín trataba de recomponerse.

Golpes iban y venían, al parecer el ruido atrajo la atención porque pronto el baño se llenó de jugadores tratando de separarlos.

-Eres una mierda, Jude. Que bueno que Pablo te sacó de su vida- escupió Fermín en un susurró saliendo detrás de todos sus compañeros, quienes llevaban a un furioso Íñigo hacia el vestuario.

-¡Jude!, ¿qué sucedió?- preguntó Carvajal sin obtener respuesta. Los merengues se fueron al vestuario en silencio después de ello.

A pesar del altercado en los baños, el Clásico comenzó a tiempo. Todos en las gradas empezaron a murmurar cuando vieron a Jude, Fermín e Íñigo salir con golpes en el rostro y a un Gavi visiblemente pálido.

El partido terminó 2-1 con un gol al último minuto de Bellingham, quien fue abucheado por la afición que una vez quiso coreara su nombre.

Pablo rehuyó del campo con lágrimas no derramadas en sus ojos. Sentía que el resultado era culpa suya, si no se hubiese dejado afectar por lo que le contó Fermín rápidamente.

-Pablo, espera- la voz de Jude resonó en los pasillos mientras lo tomaba de la muñeca. Pablo tembló ante el toque.

-¿Podemos hablar? Por favor, es algo muy importante- suplicó.

Pablo asintió lentamente mientras se daba la vuelta, fue incapaz de negarse ante el tono utilizado.

Jude sintió su corazón acelerarse y querer salir de su pecho al ver los ojos de Pablo tan cerca.

Lo jaló con suavidad hacia un lado y quiso hacer tantas preguntas ¿cómo has estado?¿qué sucedió Pablo?¿por qué desapareciste?¿eres feliz?. Muchas preguntas pero sabía que su tiempo era escaso y debía darse prisa.

-Pablo- murmuró haciendo el ademán de tocar su rostro y deteniéndose a la mitad, dejando caer su mano a un lado. -Escucha, sé que esto puede sonar difícil, pero tienes que creerme. Fermín te está engañando- dijo directo.

Pablo frunció el ceño confundido -¿De qué estás hablando?- preguntó.

-Lo vi en el baño besándose con Íñigo, te está engañando- explicó.

Pablo soltó carcajadas. No pudo parar de reír, era una forma de soltar los nervios que sentía y al mismo tiempo le causaba gracia la supuesta infidelidad.

Jude veía confundido como Pablo se reía de lo que le dijo. ¿no le había creído?

-Jude, agradezco tu preocupación, pero Fermín es pareja de Íñigo desde hace meses- le respondió parando de reír.

-Espera. ¿No es tu pareja?- preguntó sintiendo esperanza en su corazón, la que se apagó rápidamente al recordar que aún podría tener otra pareja.

Pablo negó con timidez -¿por qué creíste eso?- preguntó con verdadera curiosidad.

Y Jude no supo qué responder, ¿cómo le diría que fue a Barcelona por él y terminó en Madrid por culpa de sus estúpidos celos?

Pablo lo miró con las cejas alzadas esperando una respuesta. Jude se salvó de responder debido a unas pequeñas vocecitas que hicieron eco en el pasillo.

-¡Papi!¡Papi!- dos pequeños niños llegaron corriendo y se aferraron a su padre esperando ser alzados. Pablo sonrió por inercia, levantando a sus pequeños y dejando besos en sus mejillas.

Ambos pares de ojos brillantes se giraron a verlo y Jude se quedó sin aliento. Los niños tenían una mirada que le aceleraba el corazón.

-¿Son tus hijos?- preguntó como si no lo supiera.

Pablo lo miró y dudó antes de finalmente asentir. -Son hermosos, se parecen a ti- halagó.

-Gracias- el castaño respondió sonrojado. Todo estaba dicho, era hora de tomar sus caminos y no verse hasta el próximo Clásico.

-Malo- una pequeña vocecita dijo frunciendo el ceño hacia Jude, era una copia exacta de Pablo.

-¿Qué pasa Kai?¿Por qué es malo?- preguntó Pablo mirando a su hijo.

-Él gol- dijo señalando a Jude -papi triste- explicó abrazándose a su pecho.

-¿Papi triste?- preguntó Martín mirándolo antes de girar y fruncir el ceño en dirección a Jude.

-No, bebés. Papi no está triste- explicó sonriendo.

-¡Pablo!- Fermín llegó hasta él al verlo conversar con el inglés. -Es hora de irnos- dijo ignorando al moreno.

Los pequeños se lanzaron a los brazos de Fermín en pequeños coros de ¡tío! El rubio los sujetó y se fue hacia los vestuarios con los niños en brazos.

-Fue bueno verte, Jude. Nos vemos- no esperó una respuesta y se giró saliendo tras sus hijos.

Jude suspiró con tristeza viéndolo alejarse, ¿qué había sucedido entre ellos?

Caminó hacía su vestuario, donde sus compañeros celebraban la victoria. Él se sentó en su banquillo en silencio, no tenía nada por lo que festejar.

-Jude, hermano, ¿qué sucede?- preguntó Fede sentándose a su lado.

Jude decidió ser honesto -Acabo de ver a los niños de Gavi, no sabía que era padre tan joven- soltó olvidándose que se suponía era un secreto.

Fede asintió en comprensión, Ronald le había comentado algo en una conversación -Sí, lo sé. Ser padre soltero tan jóven es de valientes y más si son dos niños- susurró mirando a su alrededor, asegurándose que nadie le prestara atención.

-¿Padre soltero?- susurró Jude sorprendido.

-Sí. Ronald me contó que cuando debutó sus niños apenas tenían cuatro meses. Nunca ha mencionado al padre de sus pequeños- susurró de regresó -Es un buen pibe y sus hijos son un amor-.

Jude se quedó pensando ante esa información, Gavi había debutado apenas un años después de que se conocieran. ¿Había estado con alguien más después de él?¿No había sido lo suficientemente memorable lo que habían tenido? Entonces el mensaje de Pablo diciéndole que tenían que hablar urgente llegó a él, una pieza no encajaba y él se volvería loco sin una respuesta.

-Fede- llamó la atención del otro -¿de casualidad tienes su dirección aquí en Barcelona?- preguntó tratando de sonar casual.

Fede lo miró interrogante antes de negar -si quieres puedo pedirsela a Ronald- ofreció sintiendo la ansiedad emanar del contrario.

Jude asintió y quince minutos después tenía la dirección de Pablo en su teléfono. Tenía ganas de ir de inmediato, pero debía esperar a llegar al hotel y que sus compañeros se durmieran para no levantar sospechas.

Más tarde esa noche, se escabulló en un taxi a casa de Pablo. Estaba nervioso, no sabía que diría al llegar y sabía que ni siquiera era prudente aparecer en su puerta a esa hora, pero no podía esperar al siguiente Clásico para resolver sus dudas.

Bajo del taxi y se acercó a pasos lentos a la puerta. Por supuesto que vivía en un área de acceso restringido, pero el guardia de seguridad lo reconoció y al parecer era fan suyo, por lo que convencerlo de que era un viejo amigo de Pablo no fue difícil.

Vio las luces de la casa apagadas a excepción del salón principal y eso fue todo lo que necesitó para tocar el timbre.

Escuchó pasos delicados acercarse a la puerta y luego el rostro cansado de Gavi apareció frente a él.

-¿Jude?- preguntó sorprendido -¿qué estás haciendo aquí?- preguntó con susurros.

-Tenemos una conversación pendiente, Pablo. ¿Puedo pasar?- preguntó sin demostrar lo nervioso que estaba.

Pablo dudó antes de abrir la puerta y permitirle el ingresó. Jude observó la casa con disimulo y pudo observar fotos de Pablo y sus hijos en todas partes, juguetes regados por el salón y sillas para comer acopladas en el comedor. Además, todas las esquinas estaban cubiertas con protectores y una pequeña reja impedía el paso a las escalares. Jude se dió cuenta que Pablo amaba y se preocupaba mucho por sus hijos.

Jude se acomodó en el sillón y Pablo se sentó en el mismo, separado por un espacio considerable.

-¿De qué querías hablar?- preguntó el castaño subiendo sus piernas al sillón, abrazando sus rodillas contra su pecho.

-Quiero saber que sucedió, de un día a otro desapareciste de mi vida y cuando vuelvo a verte todo ha cambiado. ¡Caray, Pablo! Tienes dos hijos- soltó Jude lo que había guardado por tres años.

-Si vuelves a levantarme la voz te largas de mi casa- dijo con dureza -los niños duermen y no quiero que los despiertes-.

-Soy yo el que debería hacerte esa pregunta. Fui a buscarte a Alemania solo para que me dejaras plantado sin ningún aviso. No me hubiese importado que no me recogieras si me hubieses avisado y no haberme hecho esperar como un estúpido- recriminó el castaño.

Jude suspiró -sé que hice mal, pero te juro que no fue mi intención dejarte plantado. Los chicos del club querían celebrar antes del parón internacional, yo me negué porque sabía que debía levantarme temprano para recogerte, entonces secuestraron mi telefóno- soltó.

-Hummels me dijo que solo debía acompañarlos un rato y después podría irme a casa. Accedí y cuando llegué todo simplemente se descontroló, terminaron sumergiendo mi teléfono y el de Erling en la cubeta de hielos cuando quisimos irnos- relató con un suspiro.

-No teníamos forma de pedir un taxi y mientras pensábamos qué hacer llegaron un montón de chicas pedidas por el capitán. Les pedimos ayuda para poder salir de ahí y nos ofrecimos a pagarles incluso por ello. Nos ayudaron a salir diciendo que se irían con nosotros, así nadie se opondría, salimos todos juntos y fue cuando la prensa tomó aquellas fotos-.

-Quise escribirte cuando llegué a casa, pero no recordaba la contraseña de mi instagram y necesitaba mi teléfono para poder acceder. Me dormí con la idea de alcanzarte en el aeropuerto temprano por la mañana, pero me quedé dormido y desperté al medio día-.

-Te juro que lo primero que hice fue pedirle a mi mamá que me llevara al aeropuerto, pero era demasiado tarde. Cuando compré un nuevo teléfono y pude entrar a mi instagram, ya me habías bloqueado y sacado de tu vida- finalizó.

-¿Cómo puedo saber que todo es cierto?- preguntó Pablo negándose a creerle, negándose a creer que por una confusión había sufrido tres años, había privado a sus hijos de su otro padre y a Jude de sus hijos.

-Pablo- susurró Jude acercándose un poco a él -confía en mí. Esa es la razón por la que rescindieron el contrato del capitán y por la que Erling se fue al City la temporada siguiente-.

Pablo sintió un nudo en la garganta, ¿cómo iba a justificar su accionar ahora?

-Dime Pablo, ¿por qué me sacaste de tu vida?- preguntó con delicadeza -¿conociste a alguien más?- preguntó.

-Jude, lo siento. En serio lo siento mucho- se soltó a llorar de forma angustiante y Jude no pudo hacer más que abrazarlo contra su pecho. Pablo sollozaba audiblemente preocupando a Jude.

-¿Qué sucedió, Pablo?- volvió a inquirir, su corazón latía desenfrenado en su pecho.

Pablo se separó de él, secándose las lágrimas infructuosamente pues estas seguían saliendo. -Jude- dijo bajito -yo fui a Alemania porque tenía algo importante que decirte- el moreno asintió atento mirándolo a los ojos, dándole a entender que lo escuchaba.

-Jude. Yo fui porque quería decirte que estaba embarazado. Íbamos a ser padres, Jude- dijo mirándolo.

El inglés sintió que su frenético corazón se detuvo abruptamente. -¿Qué?- fue lo único que salió de su boca.

-Fue el día que te dije que necesitábamos hablar. Me desmayé y Fermín me llevó al hospital, ahí me dijeron que estaba embarazado- empezó a relatar -lo primero que pensé fue que no era posible porque nos habíamos cuidado, pero después me dije que si era cierto iba a abortar- se estremeció al pensar en una vida sin sus hijos y Jude sintió su corazón apachurrarse ante la confesión.

-Afortunadamente estaba de 23 semanas, por lo que abortar no era posible- continuó -no quería decírtelo por mensaje o llamada, por eso fui a verte. Pero nunca llegaste y yo me enteré por un programa de chismes todo lo que había sucedido, no me contestabas el teléfono y creí que simplemente no te había importado. Por eso decidí irme sin decirte nada- finalizó.

Jude se mantuvo en silencio tratando de asimilar todo -¿me privaste de mi paternidad por no hablar conmigo?- preguntó incrédulo -¿te estás escuchando, Pablo?-.

Pablo se limitó a sollozar -¡Entiendeme! Estaba asustado, sentí que había arruinado mi carrera y que iba a arruinar también la tuya. ¡No estuviste ahí cuando te necesité! Sé que no es excusa y lo siento, pero en ese momento me sentí herido y traicionado-.

Jude se quedó en silencio, no quería decir algo de lo que después podría arrepentirse. -¿Pensabas decirme?- preguntó después de unos momentos.

Pablo lo miró sin comprender -Si no vení hoy, ¿pensabas decirmelo o me lo ibas a ocultar toda la vida? ¡Dime, Pablo!-.

Pablo lo miró antes de desviar la mirada y negar.

Jude sintió su corazón romperse igual que hace tres años. -Dime Pablo, ¿qué debería hacer ahora? ¿Fingir que no lo sé?¿Que tengo dos hijos seguramente maravillosos que no conozco por tu culpa?¿Debería pedir la custodia y separarlos de ti? Dime, Pablo- ese fue su punto de quiebre, se soltó a llorar como un niño pequeño.

El castaño también lloraba en su lugar abrazando sus rodillas. Sabía que se merecía los reclamos del mayor, pero no quería perder a sus hijos, ni privarlos de su otro padre. -No lo sé, Jude. No lo sé- susurró

Estuvieron llorando como dos niños por largos minutos, hasta que un llanto se escuchó por el monitor que Pablo tenía en la mesa de centro. Se paró rápidamente y subió las escaleras hacia el segundo piso, dejando a un Jude muy confundido y desorientado en el salón.

Después de unos segundos decidió ponerse de pie también y seguir a Pablo escaleras arriba. Se acercó a la puerta entreabierta y se apoyó en el marco de la puerta.

Pablo cargaba a uno de los pequeños mientras lo mecía alrededor de la habitación, tarareando una suave melodía.

Jude lo miró sintiendo su corazón calentarse a pesar de todo, esto era exactamente lo que había querido desde que conoció a Pablo, estar juntos y ser una pareja. Y cuando creyó que Fermín era su pareja y padre de sus hijos solo deseo estar en su lugar. Ahora tenía la posibilidad de cumplir lo que quería, pero estaba dolido por cómo se dieron las cosas y no sabía si sería capaz de perdonar a Pablo.

Miro una última vez al interior, grabando en su memoria la imagen de Pablo cargando a su hijo, el hijo de ambos.

Bajó nuevamente y en lugar de sentarse en el sillón se puso a ver las fotos alrededor del salón. Sus hijos de pequeños, en fiestas, cumpleaños, salidas, fotos solos, con Pablo y algunas otras con Fermín.

Su corazón golpeó su pecho, él debería estar en aquellos recuerdos. Debía ser quien sostuviera a sus pequeños sonrientes junto al árbol de navidad, quien los llevara al parque para que pudieran jugar, quien se encargara de dormirlos, cambiarles los pañales y acunarlos cuando se despertaran llorosos en medio de la noche. Cerró los ojos, ¿Dios, qué debía hacer?

Pablo bajó las escaleras y Jude se dio la vuelta ante el sonido, se miraron en silencio antes de acercarse a pasos lentos y fundirse en un abrazo.

Lloraron uno contra el otro, dos corazones dañados buscando ser reparados por sus destructores, ¿irónico, no?

-Lo siento, lo siento mucho, Jude- el más bajo susurraba contra él, escondido en su cuello y aferrado a su torso.

-¿Cómo se llaman?- decidió entonces preguntar Jude.

Pablo trató de separarse para responder pero los brazos de Jude no se lo permitieron. -Kai y Martín- respondió en un susurró suave -¿quieres que te hable de ellos?-.

Jude asintió sin decir palabra, estaba seguro que no lograría hablar sin sollozar.

Pablo lo arrastró hacia el sillón, lo sentó y se alejó hacia un cajón bajo el mueble de la televisión. Sacó un álbum de fotos y volvió al sillón, dónde se sentó junto a Jude, entregándole el álbum.

Abrió la primera hoja y vió a dos pequeños bebés envueltos en mantas rojas y azules. -Este es Kai- dijo señalando al de la derecha - nació el 7 de marzo a las 7:55 de la noche pesando 2 kilos y medio- dijo. Los ojos de Jude se llenaron de lágrimas nuevamente.

-Este es Martín- señaló al bebé de la izquierda -nació a las 8:30 de la noche, pesó 2 kilos con setecientos gramos-. Jude pasó suavemente su dedo sobre las imágenes, permitiéndose derramar las lágrimas contenidas.

Pasaron a la siguiente página -Esta foto es su primer día en casa. Les dieron el alta tres días después de nacer- explicó Gavi. -Esta otra foto es de su primer mes, les hice una pequeña fiesta para celebrar- dijo señalando una foto de ambos bebés vestidos con mamelucos de animales. Jude soltó una pequeña risita acuosa.

-Esta otra es la primera vez que les puse el uniforme del Barca, Fermín se los compró a los tres días de enterarse que estaba embarazado- dijo señalando la foto de la página siguiente.

Se pasó explicando cada una de las fotografías del álbum. Jude se limitaba a escuchar atentamente, llorando y sonriendo ante los recuerdos.

-Esta última es de hace dos días. Están aprendiendo a patear la pelota- dijo Gavi mirando con cariño la fotografía. Jude estaba encantado con los pequeños, después de observar tantas fotos se dió cuenta que tenían su mirada y la forma de su rostro. Eran algo altos para tener poco más de dos años, quizá serían altos como él.

Jude cerró el álbum y acarició la tapa con cariño, se había perdido muchas cosas bonitas.

-Puedes llevártelo si quieres, es lo mínimo que puedo hacer- dijo Pablo mirándolo.

-Pablo, yo... No sé qué hacer- confesó con un suspiro. -Hay algo que no te he dicho- dijo. Pablo se tensó ante ello esperando que continuara.

-Yo vine a España para firmar por el Barcelona, no por el Madrid-.

-¿Qué?- susurró incrédulo.

-Un día antes de firmar con el Madrid me reuní con Laporta, estaba todo listo para firmar por el Barca- confesó -te vi en los entrenamientos, vi a los niños y vi a Fermín. Creí que ustedes eran pareja y yo simplemente enloquecí. Llamé a mi representante y al día siguiente firmé por el Madrid-.

-¿Ibas a firmar por el Barca?- Jude asintió -¿te fuiste por mi culpa?-. Pablo sintió ganas de vomitar, le había regalado el talento de Jude a su máximo rival.

-No fue tu culpa, yo actué por mis propios pensamientos tontos- respondió y entonces se dió cuenta que eso había hecho Pablo cuando huyó de Alemania aquel día. Lo entendía finalmente.

-Pablo. Necesito que seas muy honesto conmigo- casi suplicó. -¿Qué posibilidades hay para nosotros?- preguntó.

Pablo decidió ser completamente honesto -No lo sé, Jude. Nada parece estar en orden entre nosotros- el inglés cerró los ojos al escucharlo -sin embargo, todavía me gustas. Me gustas tanto como el día que nos reencontramos en los Juegos Olímpicos- confesó.

Jude abrió los ojos -Tú también me gustas, Pablo. Estoy seguro que más que ese día. ¡Dios! Estaba tan celoso de Fermín, sentí que él estaba viviendo la vida que me correspondía- decidió sincerarse.

-Pablo- llamó suavemente al contrario tomando su rostro. El castaño lo miró con sus grandes ojos brillantes, un poco hinchado por el llanto. -No quiero dejarlos, no puedo irme como si nada sabiendo que tengo una familia. Dime la verdad, ¿tú me quieres en tu vida?-.

El menor asintió sin duda mordiéndose el labio inferior para evitar sollozar -Es lo único que he querido desde que supe que estaba embarazado- confesó.

Jude acarició el rostro con delicadeza. Se inclinó sobre Pablo y le dió un pequeño roce de labios, el cual fue suficiente para que ambos se estremecieran.

Jude se separó y sacó su teléfono, escribiéndole un mensaje a Fede "regresen a Madrid sin mí. Después les explicó".

Apagó su teléfono después de enviarlo, sabía que el equipo enloquecería y trataría de contactarlo, pero ahora tenía nuevas prioridades en su vida.

Volvió la mirada a Pablo, quién lo miraba anhelante desde su lugar. Jude le sonrió tomando una de sus manos y dándole un apretón -Haremos esto, juntos- susurró recibiendo un asentimiento de Pablo.

Pablo se levantó del sofá sin decir nada y aún con la mano unida a la de Jude empezó a caminar escaleras arriba.

Entró a su habitación, la cuál estaba frente a la de sus hijos, y los guió hacia la cama. Jude entendió lo que quiso decirle y se quitó las zapatillas antes de ingresar a la cama.

Se recostó, siendo inmediatamente abrazado por Pablo, quien escondió su rostro en su cuello. Él se limitó a abrazarlo dejando caricias a lo largo de su espalda, había sido un día agotador y el sueño lo arrastraba hacia su mundo.

Cuando Jude abrió los ojos la mañana siguiente, la imagen de su familia le dio la bienvenida. Pablo hablaba en susurros con sus pequeños, mientras los niños lo miraban a él con un brillo especial en los ojos.

Jude se permitió sonreír, supo en ese momento que había tomado la decisión correcta. Todo iba a estar bien.


Fin✨️✨️

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¿Un especial de Jude como padre?

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