Relato 13: Pérdida
Mi matrimonio terminó por mi culpa.
No puedo tener hijos. Después de tres abortos quedó más que claro que mi útero no puede albergar vida.
Y no. No es como imaginas, él no me abandonó por eso, fui yo.
Huí.
Él estaba de viaje y yo tenía apenas ocho semanas de embarazo cuando me desperté en medio de la noche y vi la sangre a la que ya me había acostumbrado entre mis piernas. Recuerdo que suspiré, con cuidado me levanté y llamé a emergencias. Dije que estaba soltera, aunque en realidad llevaba dos años casada. Recuerdo las lágrimas correr por mis ojos cuando quité mi anillo y lo dejé justo al lado de una fotografía de él, aquella que siempre tenía en mi mesita de noche.
Cuando regresé a la casa quedaban solo diez horas para que él llegara y tener que darle la noticia. No quería volver a ver la decepción y el dolor cruzar por sus ojos. Desde la primera vez que ocurrió noté como el dejaba su dolor a un lado y se ocupada del mío. No estaba bien. Quería ser el motivo de su alegría, no de su tristeza, pero yo no servía. Ni para darle un hijo ni para hacerlo feliz.
Entonces tomé mis cosas y le escribí una carta.
Mi gran amor:
No sé como comenzar esta carta, desearía no tener que hacerla, pero es más fácil escribirlo que decirlo en persona. Soy cobarde y no tengo fuerza para enfrentarte.
Ya no está.
Maté de nuevo a nuestro bebé.
Lo siento mucho. No te imaginas cuanto.
Nada me haría más feliz que poder cumplir nuestro sueño, en especial el tuyo. Jamás conocí a una persona tan deseosa de tener un hijo como tu. Pero me temo que no soy la mujer indicada, es algo que no puedo darte.
Hoy decido irme y dejarte libre. Quiero que encuentres una mujer que no esté rota por dentro como yo, quiero que puedas tener todos aquellos hijos que siempre soñaste. Quiero que puedas levantarte en las noches porque tu bebé llora, quiero que llegues de trabajar y unos pequeños brazos corran a tu encuentro llamándote papá. Sueño siempre contigo y tres niños colgando de tus brazos y espalda, veo la sonrisa más increíble del mundo y tus ojos rebalsando alegría. Jamás podré darte eso, jamás. Y quiero que seas feliz.
Espero encontrarte en otra vida y ser capaz de plasmar una sonrisa y alegrías imborrables en tu rostro. Espero en otra vida poder cumplir tus sueños. Espero en otra vida no lastimarte.
Te amo, de acá a la luna ida y vuelta siete mil veces.
Por siempre tuya, en las que fueron, en esta y en todas las vidas.
Lucy.
Dejé la carta junto a la fotografía y el anillo. Salí del cuarto y caminé por el pasillo hacia la escalera, con cada paso dudaba. Veía nuestras fotografías en las paredes y tenía ganas de regresar, colocarme el anillo, guardar mis cosas y quemar la carta. Pero cuando estaba a punto de hacerlo vi las tres ecografías de esos bebés que jamás llegarían. Tenía que hacerlo.
Él podría vivir sin mi, él podría formar una familia sin mi, él podría ser feliz.
Y yo no quería ser un impedimento para eso.
Llegué a la puerta, la abrí y salí sin mirar atrás ni una sola vez.
Mis lágrimas y te amo, volaron a través del viento...
Nota:
Bueeeeno, nunca nada lindo y feliz escribía... Esto estaba entre mis notas, creo que lo escribí hace un tiempo en la madrugada y como hacía mucho que no pasaba por acá quise subirlo.
Isla Green♥
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