Niños (Pt. 2)

Allen:

Después de mucho esfuerzo para que Noah le hiciera caso por fin estaba curando sus heridas en el baño.

- Voy a vendarte... - Avisó.

El niño no respondió. Aunque tampoco es que haya hablado en todo el rato en el que habían estado ahí.

Unos minutos después todas sus heridas se encontraban cubiertas por las vendas.

- Hm... - Murmuró Noah mirando los vendajes - Podría hacerlo solo. Estoy acostumbrado.

Allen desvió un poco la mirada. Su cuerpo estaba lleno de cortes. Incluso había tenido que cubrirle parte de la cara.

- Estas herido. No podía dejarte.

- Hm... Lo sé. Lo que no comprendo es por qué crees que debería confiar en ti.

- Somos algo así como... - Se mordió un poco el labio - Compañeros - Terminó con algo de dificultad.

- ¿Hm?... Yo trabajo solo - Suspiró - Aunque por lo que dices que en el futuro eso cambiará.

El comentario hizo que el albino se sorprendiera.

- ¿Como...?

Noah le miró aburrido.

- Soy lo que llaman un prodigio. Aparte, he visto una foto mía en el pasillo.

Eso explicaba muchas cosas.

- No lo haces mal... - Comentó observando sus vendas - Sin embargo yo las hubiera apretado más.

- ¿Ahora me dirás qué te pasó?

- ... -

- Noah, no puedo tratar de ayudarte s...

- No necesitas saberlo - Le interrumpió cortante - Tampoco necesito tu ayuda.

Allen cerró la boca. Quería contestarle, gritarle que estaba preocupado por él, pero prefirió no hacerlo.

- Este sitio a cambiado... - Comentó el pequeño mirando a su alrededor - Ahora es demasiado brillante.

- ¿Quieres que apague la luz?

Allen se sintió un poco intimidado por la mirada que le dio Noah.

- ...Será lo mejor... - Contestó pensativo.

El albino obedeció. Preguntandose qué le pasaba ahora y el como había acabado tan herido.

Después de todo Noah nunca le había contado nada de su pasado. Nada de nada.

- Noah... - Le llamó.

El pequeño le ignoró.

- Noah

Siguió ignorandole.

- ¡Desgraciado deja de ignorarme!

- ¿Hm?... ¿Qué?

- ...Maldito... - Murmuró molesto, hasta el Noah del pasado se burlaba de él - ¿Cómo es tu vida? Quiero decir... ¿Ya empezaste a ser detective?

La pregunta hizo que al niño se le iluminaran los ojos por un instante.

- ¿Soy detective?

- Quizá no debí decir eso...

Sin embargo Allen se retractó de sus palabras al notar una pequeña sonrisa en el castaño.

- ...Lo logré... - Le pareció escucharle susurrar.

Chrono:

El peli-naranja cuidaba de la asustada niña desde el otro extremo de la habitación. No quería acercarse y asustarla aún más.

Había un silencio algo incómodo y Chrono no sabía qué hacer para evitarlo y no aterrarla más.

De repente le pareció escuchar un sollozo proveniente de Leiko.

- ¿T-Te e-encuentras bi-bien? - Preguntó suavemente muerto de nervios.

- ...Jo-Jomei-sama... - La oyó murmurar entre su débil llanto.

- Le-Leiko-san... - La llamó tocandole el hombro.

- ¡! - La niña levantó la cabeza completamente aterrada - L-Lo si-siento... N-No me haga daño... Se l-lo suplico... - Logró decir entre temblores.

- No voy ha ha-hacerte daño. Quiero a-ayudarte...

La azabache negó igual de asustada intentando huir de él. Pero la pared se lo impedía.

- ...N-No... - Lloró con más fuerza cubriendose la cabeza - ...Jo-Jomei-sama... A-Ayuda...

Chrono, dolido, se alejó de nuevo.

La observó preocupado desde su sitio. Muchas dudas llegaron a su cabeza, pero sobretodo ¿Quién era Jomei?

Un rato después el llanto cesó.

- ¿? - El peli-naranja se acercó a ella con cuidado de no hacer ningún ruido.

Estaba dormida.

Chrono la observó con lástima. Tenía un vestido roto en su mayor parte y lleno de suciedad, sus pies estaban descalzos y su cabello desordenado. Sin contar que cuando la encontró tenía unas cadenas en sus pies y muñecas que le habían dejado una marca morada en la piel.

- Te ay-ayudaré como sea... - Le susurró cargandola con cuidado para llevarla a su habitación.

Misaki:

- Eres tan tierno~ - Decía abrazando al pequeño pelirrojo.

- N-No es así... - Murmuró este con timidez.

- Lo eres. Tanto que si no fueras tan pequeño aceptaría ser tu novia~ - Le dijo con picardía.

El pequeño se sonrojó tanto que Misaki pudía jurar que hasta le parecía haber visto humo saliendo de sus orejas. Cosa por la que se burló aún más de él.

Una vez que Kai logró que lo soltara ambos se encontraban sentados hablando.

- Quién diría que cambiarías tanto - Comentó la chica entre pensativa y divertida.

El pequeño no entendía a que se refería por lo que prefirió no preguntar por miedo a molestarla.

Pero, sí que preguntó algo que hacía tiempo que rondaba por su cabeza.

- D-Disculpe... ¿Y m-mi hermano Kei? - Preguntó jugando con sus dedos.

Misaki sonrió, si que era distinto al Kai que conocía. Aunque la pregunta la desconcertó.

- ¿Kei?

El pelirrojo asintió.

- E-Es mi hermano ge-gemelo. Es un p-poco mayor qu-que yo...

La chica le miró con algo de sorpresa ¿Kai tenía un hermano? ¿Como es que nunca lo había oído nombrar? Ni siquiera por su proprio padre.

- N-No creo que esté aquí ahora mismo...

El ánimo del pequeño decayó al igual que su cabeza.

- P-Papá suele llevarlo a nadar como r-regalo por sus notas...

- ¿Y a ti no?

Kai levantó su mirada rápidamente.

- ¡L-Lo hace! - Puso cara de disgusto - Pero... a-a mi me da mi-miedo el mar...

Eso sí que era chocante. El Kai que ella conocía amaba el agua y nadar, sobretodo en el mar y siempre le pareció que eso había sido desde siempre.

- ¿Por qué? ¿No sabes nadar?

- ...N-No muy b-bien... - Murmuró entristecido.

Misaki le abrazó.

- Yo te enseñaré. Antes casi no sabía, pero alguien muy importante me enseñó... - Dijo con un rubor y una sonrisa.

- ¿Su n-novio? - Preguntó con timidez.

- Sí, ese tsundere terco y mal hablado puede ser muy tierno a veces - Contestó picando la mejilla del pequeño - Vamos a buscar algo con lo que puedas bañarte - Dijo soltandole y le ofreció su mano.

- G-Gracias... - Agradeció con una sonrisa y un sonrojo tomando su mano.

Khalil:

Ambos se encontraban tranquilamente en la habitación del peli-celeste.

Aoki jugaba a unos videojuegos mientras Khalil lo vigilaba. Todo era normal, Aoki actuaba y hablaba como normalmente. Sin embargo, algo fallaba, no se había dormido ni un momento en todo el rato que llevaba allí.

- ¿Um~?... - El niño miró hacia él - ¿Vas~ a estar~ mirandome todo~ el día~?

- ¡! - Khalil desvió la mirada avergonzado - "L-Lo siento..." - Dijo en lenguaje de signos.

- Um~...

Aun así la actitud de Aoki no le cuadraba del todo al, en este caso, mayor.

Se acercó a él y tiro un poco de su ropa.

- ¿Um~?... - Pausó su juego y se giró hacia él - ¿Quieres~ jugar~?

Khalil negó rápidamente, no era bueno en esas cosas.

Intentó decirle algo en lenguaje de signos pero no parecía entenderle. Por lo que optó por hacer una imitación de que estaba bebiendo.

- Um~... ¿Quieres algo~ de beber~? - Adivinó y el pelirrojo asintió - Um~... - Repitió y se levantó para salir de la habitación.

Khalil observó en sorprendido como se iba. Aoki siempre solía quejarse y negarse a hacer esas cosas...

- Aquí~ tienes~ - Dijo pasandole su vaso, unos minutos después, y regresando a su juego.

El pelirrojo se lo bebió lentamente, el peliceleste podía llegar a ser muy amable.

Sintió como Aoki bostezó a su lado. Esperó a que se durmiera, pero eso nunca pasó.

El pequeño volvió a bostezar.

- ¿Um~?... - Se giró hacia él al notar que lo observaba - ...Um~... No~ tengo sueño~. No~ me dormiré~ - Afirmó adivinando sus pensamientos.

El pelirrojo asintió levemente. Mientras que Aoki siguió jugando sin darle importancia.

¿Acaso le había molestado su presencia y por eso no quería descansar?

Katsu:

Ambos se encontraban en la sala de entrenamientos de la mansión. Aunque el único que realmente estaba entrenando era el más pequeño.

- Ki-Kiri-san d-debería descansar... - Dijo cuando este se detuvo a tomar un poco de agua.

- Agradezco tu preocupación. Pero me encuentro bien.

- Kiri-san... Tienes orejas - Tocó debajo de sus ojos acariciandolas.

- ¡¿Q-Que?! - Kiri se soltó un poco sonrojado - ...Lo siento. No debí subir el t-tono de voz.

Katsu negó intentando que no se notara lo que le dolía que no le recordara.

- Tú eres el que deberías descansar. No tienes buena cara.

- Kiri-san es más p-pequeño por lo que n-necesita dormir...

El nombrado lo miró seriamente incomodandole.

- No soy pequeño y tampoco parezco una chica.

- ¿? Yo no creo que Kiri-san s-se parezca a una chica. E-Es tierno pero sigue p-pareciendo un chico

El de ojos heterocromáticos se sonrojó.

- G-Gracias... - Agradeció y se giró para volver a entrenar.

Sin embargo algo que sujetaba su mano se lo impidió.

- ¿? - Le miró - ¿Qu-Qué ocurre?

- Kiri-san n-necesita descansar... - Repitió.

- ... -

El niño se le quedó mirando unos instantes. Era cierto que su mirada ponía nervioso al mayor, pero no iba a rendirse.

- ...De acuerdo - Aceptó por fin - Esta es tu casa y como invitado sería una falta de educación negarme.

Katsu le iba a decir que esa no era su casa si no la suya. Pero ver al peli-azul secandose el sudor y esperandole para irse, le calló.

Sya:

Ambas estaban dando un paseo por la ciudad. Puesto que Sayumi se aburría en la mansión y Sya, tan servicial como siempre, intentó ayudarla.

- ¿Que es lo que desea hacer Sayumi-sama? - Preguntó la chica a su lado.

- Una plebeya no puede caminar a la misma altura que una princesa - Le dijo - ¿Es que quieres morir? Jishishishi~

Sya se retrasó un paso.

- Sya lo siente. Sya estaba tan acostumbrada que se le olvidó.

- Como sea - Contestó la rubia sin darle importancia.

Continuaron paseando mientras Sya cumplía cualquier petición de la princesa.

- ¿? - La rubia se detuvo observando un restaurante.

Sya también dejó de caminar y miró el sitio.

- ¿Sayumi-sama quiere entrar a comer? - Medio ofreció.

- Una pr-princesa necesita alimentarse para ser fuerte - Contestó entrando.

Sya sonrió siguiendola, sabía que no se negaría, después de todo ese era el restaurante favorito de Sayumi-sama.

Ain:

- Megami-sama - Decía la albina al aire sin recibir respuesta.

Había ido a todos lados de la mansión, excepto a las habitaciones puesto que no le parecía apropiado, en su busqueda. Aun así seguía sin encontrarla... ¿Se había marchado?

Sin embargo la duda no la hizo detenerse y siguió con su busqueda.

- ¿? ¿Esta puerta estaba abierta antes? - Intentó recordar acercándose a la puerta.

Miró a su interior con cuidado y timidez.

- ¿N-No hay nadie? - Dijo a la vez que entraba.

Lo que no se esperaba que es la puerta se cerrara de repente.

- ¡A-Ah! - Soltó un grito del susto.

- Silencio humana, estás en presencia de una diosa - Le dijo una voz.

Miró hacia delante y ahí se encontró a quien buscaba limandose las uñas.

- Me-Megami-sama...

- Sí, soy yo - Contestó sin dejar lo que estaba haciendo - ¿Ahora se puede saber por qué una humana me ha estado siguiendo todo el día?

- E-Estabamos preocupados Megami-sama s-se fue de repente...

- Es vuestro castigo por prestarle más atención al débil humano que a mí - Respondió con enojo en su voz.

- Es u-un bebé... Necesita cu-cuidados...

- ¡¿Y una diosa no?!

Ain se disculpó un poco asustada.

- Humanos estúpidos. Si no fuera porque podría engordar ya os hubiera dejado sin sangre...

La albina la miró interrogante. Era cierto que conocía que Megami no era realmente una diosa si no una vampiresa. Sin embargo nunca se había denominado a si misma como tal.

- Megami-sama d-deberíamos... - Trató de decir.

- ¡¿Osas darle ordenes a una diosa?!

- N-No es e-eso...

- Largo. Solo molestas a la diosa.

Ain agachó la cabeza dolida.

- ...Ve y cuida de ese humano tú también... - Le oyó murmurar

- ¿También? - Repitió - ¿S-Se refiere a que Kane-kun y-ya está con él?

- ...Son los asuntos de una diosa. No de una humana insignificante.

- P-Puede que lo sea... - Megami la miró - Pero aún así quiero poder ayudar a Megami-sama - Dijo decidida.

La niña se lo planteó.

- Bien, a partir de hoy serás la sirvienta personal de la diosa - Proclamó con aires de grandeza - Ahora tu diosa desea cambiarse de ropa. Ve y buscale algo tan hermoso como ella - Ordenó y Ain aceptó.

Ethan:

La albina se encontraba cepillando con mucho cuidado sus alas. Eran verdaderamente bonitas o eso le parecían al demonio.

- ¿Oh~?... - Yashiro le tomó atención - Disculpa es una falta de educación no atender a tu invitado - Dijo haciendo que sus alas desaparecieran.

Para solo tener unos ocho años ya las controlaba perfectamente.

- Tu debes de ser Ethan

Asintió esperando a donde quería llegar. Sabía que planeaba algo.

- Mi yo de este tiempo ha contactado conmigo. Al parecer le interesó mi petición de viajar al futuro. Sin embargo también ha querido incluir a mis hermanos de otras simensiones en el plan y no me pareció mala idea por lo que acepté.

Suspiró. Como siempre Yashiro tenía algo que ver en todo eso.

- Eres un demonio ¿Me equivoco?

- Lo soy.

- Oh~... Interesante~ - Sonrió como usualmente lo hace la Yashiro que conoce.

- ¿Por qué has querido venir a aquí?

- Es un secreto~ - Contestó con burla.

Ethan frunció el ceño. No había cambiado nada.

- Dejemoslo en que estoy haciendo una investigación.

- ¿Sobre qué?

- ¿Quién sabe~?

- Tú lo sabes.

- Oh~... Cierto, es una pena que no lo vaya a decir.

Ethan suspiró de nuevo y se le ocurrió una idea.

- ¿Quieres ir a comprar dulces?

- ¿Oh~?... Claro - Sonrió.

Y así salieron de la mansión rumbo a la tienda.

Cuando llegaron Yashiro se adelantó para entrar, pero se detuvo en la puerta.

- No lograrás que te diga sobre mi investigación comprando dulces - Avisó "inocentemente" antes de entrar.

Ethan se quedó en silencio en medio de la calle. Le había descubierto...

El resto del día pasó más o menos tranquilo para todos.

Claro que no tendrían que cuidar de sus primos solo durante ese día. Si no todos los siguientes hasta que ambas Yashiro quisieran volver todo a la normalidad.

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