Love (I)

Era 14 de marzo, ese día se celebraba el White Day en Japón.  Día en el que los hombres que recibieron chocolate en San Valentín lo agradecen dandole un regalo a la persona que se los dio.

De camino a clase Aito miró el interior de su mochila de nuevo estaba llena de regalos. No entendía por qué pero en San Valentín había recibido bastantes chocolates de parte de las chicas. Sin embargo, ninguno de la persona a la que le gustaba. Más bien, desde ese día Marine parecía estar huyendo de él.

Suspiró, seguro que hoy tampoco le miraría a la cara.

Esa mañana decidió salir antes de su casa, después de todo tenía que devolverle el favor a las chicas. Cuanto antes lo hiciera mejor.

Y eso fue lo que hizo nada más llegar. Empezó a repartir los obsequios, realmente no eran mucho más que chocolates blancos hechos por él mismo, que tenía en su mochila a las chicas que le habían regalado chocolates.

- ¡M-Muchas gracias Aito-senpai! - Le agradeció una chica sonriente abrazando su chocolate.

- Gracias a ti por tus chocolates - Dijo amablemente. Justo en ese momento alguien que conocía muy bien pasó por su lado de forma apresurada - ¿Marine?

La chica se detuvo un momento dándole la espalda, pero cuando él iba a acercarse echó a correr.

- Que chica más extraña... - Comentó la persona a su lado.

- Debería irme... - Contestó él alejándose si decir nada más.

Aunque tratara de no demostrarlo la verdad es que la reacción de Marine le entristecía y confundía a la vez.

Miró por la ventana, ahora mismo no tenía fuerzas para atender en clase. 

- "Quizá hice algo que no le agradó y por eso me odia ahora..." - Pensó sintiéndose aún peor.

Su vista regresó a su mochila. Ahí ya solo que daba un único regalo, este era más grande y estaba mejor envuelto que los demás. 

- "Es imposible que pueda dárselo si sigue evitándome. Debí habérmelo imaginado.." - Suspiró.

Una vez que se acabaron las clases caminó hacia la entrada cada vez más deprimido, Marine le había evitado de nuevo en el pasillo.

Sin embargo, cual fue su sorpresa al encontrarse de nuevo con ella cara a cara. Seguro estaba esperando a su hermano.

- A-Aito... - Le llamó nerviosa sin verle a la cara.

- Marine - Metió su mano en su mochila y le dejó el regalo en sus manos - Siento lo que quiera que haya hecho. No quería ofenderte...

Ella observó el regalo. Parecía apunto de llorar.

- L-Lo siento. Si no te gusta puedes tirarlo, no importa.

Ella negó.

- Tú no has hecho nada malo. Fui yo la que no se atrevió a darte chocolates por San Valentín y te lleva evitando todo este tiempo... - Susurró apenada - No tenías por que a-agradecerme nada con un regalo...

- En ese caso... 

Esas fueron las palabras que dijo el castaño antes de tomar la mano de la chica y arrodillarse ante la sorprendida mirada de ella.

- ¿A-Aito? ¿Qué ha-haces? - Preguntó sin poder creérselo.

- Marine... - Cogió aire intentando no ponerse aún más nervioso - ¿Me permitirías el placer de poder ser tu novio?

Ella se quedó muda y sonrojada. Él por su parte se levantó soltándole la mano.

- "Idiota, si te evitaba es por algo..." - Pensó arrepindiendose hasta que unos brazos a su alrededor le hicieron salir de sus pensamientos.

- ¡Si quiero! - Exclamó con fuerza demostrando lo feliz que era en ese instante.

Aito iba a contestar. Sin embargo, unos aplausos y gritos le hicieron callar. Toda la escuela había visto su confesión. Aunque el solo ver la sonrisa de Marine junto a sus mejillas rojas hizo que dejara de importarle.

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Kiri observó la pantalla de su ordenador con cansancio. Eran casi las 6 y todavía le quedaban varios pacientes que atender. Si fuera un día normal no le importaría tanto, pero justamente ese día cumplía siete años de noviazgo con Katsu. Lo mejor sería que apartara esos pensamientos de su cabeza, cuanto antes terminara antes podría ir a casa y prepararse para la cena que había reservado para esa noche en el restaurante favorito de su pareja.

- Señor, Carl Williams, pase - Llamó.

Continuó trabajando tres horas más, esta última porque una niña llegó a urgencias y él era el único disponible para poder atenderla.

Se masajeó los hombros, tenía el cuerpo algo entumecido. 

- Será mejor que me cambie. Debo darme prisa para la cena - Se dijo a si mismo quitándose la bata. 

Así hizo, se puso su ropa habitual lo más rápido que pudo dispuesto a irse.

- Rokudo-san - Le llamó apurada una enfermera.

- ¿Ocurre algo?

- Sé que debería haberse ido hace rato, y siento molestarle. Pero uno de sus pacientes ha está en la sala de espera y se niega a que nadie aparte de usted le atienda.

Quería negarse, sin embargo era consciente de que no podía. Ayudar a la gente era más importante que su cena con Katsu.

- Iré a cambiarme, regreso en un momento - Contestó.

El paciente no tenía mucho, un simple resfriado y ya. Fue el lidiar con su testarudez en contra de tomarse un medicamento lo que más le tiempo le quitó.

Se dejó caer sobre el siento de su coche nada más entró en él. Miró la hora, casi las 11. Llamó al restaurante.

Tal y como suponía le habían dado su reserva a otro por tardar tanto. Ese día el mundo parecía estar en su contra. Su teoría se hizo aún más fuerte cuando tuvo que estar más de cuarenta minutos en un atasco para llegar a casa. 

- Creo que empiezo a entender como se siente Quartz... - Murmuró aparcando el coche y saliendo de este.

Miró hacia su casa. Todo estaba apagado. Pues claro, lo más normal es que Katsu ya estuviera durmiendo después de todo él tenía que madrugar más que Kiri.

Sin muchas ganas abrió la puerta y entró. Lo que no se esperaba es que la casa estuviera iluminada de forma suave gracias a varias velas que habían repartidas por todo el lugar.

Escuchó ruido en la cocina y se acercó a ver.

- Bi-Bienvenido - Le dijo Katsu nada más verle.

- Creí que estarías durmiendo ya es tarde...

- Hoy es nuestro aniversario, quería celebrarlo contigo.

- Siento haberme retrasado tanto... - Se sisculpó arrepentido - Apenas quedan unos minutos para que se acabe el día...

Katsu negó.

- Aún podemos c-celebrarlo, he hecho la cena.

- También me disculpo por eso, se suponía que hoy me tocaba a mí cocinar...

- Tranquilo, no me molesta. P-Pero antes... - Hizo una pausa, parecía pensar en algo - Hay algo q-que me gustaría pre-preguntarte

- Claro, adelante.

Katsu tomó la mano del chico y con suavidad colocó un anillo en uno de sus dedos bajo la atenta mirada de Kiri.

- Ka-Katsu, esto e-es... - Intentó hablar con las mejillas totalmente rojas.

- ¿Qu-Quieres casarte conmigo?

El peliazul sonrió entrelazando su mano con la de Katsu.

- Na-Nada me gustaría más.

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Aqua se encontraba paseando tranquilamente por los pasillos del instituto. Actualmente cursaba su último año de preparatoria. Aún no se acostumbraba a no ver a sus hermanos y hermanas mayores por ahí ni en casa, puesto que todos se habían independizado.

Encontró a Elizabeth y Kuro hablando animadamente al final de este, pero decidió no acercarse, incluso ella sabía que esos dos eran pareja y no quería molestarles.

Tampoco buscaría a Marine, sabría que estaría más concentrada en hablar con Aito que en ella, aun así lo comprendía no la culpaba. Sus hermanos no estaban ese día allí, se habían ido a una excursión con su clase.

- ¿Estás sola? - Le preguntó una voz a su espalda - ¿Y Marine?

Se giró, era Onix.

- ¿Onix-san? Aqua creía que no vendría porque estabas enfermo.

- Ya estoy mejor. Tuve la sensación de que si no venía estarías sola, veo que tenía razón...

- A Aqua no le molesta estar sola - Dijo con una sonrisa - Aqua cree que Onix-san debería ir a descansar si aún no se encuentra del todo bien.

Él negó.

- Es solo un refriado. No sé que te habrá dicho Marine, pero exagera.

- Onix-san es muy amable por venir hasta aquí para acompañar a Aqua.

- N-No lo soy, es lo que cualquier amigo haría. Por cierto, ¿y Marine? Se supone que debía estar contigo.

- Aqua no quería molestar así que Aqua se fue.

- Tú no molestas. Aparte, eres su amiga estás en tu derecho de que te haga caso.

- Onix-san no te enfades con Marine-chan, ella no tiene culpa de que Aqua se fuera.

 - Sí la tiene, debería dejar el teléfono un segundo y mirar a su alrededor - Dijo seriamente caminando hacia la clase donde seguramente estaría la chica.

- Onix-san, espera - Intentó detenerlo.

Lo que no se esperó fue que funcionara tan bien, el chico se había quedado estático en el sitio. Sin embargo, parecía observar algo. Aqua miró en esa dirección. Allí estaban Kuro y Eli besándose para después sonreír con felicidad.

- ¿Onix-san?... - Le llamó.

- Mejor v-vamonos. Aquí molestamos - Respondió cambiando de dirección.

Estuvieron un rato caminando en silencio hasta que Aqua se atrevió a hablar.

- Onix-san ¿Aqua podría preguntar algo?

- Ya te he dicho que no necesitas pedir permiso para eso.

- ¿Los humanos desmostrais el amor haciendo eso de antes?

Onix se sonrojó, no se esperaba esa pregunta y no sabía como responder.

- ¿T-Te refieres a besarnos?

Ella asintió.

- Algo así... S-Supongo.

- ¿Onix-san ha besado antes a alguien?

Eso sí que le pilló desprevenido. Después de unos segundos negó con la cabeza.

- ¿Por qué?

- Nunca he t-tenido oportunidad... 

- ¿Aún con todas las chicas a las que les agrada Onix-san?

- Dudo que les agrade realmente - Contestó - ¿Y t-tú?... ¿Has besado a a-alguien? - Se atrevió a preguntar.

- Aqua no cree haberlo hecho nunca - Dijo haciéndole sentir más tranquilo.

- ...¿Deberíamos intentarlo? - Preguntó probablemente sin darse cuenta, porque sus mejillas se pusieron rojas al instante.

- ¿Cualquier humano puede hacerlo? Aqua pensaba que solo las parejas podían

Eso fue otro golpe bajo para el corazón del chico. Por mucho que lo intentara Aqua seguía sin notar lo que sentía.

- Sí... Supongo que tienes razón... - Murmuró - Deberíamos volver a clase, dentro de nada terminará el descanso - Comentó girándose hacia el camino de regreso.

Sin embargo, algo que sujetándole la manga de la camisa le impidió seguir.

- ¿Aqua? ¿Ocurre algo? - Preguntó al notar como esta miraba hacia el piso.

- A Aqua le gustaría intentarlo... Si a Onix-san no le molesta.

Al nombrado casi le sale el corazón por la boca al escuchar eso.

- ¿S-Segura? - Preguntó intentando procesar todo.

Ella asintió tímidamente.

- B-Bien... - Tomó aire tratando de relajarse y poco a poco se acercó a ella.

Hasta que los labios de ambos al fin se juntaron en un tierno y dulce beso.

- D-Deberíamos vo-volver... - Dijo el chico sonrojado al oír la campana.

- Aqua está de acuerdo - Le sonrió.

Caminaron hasta la clase.

 - Onix-san, ¿ahora Onix-san y Aqua son pareja? - Preguntó haciendo que este se quedara como un semáforo en medio de la puerta.

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Era una noche tranquila de invierno. Un apuesto chico caminaba por las calles de la ciudad a medida que pequeños copos de nieve caían a su al rededor a cada paso que daba.

¿Su destino? Una plaza del centro adornada con un gran árbol de Navidad. Aunque aún se mantenía apagado.

- Parece que aún no ha llegado... - Se dijo a si mismo al no ver por ningún lado a la persona que esperaba.

Sopló sus manos, hacía algo de frío. Quizá tendría que haber cogido unos guantes al salir. Es verdad que podría ir a su casa y tomarlos en instantes. Pero estaba seguro de que su acompañante podría terminar perdida, aparte de que quería burlarse de ella por llegar tarde.

- Kitsuki, la señorita... - Le señaló débilmente Tori desde su bolsillo, realmente el frío no era el fuerte de ninguno.

- ¿Llevais mucho esperando? - Preguntó ella con voz de haber venido corriendo.

-Mn~... Casi nos morimos cogelados de tanto esperar~ 

- Lo siento, no quería tardar tanto y menos cuando sé que Tori no aguanta el frío. Pero me entretuve con un trabajo de la universidad.

- Mn... Había olvidado que la universidad era más importante que nosotros~ - Intentó molestarla.

- No es así. 

Él rodó los ojos.

- Estás tan ocupada estudiando que apenas vienes a vernos y encima hoy llegas tarde a nuestra cita... - Comentó levemente molesto.

- ¿Cita? ¿Cuándo acordamos eso?

- Acabo de hacerlo~

- Kitsuki, deja de molestar a la señorita... - Murmuró Tori.

Amethyst acercó las manos al bolsillo en el que este se encontraba y lo tomó entre sus manos para darle calor.

- Has traído guantes... - Observó el chico.

- Pensé que eso ayudaría a que ambos os sintierais mejor.

- Sí, creo que está funcionando - Dijo con una pequeña sonrisa - Aunque tu conjunto también ayuda bastante~ - Comentó de forma pícara.

- ¿A sí? ¿Cómo? - Preguntó sin entender.

- El que estés así vestida hace que nuestros corazones se calienten~

- Increíble, no sabía que la ropa que hacía Marine tenía esa habilidad - Dijo observando su conjunto de invierno - Debería pedirle que creara ropas para resistir a toda clase de clima, sería muy beneficioso para las misiones.

- Creo que nunca dejarás de ser tan inocente~ - Se burló de ella.

- No lo soy - Le contestó antes de que su atención pasara al pajarito entre sus manos - ¿Cómo te encuentras Tori?

- Mejor... Gr-Gracias a usted señorita...

- Si quieres puedes meterte entre mi bufanda, de esa forma conseguirás más calor.

Kitsu miró hacia el objeto nombrado. Si tenía suerte Tori podría colarse accidentalmente dentro de la chaqueta de la chica. Sin embargo, quería ser él el que la tocara. Por lo que le quitó a este de entre las manos y lo puso entre su propia bufanda ante la mirada confundida de la chica.

- ¿Mn?... - Miró hacia el reloj de su muñeca - Parece que ya casi es la hora. Será mejor que nos demos prisa si queremos ver el espectáculo desde un buen sitio.

- Cierto, vamos - Aceptó siguiéndole. 

A medida que se acercaban al grandioso árbol más y más gente se encontraban.

- ¿Estás segura de que quieres quedarte aquí? Quizá encontremos un sitio mejor si se lo robamos a algún niño~ - La mirada que le dio la chica hizo que rodara los ojos - Solo era una broma. No tienes por qué ponerte así...

- El lugar da igual, lo importante es que lo veremos los tres juntos.

Kitsu sonrió con burla.

- Admítelo de una vez. Estás locamente enamorada de mí~

- ...Van a e-empezar a encender las luces... - Comentó cambiando de tema.

- "Es verdad... Después de todo cualquier cosa es más importante que aclarar nuestra relación" - Pensó él. 

A lo largo de los años que llevaban separados de sus familias habían tenido muchas citas e incluso alguno que otro beso. Sin embargo ninguno de los dos parecía atreverse a dar el paso y tener una relación.

El espectáculo dio comienzo. Una a una las luces del árbol y de la ciudad entera fueron encendiéndose.  

- Tenías razón... - Habló la chica de la nada - Estoy e-enamorada de ti... - Confesó con sus mejillas en tonos carmesí.

- Ya era hora. Estaba cansándome de esperar~ - Contestó con un poco de burla antes de besarla.

- ¿L-Lo sabías? ¿Desde cu-cuando? - Preguntó al separarse.

- Mn~... Siempre lo sospeché. Los datos sobre el supuesto chico que te gustaba eran muy reveladores. Además de que nunca rechazaste ninguno de mis besos~ - Le guiñó un ojo tras la última frase.

- To-Toma... - Le entregó un paquete - Feliz Navidad.

Él abrió lo abrió con curiosidad. 

- Unos guantes... - Sonrió - Veo que siempre estás preparada - Se los puso - Por desgracia yo no he traído tu regalo. Tendrás que acompañarme a casa para tenerlo. Tranquila, seguro que disfrutarás mucho de él~ - Murmuró seductoramente contra sus labios antes de besarlos de nuevo - Feliz Navidad, señorita Akida~

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Estamos a 23 de abril, mejor conocido como el Día del Libro. Festividad creada para fomentar la lectura, tristemente esto poco a poco se ha ido perdiendo.

Para alegría de una castaña justo hoy publicaban su primer libro. Empezar a vivir su sueño como escritora con solo 15 años es algo que Akai nunca se hubiera creído, pero así era.

Llegó a la gran plaza en la que le dijeron que se sentara en uno de los stands en los que vendían sus obras para que pudiera firmarles a los compradores. El simple hecho de ver los libros hizo que una sonrisa apareciera en su rostro. Aún tenía que reservar algunos de estos libros para su familia, pero de eso se encargaría después. Ahora tenía que concentrarse en su trabajo.

Mucha gente se acercó para observar su novela. Algunos la compraban y otros no, sin embargo el simple hecho de que les diera curiosidad ya alegraba a la castaña.

Dos horas después le permitieron tomarse un descanso, así que ella optó por recorrer el lugar y ver los establecimientos.

La verdad es que le hubiera gustado que alguno de sus familiares o amigos la acompañara, sin embargo todos estaban demasiado ocupados. El único que estaba libre era Shion, aún así prefirió no molestarlo y dejarle descansar.

Al rato decidió volver, no porque se aburriera, sino porque no quería dejar al resto trabajando en su lugar.

- Muchas gracias - Susurró devolviendole su libro ya firmado al cliente.

Todavía no estaba del todo acostumbrada a usar su voz para comunicarse, pero esa era la mejor forma de hacerlo, no quería que la gente pensara que era una maleducada por escribir en un cuaderno en lugar de hablar.

- Quiero~ comprar~ uno~ - Con solo escuchar la voz reconoció quien era.

- ¿Shion? - Ella negó - No hace falta que lo pagues, quería regalaros uno a cada uno

- Sé que~ estás donando~ todo~ lo que recibes~ a una asociación~ para niños~ con minusvalías~ y quiero ayudar~

- Gracias... - Asintió tomando uno de los libros para firmarselo.

- Y~ creo que~ deberías hablar~ más a menudo~ tu voz~ es bonita~ - La halagó.

- G-Gracias, lo intentaré... - Susurró con un pequeño sonrojo.

- ¿Ya~ has terminado~? - Preguntó al ver que había dejado de escribir.

Ella asintió girando el libro para mostrarle lo que había puesto. Más que una dedicatoria en si, solo había dos palabras escritas en letra algo grande y de forma muy bonita.

<<Me gustas>>

Nada más leer Shion miró de nuevo hacia ella. Aunque esta tenía la cara oculta tras el libro. Por lo que decidió apartarlo.

- T-Tú~ también~ me gustas~ - Correspondió.

- Disculpa - Una persona les interrumpió - ¿Podrías darte prisa? Estás haciendo cola...

Él bostezó aburrido como respuesta.

- Te veo~ después~ - Se despidió de la chica con un beso en la mejilla.

- S-Sí... - Susurró totalmente sonrojada.

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- ¡Seishi-chan casemonos! - Soltó su novio de la nada.

- ¡¿O-Otra vez c-con eso?! - Se medio quejó sonrojado.

La verdad es que no era la primera vez que se lo proponía. Llevaba casi tres semanas enteras insistiendo a cada momento en el tema.

- ¡Sí! ¡Quiero casarme con mi tierno Seishi-chan! - Le abrazó con fuerza

- ¡¿Cuándo he di-dicho que te pertenezca?! ¡Y su-sueltame, no soy ti-tierno! - Pataleó.

- ¡Eres muy tierno! - Le abrazó más - ¡Y hemos sido novios por casi diez años así que Seishi-chan es mío!

En eso no mentía. Nadie sabía como, pero Kane había logrado aguantar al chico durante todo ese tiempo y que este se mantuviera a su lado. Incluso le convenció para vivir juntos.

¿Entonces por qué Seishirou no aceptaba su proposición? No era porque no quisiera, más bien pensaba que Kane estaba tardando en pedírselo, sino porque era demasiado tsundere para aceptar algo tan vergonzoso fácilmente. Así que se dedicaba a desviar el tema a ora cosa.

- Kane... Tengo que tr-trabajar ¡Sueltame!

- ¡No hasta que te cases conmigo! ¡Aparte puedes trabajar así, siempre lo haces!

El pelirrojo chasqueó la lengua. Su novio le conocía demasiado bien.

- ¡¿Eso es un sí?!

- ¡N-No he di-dicho eso! ¡Deja d-de inventarte co-cosas!

- Pero es que nunca me respondes... - Murmuró haciendo un puchero.

Ahí estaba el as en la manga de Kane, Seishirou no podía negarse ante esa cara.

- Antes d-de nada - Se recolocó las gafas que desde hace unos años le habían obligado a ponerse -  ¿Se-Seguro que quieres ca-casarte conmigo? Ya sa-sabes co-como soy...

- ¡Claro que quiero! ¡Yo te amo tal y como eres! - Le sonrió haciendo que la cara del nombrado pareciera un tomate.

- B-Bien... Supongo que s-si me lo p-pides de una forma especial po-podría considerarlo...

- ¡Seishi-chan, no sabes lo feliz que me haces! - Empezó a repartir besos por toda su cara.

- Pa-Para

- ¡Ya lo verás haré la mejor pedida de mano del mundo! 

- ¡Más v-vale que te esfuerces n-no me contento con cu-cualquier co-cosa!

- ¡Sí!

Al día siguiente todo fue normal, Kane no había vuelto ha hablar sobre una boda. Sin embargo había algo que preocupaba más al pelirrojo ¡Su novio casi no le había en todo en día! ¡No le había dado un beso al despertarse o antes de irse! ¡Tampoco había ido a visitarle al trabajo! ¡Ni si quiera le había dado un mísero abrazo al llegar!

Lo peor es que esta situación se repitió por tres días más. Hasta que Seishirou terminó harto.

- Kane, explícame de una vez qué te pasa - Exigió.

- ¿A mí? - Preguntó sin entender - Yo estoy bien

- ¡¿Y entonces por qué no...?! - Se quedó callado a mitad de la frase.

- ¿Por qué no qué?

- ¡Nada! ¡Olvídalo! ¡No me importa! - Se levantó molesto de la mesa.

Kane le siguió.

- Seishi-chan si estás molesto por algo deberías decírmelo... - Sugirió al verlo sentarse en el sofá.

 - ¡Estoy bien! ¡No me importa que hayas dejado de qu-quereme! - Se sonrojó nada más notó lo que había dicho - ¡O-Olvida eso!

Kane se agachó a su altura.

- No he dejado de quererte, ¿por qué piensas eso?

- Claro que sí. Te has cansado de mí y por e-eso has dejado de to-tocarme... - Se quejó haciendo un puchero.

- ¡¿Eso significa que puedo abrazarte y besarte?!

- ¿Eh?... - Fue lo único que salió de los labios del chico antes de ser apresado por los brazos de Kane.

- ¡Seishi-chan no sabes lo que me ha costado evitarlo! - Le abrazó más fuerte.

- ¡I-Idiota! ¿Qui-Quién te pidió que lo hicieras?

- P-Pero... Si lo hacía volvería a intentar que te casaras conmigo y no quiero que te enfades...

Su novio realmente era idiota.

- ¡O-Olvida eso! ¡Me c-casaré contigo! - Exclamó sin poder verle a la cara - P-Pero que n-no se te ocurra hacer eso d-de nuevo...

- ¡Lo prometo! - Aceptó feliz antes de besar al más pequeño.

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La chica de cabellos plateados poco a poco fue abriendo los ojos por culpa de la luz emitida por su ordenador.

- Me he quedado dormida trabajando... - Pensó en voz alta levantando su cabeza del teclado - Debería empezar a plantearme dormir en el suelo, esta silla me destroza la espalda - Se quejó al sentir el dolor nada más moverse.

Con un poco de dificultad se levantó y camino hacia una nevera que tenía en su laboratorio. Con lentitud revisó los frascos que habían allí buscando algo que beber. Realmente si se equivocaba y terminaba tomándose un veneno no le pasaría mucho, el problema es que no tenían buen sabor.

- Te encontré - Cogió uno de los matraces - Suerte que te he dejado entre los venenos naturales y no de los químicos o tu sabor podría haber cambiado - Explicó antes de empezar a beber de vuelta a su silla.

Se puso a releer todo lo que había escrito sobre el experimento que estaba haciendo con veneno de una rana punta de flecha, el de una serpiente marina de Blecher y un poco de su propio zumo de manzana. El porqué trabajaba en eso se podría resumir en una palabra, aburrimiento.

El ruido de la puerta al ser tocada la sacó de su lectura.

- ¡Namichi, soy yo Yuudai! ¡¿Puedo pasar?! - Dijeron desde el otro lado.

Suspiró. Su tía y su madre la estaban obligando a socializar con el mundo exterior y pensaron que lo mejor sería que empezara con Yuudai.

- "Quizá si no hago ningún ruido se canse y se vaya..." - Pensó quedándose totalmente quieta.

Escuchó unos murmullos, parecía estar hablando con alguien. De repente la puerta se abrió y Namichi rápidamente se hizo la dormida.

- ¡Esto es muy grande! ¡Y hay muchas cosas!

En ese momento algo hizo click en la cabeza de la chica. Yuudai solía crear problemas junto con Kuro por jugar con los inventos de Sei. Abrió un poco uno de sus ojos para intentar ver que hacía.

- Hay zumos de muchos colores ¡Y parecen deliciosos!

Oh, no. Había llegado a la nevera. Salió corriendo con todas sus fuerzas para evitar el cercano envenenamiento del chico. Por suerte logró cerrarla antes de que pudiera coger nada.

- No puedes ir por ahí tomando cosas sin permiso. Es peligroso - Le reprendió.

- ¿Y por qué la nevera no tiene candado?

Vale, en eso tenía razón. No había sido el primero en intentar beberse uno de sus experimentos.

- E-Eso no importa ahora ¿Qué haces aquí?

- Quería hablar contigo.

- ¿Hablar? ¿De qué?

- ¡De cualquier cosa! - Contestó sonriendo.

Namichi lo miró con cara de ¿En serio? Pero supuso que era verdad por lo que suspiró volviendo a su sitio.

- ¿Qué haces? - Le preguntó desde su espalda acercándose a la pantalla. Haciendo que sus cuerpos se tocaran levemente.

- ¡N-No hace fa-falta que te acerques tanto! - Se quejó sonrojada alejándole - ¿Es que n-no conoces el espacio personal? 

- Pero estaba intentando leer lo que hacías. Desde aquí no puedo.

- No t-tienes por qué leerlo. No son tus cosas.

Se dispuso a apagar el aparato para que dejara de molestar, hasta que se fijó en una cosa.

- ¿Qué día es hoy? - Preguntó sin despegar la vista de la pantalla.

- 14 de agosto ¿Por? ¿Ocurre algo hoy?

- Nada importante. Simplemente es el día que nací.

- ¡¿Hoy es tu cumpleaños?! - Preguntó sorprendido - ¡Felicidades! 

- Gracias supongo... - Contestó vagamente y volvió a su trabajo.

- Namichi... - Tomó la mano de la chica.

- ¿Qu-Qué haces? - Se tensó ella.

- ¡Vamos! ¡Tenemos que celebrar tu cumpleaños!

- Tengo cosas que hacer. Aparte nunca lo he celebrado.

- ¡Eso no está bien! ¡Los cumpleaños son lo mejor del mundo! - Se quejó - ¡Ya sé! ¡Avisaré a todos y te prepararemos una sorpresa! - Exclamó antes de irse.

- Si lo dices deja de ser una sorpresa Chii~ - Dijo con una pequeña risa.

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Era una tarde de otoño. La brisa soplaba haciendo caer las hojas anaranjadas de los árboles. Un pelivioleta caminaba entre estos observando la pacífica escena. Por una vez ningún pensamiento perturbaba su mente, solo se dedicaba a ver las maravillas creadas por la estación. 

De repente una fuerte brisa sopló haciendo que un papel llegara volando hasta su cara.

- ¿Qué es esto? - Se preguntó molesto quitandoselo.

- No trates así a mi tesis - Se quejó una voz que hacía tiempo no escuchaba.

- Ah, eres tú... - Fue lo único que dijo.

- Admítelo, te alegras de poder verme~

- En lo más mínimo.

- Veo que el tiempo no te ha quitado lo amargado, Alaric.

- Ni a ti el mal hábito de burlarte de la gente.

- Dejaría de ser yo si no lo hiciera. Ahora ¿me devuelves mi tesis? - Preguntó mostrándole su mano.

- ¿Esto es todo lo que tienes? Así nunca vas a aprobar...

- Siempre podría hacerle un favorcillo a mi profesor para subir nota~ - Le guiño un ojo sacando pecho.

Alaric suspiró.

- Nadie te tomará en serio si sigues haciendo esas cosas - Comentó pasándole la hoja. Ella la abrazó contra su cuerpo.

- Era broma - Le sonrió levemente - Ahora soy una chica pura y delicada.

Eso sorprendió un poco al chico.

- ¿Y ese cambio tan repentino?

- Traicioné al chico del que estaba enamorada...

- Sí... Supongo que podría llamarse así. Aunque dudo que estuvieras tan enamorada como decías.

- Lo estuve. Quizá no al principio, después de todo eras el amor platónico de mi hermana - Rió con un poco de nostalgia - Pero poco a poco fui cayendo a tus pies. Tú, Alaric Holnes, conseguiste que yo, una de las más populares del instituto se enamorara y todo por la misma apuesta por la que terminamos alejándonos. Irónico ¿No?

- Si no hubieras llegado a apostar con Kitsuki nunca te hubieras acercado a mí ¿Cierto?

La pelirroja asintió.

- Quizá hubiera sido mejor...

- ¿Tanto querías ganar como para no decirme la verdad antes de besar a aquel tipo?

Ella se encogió de hombros.

- Llegó un punto en el que no estaba segura de nada. Quería ganar, estaba enamorada de ti, pero a la vez quería seguir siendo yo y hacer lo que quisiera.

- Nosotros nunca fuimos nada, no puedo recriminarte por ello.

- Hay veces que me pongo a pensar lo distinta que sería mi vida si hubiera aceptado tu confesión en aquel momento... - Suspiró.

- Aún podemos intentarlo... - Contestó de forma inesperada.

- ¿Estás pidiéndome que salga contigo~?

- No, quiero que lo digas tú, para rechazarte.

- Rencoroso - Dijo con algo de diversión - De acuerdo, supongo que me lo merezco ¿Alaric, quieres tener una cita conmigo?

- No... - Desvió la mirada hacia los árboles y ella se rió - Quiero que seas mi novia.

Haru no pudo evitar sonrojarse al escucharlo para después sonreír. 

- Creo que ya he vivido esto antes~ - Tomó su mano - Por suerte esta vez será diferente.

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Leiko observó con nerviosismo el paquete que tenía entre sus manos. Ese día era San Valentín y tal y como dictaba la tradición ella debía entregarle chocolates a la persona que le gustaba. O eso haría si no le diera tanta vergüenza dárselos que había estado siguiendo a Chrono todo el día, sin que se diera cuenta, intentando sacar el valor para ello.

- Por favor, acepta e-estos chocolates.

Por supuesto, que las chicas no ayudaban a que se pudiera acercar  él. Sabía que el chico era apuesto y caballeroso, pero no pensara que tuviera tanta competencia.

- Minami - La llamó un profesor.

- ¿Y-Yo? - Se señaló insegura.

- ¿Ves a alguno más por aquí?

- ¡Lo si-siento! ¡L-Lo siento! ¡Lo siento! - Se disculpó por ser tan despistada.

- Deja de disculparte y atiende. Tengo un recado para ti.

El recado en si era sencillo, llevar dos cajas de la clase de ciencias al laboratorio. El problema empezó cuando intentó levantarlas.

- P-Pesan mucho... - Dijo con las rodillas temblando - Será m-mejor que las lleve de una en una...

Así lo hizo, dejó una de ella en el suelo y salió del aula con algo de dificultad. Tras caminar un poco llegó a las escaleras. Ahora comenzaba el verdadero reto.

Lentamente puso su pie en un escalón, movió el siguiente, de nuevo el primero y así hasta que llegó casi a la mitad.

- ¿Le-Leiko?

Intentó girarse hacia la voz. Sin embargo, el movimiento repentino la desestabilizó haciendo que terminara cayendo, tirando la caja y su contenido por toda la escalera.

- ¡Leiko! - Chrono se acercó rápidamente a ella - Lo s-siento, no quería asustarte ¿Te has he-hecho daño?

Ella negó.

- Estoy b-bien, es c-culpa mía por no ver do-donde piso - Contestó recogiendo las cosas a su alrededor.

Chrono hizo lo mismo, después de todo había sido él el causante del problema.

- Leiko - La llamó cuando casi habían terminado - ¿E-Esto es tuyo? - Preguntó mostrándole los chocolates que iba a regalarle.

- D-Debieron haberse caído... - Los tomó - Seguro e-están destrozados...

- Lo siento...

 - No i-importa... Igual dudo q-que hubiera podido sacar el va-valor para entregarlos... - Respondió guardando lo que faltaba en la caja.

- Aún así... D-Debiste esforzarte mu-mucho, es una pena que e-esa persona no pueda recibirlos.

- N-No te disculpes, el próximo a-año quizá logre hacerlo - Se intentó animar y tomó la caja para seguir bajando las escaleras. Sin embargo un fuerte dolor en su tobillo hizo que la soltara.

- ¿Qu-Qué ocurre?

- M-Mi tobillo... - Se quejó adolorida.

- Tienes que i-ir a la enfermería - Se agachó dándole la espalda - Su-Sube.

- ¿S-Seguro? P-Peso mucho n-no quiero hacerte da-daño...

- No te p-preocupes, estaré bien - Le sonrió tratando de tranquilizarla.

Gracias a la ayuda de Chrono llegaron a la enfermería sin muchos problemas. Tras analizar su pie, Abril concluyó que solo tenía un esguince leve, en unos días podría andar normal.

- Mu-Muchas gracias por a-ayudarme Chrono-san - Dijo la azabache una vez que la enfermera había salido un instante para quejarse al profesor al que se le había ocurrido mandarle tal cosa a una chica sola.

- N-No tienes que agradecermelo. Era l-lo mínimo que po-podía hacer.

- Chr-Chrono-san... 

- ¿S-Sí?

Leiko miró hacia el suelo completamente sonrojada. Era ahora o nunca.

- S-Siento que estén de-destrozados... - Se disculpó entregándole los chocolates.

- ¿M-Me los das? ¿Pero q-qué ocurre con el ch-chico a quién se los i-ibas a entregar?

- E-Ese... - Jugó con sus dedos cada vez más nerviosa - Eres t-tú... - Murmuró tapándose la cara.

Chrono se puso rojo al entender la situación, él le gustaba a Leiko. 

- N-No te ta-tapes... - Pidió retirando con suavidad las manos de ella.

- P-Pero n-no quiero ve-ver como me rechazas... - Admitió cerrando los ojos con miedo.

- N-No voy a hacer e-eso... Porque tú también me gu-gustas 

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Kai se encontraba sentado en la sala de espera del hospital. Llevaba ya tres malditas horas solo para poder ver a su estúpida hija. Ni si quiera le habían dejado estar con Misaki por casi darle una paliza a uno de los enfermeros por mirar la entrepierna de su enana.

Aplastó la lata que estaba bebiendo entre sus dedos. Le tenían un minuto más esperando y tiraría la puerta abajo para empezar a golpear a todos esos inútiles ¿Qué tanto podían tardar en sacar a un jodido bebé?

- ¿Es usted el marido de Misaki-san? - Le preguntó una mujer con una bata, supuso que era médico.

- ¡¿Ah?! ¡Jamás me casaría con esa pulga!

- Lo que usted diga, ya puede entrar.

- ¡Tch!

Pasó a dentro de la habitación. Allí estaba Misaki acostada, parecía cansada y tenía algo sobre su pecho. Ella sonrió con malicia nada más verle.

- Así que te han dejado entrar. Estaba dudándolo después de tu numerito con ese enfermero~ - Se burló.

- ¡¿Ah?! ¡¿Quieres que te mande de una patada al hospital?!

- Técnicamente ya me has mandado, pero no de una patada precisamente~

- ¡¿A-AH?! - Se sonrojó - ¡Tú sabías tan poco como yo como estaba ese jodido condón!

- El condón estaba bien. Fuiste tú el que lo rompió por bestia~ - Se rió - Y para empeorar la situación te corriste dentro en un día peligroso~

- ¡Cierra l-la puta b-boca de una vez! - Ordenó subiendo el tono de voz.

- ¡Buaaa! ¡Buaaaa! - Empezó a llorar el bebé al ser despertado.

- Buen trabajo papá...

- ¡¿Ah?! - Antes de que pudiera seguir hablando Misaki le pasó a su hija. La cual pareció calmarse.

- Parece que le gustas.

- ¡Que se joda! ¡A mí nunca me gustaría una pulga como esta!

La pequeña volvió a llorar de nuevo.

- Genial, la has ofendido. Deberías empezar a intentar ser más delicado - Sugirió quitándocela para mecerla.

- ¡Delicados mis huevos!

- Sí, creo que es la parte de ti que mejor se define por ese adjetivo~ - Se burló de nuevo - Se ha dormido... - Advirtió antes de que a Kai se le ocurriera gritar de nuevo.

- ¡Tch!

- Supongo que ahora te mudarás a mi casa definitivamente. Ambos tenemos que hacernos cargo de la pequeña Naomi

- ¿Qué clase de nombre de mierda es ese?

- El de nuestra hija - Contestó simplemente dejandole callado - Supongo que ahora tendré que empezar a trabajar, por su bien.

- No tienes por qué hacerlo - Le cortó.

- ¿Y de dónde sacaremos el dinero? No podemos depender de nuestras familias toda la vida.

- Yo trabajaré. No vas a dejar de ir a la Universidad que siempre has deseado por mi culpa.

- Sabes que no es tu culpa, a ninguno nos importó. Aparte, estoy feliz de poder tenerla - Acarició la mejilla de su hija - Ahora seremos una familia.

- Aún nos falta algo...

- ¿A qué te...? - Cuando Misaki se giró hacia él lo primero que pudo ver fue un anillo - ¿Lo dices enserio? He escuchado más de una vez que jamás te casarías con una enana como yo~

- ¡¿A-Ah?! ¡Deja de jo-joder de una vez y solo di que sí! 

Naomi volvió a despertarse llorando por culpa de los gritos.

- Ten - Se la pasó - Encargate de tu hija, señor Matsuno Matsubara~

- ¡¿Ah?! ¡¿Qué te hace pensar que voy a tener ese apellido de mierda?! - Exclamó haciendo que los llantos de la bebé aumentaran.

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Ese día de primavera Luka caminaba por las calles de la ciudad. Sin embargo, por una vez no estaba caminando sin rumbo, sabía muy bien a donde iba.

- E-Espero encontrar a-alguna que le guste... - Deseó entrando a su destino, una floristería.

- ¿Buscaba algo en particular? - Le preguntó el dependiente.

- Y-Yo... - Se lo pensó - ¿Tiene Peonias rosas? - Preguntó.

- Me quedan algunas, ahora mismo se las traigo - Dijo alejándose.

Conocía bastante bien el lenguaje de las flores y no había ninguna que definiera mejor sus sentimientos que esas.

- L-Las compraré - Aceptó nada más ver en el perfecto estado en el que se encontraba.

Volvió sobre sus pasos. Ahora debía ir hacia el parque y esperar allí a la persona con la que había quedado.

Nada más llegar se sentó en un banco bajo dos árboles, era el más romántico del lugar y para su suerte estaba desocupado. Ya solo quedaba esperar a la vez que pensar que diría cuando la viera. Después de todo ese día iba a confesarle lo que sentía a Vash.

Al poco rato llegó ella. No es que fuera tarde, sino que él estaba allí desde un rato antes.

- S-Siento haberte he-hecho esperar... - Se disculpó nada más se acercó.

- N-No te disculpes fui y-yo el que decidí venir a-antes sin avisarte - Le dijo para calmarla - S-Son pa-para ti... - Le mostró el ramo de flores.

- Son p-preciosas - Sonrió con las mejillas sonrojadas - Ahora m-me siendo mal, yo n-no te he comprado nada...

- No tenías p-por qué hacerlo. Es solo que l-las vi y me re-recordaron a ti

- Gr-Gracias, eres m-muy amable.

Estuvieron un rato allí sentados hablando, tomaron helado, rieron y sobretodo disfrutaron de la compañía del otro.

- Siempre e-es agradable estar contigo - Le dijo Vash.

- Gracias, a m-mi también me gusta estar contigo - Secundó con un sonrojo.

- ¿Puedo preguntar p-por las flores?

- S-Sí, claro

- ¿Cómo s-se llaman?

- Peonias

- Dijiste qu-que te habían recordado a mi al v-verlas ¿P-Por qué?

El chico se tensó, el momento había llegado.

- Por su s-significado...

- ¿Su significado?

- En el l-lenguaje de las flores las Peonias Rosas qu-quieren decir... - Sujetó sus rodillas, estaba temblando de los nervios - Qu-Quieren decir...

- ¿E-Es algo malo? - Preguntó ella empezando a preocuparse. Luka negó.

- Quieren d-decir... "Te quiero p-pero soy demasiado tímido para d-decírtelo"

Vash se sonrojó sin saber como reaccionar.

- Y-Yo... ¿Te gu-gusto? - Se atrevió a cuestionar la castaña.

Luka asintió totalmente rojo.

- Aún así comprendo q-que no sientas l-lo mismo...

Vash le tomó de las manos haciendo que la viera.

- Y-Yo no he dicho e-eso... - Sonrió - Tú t-también me gustas mu-mucho

- ¿P-Puedo... b-besarte? 

- S-Sí... - Aceptó cerrando los ojos nerviosa.

Luka poco a poco fue acercándose a ella, tenía que mantener la calma y hacerlo bien o Vash podría arrepentirse de quererlo. Dejó escapar el aire que tenía dentro y la besó.

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