Capítulo 53
Por fin para los estudiantes de quinto el último examen había llegado, el de Historia de la Magia que tendría lugar por la tarde. April ya se encontraba mucho mejor y tranquila que la noche en la Torre de Astronomía.
― Joder no sé nada, me irá mal ―lloriqueó Blaise que releía fervientemente unos apuntes que Theo le había preparado
― Eso te pasa por dormirte siempre en clase ―lo regañó Theo
― ¡Es que son aburridas! ―se defendió el moreno
― Entonces no te quejes ―masculló Draco
― Habló el hurón gruñón que se vive quejando ―se burló Blaise ― Debes de ser bueno amándola sino ya te hubiera cambiado por Potter ―dijo y April sintió como sus mejillas se teñían de un furioso color rojo
― ¡Blaise cállate! ―exclamó April avergonzada ― Nunca cambiaría a Draco por nadie, así que deja de decir estupideces y estudia maldito flojo ―Draco se acercó a su chica y besó su mejilla
― La dama ya habló Zabini ―se burló Draco
El Gran Comedor se encontraba en un sepulcral silencio, solo se escuchaba el rasgueo de las plumas sobre las hojas de exámenes.
Mientras April escribía acerca de la lesgilación de las varitas en el siglo XVIII escuchó un grito desgarrador detrás de ella. Rápidamente volteó y vio a Harry dormido sobre la mesa gritando y quejándose, el profesor Tofty se acercó preocupado al Gryffindor que luego de un par de minutos despertó.
― Vamos a la enfermería muchacho ―lo tomó del brazo y lo levantó de la silla ― Los demás continúen sus exámenes ―ordenó antes de salir del Gran Comedor junto con Harry
Una hora después el examen había finalizado y todos los alumnos, a excepción de Harry que no había regresado, entregaron sus exámenes. April salió del Gran Comedor con una preocupación por el que fue su amigo por cinco años.
― ¡Al fin terminamos estos malditos exámenes! ―exclamó Blaise feliz ― Este es el único examen que me ha ido mal pero no importa ―dijo sonriente ― Oyeron el grito que pegó Potter, me hizo dar un gran susto
― A mí me ha faltado responder la pregunta número cinco ―dijo Draco serio ― Potter está cada día más loco, no me sorprendería que lo internen en San Mungo ―dijo burlón y recibió un puñetazo de parte de April
― Yo he respondido todo ―dijeron April y Theo al mismo tiempo
― ¿De verdad? ― Blaise fingió sorpresa ― Si no me lo decían no había notado que dos de mis amigos son nerds y bueno también está el hurón que es bobo ―dijo y rieron menos Draco
― Al menos me ha ido muy bien en mis exámenes y tú no sabemos qué tan mal te ha ido ―el rubio le sacó la lengua
― ¿Cuándo van a madurar? ―preguntó Theo
― Nunca TheThe ―palmeó la espalda de su amigo ― Vamos a tomar un poco de aire fresco ―dijo
El resto de la tarde se la pasaron en el campo de Quidditch volando para despejarse un rato, April agradecía internamente para poder olvidar por unos momentos lo ocurrido en el Gran Comedor, volvieron al castillo para cenar y luego irse a la cama.
«April se encontraba en un pasillo frío y oscuro, comenzó a caminar hasta que se topó con una puerta. Al estar frente a ésta la misma se abrió sola, la azabache no lo dudó y entró.
Avanzaba por el suelo de piedra con su varita en mano, recién en la tercera puerta que abrió pudo ver a dos figuras que conocía muy bien. Se escondió detrás de una de las tantas estanterías con esferas para no ser descubierta.
― Entrégame esa profecía Potter ―dijo una voz femenina, la dueña de aquella voz apuntaba al Gryffindor con su varita
― No te daré nada ―masculló Harry
― Con que un chico rebelde, sé cómo arreglar eso ―una sonrisa maligna se estampó en el rostro de aquella mujer ― ¡Crucio! ―exclamó
April oía los desgarradores gritos de Harry y su piel se erizó, cuando iba a intervenir los gritos de Harry cesaron.
― ¿Demasiado rudo para ti? ―preguntó burlona ― Dame la profecía niño ―extendió su pálida mano
― No t...te da...daré na...nada ―dijo a duras penas
― Bien ―un semblante serio apareció en el rostro de aquella mujer provocando el miedo de April ― ¡Avada kedavra! ―gritó la mujer y una luz verde salió de su varita estrellándose en el pecho de Harry provocando que cayera inerte en el frío suelo»
April se despertó sobresaltada y muy asustada, no era normal que soñara aquellas cosas y siempre que ocurría era porque eso tarde o temprano ocurriría.
― Harry ―murmuró al borde del llanto
Debía saber si estaba bien pero ¿Cómo lo vería a las cinco de la madrugada? Si Harry no estaba en la enfermería, y a la Sala Común de Gryffindor no podía entrar. No le quedaba más remedio a esperar que amaneciera para poder verlo y advertirle que se encontraba en peligro y por alguien que conocía a la perfección.
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