Capítulo 44

Harry se encontraba en la Sala Común de Gryffindor frente a la chimenea, por un lado estaba ansioso por lo que Hermione le tenía que contar acerca de April y por otro no quería saber, ya que temía decepcionarse más de la Slytherin y que su corazón se rompa un poco más.

― Hermione ―llamó la atención de su mejor amiga

― Dime Harry ―murmuró la castaña sin quitar la vista de su libro

― ¿Qué te ha dicho April? ―preguntó con la ansiedad a flor de piel

― Sabía que la ansiedad te dominaría ―dijo Hermione divertida

― ¿Vas a decirme o no? ―preguntó molesto

― Si, te lo diré ―cerró el libro ― Ella me dijo que ayudó a Umbridge porque ella la amenazó con quitarle puntos de sus TIMO y suspenderla de por vida en el Quidditch y está demás decir que su padre es un importante funcionario del Ministerio y no quería perjudicarlo ―dijo

― Es muy egoísta ―masculló Harry

― No fue egoísta Harry, pensó en su familia y en su futuro. Si yo hubiese estado en su lugar hubiera actuado de la misma manera ―masculló la castaña

― El señor Weasley también trabaja en el Ministerio y no por eso Ron, Ginny, Fred y George ayudaron a Umbridge ―bramó

― Eres insoportable cuando quieres ―masculló la castaña tomando el libro y marchándose rumbo a su habitación

― Como odio las clases de Defensa contra las Artes Oscuras ―se quejó Blaise que caminaba arrastrando sus pies

― Blaise, tú odias tener clases en general ―dijo April

― Eso es cierto, pero odio a la vieja cara de sapo así que odio todo lo que tenga que ver con ella ―dijo Blaise

― Blaise debes ponerte a estudiar para los exámenes que ninguno de nosotros te va a salvar el trasero ―lo regañó Theo

― Eres malo TheThe ―dijo el moreno

Mientras más caminaban, un bullicio se hacía cada vez más presente.

― ¿Qué habrá ocurrido? ―preguntó Draco

― No lo sé, pero quiero saber que ocurre así que vamos ―respondió April tironeando la mano de su novio

Los cuatro Slytherins se dirigieron hacia dónde provenía el bullicio y vieron que había una ronda de estudiantes, algunos cubiertos por jugos fétidos, fantasmas y Peeves que flotaba sobre la misma. En medio de ésta se encontraban los gemelos Weasley sentados.

― Por fin los atraparon a esas comadrejas duplicadas ―dijo Draco sonriente

― ¡Muy bien! ―exclamó Umbridge en un tono chillón ― ¿Les parece gracioso convertir un pasillo del colegio en un pantano? ―preguntó

― ¿La verdad?―preguntó con un notorio sarcasmo ― Si ―respondió Fred provocando la risa de la mayoría de los presentes

Filch se abrió paso entre la multitud mientras besaba un pergamino entusiasmadamente.

― Ya tengo el permiso profesora ―dijo con entusiasmo mientras agitaba alegremente el pergamino

― Mira Zabini, tu novio está feliz presiento que le has dado una alegría ―murmuró Draco provocando la risa de April y Theo

― Cállate hurón albino del demonio ―masculló Blaise

― Muy bien Argus ―repuso Umbridge ― Van a saber lo que es un castigo de verdad ―los ojos de la bruja brillaban producto de la maldad

― ¿Sabe una cosa? ―replicó Fred ― Creo que se quedará con las ganas ―miró a su gemelo ―Creo que ya somos lo suficientemente grandes para estar encerrados en un colegio George

― Sí, yo también pienso lo mismo Fred ―repuso George con una sonrisa

― Ya es hora de demostrar nuestro talento en el mundo real ―dijo Fred

― Estoy completamente de acuerdo contigo hermano ―coincidió George

Los gemelos levantaron sus varitas al mismo tiempo y ambos gritaron.

― ¡Accio escobas! ―exclamaron a dúo

A lo lejos se escuchó un estruendo y en pocos segundos las escobas de Fred y George estaban con sus respectivos dueños.

― Hasta nunca ―se despidió Fred mientras se montaba en su escoba

― Y no se moleste en enviarnos una lechuza ―dijo George imitando la acción de su hermano

Ambos emprendieron vuelo y miraron a todos los estudiantes que observaban todos sus movimientos con atención.

― Si alguien quiere un pantano portátil como el que vieron arriba, los encontraran en Sortilegios Weasley, en el número noventa y tres del Callejón Diagón ―anunció Fred en voz alta

― Y los alumnos de Hogwarts tendrán descuentos especiales si les hacen la vida imposible a esta vieja bruja ―dijo George

― ¡Deténganlos! ―chilló Umbridge y April creyó que se quedaría sorda

― Hazle la vida imposible por nosotros, Peeves ―dijo Fred

Peeves se sacó el sombrero con cascabeles e hizo una exagerada reverencia mientras los gemelos se marchaban entre los vítores de la mayoría de los estudiantes presentes.

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