Capítulo 36
Harry veía como la Slytherin se alejaba de él a paso apresurado, comenzó a correr para poder alcanzarla.
― ¡April espera! ―exclamó mientras corría. Al alcanzar a la azabache la tomó delicadamente del codo
― ¿Qué deseas? ―preguntó
― Quería disculparme ―rascó su nuca
― Bien, debo irme tengo Adivinación ―se soltó del agarre del Gryffindor y se fue rápidamente dejando a Harry solo en medio del pasillo. Extrañaba horrores a April pero nada podía hacer si la Slytherin lo ignora, Harry había decidido que no iba a rogarle su perdón como ella pretendía que fuera, tendría que madurar.
Al llegar al aula de Adivinación sus amigos le habían guardado un lugar.
― Al fin llegas ―dijo Draco
― Pensé que el inodoro te había succionado ―dijo Blaise
― Cierra la boca Zabini ―masculló April
― ¿Por qué demonios no hay nadie aquí además de nosotros? ―masculló Theo molesto
― Esto es demasiado, estamos esperando hace quince minutos ―se quejó Draco ― A la mierda todo, me voy de esta clase inmunda ―se levantó de su asiento
― Siempre buscando excusas para no estudiar ―murmuró Blaise y April rio al oírlo
― Yo me largo también ―Theo se levantó de su asiento
― ¿Quién eres y que has hecho con mi querido Theo el nerd? ―preguntó Blaise sorprendido
― Nadie vendrá Blaise, algo pasó ―dijo April
Los cuatro Slytherins salieron del salón y al llegar a la entrada al castillo se toparon con Montague.
― ¿Ya vieron lo que pasó? ―preguntó
― No, no sabemos nada ―respondió Draco
― Umbridge despidió a Trelawney y Dumbledore contrató a un centauro en su reemplazo ―explicó
― Ejem, ejem ―una falsa tos interrumpió la conversación, todos voltearon y se encontraron con Umbridge sonriéndoles
― ¿Desea algo profesora Umbridge? ―preguntó April tratando de sonar inocente
― Necesito hablar con ustedes, los veo en veinte minutos en mi despacho ―dijo antes de desaparecer
― ¿Qué nos querrá decir? ―preguntó Theo nervioso ― Espero que no sea un castigo porque yo nunca hice algo malo ―miró a sus amigos con preocupación
― Cálmate Theo, no creo que nos castigue ―habló April
― Al único que castigaría es a Blaise ―se burló Draco sonriendo maliciosamente
― Cierra el pico albino del demonio ―dijo el moreno
Al llegar a la oficina de Umbridge, Draco golpeó la puerta y luego de escuchar un «pase» de parte de la profesora entraron a la habitación.
― Que alegría verlos chicos ―dijo Umbridge sonriente
― ¿Quería decirnos algo profesora? ―preguntó Draco
― Si, verán necesito que me ayuden y tendrán puntos extra en sus TIMO ―explicó
― ¿Qué debemos hacer? ―preguntó Blaise
― He descubierto a Harry Potter y compañía se reúnen en la Sala de Menesteres a practicar hechizos, necesito que me ayuden a atraparlos ―los ojos de la bruja brillaban de maldad
― Profesora ― April llamó la atención de Umbridge ― ¿Qué pasa si me opongo a ayudar? ―preguntó, estaría peleada y molesta con Harry pero jamás ayudaría a Umbridge a descubrirlo
― April querida ―fingió un tono dulce ― Si no me ayudas en vez de tener puntos extras en tus TIMO, me veré obligada a descontártelos, ni hablar del Quidditch te suspenderé de por vida, y el trabajo de tu querido padre se verá afectado y no querrás eso ― April sentía impotencia, odiaba a esa mujer como jamás odió a alguien ― La decisión está en ti ―rio tontamente
― April acepta, es tu futuro el que está en juego y no nos podemos dar el lujo de perder a la mejor jugadora del equipo ―murmuró Draco
April sentía como sus ojos comenzaban a acumular lágrimas, no quería ayudar a Umbridge en lo absoluto, Harry nunca se lo perdonaría. Pero no podía tirar a la borda su futuro académico, el trabajo de su padre y lo que más le gusta en el mundo que es jugar Quidditch, estaba entre la espada y la pared.
Secó rápidamente sus lágrimas con la manga de su túnica y miró a Umbridge.
― Ya he tomado una decisión.
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