Capítulo 24
April llegó al Callejón Diagon y visualizó a Draco en la tienda de Quidditch, el rubio desvió su mirada y vio a su chica. Sonrió pero al ver la expresión en el rostro cambió la sonrisa por una expresión de preocupación y se acercó a paso apresurado a April.
― Linda ―acarició la mejilla de la azabache ― ¿Qué ocurre? ―preguntó antes de abrazarla
― Te lo cuento en cuando lleguemos a mi casa, no quiero que nadie nos escuche ―respondió
― Como quieras, vamos ―tomó la mano de April
― Vayan a dormir ―ordenó una Molly Weasley tajante con sus hijos y con Harry y Hermione
― Es injusto, George y yo somos mayores queremos unirnos a la Orden ―protestó Fred
― Oh ni lo sueñen ―puso sus brazos en jarra ― A dormir ―los miró fulminante
Entre quejidos y refunfuños los gemelos subieron las escaleras. Molly fue a reunirse con los demás miembros de la Orden del Fénix que la esperaban pacientemente.
― Bien ahora que estamos todos, Sirius dinos porque nos has citado a todos aquí ―habló Dumbledore tranquilamente
― Hoy Hermione trajo a la hija de Emma Gallagher a la casa, y luego de quince años deseo quitarme esa duda que me carcome vivo, quiero saber si esa niña es mi hija ―dijo con un hilo de voz
― Que adorable Black, de seguro que si es así la niña te recibirá con los brazos abiertos ―dijo un Snape irónico
― Cállate ―masculló Sirius ― Tú no sabes nada Quejicus ―se burló
― Conozco a mi ahijada como la palma de mi mano Black ―habló con ese característico tono frío ― Ella jamás te aceptará, está orgullosa de ser hija de un importante funcionario del Ministerio y hay algo que no sabes ―dijo con malicia pero fue interrumpido
― Severus creo que es suficiente ―lo interrumpió un Dumbledore calmo ― Considero que Sirius debe averiguar por sí mismo esto ―opinó
― Pienso que esto de que la chica sepa el lugar de la Orden, siendo hija de mortífagos es peligroso ―opinó Lupin
― April no está enterada sobre la existencia de la Orden Lupin ―acotó Snape ― Pero si Black quiere ver a Emma hay que ser cuidadosos ―opinó
― Pienso igual que Severus ―dijo Dumbledore ― No pienso arriesgar nuestro cuartel, diría que tendrían que verse en casa de Severus ―miró al profesor de Pociones que estaba con una expresión ilegible
― ¿Por qué tiene que ser en mi casa? ―preguntó calmo
― Porque lamentablemente Hogwarts no es un lugar seguro teniendo a Umbridge allí ―respondió ― Además Emma no sospecharía de ti Severus, eres su mejor amigo y sabes tanto la historia como las respuestas a las dudas de Sirius, al igual que yo y demás familias allegadas a los Gallagher pero creo oportuno que Emma sea la que le dé las respuestas que Sirius tanto busca ―dijo tranquilamente
― De acuerdo ―cedió ―Pero tendrá que ser cuanto antes.
― ¿¡De verdad que ese delincuente te dijo todas esas estupideces!? ―Draco estaba indignado ― No piensas en creerle me imagino ―la miró
― Es tu tío Draco ―lo miró mal ― Por supuesto que no le creí, solo estaba molesto porque mi madre eligió a mi padre ―suspiró
― Es un maldito traidor, no es mi tío ―dijo con asco ― Estás muy distraída mi amor ―acarició la mejilla de su novia
― Solo pensaba ―murmuró ― No quiero que él sea mi padre ―lo miró con lágrimas en los ojos
― No llores ―secó una lágrima que se deslizaba por su mejilla y luego la abrazó
― ¿No lo entiendes Draco? ―dijo entre sollozos
― ¿Qué tengo que entender? ―frunció el ceño
― Que si Sirius está en lo cierto nosotros seríamos primos ―no podía mirarlo a los ojos porque sabía que lloraría peor
El rubio quedó en estado de shock, ella no podía ser hija de Sirius. Estaba seguro que sus padres sabrían algo, no se quedaría de brazos cruzados. Resolvería esta confusión cuanto antes y rogaba internamente que sea hija de John.
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