Capítulo 18
April corría apresuradamente por los pasillos, se chocó con varios estudiantes durante su carrera, los cuales la fulminaron con la mirada y luego de unas amenazas de parte de la azabache se retractaron. Una vez llegada a la enfermería entró sigilosamente temiendo la ira de Madame Pomfrey, pero su reciente brazo sanado sería la excusa perfecta por si la enfermera la pescara infraganti.
Divisó al rubio, que yacía en una de las tantas camillas del lugar, más pálido de lo que era y su rostro tenía unos horribles granos con pus. La chica tapó su boca para retener un gemido de espanto, no podía creer lo que sus ojos veían. Draco se volteó, tomó una cubeta que estaba al lado de la camilla donde se encontraba y comenzó a vomitar. April comenzaba a sentir ira e impotencia, sabía perfectamente que Draco Malfoy no era ningún santo que no le hacía daño a nadie pero le dolía ver al chico que amaba mal, odiaba verlo sufrir, preferiría que le pase eso a ella antes que a él. Lentamente se acercó al rubio, que seguía devolviendo su desayuno, y acarició el sedoso cabello rubio platino. Draco al sentir el tacto se sobresaltó, pero al oler aquel perfume dulce y fresco a la vez se tranquilizó; sabía que era ella y eso lo hacía sentir un poco mejor.
― Por Merlín Draco ―dijo April completamente desolada ― ¿Quién te ha hecho esto? ―preguntó al borde del llanto
― Fue... fue... fueron -alejó la cubeta ― Fueron las comadrejas duplicadas Weasley ―dijo con dificultad
― Joder ―masculló molesta ― ¿¡Acaso no les alcanzó con golpearte en el partido?! ―exclamó furiosa ― Tienen que gastarte esas bromitas de mal gusto, juro que me las pagarán ―apretó sus puños con ira
― Solo están molestos porque Umbridge los suspendió de por vida y no pueden jugar al Quidditch ―dijo el rubio ― Lo peor de todo es que tengo que esperar a que la enfermera regrese con el maldito antídoto para que se me vayan estos asquerosos granos y los malditos vómitos ―se quejó
― ¿Cómo te dieron de comer esa cosa? ―preguntó April con curiosidad
― Me hechizaron, yo fui a vengarme por lo del partido junto a Crabbe y Goyle, en un descuido me lanzan un Petrificus Totalus y me dieron de comer esa cosa ―explicó
Madame Pomfrey entró a paso apresurado y se dirigió hasta la camilla de Malfoy.
― Me han dado el antídoto ―dijo levantando en alto su mano derecha que contenía una pastilla color morada
― ¡Por fin! ―exclamó Draco aliviado ― No soporto más vomitar cada cinco minutos ―se quejó
― Bien, toma cómetelo ―le tendió la pastilla al rubio
― ¿Cómo sé que es un antídoto y no otra de sus bromas de mal gusto? ―preguntó tajante
― No creo que al profesor Snape le haga mucha gracia y mucho menos a la profesora Umbridge que está al borde de expulsarlos ―respondió Madame Pomfrey
Draco reprimió una arcada y llevó la pastilla a su boca. La tragó y luego bebió un poco de agua. Segundos después las náuseas que sentía se desvanecieron como el viento y sus granos también.
Con todo el problema de Draco, ambos faltaron a Defensa contra las Artes Oscuras. Ninguno se arrepentía, ya que querían evitar a Umbridge a toda costa.
― Deja que llevo tu mochila ―Draco la quitó de su hombro izquierdo y la colocó en el suyo
― Gracias ―agradeció April sonriente
― Sabes, no me hace gracia ir a la clase del bruto de Hagrid ―confesó
― No seas cruel Draco ―lo regañó la azabache frunciendo el ceño
Draco estaba feliz al ver como Umbridge examinaba a Hagrid, a diferencia de Harry que estaba tratando de controlar su impulso de acogotar a aquella mujer con cara de sapo venenoso.
― No sé si sabía, pero el Ministerio ha catalogado a los thestrals como criaturas peligrosas ―dijo la bruja
― ¡No son peligrosas! ―exclamó Hagrid indignado ― Pueden morder de vez en cuando ―admitió
― La violencia lo motiva ―murmuró la bruja lo bastante alto para que Draco libere una carcajada y April lo golpee molesta ― Continúe con la clase por favor ―terminó de anotar en su pergamino y comenzó a caminar entre los estudiantes
― Maldita arpía cara de sapo ―masculló Hermione
Umbridge clavó su oscura mirada en la castaña de Gryffindor.
― Señorita Granger la he escuchado para su desgracia ―sonrió falsamente ― Le quitaré treinta puntos a Gryffindor por ser una irrespetuosa y está de más decir que está castigada ―liberó una risita tonta y molesta y por primera vez April sintió pena por Hermione ― April querida a ti también quiero verte junto a la señorita Granger en mi oficina ―la miró con un destello de maldad en sus ojos
Las clases habían finalizado, pero April tenía que ir hasta la oficina de Umbridge. Salió de la Sala Común, todavía molesta. Cuando llegó a la oficina de la bruja, Hermione ya estaba allí.
― Granger ―saludó April cortésmente
― Gallagher ―respondió Hermione al saludo sonriendo tímidamente. A pesar de las diferencias de casas, status de sangre y demás creencias Hermione sabía que April no era una mala chica. Solo fue educada diferente, y lo comprende perfectamente ― ¿Por qué estás aquí? ―preguntó frunciendo el ceño
― Ni yo misma lo sé ―rió ― Esa vieja está loca ―puso sus ojos en blanco y Hermione rió
― Por primera vez estoy de acuerdo contigo ―dijo divertida
― Esto es épico estoy de acuerdo con Granger ―añadió divertida ― Será mejor que entremos ―indicó y la castaña de Gryffindor asintió
April golpeó la puerta y desde adentro se escuchó un chillón «pase». La azabache puso los ojos en blanco y Hermione rió débilmente. Las chicas pasaron y Umbridge estaba tomando una taza de té.
― Tomen asiento por favor ―señaló las dos sillas que estaban frente a ella, las chicas obedecieron sin chistar ― Están aquí porque están castigadas ―notificó y April abrió sus ojos como platos sorprendida ― Así es señorita Gallagher, no tolero que se ausenten en mi clase por ir a cuidar al noviecito en la enfermería, para eso está Madame Pomfrey ―sonrió falsamente ― Señorita Granger para usted no hace falta decirle los motivos de su castigo ―la miró fijamente ― Escribirán unas líneas para mí ―arrastró dos plumas negras por el escritorio
― No puedo escribir ―dijo April molesta
― Eso no es excusa Gallagher ―dijo Umbridge perdiendo la paciencia
― ¡No puedo usar el maldito brazo por dos semanas! ―exclamó cabreada
― ¡Basta! ―gritó la bruja con la mano en alto
― ¡No se atreva! ―gritó Hermione ― No puede golpear a una estudiante ―dijo indignada
― April querida, escribirás esas líneas quieras o no, puedas o no y de paso les enviaré una lechuza a tus padres, informándoles tu mal comportamiento y acerca de tu amistad ultra secreta con Harry Potter ―dijo con satisfacción y April sintió como el corazón le dejaba de latir poco a poco.
¡Hola! Acá les dejo un nuevo capítulo :)
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