Capítulo 07
Harry se encontraba admirando el local de los gemelos Weasley, estaba repleto y vendían muchísimo. Mientras la señora Weasley regañaba a Ron por haber dicho una grosería él volteó la mirada a la ventana algo incómodo y allí vio como Draco caminaba a paso apresurado y llevaba prácticamente a rastras a April calle arriba, segundos más tarde la pareja desapareció de su vista.
― ¿Dónde está su madre? ―preguntó Harry
― Se habrán escapado ―dijo Ron
― ¿Vieron cómo llevaba a April por la fuerza? ―preguntó Hermione indignada ― Es un bruto ―masculló
Harry miró hacia dónde April y Draco habían desaparecido, la preocupación comenzó a florecer en su interior. Pudo notar la mirada llena de maldad del rubio y la mirada cargada de miedo de la azabache.
Miró a sus alrededores y todos estaban los suficientemente distraídos para prestarles atención. Sacó su capa de invisibilidad de su bolsillo.
― Rápido, métanse debajo de la capa ―dijo Harry decidido
― Ni se te ocurra Harry ―le advirtió Hermione
― No puedo dejar que algo malo le pase Hermione ―masculló Harry
― Vamos ―dijo Ron escondiéndose debajo de la capa
― Draco detente me estás lastimando ―se quejó April ya que el rubio apretaba su muñeca con demasiada fuerza
― ¿Quieres guardar silencio? ―masculló el rubio molesto
― ¡No me callo ni mierda! ―exclamó molesta ― Deja de tratarme como si fuera un elfo doméstico o te golpearé en tus partes blandas rubio idiota ―comenzó a forcejear para liberarse del agarre de Draco pero era inútil, él tenía más fuerza
― ¡Cálmate April! ―la estrelló contra la pared más cercana y la azabache liberó un gemido de dolor ― Callada eres más bonita, ahora camina y ni abras tu boca ―masculló furioso
April asintió con temor, las lágrimas se acumulaban en sus ojos haciendo que su vista fuera borrosa pero se obligó a no llorar. Draco la tomó de la mano y siguieron caminando en silencio, doblaron a la izquierda y se adentraron al callejón Knockturn.
El ambiente oscuro y sombrío le producía escalofríos a April. El callejón estaba desierto y eso producía cierto temor.
― Aquí es ―murmuró Draco
April levantó la mirada y se encontró con Borgin y Burkes, local que vendía una variedad importante de artículos siniestros. Cuando la azabache reaccionó ya estaban adentro de la tienda, inconscientemente apretó la mano del rubio.
― ¡Señor Malfoy, señorita Gallagher! ―exclamó Borgin ― ¿En qué puedo ayudarlos? ―preguntó
― Estoy interesado en la reparación de un armario idéntico a este y quisiera comprarlo ―señaló con la mirada al armario que estaba al lado de él ― ¿Podría repararlo? ―preguntó
― Podría, pero es necesario verlo ―respondió ― ¿Por qué no lo trae a la tienda? ―preguntó
― No puedo ―respondió Draco ― Tiene que quedarse en su sitio, lo que necesito es que me indique como repararlo ―masculló
― Es que señor Malfoy, es muy difícil poder ayudarlo sin haber visto el armario es una tarea imposible ―se excusó Borgin nervioso
― ¿Ah no? ―el rubio lo miró retadoramente ― Tal vez esto le haga cambiar de parecer ― se adelantó unos pasos, se arremangó la manga de su camisa y le mostró la marca tenebrosa que llevaba marcada en su brazo izquierdo
Tanto April como Borgin se estremecieron al verla.
― Si se lo dice a alguien más, habrá consecuencias ―lo amenazó ― ¿Conoce a Fenrir Greyback? Es un amigo cercano de mi familia, lo verá muy seguido en su tienda porque vendrá a comprobar que usted le está dando la importancia necesaria a mi problema ―lo amenazó
― No será necesario ―respondió asustado
― Eso lo decido yo ―espetó Draco ― Bueno, mi novia y yo nos marchamos y no se olvide de guardar éste, ya sabe lo necesitaré ―tomó la mano de April
― ¿No quiere llevárselo ahora? ―preguntó
― Por supuesto que no estúpido ―bramó molesto ― No voy a andar por la calle con esa cosa, pero tiene prohibido venderlo ―dijo
― No lo venderé señor ―Borgin hizo una reverencia tan exagerada que a April le recordó a un elfo doméstico
― Ni una palabra a nadie Borgin, ni siquiera a mi madre ¿Lo tiene? ―masculló
― Si señor ―volvió a hacer la exagerada reverencia y ambos adolescentes salieron del local
― Ahora vamos a mi casa ―dijo Draco sin dejar de caminar
― Prefiero ir a mi casa ―dijo April
― Bien iremos a tu casa ―dijo el rubio naturalmente
― No lo entiendes Draco ―April detuvo su caminar
― ¿Qué cosa no entiendo? ―preguntó
― Que quiero ir a mi casa sola, después de lo que pasó hoy quiero estar alejada de ti ―manifestó su voluntad
Draco abrió sus ojos con un destello de dolor en ellos que rápidamente se transformó en algo completamente ilegible.
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