Draco miraba el cielo cubierto de estrellas y suspiró sonoramente, necesitaba pensar mucho acerca de lo que le deparará el futuro, su padre estaba en la cárcel y eso le dolía mucho. Deseaba venganza y destruir a Harry con sus propias manos.

Cerró sus ojos con fuerza para evitar que las lágrimas se escaparan de sus ojos.

― Draco ―murmuró una voz femenina

― ¿Qué ocurre madre? ― preguntó el rubio sin dirigirle la mirada

― Es hora cariño ―dijo Narcissa con su voz quebrada

― ¿No tengo elección? ―miró a su madre con los ojos vidriosos

― No hijo, no tienes elección ―respondió la mujer

― ¿Por qué debo hacerlo? ―preguntó furioso ― Quiero ser un adolescente normal, disfrutar del tiempo con mi novia y con mis amigos ―masculló

― Porque si no lo haces, él la matará a ella, a ti y a mí ― dijo Narcissa

― Odio toda esta mierda, pero sé que no tengo alternativa ―dijo el rubio resignado

Narcissa vio a su pequeño tan vulnerable y tan frágil que no dudó en refugiarlo en sus brazos.

― Eres un gran hombre hijo, eso nunca lo dudes ―dijo

― Ella va a odiarme ―dijo y un sollozo involuntario se escapó de sus labios

― Ella nunca te odiaría bebé ―acarició el cabello de su hijo ― Ella te ama con todo su corazón al igual que tú la amas a ella ―murmuró ― Va a entenderte Draco, ella está en la misma situación que tú ―dijo

― ¿Va a pasar por lo mismo que yo? ―preguntó

― Eso no lo sé hijo, solo el Señor oscuro sabe lo que el destino le deparará a April ―dijo antes de dejar a Draco solo

Una brisa fresca soplaba, las estrellas y la luna iluminaban el cielo oscuro. April veía a su gato corretear por el enorme jardín de la mansión Malfoy, ella se alojaba allí desde hace dos semanas. Se sentía completamente sola por más que Draco le había prometido lo contrario, ella entendía los motivos pero últimamente no pueden estar diez minutos sin una pelea de por medio.

― Aquí estabas ―murmuró una voz mientras que su dueño se sentaba a su lado

― Solo veo a mi pequeño jugar ―dijo la azabache con la mirada clavada en su gato

― Apri, disculpa si no estoy mucho tiempo contigo ―se disculpó ― Es que con esto de mi padre estoy muy estresado y distraído ―se excusó

― Mi madre también está en prisión y no por eso te trato mal Draco ―masculló April ― Lo mejor hubiera sido quedarme en mi casa ― el gato se acercó a su dueña y se acurrucó en sus brazos

― ¿Para que estés sola todo el tiempo? ―preguntó el rubio

― Aquí también estoy sola todo el tiempo ―se levantó del césped con el gato en brazos

― ¿Vas a reprocharme eso? ―imitó la acción de su novia

― ¡Ni siquiera dormimos juntos! ―exclamó April

― ¡Eso es culpa de tu maldito bicho que siempre que estoy cerca de ti, me muerde! ―se quejó

― Porque algo le habrás hecho ―lo defendió ― Con los demás es adorable ―abrazó a su gato ― No cambies de tema Draco, desde hace días que estás distante conmigo y vivimos peleando, ¿Qué ocurrió? ―dijo preocupada

― Nada para que te preocupes amor ―la tranquilizó

― Dímelo por favor ―rogó la azabache

Draco miró a su novia y se percató como sus ojos se llenaban de lágrimas.

― Vas a odiarme ―murmuró asustado

― Nunca voy a odiarte mi amor ―murmuró April limpiando la pequeña lágrima que se deslizaba por la pálida mejilla de Draco

Draco la miró directo a sus ojos oscuros y juntó todo el valor posible.

― Soy un mortífago Apri ―dijo de repente provocando que April se quedara en estado de shock sin saber que responder.