BELLION
《CADENA DE FLORES》
Estaba encerrado, miraba las frías paredes de roca con cierta rabia y melancolía. Una promesa quedo fuera de su alcance al momento de ser sellado.
Toco con un poco de rudeza la fría piedra y cerro los ojos. Esperaba que funcionara esta vez. Espero, y al abrir los ojos se encontraba en un campo lleno de flores. A la lejanía, una chica estaba sentada, recogiendo flores mientras las trenzaba lentamente, tarareando una canción que el demonio conocía bien.
Comenzó a caminar hacia ella. La chica dejo de prestar atención a los trenzados y miro hacia donde estaba él, su corazón se acelero y solo pudieron mirarse. El se arrodillo frente a ella y coloco una flor en su cabello, sonriéndole con dulzura.
-Te dije que te vería una ultima vez...
-¡Bellion!- la chica se lanzo a sus brazos, cayendo ambos al suelo.
El demonio la abrazo con fuerza y de forma posesiva mientras se dejaba caer al pasto. Ella comenzó a llenar de besos el rostro de su amado demonio, mientras él solo podía disfrutar de sus suaves labios; acariciar y besar su piel. Rio y luego la soltó lentamente. Ella se acomodo, sentándose en su regazo y sonriéndole con sus manos en el pecho del demonio.
-Tan hermosa como siempre.
-Talvez... -ella escondió su mirada algo apenada. Su largo cabello rojo fuego, y sus bellos ojos miel la hacían ver tierna a los ojos de cualquiera.
-Ven, sabes que esto no dura mucho.
-¿Cuándo regresaras? Estoy aburrida, sola... ¿tanto tiempo debes estar en el purgatorio? Se que el rey demonio te tiene confianza pero...
Bellion se inclino y la callo con un apasionado beso. La abrazo y poco a poco la fue recostando en el pasto. Acaricio los costados de su cuerpo con dulzura, mientras ella suspiraba entre besos y su piel se erizaba con cada caricia. Rompieron el beso y el demonio bajo a su cuello mordisqueando suavemente su piel.
-No falta mucho, pajarito... pronto estaremos juntos de nuevo. - El demonio le sonrió a su pareja, que solo sonrió y asintió. Se sentaron en el suelo. Él detrás de ella, abrazándola mientras la miraba entrelazar flores para formar pulseras, collares y coronas.
Poco a poco, la figura de Bellion empezó a difuminarse, su tiempo se acababa. Miro el cielo y suspiro mientras ella se detenía y bajaba la mirada.
-¿Princesa,sucede algo?
-¡Espera! puedes llevar esto contigo?!-Ella coloco una pulsera de flores en la muñeca de su amado, y se volvió rápidamente, mirándolo a los ojos, a punto de llorar.
-Lo hare... ahora dame un beso.
Cuando sus labios iban a rozarse, el demonio desapareció. Ella cayo sobre sus manos, y las lagrimas salieron.
Bellion, por su parte, abrió los ojos y estaba devuelta dentro de ese huevo sellado. Grito y golpeo repetidas veces la fría piedra hasta cansarse. Jadeo y cerro los ojos. Toda la energía que reunía dentro del sello, se iba cuando la visitaba. No le importaba, deseaba salir del sello y correr a ella.
La joven, sollozaba mirando el pasto verde debajo de ella. Donde hacia unos segundos había estado ese demonio del que se había enamorado.
-¡Señorita Amelie! El capitán la busca-Diane llego y al verla así no dudo en acercarse. -¿Amelie, paso algo?
-Hum, todo bien-se arrodillo y limpio rostro. Sus ojos dulces se tornaron fríos . -Vamos.
La joven paso al lado de Diane, para despues dejar salir un par de enormes alas de su espalda y volar hacia el sombrero de Jabalí.
Ella era una Arconte, una raza extinta que era considerada como la más poderosa, inmortales por naturaleza, solo morían si se enfrentaban entre si.
Bellion suspiro y miro sus nudillos ensangrentados, pero una leve sonrisa apareció al ver la pulsera de flores en su muñeca. Saldría de ahí a como diera lugar, y volverían a estar juntos.
El fénix y el demonio, un amor prohibido aun mayor que el de Elizabeth y Meliodas
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