uno

Namjoon pasó las manos por su rostro pálido y soltó una exhalación, sintiendo como el aire de la vida se iba en aquél suspiro. La noticia recién dicha por su novia se reproducía una y otra vez en su cabeza, tratando de convencerlo de alguna manera.

¿Realmente ella estaba hablando en serio?

Pestañeó y la observó. La chica estaba igual o más asustada que él, sus ojos brillantes por culpa de las lágrimas que seguía derramando. ¿Cómo iba a explicárselo a sus padres? Bueno, no era tan difícil explicar cómo su novia desde hace cinco meses había quedado embarazada. Ellos no necesitaban una clase extensiva sobre anatomía para darse cuenta que su hijo había olvidado utilizar preservativo y como resultado, por supuesto, Jiyu tenía un mes y medio de embarazo.

Ellos iban a matarlo.

En su mente se reprodujo el momento exacto donde él les comunicaba que iban a ser abuelos y ya podía sentir el dolor causado por los golpes recibidos por parte de su padre. Ya podía escuchar el llanto de su madre, escuchándola decir que la había decepcionado, que todo su futuro estaría arruinado y que desde ese momento en lo único que tendría que pensar era en aprender a cambiar pañales y preparar biberones. Y es que para nadie era un secreto que los padres de Namjoon eran excesivamente estrictos y que tenían su futuro planeado minuciosamente.

Namjoon tragó la espesa saliva que se había acumulado en su boca y miró a su novia.

—¿Qué haremos?

Ella sacudió la cabeza a la misma vez que se encogía de hombros.

—No lo sé. Yo no estoy lista para ser madre...

Sin poder evitarlo, una sonrisa carente de humor estiró los labios del chico. La miró desde su lugar, con los codos apoyados en las rodillas y sus manos entrelazadas, intentando esconder la ansiedad en aquella incómoda posición.

—¿Y qué te hace pensar que yo sí lo estoy?

Jiyu se encogió de hombros otra vez y se mordió el labio inferior con tanta fuerza que no se sorprendió cuando el sabor metálico de la sangre inundó sus papilas gustativas. Necesitaba convencerse de una vez por todas que eso era real y no uno de esos locos sueños que tenía en las noches. Por Dios, ¿qué se suponía que le diría a sus padres? No tenía ni la menor idea, sin embargo, había algo de lo que estaba completamente segura: no podía y no quería tener a ese hijo.

—No puedo tenerlo.

Namjoon la miró como si estuviera diciendo alguna estupidez.

—¿Qué? —le preguntó, medio atontado.

—Te dije: no puedo-

—Ya te oí —la cortó el chico—. Lo que quiero decir es, ¿estás hablando en serio?

—¿Me ves cara de estar bromeando?

—No pero-

—Porque no lo estoy, Nam. —reconoció, una máscara de frialdad y lejanía se instaló en su rostro— ¿Crees que estoy lista para ser madre? Dios, apenas tengo diecisiete años. No quiero tenerlo. No lo voy a tener.

El muchacho frunció el ceño al ver que ella se cruzaba de brazos, actuando como una pequeña niña caprichosa que no conseguía lo que quería.

—Esto no es un juego, Jiyu. Estamos hablando de un ser humano...

Ella chasqueó la lengua —Tengo seis semanas de embarazo, Nam, el embrión aún no se ha formado.

Él la observó en silencio, reconociendo que lo que más le había gustado de Jiyu cuando la conoció era lo que estaba detestando en ese momento. Dijera lo que dijese, él no podría hacerla entrar en razón. Soltó un suspiro y se colocó de pie, tratando de ordenar sus ideas. Por supuesto, no estaba dentro de sus planes el hecho de que Jiyu se realizara un aborto porque a) seguía siendo ilegal y b) no podía poner en riesgo la vida de su novia. Claro, ella lo decía porque quizás aquello era lo más fácil para solucionar todo eso pero, el miedo a qué podría suceder era mucho más que el miedo de enfrentar a sus padres.

—Pensémoslo bien, ¿sí? No creo que debamos tomar una decisión tan apresurada...

—Nam, el tiempo corre. —le recordó ella, en un tono agridulce.

—Lo sé... —él gruñó y se frotó el rostro—. Sólo... déjame pensar...

—¿Qué diablos tienes que pensar? Ya te dije que voy a abortar.

—¡Tú no vas a abortar! —espetó Namjoon, en voz alta y firme.

A la chica se le ensombreció el rostro.

—¡Ya te dije que no lo quiero tener! ¡No puedo! —ella alzó la voz mucho más alto— No pienso arruinar mi vida y estancar todos mis sueños por estar amamantando y cambiando pañales llenos de mierda. No puedes obligarme a tenerlo.

Él rio sin ganas —¿Estás escuchándote? Lo haces sonar como si todo fuera tan fácil. Te recuerdo que el aborto todavía es ilegal aquí.

—Que sea ilegal no significa no que hayan clínicas donde lo practiquen.

La respuesta de su novia le revolvió el estómago. Le sostuvo la mirada, esperando a que ella diera su brazo a torcer y le dijera que todo había sido producto de un arrebato y que lo mejor era buscar una solución, juntos. Pero ese momento no llegó. Jiyu se mantuvo firme, decidida. Estaría mintiendo si dijera que no tenía miedo porque, diablos, estaba que se derrumbaba ahí mismo pero, no podía enfrentar a sus padres.

Kim Namjoon soltó un suspiro.

—Dame un par de días, ¿bien? —le pidió, con voz queda— Déjame hablarlo con mis padres.

Aquello horrorizó a la chica e inmediatamente sus ojos se llenaron de lágrimas. Esperar un par de días y comunicarles la noticia a los padres de Namjoon significaba que sus padres también se enterarían.

—No puedes decírselo a tus padres, Joon... —ella murmuró, las lágrimas caían libremente por sus mejillas y la desesperación se planto en su rostro— Nadie puede enterarse de esto.

Él intentó decir algo pero fue interrumpido por su novia quien acortó la distancia que los separaba y enredó sus brazos alrededor de su torso, el rostro escondiéndose en su pecho. Namjoon se quedó de piedra por unos segundos hasta que salió de su trance y envolvió el cuerpo de su novia, acariciándole la espalda con suavidad.

—Tranquila, Jiyu, todo estará bien...

Ella negó y sacó el rostro de su escondite para mirarlo.

—Si mis padres se enteran, nada de esto estará bien. Ellos van a matarme...

—Por supuesto que no, amor —él esbozó una sonrisa tranquilizadora aunque tranquilidad era lo último que estaba sintiendo en ese momento—. Tal vez, ellos se enojen un poco pero, verás que con el tiempo nos apoyarán.

La chica volvió a esconder el rostro en su pecho y se deshizo en un llanto aterrado mientras que Namjoon la consolaba, llorando en silencio también. Se le dificultaba ver su vida en un futuro después de esa noticia pero, estaba casi seguro que era debido al shock del momento.

Cuando el llanto hubo cesado un poco en ambos, tomaron asiento en la cama y conversaron con un poco más de calma y llegaron a la conclusión de que lo mejor sería hablar con los padres de Namjoon primero. Si tenían una respuesta medianamente afirmativa por parte de ellos, podrían dar el siguiente paso y contarles a los padres de Jiyu. Si el caso era distinto y no obtenía la respuesta que esperaba, ya no había nada más que hacer.

🍃


Kim Namjoon se frotó las manos sudorosas contra el pantalón gris de chándal que estaba usando y tomó largas respiraciones, tratando de armarse de valor para bajar a cenar y poder hablarle a sus padres de lo que estaba ocurriendo. Habían pasado tres días desde que se había enterado que Jiyu estaba embarazada y apenas había podido pegar un ojo y la falta de sueño se le notaba en las ojeras que adornaban la parte baja de sus ojos. Su estómago estaba convertido en un nudo la mayor parte del tiempo, imposibilitándole la simple tarea de comer. Se veía cansado y tremendamente aterrorizado.

—Namjoon.

La voz de su madre al otro lado de la puerta, lo hizo saltar en su lugar. Antes de que él pudiera acercarse para abrir, ella ya estaba asomando la cabeza. La mujer le regaló una sonrisa, dándose cuenta del aspecto demacrado de su hijo.

—La cena está lista...

Él fingió una sonrisa —Justo iba a bajar.

Siguió a su madre por el pasillo y bajó la escalera sintiendo sus piernas temblorosas. Al llegar a la sala se encontró con su padre ya sentado en su sitio habitual, revisando algo en su teléfono.

—Hola, papá —lo saludó y corrió la silla hacia atrás para tomar asiento.

El hombre despegó la vista de la pantalla y la dirigió a su único hijo, alzando una ceja.

—Luces terrible.

Me siento terrible

—Sí... no he podido dormir bien estos últimos días...

—¿Exámenes?

El muchacho movió la cabeza de lado a lado, sin darle una respuesta realmente. Escondió las manos bajo la mesa y empuñó el pantalón con fuerza, haciendo que las venas de sus brazos se marcaran. El corazón le latía tan de prisa que lograba escucharlo en sus oídos. Miró a su padre y le pidió disculpas en silencio, sabiendo que lo que les iba a decir aquella noche marcaría un antes y un después en sus vidas.

La señora Kim llegó a la sala cargando consigo una olla caliente que dejó sobre una elegante bandeja en la mesa y la destapó. El estómago de Namjoon gruñó al darse cuenta que ella había preparado su comida favorita. Se lamentó por no poder disfrutarla como merecía.

La cena transcurrió normal para los adultos. Namjoon se dedicó a jugar con la comida en su plato, tratando de ordenar las ideas en su cabeza. No podía seguir aplazando más aquella situación.

Miró a sus progenitores con preocupación y se mordió el interior de la mejilla.

—Mamá, papá...

Ambos lo observaron, pero fue su madre quien habló:

—¿Sí, cariño?

Namjoon se acomodó en el asiento. Apoyó las manos sobre la mesa pero volvió a bajarlas, totalmente incómodo y abrumado. Quería llorar.

—Yo... hay algo que debo decirles...

El señor Kim se dio cuenta que algo pasaba, por ende, apoyó los cubiertos sobre la servilleta y colocó total atención a lo que diría su hijo.

—¿Qué sucede, Namjoon?

—Dios... —el chico rio sin ánimos y sacudió la cabeza. Sus ojos se cristalizaron y su madre temió lo peor— ni siquiera sé cómo decirles esto...

—Cariño, ¿qué pasó?

El chico abrió la boca pero las palabras se rehusaban a salir así que volvió a cerrarla, alternando la vista entre su padre y su madre. Quería retroceder el tiempo y jamás haber empezado aquella conversación pero ya era tarde. Tenía la completa atención de sus progenitores y mentirles no era una opción porque ellos lo conocían muy bien y sabían de inmediato cuando no estaba diciendo la verdad.

Convenciéndose de que nada podría endulzar aquella verdad, espetó:

—Jiyu está embarazada.

Cerró los ojos y contó los segundos, enterrando los dedos a cada lado de la silla, esperando la explosión de cólera. Diez, veinte, treinta, cuarenta segundos. Abrió los ojos con cuidado, teniendo a primera vista a su madre con el rostro pálido y los ojos bien abiertos, totalmente anonadada. Desvió la mirada a la cabecera, viendo a su padre con la misma expresión. La mano que el hombre tenía apoyada sobre la mesa ahora estaba firmemente aferrada al borde, como si estuviera tratando de contenerse.

—¿Qué dijiste? —la voz de su padre se escuchó ronca, contenida.

—Jiyu está embarazada, papá.

Trató de calmarse y aclarar sus ideas para explicarles de una mejor manera a sus padres lo que estaba sucediendo, no obstante, aquella oportunidad se le fue arrebatada en el momento en que el hombre se colocó de pie y atravesó el rostro de Namjoon con una fuerte bofetada. El movimiento fue tan repentino que él no se dio cuenta y en ese instante sólo sentía el escozor causado por el golpe.

Fue entonces que el hombre explotó.

—¡¿Pero qué mierda estás diciendo?!

—Papá, lo siento, yo...

—¿Cómo pudiste ser tan irresponsable, por el amor a Dios, Namjoon? —alzó las manos al aire, sin dar crédito a lo que había escuchado— ¿Es que no te das cuenta del error que has-que han cometido? ¡Habla!

Quiso hablar pero, ¿qué iba a decirle de todos modos? "¿No sé cómo pasó?" seguro que le decía eso y su padre le atravesaba la otra mejilla con una cachetada. Porque todos los presentes sabían cómo había sucedido.

—Qué decepción... —escupió el señor Kim, tomando asiento una vez más—. Mi único hijo formará parte de la larga fila de padres adolescentes de este país. ¿Así de irresponsable fue como te educamos tu madre y yo?

Namjoon agachó la cabeza y negó.

—Pensé que eras más inteligente. —aquél tono despectivo agrietó el corazón del muchacho.

Su madre, quien no había dicho una palabra hasta ese momento, habló:

—¿No estabas cuidándote?

—Yo olvidé utilizar un preservativo... —reconoció con vergüenza— y pensé que Jiyu estaba tomando la píldora...

—¿Sabes qué? Cierra la maldita boca, Namjoon —escupió el hombre—. Porque en vez de arreglar esta situación lo único que estás haciendo es empeorarla.

—Seung, por favor —la mujer le lanzó una mirada de reproche a su esposo y volvió la mirada a su hijo—. ¿Cuántas semanas tiene?

—Casi siete semanas...

—Habla más alto. —exigió el hombre, colérico.

—Casi siete semanas. —repitió Namjoon y miró a su madre.

—¿Y qué van a hacer? ¿Hablaste con ella?

Nam estaba asombrado al ver que a pesar de que en los ojos de su madre se reflejaba la decepción y la tristeza por aquella noticia, ella se mostrara tan serena.

El muchacho asintió— Ella quiere abortar pero yo le dije que me diera un par de días porque quería hablarlo con ustedes primero.

—¿Y qué es lo que quieres tú?

—Quiero que ella lo tenga.

La poca calma que los rodeaba fue rota por la carcajada sarcástica que brotó de los labios de su padre.

—No digas estupideces, Namjoon. Apenas puedes cuidarte tú mismo y vas a cuidar a un recién nacido. No seas chistoso, por favor.

—Seung, por favor, basta ya.

—No entiendo cómo puedes estar tan tranquila, Seul. ¿Escuchaste lo que dijo tu hijo?

—Por supuesto que lo he oído pero, no debemos perder la calma en un momento como este.

El rostro del hombre pareció deformarse por la ira al escuchar aquello. Se colocó de pie con tanta violencia que la silla estuvo a punto de caer. Antes de marcharse, miró a su hijo y lo apuntó con el dedo, recriminándolo.

—Espero que sepas que has arruinado tu futuro por completo y me has decepcionado, Namjoon.

El aludido bajó la mirada hasta sus manos que en ese momento estaban sobre su regazo y suspiró, sin poder contener el llanto. Si había algo en el mundo que odiaba era desilusionar a sus padres y en ese momento los había defraudado de la peor manera.

—Lo siento mucho, mamá... —murmuró Nam luego de unos minutos en silencio. Alzó la mirada vidriosa para observarla— Perdón por haberlos decepcionado.

—Está bien, cariño. —ella suspiró. Apartó el plato y entrelazó las manos sobre la mesa— ¿Qué es lo que piensan hacer? ¿Han hablado con los padres de Jiyu?

—No. De hecho, ella no quería que se los contara. Está convencida en realizarse un aborto.

—Pero eso es muy peligroso...

Él asintió —Lo sé y se lo dije. Ella no quería que lo hablara con ustedes porque eso significaba tener que enfrentar a sus padres también. No sé qué hacer, mamá...

La mujer se frotó la frente, tratando de pensar en una solución rápida y factible que no fuera el aborto pero la noticia había sido tan abrupta que su mente había quedado en blanco.

—¿Papá me odia?

Ella alzó la mirada al escuchar la voz de su hijo.

—Por supuesto que no, cariño.

—Pero él...

—Tú sabes que tu padre tiene un carácter muy difícil —le recordó—. No quiero justificar su actitud pero debes entenderlo, Namjoon. Él más que nadie ha hecho lo mejor para que nunca nos faltara nada, se ha desvelado por darnos una mejor vida de la que él tuvo y seguramente esta noticia le hizo creer que todo estaba perdido. Pero sólo está enfadado. Dale tiempo para que se tranquilice y pueda pensar con claridad y verás que será el primero en dar la cara por ti.

Namjoon asintió cabizbajo, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. A pesar de haberles dado la noticia a sus padres, seguía tremendamente aterrado.


🍃


En el momento en que Jiyu abrió la puerta de entrada y se encontró con Namjoon junto a sus padres, se dio cuenta que ya no había marcha atrás. Apretó la manilla con fuerza, su rostro perdiendo el color hasta hacerla lucir pálida. Automáticamente sus ojos se llenaron de lágrimas y negó con la cabeza, aterrada por afrontar aquella situación.

Namjoon sintió como si una mano invisible se metía bajo su pecho y le apretaba el corazón al ver a su novia con los ojos llenos de lágrimas, temerosa. Acortó la distancia que los separaba y la envolvió en sus brazos, sintiendo la mirada de sus padres en la espalda.

—Tranquila, todo va a estar bien... —le aseguró en un susurro. Se apartó y dejó un suave beso en su frente antes de alejarse por completo y mirarla—. Mis padres han querido venir a hablar con tus padres.

Ella los observó y la madre de Namjoon asintió una vez, tratando de transmitirle un poco de calma. La muchacha accedió.

Por supuesto, darles aquella noticia a los padres de Jiyu no fue tarea sencilla. La madre de Namjoon les dijo que ellos se mantuvieran al margen y que ellos les explicarían la situación así que Jiyu y Namjoon se mantuvieron sentados en su sofá con la mirada en el suelo, escuchando todo. Fueron testigos de la reacción de los padres de la chica y de las intenciones que tenía su madre de lanzarse contra ella para golpearla. Jiyu se escondió detrás del cuerpo de su novio, llorando asustada mientras que los padres del chico intentaban calmar la situación. Las mismas palabras que los padres de Namjoon le dijeron a él se volvieron a repetir otra vez, mucho más duras y llenas de rabia.

El ambiente en aquella casa estaba tan denso que a todos les costaba respirar y no fue hasta que los señores Kim dijeron que Namjoon se haría responsable de todo que los padres de su novia volvieron a tomar asiento y le dieron paso a una conversación un poco más civilizada.

Aquello había sido muy duro.

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