tres

Namjoon bajó del escenario sosteniendo su diploma de graduación y de inmediato comenzó a buscar a sus padres que habían estado sentados entre el público durante toda la ceremonia observando y sonriendo con orgullo. Había sido una etapa muy difícil y dura pero, a pesar de todos los obstáculos que se habían presentado en el camino, había podido salir adelante con esfuerzo. Durante sus años de universidad sus padres habían sido el pilar fundamental y jamás podría estar lo suficientemente agradecido.

Sintió un fuerte golpe en su espalda que lo desestabilizó por unos segundos, encontrándose cara a cara con sus dos mejores amigos. Hoseok, que había reemplazo su cabello rubio por un castaño natural, esbozó una gran sonrisa.

—No puedo creer que este momento al fin llegó —comentó, su voz sonando aliviada—. Hemos terminado.

Yoongi suspiró.

—Esto se siente casi como tocar el cielo con las manos, chicos. En serio.

—¿Por qué estás haciendo esa comparación? —Hobi le preguntó y acompañó a Namjoon en la risa.

—Porque esta sensación no se compara con nada —explicó Yoongi—. Porque pensamos que este momento nunca llegaría.

—Extrañaré mucho venir aquí... —susurró Hoseok, encontrando a sus padres y a su hermana a la distancia.

—Yo no.

Ambos rieron ante la corta y sincera respuesta de Yoongi.

—Como sea, ¿nos vemos hoy en la noche?

Namjoon y Yoongi asintieron a la par. Los tres habían hechos planes para salir a celebrar aquella noche. La tarde la pasarían con sus respectivas familias y en la noche podrían rememorar viejos tiempos en compañía de una botella de alcohol.

—¿Qué harás ahora? —Yoongi rompió el corto silencio mientras buscaba a su hermano mayor con la mirada.

—No lo sé —Namjoon se masajeó el cuello—. Creo que mis padres han organizado una comida, ¿Qué hay de ti?

—Tengo que terminar de ordenar mis cosas. Mañana volveré a Daegu.

Nam lo observó de soslayo —¿Piensas quedarte allá?

—No, sólo iré por un par de semanas. Mi familia quiere pasar unos días con el recién graduado.

El más alto abrió la boca para responder pero se vio interrumpido por un pequeño niño que venía corriendo y gritando en su dirección. Al ver a su pequeño hijo sintió como su pecho vibraba de felicidad y es que verlo corretear por todos lados lo inyectaba de energía aún cuando estaba muriendo del cansancio.

El pequeño Jeong dio un salto y su padre lo atrapó en el aire. Los cortos brazos del niño se enredaron en su cuello.

—¡Papá! ¡Los abuelos y yo te estábamos buscando! ¡Pensábamos que te habías perdido!

—Uff, casi lo hago. Si no hubiera sido por ti habría estado perdido para siempre. —le siguió el juego, sintiéndose dichoso de oír la risa de su hijo— Dile hola al tío Yoongi.

—Hola, tío Yoongi. —saludó el niño, un poco avergonzado.

—Hola, pequeño saltamontes. ¿Estabas aburrido hace un rato?

El niño hizo un mohín y asintió— Sí. El abuelo no quiso prestarme su teléfono para jugar. ¿Puedes prestarme tu teléfono, papá?

Un par de segundos después, Yoongi encontró finalmente a su hermano mayor. Namjoon y él se despidieron, prometiendo volver a verse esa misma noche. Namjoon fue en busca de sus padres, escuchando atentamente lo que su hijo iba diciéndole mientras el pequeño jugaba con la borla que colgaba del birrete.

—¿Dónde está el tío Hobi?

Namjoon miró a Jeong y alzó una ceja. Le había extrañado que no hubiera preguntado por su amigo apenas lo vio y es que siempre sucedía lo mismo. Siempre cuando llegaba a casa después de clases, su hijo lo saludaba y en seguida preguntaba por Hoseok. Él decía que era su tío favorito.

—Él tuvo que irse, Jeong —respondió y vio como los hombros del niño caían—, pero hoy en la noche irá a verte

—¿De verdad? —los ojos de su hijo parecieron brillar— Porque él me dijo que íbamos a jugar a... ¡Tío Hobi!

Kim Jeong se removió en los brazos de su padre hasta que éste lo dejó en el suelo. Namjoon siguió con la mirada el trayecto que iba recorriendo su hijo y realmente no le sorprendió verlo cuando saltó a los brazos de Hobi haciéndolo reír a carcajadas.

Nam esperó pacientemente, viendo como su hijo posaba alegremente en las fotos junto a su amigo, haciendo reír a la familia de éste. Luego de un par de minutos fue a buscarlo, escuchando un montón de halagos para el pequeño, la hermana de Hoseok mostrándose más que encantada con todas las gracias que hacía el infante.

—No te olvides de ir a casa hoy, tío Hobi —le recordó el niño, enredando los brazos en el cuello de su papá—. Estaré esperándote.

—Claro que sí, pollito. —aceptó el mayor, lanzándole una mirada a Nam— Allí estaré.

—Ya no podrás librarte de él.

—No importa. Llevaré algo rico para comer.

Jeong celebró entre los brazos de su padre y siguió intercambiando palabras con Hoseok a gritos a medida que iban alejándose. Una vez que Namjoon llegó con sus padres, recibió abrazos de felicitaciones y listas de deseos de un próspero futuro de parte de sus progenitores.

Aquella tarde fue agradable. Las felicitaciones no cesaron y las risas estuvieron presentes durante toda la comida gracias al menor de los Kim. Namjoon se sintió completo, a gusto de estar disfrutando esos momentos junto a su familia, viendo la felicidad reflejada en los rostros de sus padres escuchando atentamente cada una de las historias que su hijo se inventaba. Hablaron sobre aquellas merecidas vacaciones que todos necesitaban y Jeong decidió el destino entre gritos eufóricos, alegando que quería ir a la playa. Hablaron sobre el futuro, un tema que un par de años atrás habría estresado por completo a Namjoon pero que en ese momento podía afrontarlo con calma al sentirse más preparado. Sabía que no solo tenía que luchar por sus sueños sino que debía luchar también por el bienestar de su hijo. Estaba al tanto de que siempre tendría el apoyo de sus padres pero era consciente de que tarde o temprano su hijo sería exclusivamente su responsabilidad.

Cuando volvieron a casa ya estaba anocheciendo. Namjoon subió hasta el baño y lanzó una bomba de espuma a la tina, preparando el baño para su hijo. Lanzó en el interior un par de autos y unos patos de hule con los que el niño se entretenía jugando en la bañera y mientras se llenaba por completo, se cambió la ropa por una más cómoda y fue en busca de su hijo. Lo encontró comiendo unas galletas que su madre había dejado en un plato sobre la mesa de la cocina, el chiquillo parloteaba sin parar, masticando.

—Hola, papá. ¿Me prestas tu teléfono?

Una sonrisa con hoyuelos apareció en el rostro del infante, igual a la de su padre. Nam rio.

—Primero tienes que darte un baño.

Los hombros de Jeong cayeron derrotados y soltó un quejido.

—Pero no quiero bañarme, papá... —como no estaba funcionando con su padre, miró a sus abuelos— ¿Abuela? ¿Abuelo...?

La mujer escondió la sonrisa detrás de su taza de té verde y fue su esposo quien respondió a las súplicas de su nieto.

—Lo siento mucho, hijo, pero debes hacerle caso a tu padre.

—Pero no quiero bañarme, papá. Por favor... —lloriqueó, dejando en el olvido las galletas. Convencer a su padre de no bañarlo era más importante.

—Está bien. Llamaré a Hobi y le diré que no venga porque no quieres bañarte.

El rostro del niño enrojeció. No quería darse un baño pero sí quería jugar con su tío Hobi.

—Está bien, me voy a bañar —refunfuñó, bajándose de un salto de la silla.

El niño subió la escalera con pesadez y cuando ambos estuvieron en el baño, Namjoon lo ayudó a desvestirse y lo tomó por las axilas para meterlo en la bañera. Lo ayudó a lavar su cabello con cuidado mientras escuchaba las historias que su hijo le contaba, riendo a carcajadas por lo exagerado que podía ser a veces.

—¿A qué hora vendrá el tío Hobi, papá?

—No lo sé, campeón. Supongo que más tarde...

—¿Puedes llamarlo y preguntarle?

—Terminemos de bañarte primero, ¿bien?

—No, ahora. Por favor, papá...

Namjoon quiso resistirse pero, el niño lo observó con sus grandes ojos brillantes y le fue imposible negarse. Se colocó de pie y se secó las manos con la toalla antes de ir a su habitación a buscar su teléfono. Caminó de vuelta al baño mientras buscaba el contacto de Hoseok y en cuanto lo encontró, le marcó. Lo colocó en altavoz cuando llegó al baño. Jeong se había quedado quieto en el agua, escuchando lo que respondería su tío favorito.

Hoseok respondió al quinto tono.

—Hyung, ¿qué pasó?

—¿Cómo estás, Hobi?

Dile, dile, papá, dile, por favor. Pregúntale.

Aguantó una carcajada al oír la voz insistente de su hijo.

—Bien, hyung. ¿Qué pasó?

—Jeong quiere saber a qué hora vendrás.

Hobi soltó una carcajada alegre.

—¿Está ahí? —preguntó el y Namjoon produjo un sonido afirmativo con su garganta— ¿Me tienes en el altavoz?

—Claro, Hobi.

—Hola, pollito.

Jeong afirmó los brazos en el borde de la bañera, inclinándose un poco hacia afuera.

—Hola, tío Hobi. ¿A qué hora vas a venir?

—Acabo de llegar a mi casa. Tomaré un baño y luego iré, ¿bien?

—Eso significa en dos horas más, Jeong.

—¿En serio, tío Hobi?

—Claro que no, pollito. En treinta minutos estaré allá, ¿está bien?

—¡Sí!

Namjoon cortó la llamada y se sorprendió cómo su hijo terminó de bañarse por sí mismo en poco tiempo y estaba con los brazos estirados hacia arriba para que pudiera ayudarlo a salir de la bañera. El chico lo hizo con cuidado y envolvió la anatomía del infante con una toalla antes de que saliera corriendo como un pato del baño hasta la habitación.

—Date prisa, papá. El tío Hobi vendrá y yo todavía tengo que comer.

—Ya voy, ya voy.

Secó el cuerpo de su hijo y lo ayudó a vestirse con su pijama de dinosaurios. Lo peinó y una vez que estuvo listo, el pequeño muchacho salió corriendo en dirección a la primera planta, gritándole a su abuela que el tío Hobi vendría a visitarlos.

Namjoon aprovechó de tomar un baño también porque realmente lo necesitaba. Se vistió de manera casual y bajó hasta la cocina encontrándose con su padre y su hijo.

—¿Y mamá? —preguntó, acercándose al refrigerador para sacar una caja de jugo.

—Fue a darse un baño —informó Kim Seung, sirviéndole un vaso de leche al niño— ¿Vas a salir?

—Hm-mhm —afirmó bebiendo— saldré con los chicos a celebrar.

—Está bien. No bebas si vas a conducir, ¿bien? Ninguno de ustedes lo haga.

—Sí, papá, no te preocupes.

Siguieron conversando un rato más, tratando de organizarse por el asunto de las vacaciones, el señor Kim le dijo a Namjoon que coordinara bien con su madre, de esa manera él podría avisar en el trabajo para tomar una semana de sus vacaciones pasadas que habían quedado pendientes. En algún punto de la conversación de ambos, el niño fue hasta la sala para jugar con el teléfono de su padre y el hombre aprovechó de comentarle algo que llevaba pensando varios días:

—¿No has pensado en lo que hablamos?

Nam lo observó. Tardó unos segundos en darse cuenta a qué se estaba refiriendo su padre pero finalmente entendió.

Hacía un par de semanas atrás, su padre le había preguntado si ya había pensado en la idea de acercar a Jeong a su madre o como último recurso, hablarle de ella. Todavía no llegaba el momento donde el niño preguntara por ella, pero Namjoon sabía que sólo era cuestión de tiempo para que naciera en él la curiosidad.

—La verdad, no —mintió. Por supuesto que había pensado en eso, más de lo debido—. Estuve muy ocupado con los últimos exámenes y mi presentación final.

El hombre asintió —Lo entiendo, pero es momento que lo vayas pensando, Namjoon.

—Me gustaría hablarlo primero con Jiyu, papá... —reconoció el muchacho—. No quiero crearle ilusiones a Jeong para después tener que inventarle una mentira sólo porque su madre no quiso verlo.

—Sí, tienes razón —su padre estuvo de acuerdo y observó en dirección al niño—. Me gustaría que Jeong pudiera conocer a su madre...

El chico soltó un suspiro, cruzándose de brazos.

—Yo también, papá. Pero quiero estar seguro si Jiyu quiere conocerlo. No me gustaría que ella lo conociera y luego se apartara de su vida. Sería estar enviando a mi hijo a un sufrimiento asegurado, el cual yo pude haberle ahorrado, porque si es así, ¿cómo podré explicárselo? Apenas es un niño...

—Entiendo tu preocupación, hijo. Pero ve un paso a la vez. Primero habla con ella y si estás completamente seguro de que quieres que Jeong la conozca, hazlo. Si ese no es el caso, ya llegará el momento en que él sepa la verdad.

Nam asintió y le obsequió una sonrisa a su padre. Aunque el hombre reaccionó de muy mala manera cuando se enteró que su hijo sería padre, la llegada de Jeong no había hecho otra cosa más que unirlos.

—Lo haré, papá. Muchas gracias.

Quince minutos después, el timbre de su casa sonó y el infante salió corriendo entre gritos en dirección a la puerta. Namjoon y su padre se dieron cuenta que quien había llegado fue Hoseok porque los gritos de Jeong se encargaron de anunciarlo. Hoseok apareció en la puerta de la cocina con el niño en brazos.

—Buenas noches, señor Kim.

—Hola, Hoseok. Felicidades por tu graduación.

El recién llegado sonrió —Gracias. De verdad no puedo creer que nos hayamos graduado. Estuve esperando este momento por largos cinco años y ahora no sé qué haré con mi vida.

El señor Kim miró perplejo a su hijo para luego volver la mirada a Hoseok y soltar una sonora carcajada. Intercambiaron un par de palabras antes de que Jeong lo obligara a ir hasta la sala para jugar videojuegos. Media hora después llegó Yoongi y casi a las diez de la noche, los tres chicos salieron de la casa escondidos mientras que Kim Jeong se lavaba los dientes.

—Muy bien, ¿cuál es nuestro próximo plan? —preguntó Namjoon, abrochándose la chaqueta.

Hoseok y Yoongi compartieron una mirada y dijeron:

—Emborracharnos.


🍃



Kim Namjoon soltó un gruñido cuando sintió el dolor palpitante en su cabeza apenas empezaba a cobrar la consciencia. Intentó abrir los ojos, sin embargo, volvió a cerrarlos cuando la claridad golpeó su rostro. A lo lejos, escuchaba la voz de un niño y los insistentes reclamos susurrados de una mujer. No podía reconocer las voces, su cerebro seguía adormecido. Joder, ¿cuánto había bebido la noche anterior? Ni siquiera recordaba cómo había llegado hasta ahí, le era imposible recordar qué y cuánto había bebido junto a sus amigos.

Entreabrió los ojos con lentitud y cuando estuvo más o menos acostumbrado a la claridad, los abrió por completo, percatándose que efectivamente, se encontraba en su habitación. Se sentó entre quejidos y se frotó el rostro, apestaba a alcohol.

De pronto, escuchó un gemido de protesta y miró hacia el lado. Sus dos mejores amigos dormían profundamente, Yoongi abrazaba a Hobi con tanta fuerza que le sorprendía que no lo hubiera quebrado ya. Nam sonrió y después de dudarlo unos segundos, se colocó de pie, tomando una toalla y saliendo en dirección al baño.

Cuando se miró al espejo, ni siquiera se sorprendió lucir como mierda. Se cepilló los dientes y se dio una ducha fría para terminar de espantar la borrachera. Volvió a su habitación y se vistió antes de bajar a la cocina, luciendo esta vez un poco más presentable.

—Buenos días.

—Hola, papá. Te escuché anoche cuando llegaste —informó el niño, cuchareando su desayuno—. Escuché al tío Hobi reírse también, ¿él durmió aquí? ¿Sigue durmiendo?

Namjoon asintió y observó a su madre quien le estaba sirviendo un tazón de café bien cargado.

—Gracias. —le dio un sorbo e hizo una mueca por lo amargo que estaba— Ni siquiera recuerdo cómo llegué aquí.

La mujer lo miró con falsa molestia.

—Llamaste a tu padre a las tres de la madrugada. No sabíamos quién de los tres estaba más ebrio así que, decidimos que todos se quedaran a dormir aquí.

—¿Fuimos muy ruidosos?

—Oh, no te haces una idea.

—Lo siento mucho. —murmuró, torciendo el gesto.

—Está bien, estás perdonado sólo porque el día de ayer fue tu graduación, jovencito.

De pronto, un teléfono empezó a sonar y la mujer rodó los ojos.

—Ese teléfono no ha parado de sonar en toda la mañana, Joon. ¿Podrías revisarlo? Creo que es de uno de los chicos.

—¡Es el teléfono del tío Yoongi, papá!

El chico lo revisó, dándose cuenta que en realidad sí era de Yoongi. Tenía un montón de llamadas perdidas de su hermano mayor y un sinfín de mensajes. Nada lindos, por cierto.

—Es de Yoongi —asintió, dándole la razón a su hijo—. ¿Dónde lo encontraron?
—Yo lo encontré, papá. —Jeong infló el pecho con orgullo— Estaba abajo del sofá.

La señora Kim asintió —Ha de haberse caído en la madrugada.

—Iré a dejárselo. Y lo despertaré, creo que es importante.

Namjoon dejó el tazón sobre la mesa y salió de la cocina siendo seguido por su hijo. Ambos subieron la escalera e ingresaron a la habitación donde un olor nauseabundo a alcohol los recibió. El chico abrió las ventanas de par en par antes de despertar a su amigo cuya tarea no fue para nada sencilla.

—Yoongi... —insistió Nam por sexta vez, sacudiéndolo por el hombro—, tu hermano está llamándote.

El aludido gruñó— ¿Qué hora es?

—Casi las once y media.

Yoongi se quedó quieto y en menos de cinco segundos se colocó de pie, despertando a Hoseok de paso.

—Joder, mierda, joder... —gruñía, buscando su chaqueta en medio de la ropa que habían tirado en el suelo— mi tren sale a las doce y media y todavía tengo que bañarme, mierda, mierda, mierda.

—¿Buscas esto, tío Yoongi?

Jeong alzó el brazo, enseñándole la chaqueta. Yoongi le sonrió en agradecimiento y se despidió de Nam rápidamente antes de salir corriendo de la habitación.

—¿Qué es todo ese alboroto?

El infante se lanzó sobre la cama al oír la voz ronca de Hoseok.

—Tío Hobi, despertaste. —canturreó, dando suaves brincos— El tío Yoongi no paraba de decir joder, mierda, joder, tío Hobi.

—No digas malas palabras, Jeong. —lo reprendió su padre.

—Ven a dormir con el tío Hobi, pollito.

Kim Jeong no se hizo de rogar y se lanzó a un lado de Hoseok quien no dudó en abrazo y el niño no pudo estar más feliz. Adoraba tener toda la atención de su tío Hobi.



🍃




Namjoon hizo rodar la pequeña taza blanca sobre el plato de porcelana y soltó una exhalación, intentando mantener un poco de calma mientras esperaba. El ambiente cálido en aquél café intentaba mantenerlo sereno pero la ansiedad hacía que su corazón fuera demasiado rápido y que su estómago se apretara de una manera tan dolorosa que se sentía casi enfermo.

Habían pasado un par de semanas en las cuales él había acumulado el suficiente valor para contactarse con Jiyu a través de las redes sociales. Le había preguntado si podían verse y ella no dudó ni un segundo en aceptar, prometiéndole que le avisaría de inmediato cuando volviera a Ilsan. Por un momento, él pensó que ella lo había olvidado o que tal vez le había dado una respuesta positiva solo por compromiso porque las semanas pasaban y no tenía noticias de la chica, sin embargo, un jueves en la noche, Jiyu le envió un mensaje directo en Instagram, diciéndole que había llegando a Ilsan y le preguntaba si la idea de juntarse seguía en pie. Namjoon lo dudó. Se permitió pensar en si realmente estaba seguro de dar ese paso y cuando estuvo medianamente convencido de que quizás era lo mejor, le dijo que sí y ambos acordaron verse en aquél café dos días después.

El chico miró la hora en su teléfono, dándose cuenta que en cualquier momento, Jiyu ingresaría por aquella puerta frente a él. Ella siempre había sido muy puntual.

Si tenía que ser honesto, estaba un poquito nervioso por volver a ver a su ex novia. Si bien, ya había superado el enamoramiento que un día sintió por ella, Jiyu tenía ese algo que lograba alterar todos sus sentidos.

Cuando ella ingresó por la puerta y sus miradas se encontraron, Namjoon le regaló una pequeña sonrisa la cual fue correspondida. Se permitió observarla unos segundos, percatándose que lucía distinta. Por supuesto, ya no tenían diecisiete y los años le habían favorecido.

—Hola, lamento la tardanza —se disculpó ella, tomando asiento frente a Namjoon—. Quise llegar antes pero había un poco de congestión, ¿llegaste hace mucho?

—No. —mintió el chico. La verdad es que había llegado hacía treinta minutos. Necesitaba adaptarse al entorno para poder afrontar aquella situación con más calma— ¿Cómo has estado?

—Bien, ¿qué hay de ti?

Namjoon iba a responder pero fue interrumpido por una camarera. Jiyu pidió un americano helado y él pidió otro café.

—¿Has venido de vacaciones? —quiso saber el chico mientras jugaba con sus dedos, tratando de expulsar un poco de ansiedad de su cuerpo.

—No. De hecho, estoy buscando un apartamento para alquilar.

Namjoon asintió. Quería preguntarle cuál era la razón pero no se atrevió.

—¿Sigues viviendo con tus padres? —preguntó ella, recibiendo su orden y agradeciéndole con una sonrisa a la camarera.

—Sí. Me acabo de graduar y me gustaría conseguir un trabajo estable antes de independizarme.

Jiyu asintió y bebió un corto sorbo de su bebida helada. Miró a Namjoon a los ojos, preguntándose a qué se debía aquél encuentro. Bien, ella sabía que ambos tenían un hijo en común pero, después de la última vez que se habían visto en aquél estacionamiento, estaba un poco temerosa de preguntar si su hijo era la razón de por qué ambos estaban ahí.

—Te estás preguntando por qué quería que nos viéramos, ¿no?

Jiyu apretó los labios y asintió.

—Primero que nada, me gustaría pedirte disculpas por la última vez que nos vimos —expuso el chico, con total sinceridad—. Me comporté como un imbécil y...

—No, Joon... —lo cortó ella y se atrevió a posar su mano sobre la de Nam. El chico miró ambas extremidades antes de volver la mirada al frente—. Estabas en todo tu derecho, ¿sabes? Tenías razón. Yo todavía me obligaba a pensar que nada de eso era real. Si alguien debe pedir disculpas aquí, soy yo. Me dejé guiar por el miedo y por pensar qué dirían las personas, escapando de toda responsabilidad. Tomé decisiones estúpidas y realmente lo siento.

Namjoon sintió como si estuvieran sacándole un peso de encima.

—Está bien, supongo que era la reacción que ambos tendríamos después de no habernos visto durante tanto tiempo.

El rostro de Jiyu se iluminó cuando esbozó una pequeña pero sincera sonrisa.

—¿Quieres hablarme de él? —le preguntó y le dio un sorbo a su café helado y copió la acción de Namjoon cuando él asintió— ¿Cuál es su nombre?

—Jeong.

—Jeong... —repitió Jiyu— Tienes... ¿tienes una foto de él?

—De hecho, tengo algo mucho mejor que eso.

Nam metió la mano en el bolsillo de su chaqueta de dónde sacó su cartera. Por un momento, Jiyu pensó que era su billetera pero cuando se la tendió, ella pudo darse cuenta que era un pequeño álbum de fotos donde en cada compartimiento podía ver una foto distinta, el crecimiento de su hijo en fotografías. No eran muchas, por supuesto, pero fueron las suficientes para demostrarle a ella que su hijo había crecido sano y rodeado de amor.

Los ojos de Jiyu se humedecieron y miró a Namjoon aguantando las lágrimas. Él apretó los labios y se preguntó si sería correcto estirar su brazo y apretar su mano, como en una demostración de apoyo. Quiso hacerlo más no lo hizo.

—Él es... —Jiyu bajó la mirada hasta la última foto donde veía al niño sonreír, dos lindos hoyuelos acompañaban su sonrisa, iguales a los de su padre—. Es precioso, Nam.

El aludido asintió, dándole la razón. Se quedó en silencio un par de minutos observando sus manos un poco temblorosas mientras que por el rabillo del ojo veía como ella seguía mirando las fotos de su hijo una y otra vez, como si estuviera convenciéndose de que era real.

—De hecho, Jiyu... —frotó las manos sobre sus muslos, ansioso—, me gustaría preguntarte si quisieras, ya sabes, conocerlo...

Ella lo observó sorprendida.

—¿Hablas en serio?

—Sí.

—¿De verdad? —preguntó otra vez, sin creerlo.

—Sí, pero... tendríamos que hacerlo a mí manera.

Jiyu asintió, sabía que no estaba en condiciones de poner alguna regla así que, fuera lo que fuese que Namjoon le dijera, ella lo aceptaría. Había estado esperando ese momento por largo tiempo y aunque tuvo la intención de llamar a Namjoon o escribirle para pedírselo, no se sentía del todo bien al hacerlo. Después de todo, había sido ella quien lo había abandonado, ¿no?

—Tenía pensando presentarte como una amiga. Ya sabes, Jeong se lleva muy bien con los chicos.

—¿Sigues juntándote con ellos? —cuestionó, sabiendo a quiénes se refería.

Namjoon asintió —Son mis mejores amigos, y Jeong los adora. En especial a Hobi.

Jiyu esbozó una sonrisa, negando con la cabeza al recordar a Hoseok. Siempre le había parecido un chico bastante exagerado y ruidoso. Pero un buen amigo.

—¿Entonces?

—Entonces, eso —concluyó el chico—. Jeong todavía no me ha preguntado por su madre. Pero me gustaría que te conociera antes de decirle toda la verdad.

—Estoy de acuerdo.

—Pero, por favor, por lo que más quieras, si no quieres hacer eso, o no te sientes preparada, dímelo. No quiero que mi hijo sufra por algo que yo pude haber evitado.

Jiyu sonrió apenada y asintió, entendiendo perfectamente qué era lo que estaba diciendo su ex novio.

—Te entiendo. Y créeme, si la situación fuera distinta y yo estuviera diciéndote esto a ti, también desconfiaría. Pero realmente estoy muy arrepentida de lo que hice y sé que no puedo volver el tiempo atrás para tomar otra decisión pero, te prometo que no te vas a arrepentir.

—Esto no lo hago por mí, Jiyu. —aclaró— No lo hago por mí ni por ti. Lo hago por él. Porque Jeong merece conocer a la mujer que lo trajo al mundo.

—Lo sé, y te lo agradezco mucho.

Namjoon prosiguió a contarle algunas cosas que debería saber sobre su hijo y ella lo escuchó con atención en todo momento. Le habló sobre sus pasatiempos, sobre lo bien que le iba en la escuela y lo mucho que le gustaba jugar con Hoseok. Jiyu se dio cuenta que al hablar de su hijo, el rostro completo de Kim Namjoon se iluminaba, sonreía de forma orgullosa y hablaba del niño con tanto cariño que la enterneció.

—¿Cuándo podremos vernos? —preguntó la chica, una vez que ambos estuvieron fuera del café.

—¿Qué te parece una vez que te instales? Así tendrás tiempo de asimilar todo esto y un día podremos salir a comer los tres.

Ella asintió —Me parece bien.

—Entonces, estamos en contacto.

Namjoon alzó la mano para despedirse pero ella acortó la distancia para envolver su torso en un corto abrazo el cual él no tuvo tiempo de devolver.

—Muchas gracias, Nam.

El chico sonrió y asintió, susurrando una despedida antes de girar y marcharse en dirección contraria. Y después de mucho tiempo, sintió que esas heridas que habían sido hechas por su ex novia en la adolescencia iban cerrando, convirtiéndose en cicatrices que le recordaban lo afortunado que era.

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