Seis.

Salí de casa en camino a las oficinas de Park SungJun y sus socios. Faltaba poco para el mediodía, hoy tenía una sola clase y era en la tarde, por lo que iría antes a hablar con el señor Park.

Quise hablar anoche con él, después de la cena, pero me retiré antes porque no soportaba las miradas de JiMin. Las ignoré, pero luego me comencé a irritar y para evitar un mal rato, preferí retirarme con la excusa que debía estudiar para un examen.

Al llegar al edificio, me acerqué a recepción donde estaba un chico, parecía mayor que yo.

–Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle? –Por su tono, era obvio que odiaba ese trabajo.

–Buenos días, quiero saber si el señor, Park SungJun, se encuentra. –Sonreí de la manera más amable que pude.

–Él no está en estos momentos. –En ningún momento quitó la vista del ordenador delante de él.

–¿De verdad o sólo está en una junta? Porque si es así, puedo esperarlo.

–Es la verdad. Y no podría decirle si llegará pronto o no.

–¿Está en su casa? –Necesitaba saber si se encontraba allá, porque no perdería tiempo yendo, si él no estaba. Y obviamente no lo buscaría de restaurante en restaurante.

–No lo sé. –Respondió cortante.

No toleraría que me hablara de esa manera. 

–Pues lo vas a llamar y le vas a preguntar.

–No puedo hacerlo. –Me miró y volvió su vista a la pantalla.

–Es que no te lo estoy preguntando, llámalo ahora.

–Lo siento, pero no puede venir a exigirme nada. El destino de los jefes al salir de aquí, es algo personal.

Me apoyé en el escritorio y miré al chico fijamente. Hoy no me había levantado del mejor humor.

–Mira, yo soy amiga del señor Park y necesito que–...

–Si es tan amiga ¿por qué no tiene su número para llamarlo? Es mejor que se vaya.

–Eres u–...

–¿Qué pasa aquí? –Ambos volteamos y JiMin estaba junto a la esquina del gran escritorio.
Había interrumpido la sarta de insultos, que quería soltarle al idiota de lentes.

–No sabía que estabas aquí, Jimin –dijo el recepcionista– apenas comencé mi turno, si lo hubiese sabido dejo que te encargues de ella. –Me lanzó una mirada nada agradable.

–Cuida tus palabras, imbécil –lo señalé– y aprende a tratar con las personas.

Agarré unos folletos que estaban sobre el escritorio, se los tiré encima y sin más, me di la vuelta para salir de allí.
Respiré profundamente para no volver y hacer que el chico pagara por tratarme de esa manera.

Iba llegando a mi auto cuando JiMin se atravesó frente a mi.

–Bae, espera.

Ignoraría el hecho de que me había llamado así, sólo porque quería irme de una vez.

–Quítate. –Le iba a pasar por al lado y volvió a atravesarse.

–¿Podrías ser más educada?

–El que debería ser más educado es el subnormal que tienen en recepción, ¿puedes dejarme en paz?

–Supongo que buscabas a mi tío. –No prestó atención a lo que había dicho.

–Claramente, a ti no. –Le pasé por el lado de nuevo y esta vez no se interpuso.

–Está en casa. –Me giré a verlo.

–Gracias. –Dije y alzó las cejas, asombrado, al yo decir aquello. Me coloqué los lentes de sol y seguí mi camino hasta el auto.

Mi agradecimiento había sido verdadero, al menos, no perdería mi tiempo.

Cuando llegué al portón de los Park, me di cuenta que una camioneta venía detrás y las rejas del portón se abrieron, por lo que no tuve que llamar al intercomunicador. Conduje hasta estar al frente de la puerta principal y me bajé, volteé a ver hacia la camioneta, que también se había estacionado y de esta se bajó JiMin.

–Le diré que estás aquí. –Soltó al pasar frente a mi, mirándome, antes de caminar hasta la puerta.

Seguí sus pasos y me quedé en la estancia viendo como el se iba por un pasillo. Un rato después, ambos salieron.

–Hola Acassia, –me incliné levemente– es una sorpresa tenerte por aquí.

–Señor Park, necesito hablar con usted, a solas. –Miré por un segundo a JiMin y éste desvió la mirada.

–Oh claro, vamos al área de la piscina. –Hizo un gesto indicándome que fuera adelante.

–Tío...

Habíamos dejado a JiMin atrás y cuando llamó al mayor, este volteó a verlo y yo hice lo mismo.

–Deberías hablar con Chan, me di cuenta que no está haciendo un buen trabajo en la empresa.

–¿A qué te refieres?

–Bae, puede explicarte. –Respondió JiMin, viendo su teléfono que había empezado a sonar y se fue escaleras arriba.

–¿Pasó algo grave? –El señor SungJun volteó a verme.

–Luego se lo comentaré. –Sonreí de lado.

Tenía planeado contarle al señor Park lo sucedido hace un rato, pero no entendía por qué JiMin lo había mencionado antes. Y me molestaba que siguiera teniendo el atrevimiento de llamarme por aquel nombre.

Llegamos a una mesa que estaba alrededor de la piscina, nos sentamos y una de las personas del servicio llegó con bebidas.

–Te escucho, Acassia. –Me sonrió tranquilamente.

–Pues, he notado el acercamiento que han tenido mi madre y usted –él asintió– yo sólo quiero saber a qué se debe todo esto, si mi madre lo ha buscado o algo por el estilo.

–Primero, llámame SungJun, ¿si? No me gusta tanta formalidad. –Asentí.
–Y con respecto a lo que me dices, yo le tenía mucho respeto a tu padre y lo consideraba una persona cercana a mi, pero esto ya lo sabes. –Apoyó los brazos en la mesa, inclinandose un poco.  –No fue un problema para mí apoyarlas en aquel momento y de un tiempo para acá me he mantenido en contacto con Anna y...–

–Disculpa que te interrumpa, te agradezco el que nos hayas ayudado en ese momento difícil, creo que no lo había hecho. Pero, seré directa, ¿quieres intentar algo con mi madre? –Mi pregunta lo tomó por sorpresa, pero tuve que preguntarle de una vez, no quería que siguiera dando vueltas.

–Bueno... No te mentiré, tu madre me parece una mujer excepcional. Yo he estado mucho tiempo solo y cuando volví a contactar con ella, sentí que quizás podría hacer una vida de nuevo.

–Yo sólo quiero que estés muy seguro de las decisiones que vayas a tomar. –Dije seria.

–No quiero que pienses que estoy traicionando la amistad que tuve con tu padre, de todas maneras quiero tomármelo con calma, tampoco me gustaría lastimar a Anna. –Sonreí, mientras pasaba mi dedo por el borde del vaso, tenía mi vista fija en la acción que estaba realizando.

–No te preocupes, han pasado muchos años. Además de eso, ella nunca amó a papá y no estoy segura si alguna vez lo hizo. –Lo miré directo a los ojos, su expresión apenada, cambió a una seria. –Por eso digo que, debes estar seguro de las decisiones que vayas a tomar en un futuro.

–Lo tendré en cuenta.




JiMin

Hyun me había llamado para llevarla a la universidad, ya que su auto no quería funcionar.

Me asomé por la ventana de mi habitación que daba hacia el jardín trasero, donde estaban mi tío y Bae hablando. Me preguntaba por qué ella necesitaba hablar tan urgente con él.

No esperaba encontrármela en la empresa, había ido a llevar unos papeles de mi tío, ya que el debía ir a una reunión en la escuela de mi hermanito. Como tenía clases en la tarde, no fue problema para mi.

Me sorprendió un poco haberla encontrado discutiendo con Chan y sabía que su actitud no era por un simple capricho, algo le tuvo que haber dicho él -lo conocía- para que ella reaccionara de esa manera.

Por eso, antes de salir en busca de Bae, le avisé que aquello tendría un costo.

Tenía clases dentro de unas horas, pero Hyun entraba antes, así que me cambié la camisa, tomé mis cosas y salí. Mi tío y ella seguían hablando, no me despedí de él para no interrumpir, si lo hacía probablemente ella me lanzaría a la piscina, no quería seguir jugando con su estado de ánimo.

Tuve suerte de que luego que saliera muy molesta del edificio y yo la llamara por su nombre, no haya arremetido contra mi, hasta me agradeció por haberle dicho donde estaba mi tío.
No entendía por qué no le gustaba su nombre y para mi era difícil no llamarla así.

Pasé junto a su auto, no era común que una chica manejara un Jeep, pero creo que pegaba mucho con ella.

En realidad no entendía muchas cosas sobre BaeMin, pero debía admitir que me causaba algo de curiosidad.










Luego de la charla con SungJun, salí de esa casa, antes de despedirnos me aseguró que tomaría cartas en el asunto, con respecto al problema que tuve con su recepcionista, aunque ya se me había pasado el enojo. Se estaba esforzando mucho en agradarme y no es que tuviera algo contra él, por lo que me di cuenta que de verdad quería estar con Anna.

Yo había hecho mi trabajo de advertirle, así que lo dejaría estar, aunque eso no quería decir que me sintiera feliz por ellos.

Después de almorzar en un lugar cercano a la universidad, llegué a ésta y fui directamente hasta el salón, hoy compartía clase con YoonGi. Cuando entré, ya había llegado y subí los escalones para sentarme junto a él.

–¿Te has preguntado, cuando será el día en que llegues y éstos no te miren como idiotas? –Dijo de manera que las pocas personas que se encontraban aquí, pudieran escuchar.

–Me lo pregunto siempre. –Contesté de la misma forma, siguiéndole el juego y me sonrió.

Él se recostó en su pupitre, cerrando los ojos y yo saqué mi teléfono para seguir intentando comunicarme con Jin, no sabía donde estaba metido y no me respondía los mensajes, ni las llamadas.

Después de unos minutos llegó la profesora y le di unos toques a mi compañero, para que despertara.

Al terminar la clase, YoonGi y yo caminamos juntos, hasta salir del edificio.

–Por fin irás a casa, a dormir. –Le comenté, luego de que se le escapara un bostezo.

–Eso quisiera –rodó los ojos–, debo ir al edificio de Artes, tengo una clase.

Min YoonGi era un genio de la música e impartía talleres en la universidad, ya se había graduado y ésta sería su segunda carrera.

–Disculpe, genio, que nunca descansa. –Soltó una risa.

Cuando nos despedíamos, lo abracé y él me miró raro, me causaba gracia que reaccionaran de esa manera, cuando yo hacía algo así. No era muy común en mi hacerlo, pero al vivir unos años en un país tan cálido, había adoptado algunas costumbres y a veces actuaba inconscientemente, obviamente con las personas que tenía cierta confianza, que eran pocas.

En vez de ir al estacionamiento, fui hasta la cafetería a ver si conseguía a Jin allí, ya que aún no me respondía los mensajes. No esperé verlo con JiMin, sentado en una mesa, hablando amigablemente, hasta donde sabía esos dos no eran muy cercanos.

Me acerqué a la mesa y golpeé la superficie de ésta con mi mano abierta, ambos se sobresaltaron.

–¡Cassie! ¿Qué te suce–

–¿Podemos hablar? –Lo miré casi matándolo con la mirada e ignorando a Park por completo.

–Bueno, yo me voy. Gracias por la ayuda, Jin. –El rubio se levantó y se despidió con la mano de mi amigo y este lo imitó. Ni lo miré cuando pasó a mi lado.

No me gustaba para nada tener que cruzarme tan seguido con él.

–¿Qué te pasa, Won? –Soltó, Jin, cuando me senté en frente a él.

–Llevo casi todo el día llamándote y escribiéndote, pero no te has dignado a responderme. –Me quejé. –Además, que ahora andas de muy amigo con JiMin. –Negó con la cabeza sonriendo.

–Lo siento, HyeRi escondió mi teléfono –alcé una ceja–, le dije que ya no quería seguir y se volvió loca.

–¿Es en serio? –Sonreí un poco a causa de su desgracia.

–No te rías, no sé si lo botó, pero lo he buscado por todos lados y no está. –Parecía un poco desesperado.

–Cuando pensaba que tu novia no podía estar más loca, va subiendo de nivel.

–Ex novia. –Me corrigió y rodé los ojos.

–Pues, es poco creíble, ya que, han terminado y reconciliado varias veces, en menos de un mes. –Me encogí de hombros.

–Esta vez, es definitivo, Cassie.

–Como sea –hice un gesto con la mano, restándole importancia al asunto– ¿qué hablabas con JiMin?

–¿Te interesa tanto? –Sonrió burlón.

–No, pero ustedes no son amigos. Me parece raro. –Respondí simple.

–Cambió de carrera, está estudiando Trabajo Social también y me estaba preguntando algunas cosas sobre una materia.

–Que historia tan interesante. –Dije con obvio sarcasmo y me recosté del respaldo de la silla.

–Tu preguntaste, estúpida. –Habló ofendido. –¿Para qué me llamabas entonces?

–Mañana iré al orfanato y quiero que me acompañes.

–Claro, linda. No hay problema. –Jin sonrió, pero me pareció extraña la forma en que me miraba, como si ocultara algo y esto le causara gracia.


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Jeep de Acassia/BaeMin:

Gracias por leer💜

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