Nueve. II
JiMin
La reunión luego de la inauguración del hotel, no pensé que resultaría así: en una nueva confrontación con BaeMin, pero ésta vez fue por mi.
Y siendo sincero me sentí mal luego de que ella se fue molesta, yo no debí haber hecho aquél comentario. Pero no me pude controlar, cuando la vi besándose con Kang sentí una molestia inexplicable, ese tipo y yo nunca nos llevamos bien y no me agradó verlo en mi casa.
A pesar de la actitud de Bae hacia mi, no fue justo que -prácticamente- la hubiese insultado, creo que si me merecía la cachetada. Estuvo mal faltarle el respeto de esa manera. Eso, sumado a que HyunJin si la insultó directamente, pero pude intervenir antes de que él escándalo se hiciera más grande.
Ella después de eso se fue molesta también, porque no quise contarle a mi tío lo que en realidad había pasado. EunBi y HoSeok hicieron preguntas, pero los ignoré y me fui a mi habitación, no tenía humor para seguir en la reunión.
Durante el fin de semana le di muchas vueltas al asunto, si bien BaeMin había insultado varias veces a HyunJin, pero eran reacciones, no podía echarle toda la culpa a la morena. Yo sabía que nosotros no éramos de su agrado y debido a que hemos estado conviviendo en los mismos lugares, las confrontaciones no podían ser del todo inevitables.
Por eso quería olvidar esos problemas y hacer las pases con ella, aunque sabía que sería algo casi imposible teniendo en cuenta su forma de ser. Pero terminé insultándola y estando envueltos en otra discusión. No creía que pudiéramos llevarnos bien algún día, aún si mi tío y su madre comenzaran una relación seria. De igual manera quería hablar con ella, para disculparme.
Hoy lunes, quería ir al orfanato. Se suponía que iría con HyunJin pero ella seguía molesta y casi ni habíamos hablado, pero le dije que cuando saliera de visitar a los chicos, pasaría por su casa para hablar.
Cuando llegué al hogar, los chicos me recibieron felices, les llevé muchos dulces y comida deliciosa, que no tenían la oportunidad de probar seguido. Jugué un buen rato con los varones, me contaron que les habían regalado cosas, entre juguetes y ropa. Me alegró mucho saber eso, habían personas muy buenas que les gustaba ayudar a estos niños.
Yo luego hablaría con la directora, para regalarles ropa y zapatos de la talla de cada uno, también. No había tenido el tiempo de hacerlo y también tenía pensado regalarles computadoras.
Pasé por el jardín y vi a BaeMin con unas chicas, estaban hablando y riendo. No sabía que estaba aquí, pero no quería acercarme y arruinar el momento, se notaba que se estaban divirtiendo mucho. Ella parecía otra persona cuando reía y sonreía genuinamente.
Estuve un rato viendo la escena, después me fui a la oficina de la directora quería hablar sobre lo que tenía pensado hacer por los chicos, ella se emocionó mucho con la idea, también me dio las gracias por venir y consentirlos. Me comentó que BaeMin había sido la que les alegró un poco la vida a todos, con los regalos que hizo.
En la hora de la cena, noté que ella pasó por el comedor y luego de un rato salió hacia el patio, estuve debatiendo conmigo mismo la idea de salir o no para hablar con ella, hasta que me decidí.
No salió bien como ya suponía, pero por lo menos lo había intentado. Al parecer ella pasó casi todo el día con YoungGi, la directora me había comentado que Bae sentía una conexión con ella y por eso quería ayudarla. Y pues la situación de la niña era muy triste, suponía que por eso ella quería reemplazar un poco el vacío que sentía la pequeña.
Después de todo no era tan mala como hacía ver y como muchos pensaban.
Se me había pasado el tiempo hablando con algunos de los niños, no querían que me fuera. Pero era algo tarde y ellos debían descansar.
Luego de despedirme salí del orfanato, caminé por la acera para llegar a mi camioneta. Pero me frené cuando escuché unos ruidos, eran quejas. La calle estaba sola, me fijé al otro lado de ésta y pude distinguir, que en la entrada de un callejón, habían dos personas como forcejeando. Decidí acercarme y saqué mi teléfono listo para llamar a la policía si era necesario. Grité a ver si se separaban y cuando una de las personas detuvo su acción, me di cuenta que la otra persona que estaba en el piso era una mujer.
Empecé a correr, pero el que estaba atacando a la mujer, escapó. Cuando estuve cerca, la reconocí.
Era Bae.
Sentí mucha impotencia y a la vez algo de miedo cuando la vi toda ensangrentada, quise correr detrás del tipo pero no podía dejarla aquí, necesitaba mi ayuda. Debía llevarla urgente al hospital, no podía esperar por una ambulancia.
La ayudé a reincorporarse, se quejaba del dolor, pero no podía hacer nada por evitarlo. Me fijé en su bolso, tirado a un lado, lo agarré.
Caminamos despacio, hasta su Jeep -estaba más cerca que mi camioneta- revisé el bolso y todas sus cosas estaban allí, las llaves, su teléfono. No había sido un robo. Entonces, había sido un intento de...¿violación? De sólo pensar en ello, sentí el enojo llenarme por completo.
En el camino decidí llamar a EunBi y a HoSeok, pero ninguno contestaba. Bae me pidió que no lo hiciera, y dejé de intentar comunicarme.
Me fijé en ella, iba muy quieta en el asiento, apretando el pañuelo que le había dado, sobre su herida. Se notaba que sentía mucho dolor, sus mejillas estaban empapadas, pero no emitía ningún sonido y apretaba los labios con fuerza. Creo que no podía evitar soltar las lágrimas.
Aún en esa situación parecía estar haciéndose la fuerte, y yo de verdad admiraba eso.
–Ya vamos a llegar, tranquila. –Aceleré un poco más.
Cuando la ingresaron quedé muy preocupado dando vueltas por toda la sala de espera.
Sentí que había pasado una eternidad hasta que un doctor se acercó a mi.
–Señor Park. –Me tendió su mano y yo la estreché, ambos hicimos una reverencia.
–¿Cómo está ella, doctor? –Me apresuré a preguntar, antes de que él pudiera decir algo.
–La señorita Won se encuentra bien, los golpes que sufrió fueron externos afortunadamente, le cocimos la herida de la cabeza, era pequeña. De igual manera, estamos esperando los resultados de la tomografía que le practicamos, para así estar seguros y descartar una posible hemorragia interna. –Yo asentía a medida que el hombre hablaba.
Sentí un alivio muy grande al saber que estaba bien.
–¿Cuánto tiempo estará aquí? –Quise saber.
–Lo recomendable sería que pasara la noche aquí. –Asentí de nuevo. –Ella solo nos dijo que intentaron robarla ¿Usted es su novio? ¿Sabe algo más?
BaeMin tendría sus razones para haber dicho lo del robo.
–La conozco –aclaré– y casualmente estaba en el lugar cuando sufrió el ataque.
–Tuvo mucha suerte que usted estuviera allí, entonces. ¿Llamó a la policía? –Cuestionó.
–Los llamaré ahora, con todo esto se me había olvidado por completo.
Y era verdad.
–Bien, puede pasar a verla si desea. Está en Observación, piso dos. –Indicó. Le di las gracias nuevamente y él siguió su camino por otro pasillo.
Subí en el ascensor hasta el piso dos. Había llamado a la policía pero me dijeron que no podían hacer mucho a falta de detalles y una descripción concreta. Ese tipo debía pagar de alguna manera. Esperaba que Bae pudiera haber visto algo o pudiera haberle visto la cara, al menos.
Entré en el área de observación, todas las cortinas estaban corridas y se podían ver las camillas. A excepción de una, al final. Este era un hospital privado por lo que a esta hora no había mucha gente.
Cuando vi a Bae sentí el enojo de nuevo, sus golpes se veían más claramente. Tenía el pómulo izquierdo inflamado y ya se le había formado un hematoma en él. En los brazos se le veían algunos raspones y moretones, tenía un parche a un costado de la cabeza. Ella estaba un poco pálida. Aún así se veía intimidante, como siempre.
No quería estar aquí y me lo hizo saber a penas entré.
Me sorprendí que tuviera la fortaleza para hablar como si nada, aunque lo hacía despacio por el golpe en su cara, y me sorprendió aún más cuando sacó el tema del por qué discutimos la última vez. Admito que me sentí como un estúpido cuando me aclaró las cosas, yo realmente no había visto nada verídico, sólo vi algo y de ahí había sacado conclusiones. Estuvo mal hacerlo.
No sabía si estaba siendo completamente honesta, pero lo parecía. Aunque no era mi problema lo que hiciera o no con su vida. No creí que se tomara el tiempo de explicar, podía haber dejado que yo pensara lo que quisiera.
Me hablaba normal, sin ese tono odioso que solía utilizar para dirigirse a mi o cualquier otra persona que le cayese mal. Bueno, a excepción de cuando llegué, que estaba empeñada en irse.
De hecho se había disculpado por la sangre en mi camisa.
–Park, gracias por ayudarme.
Cuando dijo aquello, vi en sus ojos que lo había dicho de verdad. Me descoloco un poco.
–No tienes nada que agradecerme, Won. –Dije con simpleza.
Nos quedamos unos minutos en silencio.
–¿Por qué le dijiste al Doctor que había sido un robo? –Volví a hablar, llamando su atención. Ella suspiró y me miró.
–Nos conocen, JiMin –respondió en tono cansado– si llega a salir un artículo sobre mi, que es lo más probable: La hija del fallecido empresario Won YeongSok, Won Acassia, fue atacada en un intento de robo. Prefiero que diga eso, a que diga que fui atacada en un intento de violación.
Lo ultimo lo dijo sin ninguna emoción en su voz.
–Ese tipo te... ¿Te tocó? –Cuestioné con dificultad.
Ella me miró en silencio, y yo aguanté la respiración.
–Lo intentó, pero grité, me golpeó –señaló su cara– y luego tú llegaste. –Desvió la mirada.
Exhalé, entre aliviado y molesto. Aliviado porque no llegó mas allá y molesto porque el muy hijo de puta la lastimó.
Necesitábamos conseguir al que había hecho esto, debía pagar, aunque parecía difícil. Le pediría ayuda a mi tío.
Llegaron los resultados de la tomografía al rato. Todo estaba bien. BaeMin expresó que quería irse, pero el doctor junto a unas enfermeras insistían en que se quedara. Yo no quise meterme porque ella era la que sabía lo que hacía. Al final, la dejaron ir.
La dejé con una enfermera, un momento, mientras iba a pagar la cuenta.
Algunas enfermeras que estaban por ahí, me veían. En realidad, Bae tenía razón, nos conocían. Si bien no éramos figuras públicas como tal, pertenecíamos a familias influyentes. Por lo tanto, de vez en cuando, sacaban artículos sobre nosotros. Así fuera de lo más irrelevante, podría leer algo sobre mi o sobre las hermanas Won, en los periódicos o en línea. También sobre SeokJin y algunos de mis amigos. Era obvio que esto se divulgaría, y era aún más obvio que mi nombre saldría a relucir, también.
Cuando regresé con Bae, ella ya estaba con su vestido puesto, tenía mi chaqueta encima. Yo se la ofrecí por si la necesitaba. Así, no se le notaba casi las manchas que tenía en el vestido.
Una enfermera terminó de darle indicaciones, le entregó pastillas y una crema para el dolor. Cuando la enfermera salió, ella guardó las cosas en su bolso.
–¿Estás lista? –Pregunté.
–Si, vamos. –La ayudé a bajarse de la camilla.
Agarré su bolso y me lo colgué en el hombro, comenzamos a caminar para salir de allí. Ella se apoyaba de la pared, yo quería ayudarla. Pero esa chica era terca y siempre quería demostrar que podía sola.
–Park, ¿puedes sacar mi tarjeta? –Volteó a verme. Yo iba caminando a un lado.
–Ya pagué la cuenta, Acassia. –Le informé. Ella dejó de caminar y se giró.
–No debiste hacerlo. –Soltó molesta.
–Lo hice porque quise, no te cobraré. –Dije cortante.
No necesitaba nada a cambio, quise pagar por ella y ya.
No dijo más nada después de eso. Cuando pasamos por la recepción del hospital, habían unos cuantas personas, algunos no despegaron la vista de nosotros. Noté que BaeMin les lanzó una mirada nada agradable.
Cuando llegamos a su auto ella me quitó su bolso y sacó las llaves. Estaba loca, si creía que la iba a dejar conducir en esas condiciones.
–Yo conduciré. –Me acerqué para quitarle las llaves.
–Puedo hacerlo yo. –Desactivó el seguro.
–¿Puedes dejar de comportarte como una malcriada? No puedes manejar así, ¿estás loca? –Pronuncié un tanto exasperado.
Ella me miró seria por unos segundos y luego me extendió las llaves, para empezar a caminar hasta el lado del copiloto. La seguí para ayudarla a subir, pensé que se quejaría otra vez por estar ayudándola, pero no.
Me subí, encendí el motor y luego arranqué.
–Tienes suerte de que no pueda golpearte. –Escuché que dijo y volteé a verla. Ella mantenía su vista al frente.
Me hizo gracia que dijera eso, porque percibí cierto tono infantil. Sonreí de lado sin que ella pudiera notarlo.
–¿Te llevo a tu casa o a tu apartamento?
–A mi apartamento. –Respondió segura. Me dijo la dirección.
Pensé en llamar a HoSeok otra vez, para que buscara mi camioneta. Lo haría cuando dejara a BaeMin en su apartamento.
–No pensé que te dejarían salir del hospital. –Comenté luego de unos minutos.
–No tenían ningún derecho de retenerme allí, estaba dispuesta a armar un escándalo si era necesario.
–Lo sé. –Afirmé.
Me había quedado claro desde hace mucho, que ella conseguía lo que quería, sin importar qué.
No hablamos más durante el camino. Cuando llegamos al edificio, entré al estacionamiento y ella me indicó su puesto. La ayudé a bajar otra vez, pero inmediatamente se separó de mi para empezar a caminar.
La seguí y en eso noté que se detuvo, me apresuré a llegar a su lado. Ella tenía una expresión de dolor y se mordía el labio.
–¿Qué pasa? –Pregunté a su lado.
–Me duele. –Contestó en tono muy bajo.
No sabía a que se refería exactamente, pero supuse que a todo. Creo que ya se le estaba pasando el efecto de los analgésicos. No lo pensé e hice lo mismo de cuando la llevé al hospital: pasé un brazo por su cintura, con mucho cuidado. Ella pasó el suyo por mi cuello apoyándose en mi, comenzamos a caminar lentamente.
Nos metimos al ascensor, ella sin despegarse de mi. El leve olor a coco que desprendía su piel, se mezclaba con el perfume de mi chaqueta.
JiMin, concéntrate.
No es momento de pensar en esas cosas. Además, ¿por qué me había fijado en eso?
–¿Cuál es el piso?
–Dieciocho. –Me estiré un poco sin dejar de sostenerla, y presioné el botón.
Sentía que ella daba respiraciones pausadas y mantenía su vista fija en el piso.
Después de unos segundos, se abrieron las puertas del ascensor y salimos, ella señaló la puerta de su apartamento, quedaba al final del pasillo. Nuestros pasos se escuchaban por el piso encerado. Ingresó el código de la puerta y entramos.
La llevé hasta un sillón grande que tenía, y se sentó con cuidado.
–Tienes que tomarte la pastilla. –Busqué en el bolso y saqué la cajita. Fui hasta su cocina, todo estaba limpio y ordenado. Serví un vaso con agua, me devolví a la sala y le tendí ambas cosas.
–Debo avisarle a EunBi y a tu madre. –Volví a hablar. Ella se tomó todo el líquido y yo agarré el vaso otra vez. Lo dejé en la mesa.
–Te dije que no, Park. –Habló firme.
–No puedes quedarte aquí sola, Bae-Cassie. –Se me hacía difícil decirle de esa manera.
–Es exactamente lo que haré, mañana regreso a casa. –Quiso levantarse, pero fue muy rápida. Terminó soltando un "mierda" y cerrando los ojos, aguantando el dolor.
–Te llevaré a tu habitación. –Me incliné para levantarla en brazos, antes de que se negara. Caminé con ella hacia el pasillo.
–La primera puerta. –Me indicó.
Su habitación era muy espaciosa y tenía una gran cama, la dejé allí con cuidado. Mi cara quedó muy cerca de la suya, pero me separé de inmediato. No quería que pensara mal.
Salí hasta la sala nuevamente, agarré su bolso. Me devolví y lo dejé en la cama, a un lado de ella.
–No me mires así.
Inconscientemente me había quedado viendo el golpe en su rostro.
–¿Cómo? –Inquirí.
–Con lástima, no la necesito. –Dijo inexpresiva.
–Yo no... –Comencé a decir pero me interrumpió.
–Posiblemente me arrepentiré luego de esto, pero necesito que me ayudes –asentí– quiero quitarme esta ropa.
Me tomó por sorpresa aquello.
–¿Lo harás o no?
–Si, si. Claro. –Respondí. Me sentí un poco nervioso por alguna extraña razón.
–No quiero que mires de más. –Habló amenazante, entrecerrando los ojos.
–No soy un aprovechado, Won. –Bufé.
Se sentó en la cama y señaló sus zapatos, yo me agaché para quitárselos. Cuando terminé extendió su mano, la tomé, la ayudé a ponerse de pie con cuidado. Se quitó mi chaqueta lentamente, y la dejó en su cama. Pude ver los moretones en sus brazos. Se dio la vuelta, entendí que quería que bajara el cierre de su vestido.
Esto era muy loco, nunca pensé que ella y yo estaríamos en esta situación. Si bien no era nada íntimo, ni sexual, nunca imaginé que pasaríamos tanto tiempo juntos. Que yo estaría en su apartamento, ayudándola, teniendo en cuenta nuestra relación.
A medida de que iba bajando el cierre, me di cuenta que en su piel, en el inicio de su columna, tenía un tatuaje. Era el contorno de una rosa, era muy pequeña, estilo minimalista, con algunos pétalos que parecían caer. Me pregunto cuál sería su significado. Cuando terminé de bajarlo, me volteé de inmediato.
Escuché movimientos.
¿Acaso se quedaría en ropa interior?
–¿Necesitas que busque algo para ponerte?
Me fijé en el vestidor frente a mi.
–No, me quedaré así. –Respondió simple.
–Pero...
–Ya puedes voltear.
–¿Segura? –Giré con cautela.
–Si.
Ella estaba bajo las sábanas, cubierta hasta el pecho.
–No tienes tanta suerte, JiMin. –Tenía una media sonrisa burlona. Chasqueé la lengua.
¿Creía que me moría por verla casi desnuda o algo así? Pues... Que engreída. Es decir, me parecía muy bella pero no soñaba con verla de esa manera. Para nada. Yo tenía mi novia y la respetaba.
–¿Necesitas otra cosa? –Solté un bostezo involuntario.
Me sentía muy cansado, eran alrededor de las dos de la mañana.
–No, ve a casa. –Ella bostezó también, pero frunció el ceño por el dolor que le ocasionó hacer eso.
Yo la miré dudando, me daba algo de preocupación dejarla sola. Ella se dio cuenta de mi mirada.
–Estaré bien, Park. –Expresó tranquila.
–Como digas. –Suspiré. Me alejé hasta la puerta y antes de que pudiera salir, volví a escuchar su voz.
–Gracias, de nuevo. –Me giré un poco para verla, ella me miraba atenta. –No llames a mi hermana, ni a nadie.
–No lo haré. –Dije seguro. –Espero que te sientas mejor pronto.
Le di una última mirada, salí de su habitación y de su apartamento.
Lo siento, Bae, pero no te haré caso.
Cuando estuve en el pasillo, saqué mi celular, busqué el contacto de EunBi. Marqué y esperé, estaba por colgar cuando escuché su voz al otro lado de la línea.
–¿JiMin? –Su voz sonaba extrañada. Y es que seguramente estaba pensando por qué yo la llamaría a esta hora de la madrugada.
–Hola, EunBi. Perdón si te desperté. –Me recosté de la pared.
–Tranquilo, estaba estudiando pero...¿pasó algo? ¿le pasó algo a HoSeok? –Preguntó con tono preocupado.
–No, no. Eh...te llamo por tu hermana –exhalé– ella...a ella la atacaron saliendo del orfanato, quisieron robarla...
–¿Qué? ¡¿Está bien?! –casi gritó interrumpiéndome– ¿Estás con ella? –Escuché ruido a través de la línea, como de cosas caer. –¿En cuál hospital está? –Sonaba desesperada y el tono preocupado se acentuó.
–Si, escucha, ahora estamos en su apartamento. No fue tan grave.
–Ya voy para allá. –Su voz se quebró, había empezado a llorar.
–Hey, tranquila –dije en tono suave– ella está bien, ¿estás segura de que puedes conducir? Cálmate, EunBi, ¿me escuchas? –Traté de tranquilizarla.
–Si...ya voy para allá. –Volvió a decir y colgó.
Decidí que esperaría a que llegara, quedé preocupado por su estado. Ahora no sabía si había hecho lo correcto, pero es que no me parecía bien que Bae se quedara sola.
Intenté llamar a HoSeok nuevamente, y no contestaba. ¿En donde estaría? Era raro que no contestara mis llamadas desde temprano. Pensé que estaría con EunBi, pero no. Además parecía que ella tampoco sabía de él.
Después de unos quince minutos escuché el timbre del ascensor, las puertas se abrieron y salió EunBi apresurada, tenía un pantalón de pijama y una sudadera con el logo de la universidad. Llevaba lentes de lectura, supuse que se le había olvidado quitárselos con el apuro.
–Pensé que estarías adentro –Dijo al llegar a mi, y sorbió por la nariz. Parecía más calmada de lo que sonó por teléfono.
–No, ella cree que me fui. No quería que te llamara.
–Por qué no me sorprende. –Negó con la cabeza.
–Te llamé porque no creí correcto que se quedara sola, en tal caso que necesitara algo –asintió– ella te contará bien lo que pasó.
–No puedo creer que haya pasado esto, pensé que ella iría dónde Gu luego que saliera del orfanato, por eso no me preocupé –suspiró– Gracias, JiMin. –Sonrió un poco y me dio un corto abrazo.
–Tranquila –sonreí tenso al escuchar aquél nombre– dime una cosa, ¿sabes dónde está HoSeok?
–Hablé con él más temprano, dijo que estaría ocupado con algo de la universidad. De hecho pensé que estaría contigo, pero ya veo que no. –Respondió y su expresión había pasado a una seria.
Decidí cambiar el tema y también porque me di cuenta de algo, faltaba alguien aquí.
–¿Le dijiste a tu mamá? –Pregunté curioso, creí que la señora Anna también vendría.
–Si, como le dije que no era algo grave, decidió venir después. –Se encogió de hombros, algo cabizbaja.
Me pareció extraño que dijera eso. Yo sabía que entre Bae y la señora Anna, no había una muy buena relación que digamos y es que se notaba. Pero una madre siempre se preocupaba por sus hijos, sin importar qué.
En ese momento dudé si sería buena idea que mi tío estuviera con una persona, que no sentía ni un mínimo de consideración por sus hijas.
–Bueno, ya es hora de que me vaya. –
–Claro, ten mucho cuidado –habló disimulando el sentimiento anterior– y gracias por ayudar a mi hermana, JiMin, sé que ella no es muy buena contigo. –Hizo una mueca.
–No te preocupes, linda. No hay nada que agradecer. –Le dije las mismas palabras que le había dicho a Bae. –Nos vemos después.
Nos despedimos y ella entró al apartamento. Me subí al ascensor. Cuando estuve en la calle, llamé un Uber, para poder ir a recoger mi auto.
Pensé en todo lo ocurrido durante el camino. Sentía un alivio por haber estado en el momento justo, y así haber ayudado a BaeMin. Aunque esto lo hubiese hecho por cualquiera.
~~~~~~
Y aquí la segunda parte... Que les pareció? Espero les haya gustado!!!
Pd; Pasense por mi nueva historia: UNEXPECTED| MYG
Gracias por leer💜
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