Nueve. I

Pasé la noche del viernes en mi apartamento, no quería ir a casa y que EunBi comenzara con las preguntas. Sólo le avisé que pasaría la noche allí.

Cuando regresé al día siguiente, le conté lo que había pasado. Ella me comentó que si se escucharon unos gritos pero al momento de acercarse a ver, yo ya me había ido.

JiMin le dijo a su tío que no había pasado nada.

Hoy lunes, pasaría por el orfanato. Salí de clases y le avisé a Haneul que iría, eran las cinco de la tarde. EunBi quería acompañarme, pero tenía que hacer un trabajo para la universidad.

Quería ver a los niños y asegurarme de que les había gustado sus regalos. Sobre todo quería ver a la pequeña Gigi.

Llevaba un buen rato en el lugar, había hablado con los niños y niñas más grandes, algunas de las chicas quisieron que las maquillara y con gusto lo hice. Por lo que se me ocurrió que la próxima vez, les llevaría maquillaje y esmaltes de uñas, como adolescentes estaban en esa etapa. Era lo mínimo que podía hacer por ellas.

Todos se encontraban cenando en el comedor pero yo estaba con Gigi en su habitación, ella no quería estar con los demás, parecía estar de mal humor. Cuando llegué, su cuidadora me comentó que había llorado mucho y por cualquier cosa, el pediatra la revisó pero no tenía nada.

Creo que extrañaba a su mamá y eso me hizo sentir impotencia por su situación.

Al menos dejaba que le diera la comida, terminó, y Hyo me pidió el plato para llevarlo a la cocina, pero le dije que yo lo haría. Salí de la habitación dirigiéndome al comedor, algunos chicos ya habían terminado y salían de éste, otros aún estaban cenando junto a varios trabajadores que vigilaban que se alimentaran bien.

Crucé el comedor, y me fijé en una cabellera rubia.

¿Qué hacía aquí?

Se encontraba sentando, en una de las mesas, junto al grupo de los chicos más grandes. Todos parecían prestar atención a algo que éste decía.

Recordé sus palabras y sentí el enojo nuevamente.

Entré en la cocina, donde justo estaba la directora.

–Acassia, me alegra que vuelvas a visitarnos. –Dijo amable y yo asentí. –Debías haber visto la cara de los chicos al recibir lo que mandaste. En serio, muchas gracias.

A la señora Shin, se le notaba que sentía un gran amor por ellos, y eso me tranquilizaba porque estaban recibiendo buenos tratos.

–No tiene nada que agradecer, es lo menos que puedo hacer por ellos –sonreí– lo hago por mi y por papá.

–Estoy segura que debe estar muy orgulloso de ti. Eres una buena persona, linda.

Puede ser.
La verdad no estaba segura si él estaría orgulloso de la persona que me he convertido y menos si era una buena persona. Nunca me habían dicho aquello. Sólo estaba haciendo lo que él hubiese hecho si aún viviera y puede que si le agradara el que yo siguiera sus pasos.

–El chico que está en el comedor... ¿Suele venir? –Cuestioné, señalando hacia afuera.

–Oh, Park JiMin, es su segunda vez aquí. –Contestó la mujer, entusiasmada. –Su tío nos ha ayudado muchas veces, y por lo que me dijo está estudiando para ser trabajador social.

–Que bien. –Solté simplemente.

Continué hablando con ella por algunos minutos más y luego salí de la cocina. No miré en dirección hacia donde estaba Park y no me fijé si seguía allí.

¿También tenía que verlo aquí?

Claro, esto no podía ser mejor.

Caminé hasta el patio y me senté en uno de los bancos, observé todo el lugar, el gran árbol, el parque pequeño. Este lugar ha cambiado mucho desde que lo visitaba de pequeña, algunas personas aportaron para su remodelación.

Antes era un lugar un poco gris, triste y encerrado. Pero ahora lo han ido arreglando para que los niños que lleguen no se sientan tan mal, a pesar de sus tragedias o el mal momento por el que pasan.

Me levanté para ir con Gigi nuevamente, pero en eso justo salió JiMin de la puerta que da hacia el comedor.

No quería tenerlo cerca.

–Won, quiero hablar contigo...–Me detuvo cuando disponía pasar a su lado y hacer como si no existiera.

–Creo que hablaste mucho la otra noche. –Dije en una tensa calma.

Me di la vuelta para continuar con mi camino, pero volvió a hablar.

–Quiero discu–....

Me volteé a verlo nuevamente y me acerqué un poco.

–Quieres disculparte por llamarme zorra. –Lo interrumpí, mientras sonreía falsamente.

–Yo no... –exhaló– está bien, lo siento. No debí hacer aquél comentario, es tú vida y yo no soy nadie para opinar sobre ella. –Me miraba directo a los ojos, pero luego desvió su mirada al suelo.

No sabía si de verdad estaba arrepentido, pero no confiaba en él.

Por lo tanto su disculpa no valía nada para mi.

–Eso es algo en lo que estamos de acuerdo –volvió a mirarme y lo señalé– tu no eres nadie.

–Acassia, yo de verdad lo siento. –Volvió a decir.

–Como sea, no me afectaron tus palabras si eso es lo que te preocupa –hice énfasis– eres igual que los demás, juzgan sin saber. –El desvió la mirada de nuevo, ésta vez a otro punto a un lado. –No tenemos más de qué hablar. –Me di la vuelta y seguí mi camino.

Entré a la habitación de Gigi, estaba rayando con sus colores mientras Hyo acomodaba el lugar. Me senté junto a la pequeña y ella me miró con una sonrisa, ya estaba mejor y más contenta.

A eso de las diez de la noche salí del orfanato, Gigi tomó un baño antes de dormir, al principio no quería acostarse sino seguir jugando, pero me quedé con ella meciéndola hasta que quedó profundamente dormida. Además de eso hablé con Haneul, ya que en el día ella estuvo algo ocupada.

Yo había estacionado mi auto algo lejos del lugar, porque temprano habían otros autos. No se veían personas en la calle pero en sí, esta zona era muy tranquila, a pesar de no ser una de las mejores de la ciudad.

Crucé la calle, y pasé junto a un callejón, de un complejo de apartamentos. Pero no pude seguir caminando porque sentí un jalón en mi cabello y como intentaban arrastrarme hacia atrás, iba a gritar pero enseguida me taparon la boca impidiendo mi acción.

Me resistía y luchaba, no podía ver a la persona, pero claramente era un hombre. En una de esas pude darle un cabezazo con todas mis fuerzas, que el tipo me soltó y yo aproveché para salir del callejón en que me había metido, pero no alcancé a salir por completo porque me empujó, bruscamente, contra la pared.

Sentí que todo el aire se me salió por el golpe en la espalda y caí, el sujeto se situó encima de mi pero no podía verle el rostro, llevaba una capucha y por la luz de los postes hacían sombra y parecía llevar un tapabocas.

Luché tratando de que me soltara, yo llevaba un vestido así que sentía que con cada movimiento me raspaba con el pavimento, quería gritar pero no me salía la voz y sentía que casi no podía respirar.

Se me salían las lágrimas de la rabia por no poder defenderme, el hombre pasó una mano por mi pierna, llevándola debajo del vestido. Cuando sentí aquello, al fin pude gritar pero me calló al instante con un golpe en la cara. Quedé aturdida, me zumbaban los oídos y sentía un dolor fuerte.

–¡Eh! –Escuché un grito a lo lejos.

El hombre se levantó y cuando miré, salió corriendo.

–Bae! –Volví a escuchar la misma voz, pero no quería moverme, estaba asustada.

Una sombra se situó en mi campo de visión, lo reconocí.

Era JiMin.
Me sentí aliviada al verlo.

–¿Me escuchas? Demonios, estás sangrando mucho –hablaba alarmado y respiraba agitado– Tengo que llevarte al hospital.

Hice un gran esfuerzo por sentarme y el me ayudó. Me dolía todo, y me di cuenta del líquido caliente en mi rostro, me pasé una mano y miré toda la sangre en ella, habían manchas rojas en mi vestido. Sentía la parte izquierda del rostro dormida por el golpe.

JiMin colocó un pañuelo sobre la herida que al parecer estaba a un costado de mi cabeza.

–Bae –Volvió a llamar mi atención, lo miré y se veía asustado. –Tengo que llevarte al hospital, la ambulancia se tardará mucho.

Solo pude asentir. No podía terminar de procesar lo que acababa de suceder, todo había sido muy rápido.

Él me ayudo a ponerme de pie, solté varios quejidos en el proceso. Sentía los golpes y raspones en mis piernas, también en mis brazos, pasó mi brazo por su cuello y pasó su brazo por mi cintura.

–Lo siento, lo siento –Habló JiMin, al escuchar las quejas que soltaba por cada movimiento que hacía. Llegamos a mi auto y hasta ese momento no me di cuenta que él llevaba mi bolso, lo abrió y buscó las llaves.

Abrió la puerta del copiloto y me ayudó a subir, me colocó el cinturón de seguridad y cerró la puerta, para correr a subirse delante del volante. Arrancó a toda velocidad.

–Sigue presionando el pañuelo en tu cabeza.

Le hice caso y apreté el pañuelo contra la herida.

–HoSeok no contesta –Dijo unos segundos después, para sí mismo. Giré la cabeza un poco y vi que tenía el teléfono en su mano.

–No le digas –Susurré. Ya podía sentir el dolor en la mayor parte de mi cara.

–Tu hermana tiene que saber, Bae. Ella tampoco contesta. –Su voz sonaba desesperada.

–Aún no. –Volví a susurrar. Apreté los labios, las lágrimas comenzaron a salir, a causa del dolor.

–Ya vamos a llegar, tranquila. –Al parecer se dio cuenta que estaba llorando.

Parecía haber pasado una eternidad, cuando finalmente llegamos al hospital. El se bajó y abrió la puerta, ayudándome, pero ésta vez me cargó en su brazos.

Entramos y no tuvo que decir nada, porque inmediatamente unos enfermeros llegaron con una camilla y JiMin me acostó allí.

Lo miré por última vez, antes de que me llevaran por un pasillo, él tenía aún la misma expresión preocupada.




Estaba en una sala de observación, me habían agarrado unos puntos en la cabeza pero no muchos y me hicieron placas, todo estaba bien. Solo tenía los golpes, que ahora no dolían tanto por los analgésicos. Aunque estaban esperando los resultados de una tomografía, por el golpe que había recibido en la cabeza. Querían estar seguros de que todo estuviese en orden.

Pensé en lo que pasó y sentí mucha rabia. Aquí no era común que pasaran ese tipo de cosas, y nunca pensé que podría sucederme a mi.

Traté de recordar algo de la persona que me atacó pero era casi imposible verle el rostro, su ataque había sido con mucha brutalidad.

Tampoco pensé que daría gracias porque JiMin hubiese llegado a ayudarme, quizás ni estuviese viva ahora.

Alguien corrió la cortina de donde me encontraba acostada, era él.

–¿Cómo te sientes? –Habló en voz baja, su mirada se paseaba por toda mi cara y mis brazos que estaban expuestos.

Yo no quería verme en un espejo, mi rostro seguramente estaba muy mal.

–Mejor, supongo –suspiré– quiero irme, Park. –No podía mover mucho la boca, por lo que hablaba bajo.

–El doctor dijo que deberías quedarte por esta noche, para estar seguros de que te encuentras bien. Además que falta un resultado. –Se sentó en una silla al lado de la cama.

–Me importa una mierda, quiero irme a mi casa.

–Bae...

–No me digas así. –Lo interrumpí.

–Hay que esperar, luego nos iremos, si eso es lo que quieres. –Expresó tranquilo, a pesar de mi actitud. –Hablé con la policía, no hay mucho que puedan hacer. –Esto último lo dijo en tono indignado.

–Yo no pude verle el rostro, además que estaba vestido todo de negro. –Exhalé viendo mis manos, tenía casi todas las uñas rotas.

–Eres muy fuerte. –Lo miré y este tenía una leve sonrisa. Me fijé en su camisa, estaba manchada con mi sangre.

–Siento lo de tu camisa. –Señalé. Él bajó la vista, viéndose las manchas, y volvió su atención a mi.

–No es algo que importe. –Se encogió de hombros.

Me acomodé en la cama viendo hacia el techo, tenía muchas cosas en la cabeza.

–Quiero saber... ¿Por qué mencionaste a Jin y a YoonGi aquella vez? –Hablé luego de unos minutos en silencio. El se tensó y me miró para luego desviar su mirada a la pared, era obvio a lo que me refería.

Él no se esperaba que yo sacara ese tema, en estas circunstancias.
Pero de verdad quería saber por qué la mención de aquellos dos, no es como si no me hubiesen involucrado con chicos otras veces, solo tenía curiosidad.

–No quiero discutir, Acassia. –Suspiró. Y se recostó del respaldo de la silla.

–No estoy discutiendo, sólo te hice una pregunta. –Cruzamos miradas y volvió a suspirar.

–Yo te vi. –No cambié mi expresión, pero era porque no podía.

–¿Me viste haciendo qué? –Cuestioné extrañada.

–El otro día que fuiste al orfanato con Jin, yo también estaba allí y los vi besándose. Luego en la universidad, te vi con YoonGi. –Jugaba con su teléfono dándole vueltas, mientras decía aquello. –Pero como te dije no es mi problema lo que hagas con tu vida.

De verdad quería reírme, pero eso implicaba que sintiera más dolor y ya tenía suficiente.

–Deberías descansar un rato. –Volvió a hablar, al ver que yo no comenté nada.

–Estás mal, Park. –Negué con la cabeza despacio. Él me lanzó una mirada curiosa.

–¿Por qué?

–No me besé con Jin, él y yo fuimos muy buenos amigos si sabes a lo que me refiero –asintió– pero eso quedó en el pasado, creo que te fuiste antes del espectáculo, no permití que me besara.

–¿Y con YoonGi? –Inquirió cauteloso.

–No sé lo que viste Park, pero no ha pasado nada.

Era raro que estuviera hablando de esta manera con JiMin, no era que le estuviese dando explicaciones o excusándome, pero por alguna razón quería dejar las cosas claras. Y no me afectaba que pensara mal de mi, muchos lo hacían en realidad, pero yo siempre ignoraba los malos comentarios.

Sólo quería que supiera que se había equivocado. Tampoco era que buscara su aprobación.

Él no emitió ningún tipo de comentario al yo terminar de hablar, se quedó pensativo.

–Park. –Lo llamé, interrumpiendo lo que sea que estuviera pensando, él fijó su atención en mi. –Gracias por ayudarme.

Él parecía asombrado, pero inmediatamente cambió su expresión a una serena.

–No tienes nada que agradecerme, Won. –Soltó tranquilo, mirándome a los ojos.

Aunque mi trato hacia su persona no era el mejor, de verdad estaba muy agradecida por el que hubiese estado ahí, en el momento justo.


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¿Qué opinan? Sospechoso lo que le pasó a nuestra Bae/Cassie, no?

Repito, presten atención^^

Espero les haya gustado (subiré la segunda parte pronto) Gracias por leer💜

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