Extra #10
JiMin y yo salimos de nuestra habitación en camino a una de las piscinas del hotel, nos veríamos con el resto abajo. Ji estaba dormido y no quisimos despertarlo.
Como EunBi y yo habíamos presentado nuestros trabajos de grado decidimos hacer un viaje con nuestros amigos, JiHwan y por supuesto JiMin y JungKook, por eso ahora nos encontrábamos en Bali, desde hacía una semana. Justo hoy era mi aniversario de tres años de noviazgo con JiMin, y que mejor que celebrarlo en un lugar tan lindo. La verdad es que nosotros no éramos de celebrar como tal cada aniversario, aunque sólo habían pasado dos, pero esta vez estábamos en un lugar diferente y supongo que eso lo hacía más especial.
Tuvimos que organizar el viaje con anticipación para que todos pudieran venir. Bueno, casi todos porque Nam y BoRa no pudieron viajar. Estar aquí era como un sueño o un escape después de tantas ocupaciones, nos estábamos dando un respiro y disfrutando entre amigos después de mucho tiempo.
–¿En qué estás pensando? –JiMin me miraba con una ceja alzada cuando bajábamos en el ascensor, y es que estaba recordando algo e inconscientemente sonreí.
–Recordé como gritabas hace un rato. –Ahogué una risa y JiMin blanqueó los ojos.
–Casi morimos, Bae. –Me reprochó como por milésima vez.
–No seas exagerado.
–Por poco me caigo ¿y si me ahogaba?
–No puedo creer lo dramático que eres –me burlé–, obviamente no iba a dejar que te ahogaras y no es como si no supieras nadar.
Hace un rato todos estábamos en la playa, JungKook y yo decidimos hacer una competencia en las motos de agua, a él lo acompañó Monie y a mí JiMin, pero esto les cayó mal y por poco se vomitan encima. El menor y yo éramos tan competitivos que la primera carrera ganó él, luego yo quise la revancha resultando ganadora y probablemente iríamos por una tercera, más tarde.
JiMin quiso acompañarme en la moto de agua porque, según él, yo no tenía límites. Después de todo él era el lado más tranquilo y consciente de la relación.
Cuando llegamos a la orilla, el pobre estaba más pálido que una hoja, al igual que EunBi.
–Claro, me ibas a ayudar mientras te burlabas de mi. –Bufó.
–Me conoces bien.
Volvió a poner los ojos en blanco, me reí acercándome a él, escondiendo mi cara contra su cuello. Me abrazó por la cintura.
A llegar a la piscina me di cuenta que había dejado el bloqueador en la habitación, así que le dije a JiMin que fuera con los demás mientras yo subía de nuevo. Al venir de la playa habíamos subido un momento a la habitación para cambiarme de bikini, había traído muchos y quería usarlos todos, y tener muchas fotos con cada uno. JiMin era mi fotógrafo personal.
Ya en el cuarto aproveché y agarré una liga para el cabello de mi bolso, al igual que el bote de bloqueador y volví a salir haciendo el mismo recorrido. Compartiendo uno de los ascensores con algunas personas esta vez.
Llegué al área de la piscina más grande. El hotel tenía cuatro y quedaban un poco alejadas una de la otra, no habían tantas personas en esta, eran más que todo adultos ya que esta piscina no estaba apta para niños por la profundidad.
Divisé a JungKook y Bi en la barra, creo que esperando su pedido, detrás se podía apreciar el mar, la arena y algunas palmeras. El resto de los chicos estaban más alejados. Jin, Tae y YoonGi metidos en la piscina, JiMin sentado en la orilla de ésta hablando con ellos. Shua, Jen y Yoohyeon, se encontraban en las tumbonas tomando sol. No veía a Ravi por ningún lado, debía estar por ahí buscando compañía.
Pasé junto a un grupo de chicos que estaban sentados en una mesa, los reconocí como los mismos que estaban en el pub del hotel la noche anterior. Ellos habían pasado la noche cerca de nosotros, también eran coreanos. Uno de ellos me había invitado a bailar, invitación que rechacé pero pasó parte de la noche mirándome hasta que se fueron.
Ni les dirigí una mirada cuando pasé junto a ellos, pero en eso sentí un toque en mi trasero demasiado consistente como para ser producto de mi imaginación. Yo llevaba puesto un bikini de una pieza y una especie de kimono de malla transparente.
La sangre se me subió a la cabeza en menos de un segundo.
Me di la vuelta, enfrentándolos y lanzando el bote de bloqueador al suelo. –¿Quién fue?
Observé a todos centrándome en el idiota que sonreía como ganador, había sido él, además que me recorrió de arriba a abajo con la mirada de una forma muy repugnante. El mismo que me había invitado a bailar.
–Es que tenías algo en-...
Su cara giró violentamente hacia un lado por la bofetada tan fuerte que le propiné. Le di con todo que hasta mi palma ardió como nunca antes.
–Que sea la última vez que vuelves a tocar a una mujer sin su consentimiento, imbécil. –Exclamé, furiosa.
Todo esto pronto llamó la atención de las personas a nuestro alrededor.
Los otros chicos que estaban con el tipo parecían estar en shock, quizá creían que yo me iba a asustar y haría como si nada.
El imbécil quitó la mano de su mejilla izquierda, que había ido a parar ahí en un acto reflejo, dejando ver las marcas de mis uñas en su piel rojiza y de éstas ya brotaba un hilo de sangre.
–Bae... –Escuché la voz de JiMin acercándose.
En ese momento el tipo quiso venirse contra mi, aún así yo no retrocedí y fue uno de sus amigos que se interpuso empujándolo por el pecho, diciéndole que se calmara porque podía meterse en muchos problemas. Bueno, en problemas ya estaba.
–¡¡¡Hijo de puta!!! –JiMin me sobrepasó y le dió un puñetazo al tipo haciéndolo perder el equilibrio, que de no ser por uno de sus amigos que lo sostuvo hubiese terminado en el suelo.
Creo que desde donde estaban los chicos no se pudo apreciar bien lo que ocurrió, pero él me conocía lo suficiente como para saber que si yo había reaccionado así era porque algo grave pasó. Además el comportamiento del tipo hacia mi había sido razón suficiente para él como para querer defenderme a toda costa.
Los amigos del imbécil hicieron de escudo para protegerlo mientras le decían a JiMin que se calmara, pero el tipo también quería golpear a mi novio de vuelta y le gritaba cosas, provocándolo. Al parecer no tenía suficiente con que de su boca estuviese brotando sangre.
JungKook y YoonGi llegaron con nosotros y sostuvieron a JiMin, también escuché a mi hermana preguntarme si estaba bien pero en ese momento no podía dar una respuesta, fue entonces que decidí agarrarlo por el brazo halandolo y él, al ver que mi intención era que nos alejáramos, se dejó guiar. Caminé, llevándolo conmigo hasta que quedamos a unos metros lejos del escándalo que se había formado, porque ahora nuestros amigos discutían con los amigos del imbécil.
Yo estaba muy enojada pero aún así tenía que dejar eso en segundo plano porque tenía que hacer que JiMin se calmara.
–Hey, mírame –lo tomé por sus mejillas para que se centrara en mi, ya que, no dejaba de ver hacia donde se encontraba el imbécil– Ya pasó. –Acaricé su pecho que subía y bajaba agitado, su cara estaba roja y su ceño fruncido. Tenía una mirada casi asesina, como si estuviese planeando miles de formas de hacerle pagar al tipo por haberse metido conmigo.
–¿Qué te hizo? –su mandíbula se marcaba de tanto que apretaban sus dientes– Dime, que te hizo.
–Me tocó el trasero. –Dió un paso hacia adelante cuando las palabras abandonaron mi boca, pero yo lo frené. –Ya pasó, ya le dimos su merecido.
–Disculpen. Necesitamos hablar con ustedes. –Un hombre que parecía ser uno de los gerentes del hotel, llegó a nosotros hablando en inglés. Lo acompañaban varias personas de seguridad.
–¿Ya estás lista, bonita?
JiMin entró a la habitación cuando yo estaba guardando la ropa en mi maleta.
–Si, sólo me faltan los zapatos.
Ya habían pasado unas cuántas horas desde el incidente con el tipo, él y sus amigos fueron expulsados del hotel. El gerente escuchó nuestra versión de los hechos y luego verificaron por las cámaras a ver si lo que yo había dicho era verdad y que por eso fue el motivo de "la pelea", cosa que me indignó un poco. ¿Para que yo querría inventar que un tipo me tocó el trasero y así armar un alboroto? En fin, JiMin había sugerido cambiarnos de hotel, pero esta era nuestra última noche aquí así que daba igual.
No pensé en denunciarlo porque las autoridades no harían nada, en tal caso lo encerrarian y saldría libre si tenía para pagar la fianza, además no estábamos en Corea como para intentar hacer algo más. Daba mucha rabia que las cosas fueran así, pero al menos no salió del todo impune por sus acciones.
Cuando todo se calmó los amigos del tipo dijeron que no lo dejarían hacer alguna denuncia en contra de JiMin, porque al final de cuentas tenían claro que no estuvo nada bien lo que hizo, aunque lo excusaron con que estaba pasado de copas. Pero el alcohol no tenía por qué ser una excusa ni un elemento eximente de responsabilidad para un agresor.
Después de eso JiMin y yo caminamos un rato por la playa porque ambos necesitábamos calmarnos luego de lo sucedido y después subimos a la habitación a dormir por casi toda la tarde.
Que aniversario tan interesante, debía decir.
Yo tenía la suficiente fuerza mental como para no permitir que este episodio me afectara más de la cuenta, aunque sabía que para JiMin resultaba un poco más difícil.
Me miré en el espejo, me había puesto un vestido suelto floreado que dejaba mi espalda descubierta. JiMin se acercó y me abrazó por detrás apoyando su mentón en mi hombro. Él estaba vestido con unos bermudas color beige, una camisa blanca ligera desabotonada que dejaba expuesto su pecho un poco. Muy sexy.
Inhalé su perfume delicioso y giré la cabeza un poco para que él pudiera depositar un beso en mis labios.
–Ji, ¿está listo?
–Se estaba terminando de vestir.
–¿Y hablaste con él?
–No.
–Jimin... –Me aparté un poco para verlo. –Tienes que hablar con él, no puedes retrasarlo más. Esta era la oportunidad perfecta.
–Después lo haré.
–No, ahora. –Lo tomé de la mano y lo jalé en dirección a la puerta.
Salimos de nuestra habitación y cruzamos el pasillo hacia la de JiHwan, estaba justo frente a la de nosotros.
Di dos toques y miré a JiMin que de pronto parecía perturbado.
Ji abrió, ya estaba listo para bajar a cenar. De hecho la ropa que tenía puesta era parecida a la que tenía su hermano.
–Ji, tu hermano quiere hablarte de algo. –Entramos cuando el chico se hizo a un lado.
–¿No vamos a cenar? –Cuestionó confundido.
–Si, pero esto será breve. –Él asintió y se sentó en la cama, y JiMin y yo a cada lado suyo.
–¿Qué pasa, hyung?
Yo miré al pelinegro haciéndole señas para que comenzara a hablar. No podía creer que estuviese nervioso por esto.
Él ya había retrasado demasiado "la charla". Ji era un adolescente y obviamente ya debía tener conocimientos en cuanto al sexo porque en su escuela debían hablarle de eso. Al menos lo básico. Pero yo creía que JiMin debía ser abierto con él en ese aspecto, que le hiciera saber que si tenía una duda podía recurrir a su hermano mayor. Aunque ahora casi cualquier cosa se podía buscar en internet, pero era importante la confianza y escuchar consejos de una persona que ya había pasado por ciertas experiencias. Yo constantemente le decía a Ji que podía hablarme de lo que quisiera, si tenía dudas con respecto a cualquier cosa podía hablarlo conmigo y yo con mucho gusto, y si estaba en mis manos ayudarlo, lo haría, pero suponía que él se cohibia conmigo en ese tema por ser mujer. Aunque JiMin lo agradecía porque según, yo podía traumarlo.
Ay cariño, si supieras la cantidad de cosas que los adolescentes veían en internet.
El punto es que era momento que él creara ese ambiente de confianza con Ji.
–Bueno... –se calló y tomó una bocanada de aire. Tenía que aguantarme las ganas de reír al ver a JiMin tan incómodo– ya eres un adolescente y a tu edad las hormonas ya están muy revolucionadas y... pues...
–¿Quieres hablar de sexo?
Mmm... Yo tenía mis sospechas. Pero esperaría un poco para confirmarlas.
JiMin abrió los ojos más de lo normal como que si Ji lo hubiese insultado o algo así. Ay, que lindo. Lo amo.
–Si... de eso. –Respondió, al fin.
–No te preocupes, hyung, ya lo hice.
–¡Te lo dije! –Apunté a JiMin con el dedo, quien parecía haber entrado en un estado de shock.
–¿Hiciste que? –Inquirió, para confirmar lo que el chico quiso dar a entender.
–Eso. Tuve sexo.
–Es que lo sabía. –Sonreí.
–¿Cómo lo sabías, noona? –Se giró hacia mi.
–Te conozco más que tú mismo, niño. –Él soltó una risa y yo lo tomé de su oreja izquierda. –¿Usaste protección? –asintió como cinco veces seguidas– Más te vale que lo hayas hecho y lo sigas haciendo, no querrás ser papá a esta edad o contraer alguna enfermedad y luego morir.
–Si, noona. Eso nos lo enseñan en la escuela –habló rápidamente, jalé de su lóbulo– ¡Ay!
–¿Fue con la chica que sueles llevar a casa para hacer tarea?
–Si, era su primera vez también. ¿Puedes soltarme?
Yo era muy observadora y había notado que ahora Ji se preocupaba más por su apariencia, además que con la chica que iba a casa los veía actuar de cierta manera que había despertado mi sospechas de que se gustaban, que probablemente ya habían intimado o planeaban hacerlo en algún momento. No me tragaba del todo el cuento que ella sólo iba a estudiar y nosotros no siempre estábamos en casa, así que cualquier cosa podía pasar. Al final de cuentas eran adolescentes con las hormonas alborotadas...
...Y yo, cuando estaba en el instituto, no iba a casa de Jin solo a estudiar.
–¿Fuiste gentil? –asintió efusivamente– ¿La trataste como una reina?
–¡Si! –volví a jalar de su lóbulo– ¡Mierda, Cassie!... ¡Eso duele!
Lo solté y él se llevó la mano a la oreja mientras hacía puchero. Que exagerado.
–Bien, ahora piérdete que a tu hermano está a punto de darle algo.
Ji volteó a ver JiMin que estaba ido. Reí por lo bajo.
Ya confirmaba el hecho de quien de los dos daría charlas sexuales a nuestros hijos.
–¿Estás molesto, hyung?
JiMin lo miró y negó con la cabeza.
–No, hablaremos luego.
El chico asintió y se levantó caminando hacia la puerta.
–Los demás ya están en el restaurante. –Le dije.
–Vale, los espero.
Salió, dejándonos a JiMin y a mí solos.
Me arrimé hacia él y coloqué una mano en su pierna. –Ji tiene quince, muchos quieren experimentar y tienen su primera vez a esa edad. Fue responsable y eso es lo importante.
–Crecen tan rápido. –Suspiró.
JiMin seguía viendo a Ji como un bebé y creo que sería así siempre, por eso estaba tan impresionado porque "su bebé" estaba creciendo y tenía otros intereses más allá de los vídeojuegos o el deporte. En si JiHwan era un chico tranquilo, no era fiestero ni problemático, aún si JiMin le diera cierta libertad. Pero se estaba convirtiendo en un joven muy guapo, era muy parecido a su hermano tanto físicamente como en ciertas actitudes que captaba la atención de las personas. Antes él le huía a las "niñas molestas" como le decía pero ahora les interesaba. Estaba bien que experimentara, siempre y cuando fuera con mucha responsabilidad.
En si lo estábamos criando para que fuera un buen chico y respetuoso con todos, creo que hacíamos un buen trabajo, además Ji naturalmente tenía muy buen corazón. No la pasó bien luego de la muerte de su padre, pasó por momentos donde estuvo muy decaído y deprimido, era totalmente comprensible porque a pesar de todo era su papá y lo quería. Nosotros siempre le reiterábamos nuestro apoyo y le hacíamos saber que podía contar con nosotros para lo que necesitara. Por fortuna se ha hecho un chico muy fuerte y ha aprendido a vivir con ello.
Lidiar con un adolescente no era fácil porque después de todo nosotros lo fuimos y entendíamos todos los cambios.
–Sólo tienes que brindarle la confianza de que puede hablar de estas cosas contigo. –Él asintió. –Vamos –besé su mejilla–. Ya nos estarán esperando.
Agarré una papa frita del plato y se la llevé a JiMin a la boca, quien la recibió gustoso. Yo tomé otra y mordí casi hasta la mitad.
Él ya se había recuperado de la impresión con respecto a lo de Ji, así que esperaba que ahora pudiera tomar otra actitud. Los ánimos ya se habían calmado también por el suceso anterior así que lo habíamos dejado atrás.
–Desde el principio siempre supe que ibas a terminar dándole una papa frita a JiMin en la boca. –Todos rieron por el comentario de Jin que nos miraba divertido.
–Cállate.
Estábamos todos en el restaurante, terminando de cenar.
–Son muy adorables. –Jen nos miró con ternura.
–Si, claro –expresó, Ravi con sarcasmo– ustedes se perdieron el espectáculo que estos dos dieron anoche. –Nos señaló.
–¿Qué? Sólo la pasé bien con mi novia. –Le dijo JiMin.
–¿Qué pasó? –Quiso saber Jin.
–Oh, si, eso fue algo... interesante. –Acotó, Tae.
–Debí grabarlos. –JungKook se lamentó.
–Mi hermana no tiene vergüenza. Ambos necesitan purificar su alma. –Expresó Monie, como si fuera la mayor y yo la menor que ya no tenía remedio.
–Cuando ustedes se fueron, a la parejita caliente le dió por bailar junto a nosotros, pero al parecer el alcohol les había hecho efecto que andaban toqueteándose de más –Jen soltó una risa ante el relato del entrometido de Ravi– tanto así, que bueno... yo también me puse caliente y tuve que conseguir un poco de diversión por ahí. No pregunten su nombre porque no lo recuerdo.
Ew.
–Hablas como que si JiMin y yo hubiésemos tenido sexo en pleno club. –Rodé los ojos.
–¡Si lo tuvieron! –exclamó– Con ropa. Hay testigos.
Todos rieron y cada uno dio su versión de los hechos. Mi novio se puso muy rojo, mientras yo sólo reía.
No recordaba mucho de anoche, pero si haberle hecho un baile sensual a JiMin.
Mientras todos hablábamos y tomábamos vino, menos Ji que ya había subido a su habitación de nuevo después de que terminó de comer, una mano se posó en mi muslo. JiMin comenzó a acariciar mi piel con su pulgar, eso era algo que él hacía siempre y no precisamente con una intención sexual detrás. Sino que él y yo siempre andábamos tocándonos, era algo natural.
Apretó mi muslo, así llamando mi atención y yo giré la cabeza hacia él quien me dió la mirada. Oh, entonces esta vez si había una intención sexual detrás.
Asentí hacia él.
JiMin y yo teníamos una mirada en específico que nos dábamos al estar en una reunión o cuando estábamos en un lugar público, que era una señal para el otro que le hacía saber que estaba caliente y quería quitarse las ganas. Claro, que esto era cuando sabíamos que teníamos la oportunidad. Entonces en esos casos nos íbamos a casa o simplemente lo hacíamos en el auto. O en algún baño si estaba en las condiciones. Nos gustaba mucho sentir la adrenalina.
¿Que si JiMin y yo nos íbamos de una fiesta sin avisar sólo para hacer el amor? Por supuesto.
Los chicos ya se acostumbraron a que nosotros desapareciéramos de pronto. Por eso nos tenían el apodo de "parejita caliente".
–Chicos, nosotros nos retiraremos. –Dijo, JiMin llamando la atención del resto. Nos pusimos de pie.
–Ya se habían tardado. –Dijo, Jin alzando las cejas de forma sugerente.
Ambos reímos y nos alejamos de la mesa, pensé que iríamos hacia los ascensores pero JiMin señaló la parte del hotel que daba hacia la playa.
–¿Lo haremos en la playa? –Inquirí, confundida.
JiMin soltó una risita. –No haremos nada, sólo quiero caminar.
–Oh... está bien.
En cuanto pisamos la arena yo me quité las sandalias, me gustaba mucho sentir ésta en mis pies. La brisa marina alborotaba un poco mi cabello y movía mi vestido.
JiMin y yo caminamos tomados de las manos hacia la orilla, la playa estaba sola a esta hora de lo noche y algunas antorchas que estaban colocadas cada ciertos metros de distancia la una de la otra, iluminaban nuestro camino. Las estrellas se veían muy brillantes en el cielo y la luna también nos acompañaba.
El ambiente era tan relajado, aún así me parecía un poco raro que JiMin quisiera caminar de repente. Quizá le pasaba algo. Puede que aún siguiera afectado por lo del imbécil.
–Cielo... –Comencé a decir luego de algunos minutos en silencio y cuando estábamos algo alejados del hotel.
Él se detuvo de pronto, habíamos quedado cerca de una de las antorchas por lo que podía ver muy bien su rostro. Parecía algo nervioso y realmente me preocupé.
–JiMin.
Vi como sacó algo de su bolsillo y lentamente descendió hasta que apoyó una rodilla contra la arena, al mismo tiempo que me di cuenta que lo que tenía en la mano era una pequeña cajita. La abrió dejando ver así un pequeño y muy hermoso anillo; la piedra de color azul brillaba, la reconocí como un zafiro.
Solté mis sandalias y me tapé la boca con las manos. Mi cuerpo comenzó a temblar cuando mi cerebro procesó lo que estaba pasando.
JiMin se relamió los labios antes de hablar.
–En todo este tiempo no me he arrepentido ni una vez de haberlo intentado de nuevo contigo –sus ojos desbordados en lágrimas no se despegaban de los míos que estaban igual– El amor que siento por ti crece más y más. Hemos recorrido un largo camino y logramos superar muchas cosas que nos hicieron fuertes, pero sabemos que juntos lo somos aún más. Te amo y te admiro tanto, bonita. Eres la mujer perfecta para mí. ¿Quieres casarte conmigo, Won BaeMin?
–Esto tiene que ser una puta broma. –Sollocé.
Nunca pensé que esto pasaría justo ahora, mi corazón latía desbocado y las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.
–Que delicada, mi vida. –Soltó una risa, pero sus ojos me miraban expectantes.
Sonreí, a pesar de las lágrimas.
–Cla-Claro que quiero casarme contigo. –Pronuncié como pude.
Él sonrió ampliamente, extendió su mano con la palma hacia arriba y yo coloqué mi mano izquierda sobre ésta, entonces deslizó el anillo por mi dedo anular; calzó perfecto. El anillo era sencillo pero hermoso. El zafiro era mi piedra favorita y ahora hacía juego con un anillo que él tenía, que era muy especial y siempre lo llevaba.
JiMin dejó un beso en el dorso de mi mano y se puso de pie de nuevo. Me abalancé contra su cuerpo, aún sin poder dejar de llorar, él me abrazó muy fuerte.
Nos separamos un poco y lo besé.
–Hice la propuesta lo suficientemente romántica para que lo soportaras y me dijeras que si –reí, y él pasó sus dedos por mi rostro para secarme las lágrimas– Te hice llorar. –Se burló.
–Cierra la boca. Te amo. –Volví a enredar mis brazos en su cuello y nos besamos de nuevo.
JiMin tenía claro de que no me iban las cosas en exceso de románticas y empalagosas, aunque de vez en cuando me dejaba llevar.
La verdad es que antes no pensaba en el matrimonio, pero yo amaba mucho a Jimin y esa idea fue haciéndose presente con el tiempo, hasta habíamos hablado algunas veces de ello. Pero ni me pasaba por la mente que al venir aquí, él, me pediría matrimonio, lo había mantenido oculto muy bien porque no sospeché nada.
–Te amo, bonita. Te amo demasiado. –Susurró, contra mi boca.
–Este aniversario no lo olvidaré jamás, le pateamos el trasero a un imbécil y nos comprometimos.
Reímos.
–¿Te confieso algo? –asentí– Creo que robaste mi corazón desde el momento en que golpeaste a aquella chica que te molestaba en el instituto.
–¿Cual de todas? –JiMin alzó ambas cejas impresionado.
–¿Golpeaste a más personas? No lo recuerdo.
–Si, tres. Bueno, cuatro si contamos a Jin.
–No lo sabía.
–Tú te creías un rey. Te encantaba ser el centro de atención y todas esas estúpidas babeaban por ti.
–Así como tú.
–¿Me estás diciendo estúpida? –Fingí un tono indignado.
–Jamás. –Rió, volviendo a besarme.
Hice que retrocediera hasta que se sentó en la arena y yo sobre él, devorando su boca con ganas. Sus dedos apretaron mi cintura.
–No lo haremos aquí. –Murmuró, con voz agitada cuando nos separamos para recuperar el aire.
–Aburrido. –Canturreé.
Frunció el ceño. –No es justo que me digas aburrido cuando hemos follado en lugares poco comunes. –Habló haciendo puchero como bebé, lo cual era un contraste gracioso por las palabras que salieron de su boca.
–No seas llorón, aunque hacerlo aquí sería incómodo por la arena y eso.
De pronto se me vino una idea a la mente y me levanté. Él me miró con esa expresión que decía "¿ahora que se le ocurrió?"
–Vamos a consumar nuestro compromiso.
–¿Eso quiere decir que ya iremos a nuestra habitación? –Inquirió, sonriendo coquetamente.
–Aún no, vamos a meternos al mar desnudos.
–Ni loco, el agua debe estar fría y... y esta no es una playa nudista, Bae. –Se quejó.
–No hay nadie cerca y no es para tanto, sólo se te puede encoger el...
–¡Bae!
–Bueeeno. En ropa interior, entonces. Aunque no traigo brasier.
–Raro es que lo uses –mencionó, poniéndose de pie comenzando a desabrocharse la camisa– ¿Por qué siempre te sigo en todo?
–Porque me amas.
–Demasiado.
Yo sonreí y me quité el vestido, quedando sólo en bragas. Di un vistazo a nuestro alrededor por si acaso, aunque realmente me daba igual si alguien nos veía.
JiMin quedó en bóxers y me miró, recorriendo todo mi cuerpo con sus ojos que se habían oscurecido un poco. Siempre me miraba como si fuera la primera vez que estuviese sin ropa delante de él, como si estuviese delante de una maravillosa obra de arte.
Tomé su mano y caminamos hacia la orilla, hasta que tocamos el agua con nuestros pies.
–¿Y si hay un tiburón por ahí rondando?
–Eso sería muy trágico. –Solté una risa.
Seguimos avanzando, el agua estaba fría pero soportable. El oleaje era tranquilo.
Cuando el agua me cubría los pechos casi por completo nos detuvimos.
–A la cuenta de tres, nos sumergimos.
–Vale.
–Uno... Dos... Tres. –Ambos nos metimos bajo el agua por completo saliendo a la superficie segundos después.
Nos soltamos para así peinarnos el cabello hacia atrás. Yo abracé a JiMin para sentir el calor de su cuerpo y que él sintiera el mío.
Él me sostuvo por la nuca y me besó, sus labios estaban fríos.
Nos separamos y nos quedamos mirando a los ojos, aún si hubiese poca iluminación podía apreciar la sonrisa que se había formado en su rostro.
–Gracias por elegirnos dentro de tu libertad. –Murmuró, en un tono suave.
–Una vez me dijiste que llegaría esa persona que cambiaría por completo mi forma de pensar y de sentir –comenté recordando las palabras que llegó a decirme hace mucho tiempo atrás– Resultaste ser tú esa persona y estoy tan agradecida por tenerte en mi vida. Por la forma en que me amas y me respetas.
–Y quiero seguir amándote y adorándote por el resto de mis días, bonita.
Volvimos a besarnos pero a ambos nos recorrió un escalofrío que nos hizo separarnos. Hora de salir.
–Mierda, que frío –se quejó, mientras caminábamos para salir del agua– ahora sí creo que mi amigo es inexistente.
–Eso ya lo veremos.
Llegamos a dónde estaba nuestra ropa y nos vestimos rápidamente, ahora sí sentía más el frío ahora que estábamos fuera del agua. Mis pezones se notaban mucho a través de la tela y JiMin no podía quitar la vista de ellos y yo comenzaba a calentarme a pesar del frío.
–Ahora que me ataste a ti –moví mi mano que portaba el anillo frente a él–, yo te ataré a la cama. Andando. –Enredé mi brazo con el suyo para así comenzar a caminar.
Él soltó una risa ronca. –Técnicamente aún no te ato a mi, pero no quiero perder la oportunidad de ser atado a la cama. –Sonreí.
Compartimos otro pequeño beso y apoyé mi cabeza contra su brazo mientras caminábamos de regreso al hotel.
JiMin era mi amor y mi libertad.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Se nos casa el #Parssie💕
Siento si han tenido que esperar mucho, pero no me gusta escribir bajo presión cuando mi inspiración es muy poca lo cual amenaza a que no quede conforme con los capítulos (además que me tocó escribir los extras de nuevo y eso me chocó un poco) por eso me tomo mi tiempo. También estuve centrada en las historias que terminé hace poco.
En fin, espero les haya gustado. Sólo queda un extra más para así dar esta historia por finalizada:')
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top