Cuarenta y dos. I
JiMin
Sentí un golpe en mi costado, abrí los ojos y me di cuenta de que Bae se removía violentamente, me reincorporé de inmediato mirándola.
Ella repetía 'mamá' una y otra vez entre otras palabras que no podía entender, la estaban atacando las pesadillas de nuevo.
–Bae...
Comencé a acariciarle el cabello, mientras la llamaba para que despertara y en cuestión de segundos dejó de moverse y enganchó su brazo en mi costado, aferrándose a mi. Así habían sido las noches desde que pasó todo, ella tenía pesadillas muy seguido, pero cuando escuchaba mi voz se quedaba tranquila. Era algo que me tenía preocupado. Se escapaba de mis manos por más que quisiera ayudarla, ella necesitaba otro tipo de ayuda lo habíamos hablado pero se negaba a comenzar algún tipo de terapia.
Bae hacía ver que no le había afectado en nada lo que hizo Anna, pero no era así. Ella estaba mal a pesar de que no lo demostrara, sumándole lo que había pasado en su apartamento, las pesadillas eran una prueba de eso. Además de otras señales que había notado, a veces cuando la toco sin ella esperarlo se tensa pero de inmediato se relaja al darse cuenta de que soy yo. Había hablado con los chicos para que fueran cuidadosos, ellos también habían notado lo mismo. La agresión que ella había sufrido era grave, era algo que la había dañado más allá de lo físico, pero ella prefería restarle importancia porque la principal de sus preocupaciones era su hermana.
No sabía como hacerla entrar en razón.
En la mañana cuando yo me preparaba para llevar a Ji a la escuela, le pregunté acerca de la pesadilla que había tenido pero no lo recordaba o quizás no quería contarme, de todos modos no insistí.
Había pasado casi una semana y media, habían sido días difíciles, ya estaba cansado de tantos problemas. Por mi parte, desde que descubrí la verdadera cara de SungJun y supe lo inhumana que había sido Anna con sus hijas, en especial con Bae, me costaba conciliar el sueño, le daba vueltas una y otra vez al asunto. No se me quitaba de la mente el como Bae me había contado todo por lo que había pasado. Fue tan difícil para mi escucharla e imaginarla sufriendo a tan corta edad.
Eran muchas cosas con las que ambos estábamos lidiando. Estábamos en medio de un escándalo, ya todos sabían lo que había hecho uno de los empresarios más importantes de Corea junto con sus socios y su nueva esposa. Todos hablaban de eso, nosotros intentábamos no revisar los teléfonos y los televisores se mantenían apagados.
EunBi ya sabía lo que había hecho su madre, Bae y yo se lo explicamos todo, no nos creyó pero cuando leyó la carta que escribió SungJun, supo que era verdad. Lloró y quiso estar sola por el resto del día, luego se mostró tranquila. Aunque de igual forma Bae estaba muy pendiente de ella, como todos. JungKook casi no se despegaba de su lado.
Evitábamos tocar el tema y tratábamos de seguir con nuestras vidas. Ji había regresado a casa y yo repartía mi tiempo entre estar con él, ver a las chicas y mi trabajo.
Pero no era tan fácil como se decía, hubo una situación con JiHwan cuando recién salieron a la luz las noticias de lo que había hecho SungJun, yo no sabía como abordar el tema con él pero tuve que hacerlo, bueno, tuvimos; Bae fue de gran ayuda para eso. Habíamos hablado de como decirle todo, no estábamos seguros de cual iba a ser su reacción y yo tenía miedo de como se lo podría tomar, pero ella decía que debíamos ser honestos, que él podría entenderlo debido a su madurez.
Él se mostró muy decepcionado además de impactado, era compresible. Se trataba de su propio padre y una cosa así no era para tomarlo a la ligera.
Sentí mucha tristeza y rabia cuando le pidió disculpas a Bae, él no tenía por qué pasar por algo así, no tenía la culpa ni la responsabilidad de nada, es solo un niño. Después de hablar con él estaba un poco decaído, por suerte en su escuela un psicólogo lo estaba tratando, yo había dado la aprobación para eso. No quería que él sufriera un trauma por todo esto.
Un día me llamaron de la academia de Taekwondo, Ji había peleado con otro niño.
Bae y yo fuimos enseguida y cuando llegamos, nos explicaron lo que había sucedido. Los niños podían ser muy crueles. El otro chico se había burlado de Ji debido a todo lo que se decía en las noticias, mi hermanito era tranquilo y al parecer el otro niño al no ver una reacción por parte de él decidió golpearlo y Ji por supuesto se defendió. Los padres del niño querían que expulsaran a Ji siendo que él no había empezado, por suerte había testigos de todo lo ocurrido por lo que mi hermanito solo recibió una suspensión y al niño lo expulsaron.
Durante el camino de regreso a casa, Ji se mantuvo callado estaba muy molesto por lo que había pasado y por lo que le dijo ese niño, yo también lo estaba. En la escuela todos lo veían mal, pero al menos sus amigos se mantenían con él.
No podíamos evitar ser señalados por los errores de otros.
Cuando llegamos a casa, Bae habló con él, no me dijo sobre qué pero desde ese día Ji había subido el ánimo. Quiso que lo inscribiera en un equipo de futbol y lo hice porque el psicólogo me aconsejó que lo mejor sería que mantuviera su mente lo más ocupada posible.
Estaba haciendo todo lo posible porque él estuviese bien, y Bae estaba siendo de gran ayuda en como tratarlo. No sabría como manejar la situación si no fuera por ella y estaba sumamente agradecido.
Salí del local directo a casa de Bae, había pasado casi toda la mañana luego de dejar a Ji en la escuela, en el bar. Las remodelaciones estaban por terminar, a pesar de todos los problemas era algo que seguía en pie, afortunadamente Ravi, mi asistente, estuvo a cargo mientras yo no pude.
Al llegar saludé a las chicas del servicio, Bae me había esperado para almorzar juntos.
Luego de terminar ella fue a llevarle una pastilla junto a un vaso de jugo a EunBi, quien estaba en el jardín hablando por teléfono, seguramente con JungKook.
Entró de nuevo a la casa y se quedó mirando a través de los ventanales de la cocina, hundida en sus pensamientos. Solía hacer eso muy seguido.
Ella se dio cuenta de mi mirada y se giró hacia mi.
–¿Qué pasa?
–Eso quiero preguntarte.
Se encogió de hombros.
–Estoy bien, no deberías preocuparte tanto por mi.
–Me preocupa lo que pasa por esa cabecita. –Me acerqué más a ella y dejé un beso en su frente.
Suspiró.
–EunBi... ella no ha vuelto a mencionar a Anna, también he tratado de hablar con ella sobre el tiempo que estuvo secuestrada, pero no ha querido decirme. –Hizo una mueca.
–Dale tiempo.
–Lo sé, pero no quiero que sufra en silencio.
Así como tú... quise decirle, pero sería entrar en un tema de conversación en el cual no íbamos a llegar a nada como otras veces.
–Estoy seguro de que cuando esté lista lo hablará contigo, es muy reciente aún.
Asintió y apoyó la cadera de la isla, imitando mi postura.
La observé en silencio por unos segundos, aunque podría hacerlo por horas y no me cansaría.
–¿Pasa algo? Pareciera que quisieras decirme algo importante... –Se cruzó de brazos.
–Me gustas mucho. –Dejé salir sin más y sonreí cuando desvió la mirada de forma avergonzada, aunque yo también fui víctima de mi propia sinceridad. –Es importante ¿no? –Bromeé, para disimular mi nerviosismo.
No habíamos hablado de nuestra "relación", y a pesar de que ambos éramos conscientes de lo que sentía el uno por el otro, de que estábamos juntos sin una etiqueta, era necesario aclarar las cosas.
–Tú también me gustas –murmuró, mientras hacía figuritas con su dedo sobre la superficie de la isla– creo que lo hiciste desde que comenzamos a acercarnos más, a pesar de las discusiones –confesó y sonrió levemente, probablemente recordando los momentos no tan buenos por los que pasamos en un principio– pero no hice las cosas bien... yo... lo siento mucho, JiMin.
Sabía a lo que se refería pero yo prefería dejar eso en el pasado. También sabía que Bae era del tipo de persona que puede ser muy directa al decir ciertas cosas, pero le costaba hablar de sus sentimientos y significaba mucho para mi cuando se expresaba con sinceridad sobre ellos.
–Después te diré desde cuando me empezaste a gustar tú.
Ella me miró y ladeó la cabeza, casi pareciendo una niña el cual no podía ocultar su curiosidad.
–¿No puedes decirlo ahora? –Alzó una ceja, volviendo a ser la chica directa a la cual estaba acostumbrado.
Reí.
–Hay muchas cosas que me fascinan de ti ¿lo sabías? –Dije ignorando su pregunta anterior. –Creo que te cansarías si te lo dijera todo, bonita.
–Si estás intentado que me sonroje con tus cursilerías, pues lo estás logrando. –Solté una carcajada. Se llevó las manos a la cara mientras reía, hacía un rato que no la escuchaba reír, me gustaba que lo hiciera y más si yo lo provocaba. –Me gusta cuando me dices bonita. –Musitó, sin mirarme.
Sonreí ampliamente al escucharla.
La realidad es que hacía un buen rato que ambos no nos reíamos, pero al parecer cuando estábamos juntos todo podía ser posible. Con todo lo que pasaba en nuestras vidas, eran muy pocos los momentos que teníamos para los dos, pero apreciaba que pudiéramos tenerlo ahora.
No me aguanté y la tomé del rostro, para así unir nuestros labios, ella me rodeó con sus brazos pegándose más a mi cuerpo. La sensación cálida, que ya resultaba muy familiar cuando la tocaba o la besaba, creciendo en mi pecho.
Al separarnos, pegué mi frente con la suya, sin abrir los ojos, y acaricié su mejilla.
–Déjame demostrarte que el amor no es como piensas –susurré muy cerca de sus labios– sé que aún tienes miedo y estás llena de dudas. Déjame sanarte, más que un apoyo, quiero ser parte de tu vida.
Dio un beso corto en mis labios.
–La pregunta es... ¿estás seguro de que quieres que yo sea parte de la tuya?
Ella seguía sintiéndose mal por lo que había pasado entre nosotros, pero el que se haya disculpado y haya sido honesta conmigo era suficiente para mi, porque yo no podía estar más enamorado y sólo pensaba en estar con ella.
La realidad es que quise mucho a HyunJin, pero con Bae había experimentado cosas muy distintas, muchas veces me sentí tan abrumado estando con ella por la magnitud de mis sentimientos. Esperaba que en algún momento ella llegara a sentir algo tan fuerte por mi como lo que yo sentía estando a su lado, sabía que dejar atrás los pensamientos con los que creció no sería fácil si era lo que había visto durante casi toda su vida, pero si ella me quería y estaba dispuesta a estar conmigo, entonces ambos nos merecíamos una oportunidad.
–Completamente seguro, es lo que más quiero ahora.
Se separó de mi, abrí los ojos y al mirar los suyos, éstos brillaban con una pizca de ilusión.
–Entonces deberíamos intentarlo.
Sonrió suavemente y no hice más que besarla. Después de tanto días me sentía bien.
–Gracias por estar conmigo, sé que ya te lo he dicho pero de verdad te lo agradezco.
–Siempre estaré cuando me necesites, bonita, sea lo que sea que nos depare el futuro.
–Siempre estaré cuando me necesites, JiMin, es una promesa.
Me abrazó y yo besé su coronilla repetidamente.
Sólo esperaba que la vida nos diera la oportunidad de ser felices de nuevo y de poder compartir nuestra felicidad.
Nuestro momento de tranquilidad no duró mucho.
Luego de hablar de nosotros, estuve un rato más con ella. JungKook llegó a visitar a EunBi y los cuatro compartimos por el resto de la tarde. Después fui a buscar a Ji a sus prácticas y lo llevé donde uno de sus amigos porque éste lo había invitado a dormir y regresé a casa de Bae porque me quedaría con ella otra vez.
Temprano recibimos una llamada del detective Dan, me pedía ir a la estación de policía. Esta vez no pude convencer a Bae de quedarse y me acompañó.
Cuando llegamos nos dijo que en la madrugada habían encontrado a HoSeok y a otro hombre. Los habían estado interrogando, ambos confesaron su participación en el secuestro de EunBi, eran los dos que faltaban. HoSeok reveló otros datos con respecto a los demás implicados, también dijo donde estaban Anna y Nam HoJong, se habían ido de China hacia España por lo que ya habían alertado a las autoridades de aquél país; pero de la nada se detuvo en su declaración y pidió verme, sólo así terminaría de confesar.
No era algo normal que eso pasara, pero lo importante era que él admitiera los delitos y hacer las cosas más fáciles y rápidas. Así nos lo explicó Dan.
Un mal presentimiento se había instalado en mi.
Bae se quedó en la recepción y yo me fui con el detective hasta donde tenían a HoSeok. Dan me aseguró que no podría hacerme nada, ya que estaba esposado y además, un agente estaría en la puerta y él, con el resto, estaría detrás del vidrio.
Entré al cuarto y pude notar lo demacrado que se veía, su ropa estaba algo sucia y su cabello más largo de lo usual. Se encontraba sentado junto a la mesa de madera que ocupaba el centro de la habitación, había otra silla frente a él, en la cual me senté.
Al tenerlo frente a mi con esa sonrisa de oreja a oreja, como si no pasara nada o como si no hubiese hecho nada malo, me hizo enojar, pero me mantuve inexpresivo.
Tenía sus brazos sobre la mesa y sus muñecas estaban esposadas.
–Me alegro de verte, amigo –apreté los dientes en cuanto escuché que me llamó de esa manera– ha pasado un tiempo ¿no?
–¿De que quieres hablar?
No quería verle la cara, deseaba que todo terminara rápido.
–¿Acassia como está? Oh, perdón ¿debería decir Bae? Como tú la llamas.
Lo miré directamente a los ojos. Algo no estaba bien con él, parecía fuera de sí.
–No es tu problema, no voy a hablar de ella contigo –espeté– ¿De que quieres hablar? ¿De lo hijo de puta que fuiste con la chica que decías amar?
Borró la sonrisa y suspiró, para luego negar con la cabeza.
–Pero si Bae es el tema principal de esta conversación.
Su mirada se volvió siniestra y yo no sabía que quería decir con eso.
–¿A qué te refieres?
–Siempre arruinando la diversión, JiMin –chasqueó la lengua– como esa vez en el callejón ¿recuerdas? Arruinaste mi momento con Bae.
¿Callejón?
Mi mente viajó enseguida a la noche en que vi cuando Bae estaba siendo atacada por alguien en aquel sucio y oscuro callejón cerca del orfanato.
Había sido él.
¿Entonces, habían detenido a otro para encubrirlo?
Mi respiración se volvió más pesada.
–Fuiste tú... –Dije, repitiendo esa escena una y otra vez en mi cabeza.
¿Cómo no pude reconocerlo?
–Si, fui yo –sonrió victorioso– ¿y adivina quién la atacó después en su apartamento?
No, no, no. Maldita sea.
–¿Por qué lo hiciste? –Pregunté con dificultad.
El que estuviese hablando tan casual me jodía demasiado y sentía que no iba a poder controlarme.
Él simplemente quería regodearse de lo que había hecho, en mi cara.
–Quería comprobar los rumores que corren en la universidad sobre mi cuñadita, ya sabes... quería sentir que tan apretada era –sonrió de tal manera que apreté mis puños y él lo notó– ¿Qué? ¿Estás molesto porque toqué a tu zorra?
Soltó una carcajada.
Y en ese momento perdí todo razonamiento.
De un momento a otro me encontraba sobre él en el suelo, golpeándolo con toda la fuerza y toda la furia que en ese momento me recorría, estaba cegado.
Sólo podía ver a Bae ensangrentada y llorando, sintiendo asco de sí misma por su culpa.
A EunBi sufriendo por su culpa.
Escuché la voz de Dan y sentí como me tomaron de los brazos, pero yo me resistía y otro agente tuvo que agarrarme para poder separarme de HoSeok, quien tenía su rostro cubierto de sangre pero aún así sonreía con burla. Entre ambos me alejaron lo suficiente y otro policía sostuvo a HoSeok por los brazos para sentarlo de nuevo en la silla donde estaba. Parecía estar a punto de desmayarse.
–¡Eres un maldito enfermo! –grité– ¡Te vas a pudrir en la cárcel enfermo de mierda!
–JiMin, cálmate. –Dan estaba frente a mi y aún me sostenía, porque yo lo que quería era seguir golpeando a HoSeok hasta dejarlo inconsciente.
Me sacaron de ese cuarto, por suerte Bae estaba afuera y no había escuchado nada de lo que había pasado, de lo contrario ya hubiese entrado. No quería que me viera así.
Yo no era violento, no me gustaba la violencia para nada. Pero él se merecía cada golpe por hacerle daño a la persona que amo. Por hacerle daño a EunBi, ninguna de las dos se merecía nada de lo que había pasado.
Traté de calmarme y tomar respiraciones profundas, colocándome de cuclillas en una esquina. Miré mis manos que temblaban, la derecha la tenía llena de sangre y mis nudillos estaban rotos. Mi camisa y mi chaqueta también tenían manchas de la asquerosa sangre de ese enfermo.
HoSeok había aparentado ser alguien distinto todo este tiempo, había ocultado su verdadero ser. Era alguien despreciable, como todos los que estaban involucrados en el caso. Y había sido mi "amigo".
El día después de que atacaron a Bae yo hablé con él y parecía preocupado y sentirse culpable por haber estado tan, según él, ocupado esa noche.
Por la forma en que se expresó parecía tener un odio muy profundo hacia Bae y quizás una obsesión con ella. Él siempre se quejaba de ella y de como lo trataba, pero nunca imaginé que pudiera hacer semejante atrocidad, además de lastimar a tantas personas. Me sentí mal por EunBi, se enamoró de una persona que estaba completamente mal de la cabeza.
Hablé algunos minutos con Dan cuando logré calmarme un poco, dijo que por su nueva confesión se le agregarían más cargos y lo más seguro es que pasaría casi toda su vida en la cárcel. Eso me aliviaba porque no podría hacerle daño a más nadie. También me confirmó que habían arrestado a otra persona cuando Bae hizo la denuncia aquella vez y el detective Lee estaba detrás de eso, había sido removido del caso y del cargo.
Salí a donde estaba Bae y en cuanto estuve frente a ella, vi como sus ojos fueron de mi cara al trapo alrededor de mi mano, el cual me había dado Dan, a las manchas de sangre en mi ropa.
Se acercó a mi.
–JiMin, ¿qué pasó? –Sus cejas estaban fruncidas, la preocupación cruzando sus facciones. Pasó su mirada de Dan hasta mi nuevamente.
Pero yo no quería hablar, sólo quería llevármela muy lejos donde nadie pudiera hacerle daño.
–Salgamos de aquí, bonita.
Fue lo que me limité a responder, la tomé de la mano y ella no insistió más, sabía que algo grave pasaba y no me gustaba tener que ser yo el que le diera tantas malas noticias.
Salimos en silencio hacia mi auto, le abrí la puerta para que se subiera y yo lo rodeé para hacer lo mismo. Me recosté del volante, y exhalé e inhalé profundamente.
–JiMin...
La miré y me incliné quedando cerca de su rostro.
–Recuerda siempre que estaremos bien. –Hablé firme.
Ella tardó en reaccionar a lo que había dicho, pero asintió finalmente.
–¿Por qué golpeaste a HoSeok? ¿Qué le hizo a EunBi?
–Hablaremos en casa.
–Quiero saberlo ahora. –Exigió, cosa que no me sorprendió viniendo de ella.
–Cuando lleguemos a casa.
–¡¿Por qué mierda no lo dices de una vez?!
–¡¿No puedes esperar a que lleguemos?! ¡Joder!
Nos sumimos en un silencio muy tenso.
Yo seguía un poco alterado por lo de hace un rato y ella estaba preocupada, en los últimos días hemos estado bajo mucha presión y evidentemente estábamos alerta y a la defensiva ante cualquier cosa que pasara.
Bae mantuvo su vista hacia la ventana y yo arranqué para dirigirnos a mi casa.
Ninguno de los dos habló más y yo enseguida me arrepentí por haberle gritado. Debíamos estar unidos y no pelear.
Podía notar como miraba mi mano de reojo. Vio que tomamos dirección contraria a donde quedaba su casa, pero aun así no dijo nada al respecto.
Cuando llegamos, ambos bajamos del auto y antes de que llegara a la puerta, la frené. Ella me miró expectante, pero no parecía molesta.
Me tomé unos segundos para admirarla, su cabello suelto cayendo en leves ondas, su rostro libre de maquillaje, desde hace varios días que andaba al natural y realmente no le hacía falta usar maquillaje, para mi era igual de hermosa con o sin él.
A pesar de que ya casi no quedaba rastro de sus marcas, ella seguía usando prendas que le taparan, para que EunBi no se diera cuenta y no se preocupara. Pero había algo más.
Apreté los labios queriendo regresar a la estación de policía y terminar de moler a golpes a HoSeok.
–Siento mucho haberte gritado.
–No, está bien. Yo lo siento, no debí alterarme –se acercó más a mi sin dejar de mirarme– sólo que me impresionó verte así, tu eres la persona más paciente que conozco y no sueles explotar con facilidad.
A menos que alguien quiera atentar contra ti.
Posé mi mano izquierda en su mejilla, no quería tocarla con la mano con la que golpeé a ese imbécil, me incliné y la besé brevemente.
–Quiero saber lo que te dijo HoSeok, pero antes debes ponerte hielo. –Me haló por un brazo para comenzar a caminar de nuevo hacia la casa.
HoSeok fue el que la atacó.
HoSeok fue el que la intentó violar dos malditas veces.
HoSeok la había dañado.
Un dolor desgarrador se esparcía en mi interior por enterarme de la verdad, pero para ella sería aún peor.
Ella sabía que no se trataba de EunBi por la forma en la que me habló y lo que dijo en el auto. La conocía lo suficiente, no podía subestimarla y estaba casi seguro de que sospechaba de lo que quería confesar HoSeok desde el primer momento en que hablamos con Dan.
Bae había analizado todo mucho antes que yo.
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¿Les gustó? Quiero leerlxs c;
Esperen la segunda parte, gracias por leer💜
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