12: "Audiciones y un rostro ardiente."
Jihyo's POV
Park's Big Records, Fifth Avenue, Nueva York. Jueves, 10:12 am.
Nayeon es una persona bastante persistente si me lo preguntan. De camino al lado de la chica que vestía un suéter beige y su cabello ligeramente recogido, mi cabeza estaba sumida en distintos pensamientos... ¿Por qué camino con una mujer hermosa? ¿Por qué permití que mi trabajo interrumpiera de nuevo en mis asuntos personales? No sabía ni como responderme. Y definitivamente aquellas dudas las aclararía más tarde con mi mejor amiga y secretaria cuando tuviesemos el tiempo.
Por otro lado... la misma chica parece estar teniendo su propio debate mental también. Lleva callada desde que empezamos a subir las escaleras.
¡Ah sí! No lo había mencionado pero... Soy tan boba que acepté su petición de subir las escaleras juntas en vez de irnos por el ascensor del personal... Es que según ella no quería que nos vieran juntas.
Al estar en el piso 22, ya el aire de mis pulmones era incapaz de mantenerse y si fuese asmática probablemente habría muerto en el tercer escalón del primer piso que subimos, y es que... ¡Maldita seas Jihyo! ¿Por qué no hiciste más escaleras para joderte la vida? Debí hacerle caso al arquitecto esa vez.
Mi respiración se volvió agitada y una serie de jadeos a la falta de aire alarmaron a mi compañía:— ¿Jihyo, estás bien? —Preguntó la castaña con algo de preocupación.
Tosí un poco antes de responder:— S-Si, estoy bien Sana... ¡Vamos, que se te hace tarde!
Iba decidida a llegar a las audiciones con ella. Pero parece que mi acompañante tiene otros planes.
Sana negó y me detuvo de seguir subiendo.
— Jihyo, para, te va a dar algo— se río un poco de mí—, deberíamos descansar, después de todo yo fui quién te pidió esta tortura.
— Cualquier tortura tuya me halaga, preciosa —musité sin aliento con tono juguetón que ella sólo reprendió con una mirada.
— Ven, vamos a sentarnos, me recuerdas a mí tomando el metro todas las mañanas en Brooklyn.
— ¿Entonces eras una chica de Brooklyn? —Pregunté curiosa a mi nueva compañía.
Luego de nuestro extraño reencuentro en el ascensor, me he percatado del detalle de que mi nueva amiga… si es que así podía llamarle… es bastante, ¿curiosa? Había hablado poco tiempo con ella.
Bueno hablar y otras cosas… Pero ella era tan interesante tanto en el club, cómo aquí sentada a mi lado.
Tiene unas opiniones bastante controversiales acerca de cine y también podría decirse que es una aficionada a los datos históricos.
— Si, aunque no me subestimes, no estoy ni de cerca de ser tan intimidante como el resto de ellas— tomó una bocanada de aire, mientras salíamos del pasillo oscuro—. Brooklyn no es tan terrible como piensan.
Enarqué una ceja divertida:— Por supuesto que no, tú vienes de ahí, ¿cómo podría? Tú no tienes nada malo que ofrecer.
El blanco en sus ojos se hizo presente y una sonrisa coqueta se hizo presente, lo que provocó una sonrisa aún más grande a mí también.
— Claro Señorita Perfecta, ¿y sabes qué si ofrezco? —podía notar el sarcasmo plagado en cada letra de esa oración.
Sin embargo, tengo que admitir que mi nueva compañía, la Señorita Minatozaki, desayuna sarcasmo e ironía, y en cada frase que oigo salir de sus dulces labios, puedo notarlo; así que más que molestarme: ella me incitaba a molestarla.
— Tu número telefónico… ¿tal vez?
— Un par de puños, para esa boca llena de idioteces.
— Wow, una chica de Brooklyn sin duda —halagué de inmediato.
Poco a poco iba conociendo a Minatozaki Sana, y si, habíamos encontrado el punto perfecto entre olvidarnos de nuestro primer encuentro en aquel club, y este. Para ese momento éramos desconocidas que se dejaron llevar por el alcohol en la venas, y lo subido de todo del asunto, ahora mismo solo éramos Sana y Jihyo, dos personas que por circunstancias –y un mal mantenimiento que le da Nayeon al ascensor–, estamos aquí, sentada en las escaleras porque mis pulmones son tan débiles como la cuerda floja de mi vida.
Caminábamos juntas al mismo destino. Que por alguna razón… estaban unidos… ¡¿Cómo es eso posible?!
— Ex–chica de Brooklyn —corrigió—. No vivo ahí desde hace años.
— Oh, en serio— alcé mi mirada para encontrarme con esos profundos orbes miel. ¿Qué? Aún recuerdo lo atrevidos y llenos de deseos que se veían esa noche… ¡Exacto, sigo cayendo en el hecho de que eso pasó! O bueno, aún no lo sabía.— Quizá podrías invitarme… uhm, a tomarnos una té y así conversar un poco más.
— ¿Y qué tenemos que conversar tú y yo, Jihyo? —Su curiosidad era palpable.
« Tantas cosas, Sana, que ni te imaginas » Pensé.
— Por ejemplo, el hecho de que desde que hemos tenido el encuentro peculiar y "romántico" del siglo en esa pequeña caja metálica —Hice comillas cuando mencioné el romanticismo. ¡Uf! Por supuesto que sé que casi nos besamos tres veces, ella pareció recordarlo también, y sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso—; y no malinterpretes, yo también tenía ganas de besarte…
— ¿Pero…? —Siguió Sana.
— Creo que en vista de que el Sr Black arruinó nuestra diversión en elevador, y que soy incapaz de subir otro piso más porque sino conoceré a los cantantes favoritos de mi padre— Sana me miró expectante— podemos hablar sobre algo más.
— ¿Algo más?
— Tú lo sabes… Ese día —Suspiré—, a ver Minatozaki Sana, ¿qué escondes en esas perfectas manos tuyas? ¿qué secreto me ocultas?— La miré directamente, noté de inmediato que ella tragó grueso—, ¿qué pasó esa noche en Moonlight Sunrise?
¡Al fin! Quizá estoy siendo un tanto dramática, es decir… ¿tenía que hablar sobre sus perfectas manos para sacarle el dato? No, pero era inevitable coquetear con ella.
— Eh… bueno… eso —ella empezó a balbucear cosas inentendibles en voz baja. Una sonrisita se me escapa por ello.
Sí, en todo el tiempo en que nos quedamos en el ascensor, debo admitir que cuando pasa de su faceta de chica –o más bien ex– Brooklyn, pienso que es adorable.
— ¿Por qué me miras así? —Se dio cuenta de mi mirada atenta.
— Porque Minatozaki Sana es adorable —repliqué.
— ¡Vamos Jihyo, eres insoportable! —Empujó suavemente mi hombro a manera de juego. Soltó un largo suspiro— Bien, supongo que ya era hora de qué lo sepas.
« ¡Aleluya! »
— Sólo dime que no hice el ridículo… por favor, no estoy dispuesta a saber que arruine algo con una mujer hermosa —ella hizo su típica negación y sonrió con picardía— ¡Ush, mala señal! ¡Mejor subamos más escaleras!
Mi broma la hizo reír escandalosa, ¡okay, la hice reír! Ya denme mi Premio Nobel a la Comedia, hice reír a una chica hermosa.
— Jihyo, tú y yo…
— Tú y yo… —quería que continuara— Vamos Sana, deja de torturarme, no es momento.
— Claro que lo es bombón —ese apodo…— lo es desde que no nos besamos en tu jodido ascensor de magnate —Respondió en broma acompañado de un guiño.— Okay, ¿crees soportar la verdad de que no hiciste el ridículo? O bueno tal vez sí.
— Detesto las respuestas ambiguas, Sana —declaré.
— Te desmayaste —Soltó y quedé totalmente helada a su lado en el escalón, para luego levantarme de golpe, cosa que hizo que ella se sobresaltara.
— ¿Me desmayé? ¡¿Yo me desmayé?! —Ella asintió. Todavía no lo creía.—. ¿Pues en qué momento?
— Ey, ey, relájate, ya te explico. ¿Quieres sentarte?
— Sana estoy calmada.
— No lo creo, Park. Hasta parece que te conté que acaba de morir la Reina o algo así —bufó— Te alteraste.
¡Que se joda la Reina! ¿Yo cómo me había desmayado? O sea bebí bastante con Sana… pero no tanto para terminar así.
Y bueno, tal vez mi voz sonaba un poquitito alterada…
— No lo comprendo, ¿qué pasó exactamente?— Pregunté derrotada.
— Eso mismo, déjame terminar, ¿sí? —calmó nuevamente la castaña—. Ésa noche después de…— Mis mejillas se calentaron y estoy segura que las de ellas también cuando hizo mención de "ese suceso", no habíamos tocado más el tema—... bueno, tú entiendes— río nerviosa—. Te llamaron por teléfono, para después irte y no pasó nada más, supongo. Luego una cosa llevo a la otra, y media hora después…
— ¿Media hora después? ¿Media hora después qué, Sana? —Interrogué.
— Media hora después, mi jefa apareció contigo inconsciente, me pidió que te llevara conmigo a casa. Básicamente te partieron una botella en la cabeza al salir del ala Sunrise… ¿entiendes? Y pues, ya que terminarás conmigo en vez de tu hogar era otra cosa, nadie llamó por ti y Kar me rogó que durmieras conmigo.
¡Oh, por eso estaba desubicada en el tiempo y espacio y en un hogar ajeno! Hasta yo me reiría de mi misma, ahora entiendo a Jeongyeon.
— Mierda —solté y Sana rió para aliviar el ambiente.
—... Si, te debo una disculpa —y fue sincera—, debe ser aterrador despertar en la cama de un extraño del que no recuerdas nada y lejos de tu hogar.
— No estaba tan lejos —la relaje un poco— De verdad agradezco lo que hiciste por mí, no tenias que-…
— Sí, tenía que hacerlo. ¿Cómo iba a dejar morir a mi idiota preferida?
— ¿Ya tienes favoritos tan rápido? ¿O cuantas idiotas conoces? —Bromeé con ella.
— A ninguna Park, todas son idiotas pero tú eres la única que salió mágicamente de un elevador de la Fifth Avenue.
Sonreímos por nuestra broma interna. Si el ascensor se dañaba más seguido con tal de conocer más a Sana…
¡Oh joder, ese maldito ascensor sigue arruinado y yo no tengo más fuerzas para subir escaleras!
Ella se puso de pie y recogió su bolso más sus cosas, con intenciones de seguir subiendo escaleras, de ninguna manera…
Tomé su brazo con delicadeza para detenerla en ese momento:— Wow, chica cine, ¿a dónde crees qué vas?
Ella me miró incrédula.
— ¿Cómo que a dónde? A seguir mi camino, querida Señora Park, le recuerdo que estoy aplicando a sus audiciones —hizo incapié en esas palabras—, es de mal gusto llegar tarde a una entrevista de trabajo, o en mi caso particular, mi audición.
— Bah Sana, no piensas seguir subiendo ese montón de pisos tú sola… ¿cierto? —Ojalá fuera broma, pero, viendo la expresión de su rostro, y la firmeza de sus hombros en alto. Toda ella estaba decidida a hacerlo.
— Por supuesto.
Vaya, ella si que es una ex chica de Brooklyn, fuerte y decidida por siempre. Me recuerda un poco a Dahyun.
— Sana yo no creo…
— Ey Jihyo, no tienes por qué subir conmigo, puedes ir por el ascensor…
— No —dije sin pensar— No pienso dejarte sola, es de mala educación —fui firme yo también con mis decisiones.
Sana sonrió un poco ante eso:— Ustedes los británicos y su costumbre de ser corteses para todo.
— Oh vamos, soy de todo menos británica —me defendí.
Aunque me salió un poco mal porque al final mi acento relució más con esa última frase… ¡Carajo, tenía razón!
— ¿Cómo has dicho? —Preguntó burlona.
— Mejor tomemos otra alternativa.
— ¿Cuál? A menos que saques un cohete mágicamente de tu trasero, no creo que llegues a tiempo a tu trabajo y yo a mi compromiso —Sentenció ella.
— Vamos chica cine, no creo que sea tan difícil.
— ¿"Chica cine"? ¿De dónde sacas eso? —Dudó Sana.
— Chica cine porque… bueno, ya sabes, esa noche y en el ascensor no paraste de hacer referencias a películas. Cosa que me parece chistosa y muy…
— ¡Oh claro! —sonaba ofendida—, perdóname Miss Perfección, tú pareces sacada de un maldito libro de "¡Emprende tu negocio en menos de 30 días!"— Hizo una voz de comercial, cosa que me causó gracia.
— Genial, hice enojar a la cinefila. Perdóname por no haber visto Fight Club.
— ¿Perdona? Ya me has ofendido dos veces, no soy fan de esas películas, soy más de musicales como "Grease".
— ¿"Grease"? —Creo que ya la ofendí cuatro veces.
Esta chica me hace adivinar nombres que mi memoria corto a plazo y yo, no nos permitimos guardar por mucho tiempo.
— Auch, pensé que conociendo la industria musical sabrías quien es Olivia Newton-John.
— ¡Ah ya sé de cuál hablas! ¿Entonces eres una fan de musicales? ¿Qué me dices de La La Land? —Ella limpió una lágrima falsa al escucha ese nombre.
— ¡Oh mi Dios, por favor no me hables de mi trauma más grande del séptimo arte! —Reímos por la broma.— Sebastián y Mía todavía me duelen.
— Es una película increíble.
— ¿Y Grease no te la has visto?
— Por mi madre —respondí a medias.
— A mí se me hace que eres como el personaje de John Travolta… —se quedo pensando ella— ¿Qué crees?
— No lo sé, no recuerdo mucho de la trama.
— Yo sólo se que amaría a alguien con quién cantar "You're The One That I Want"— comentó risueña.
— Bien, tal vez sí quiero ser ese tal Travolta.
— Te faltan los ojazos azules — Jugó ella.
— Ya mismo busco lentes de contacto por Internet.
Reímos nuevamente. Me sorprendía la capacidad que teníamos de perdernos dentro de nuestra conversación banal y dejar de pensar en el mundo por unos momentos.
— Bien, Señora Park. Creo que sí no quieres subir escaleras, al menos dime qué haremos… Eres millonaria, la gente rica siempre tiene maneras creativas de arreglar sus problemas —dijo.
— Bueno… tal vez…
Y ahí el foco de las ideas volvió a encenderse, aunque bueno, ya no era una idea… era más bien una respuesta obvia: El ascensor privado.
— Sí la tengo —ella me miró curiosa.
— Lo sabía —hizo un gesto victoriosa.
— De hecho se me olvidó decírtelo antes, porque... Mhm bueno, eso no es tan relevante— decidí no dejar en evidencia que es porque soy una tarada y estuve distraída con nuestra charla todo el recorrido—... Lo que importa que es si hay, podemos usar el ascensor del personal, es privado solo lo usamos, Nayeon, Dahyun y yo.
— ¿Tú, tu secretaria y tu súper-estrella? ¿Y estaría bien?
— Sí quieres seguir perdiendo minutos valiosos —Ella me lanzó una mala mirada—, exacto… nos conviene totalmente.
— ¿Y crees que veamos a alguna de tus compañeras en él?— Hizo un gesto demostrando su duda. Por un momento se me hizo similar a lo que hace Jeongyeon cuando... ¡Jeongyeon también usaba ese ascensor a veces! Maldita sea, arrugué las cejas detalle que Sana notó inmediatamente— ¿Entonces sí?
— No... depende. A estas horas dificulto que lo hagan.
— Eso no nos ayuda mucho— suspiró.
Si Jeongyeon acababa de dejar a Nayeon en el trabajo, no creo que consiga estar ahí y verme con Sana... ¿verdad?
Debería dejar de hacerme esas preguntas.
— Yo si creo que es una buena idea —me levante y la invité a seguirme.— Ven, Señorita Minatozaki, conocerás los privilegios del Jefe— Sana rodó sus ojos y la vi sonreír. ¿Ya había mencionado que sus mejillas cuando sonríe son preciosas y abultadas? ¡Es muy tierna!
« Un momento Jihyo... Para, ¿por qué piensas en eso ahora? ¡Terminen de llegar temprano mejor! »
— Me ganaste Señora Park, subiré con usted, Jefa —Oh wow, eso estuvo extraño, pero… ¿me agrado? Ella me agrada.
También me parece bonita. Es muy bonita.
— Gracias, ya lo sabía —Dijo ella a mi lado. ¡¿Qué?!
— ¿Disculpa?—parpadeó un poco, su pregunta me confunde mucho.
— Dijiste que te parezco muy bonita.
¡Carajo lo dije en voz alta, sólo me faltó gritarlo a los 4 vientos yo...
La castaña aparentemente nota el pánico en mi rostro y su famosa sonrisa coqueta se hace presente.
Ella sabe.
— Y-Yo me disculpo, eso fue de mala educación, en serio... Sana la verdad es que–...— Y ella me detiene porque esos ojos brillan de una manera extraña y tan llamativa, tan llamativa como sus labios, como ella en sí.
Wow, ¿desde cuándo no siento eso?
— No tienes que temerme Señora Park, yo no muerdo —hace una pausa—, al menos no por ahora...—Me mira de arriba abajo, y me siento como una presa fácil, Dios mío por favor, ¿puede ella pensar en que la gente de mi familia es propensa a problemas cardíacos?
« No. No lo hace Jihyo. Cállate »
— Mejor terminamos de llegar a tu puesto de trabajo, no se si tu vergüenza te lo permita, pero recuerda que eres la jefa —. Acto seguido guiñó un ojo y camino antes de que yo siquiera procesara la información.
¡Qué mujer!
Minatozaki Sana me estaba agradando más de la cuenta, sólo esperaba que no acabaran nuestros chistes ahí... ¿estaría mal pedirle salir juntas después de esto?
« Ni lo pienses dos veces Jihyo... »
Y mi estúpido móvil sonó, con este absurdo tono de llamada que Jungkook decidió colocar... ¿Cómo se quita esa cosa?
Definitivamente debí pensar más rápido. Sé quién es, no necesito ni siquiera mirar la pantalla.
Sé que es Nayeon.
— ¿No vas a contestar? —Frunció el ceño y dudó Minatozaki a unos pasos de donde yo estaba.
Por supuesto que tengo qué hacerlo... ¡Pero qué vergüenza hacerlo en frente de Sana otra vez! Conozco a Im, ¡va a gritarme y eso que soy la jefa!
Si quería seguir sintiendo mi trasero al sentarme, supongo que tenía que responder... o quizá no.
Olvídense, nadie puede contra Im Nayeon y menos cuando está enojada, sino pregúntenle a Jeongyeon.
Puse los ojos en blanco, que absoluta frustración siento cuando Nayeon interrumpe de esta forma en mi vida... ¡estoy con una chica linda y me siento como una jovencita otra vez, por favor Im!
— Hey-
Ni siquiera me preparé para el tremendo grito que salió del altavoz.
— ¡Park Bennet Jihyo! ¡¿Vienes en burro o qué mierda?! ¡¿Dónde carajos estas tomando el té, en Jamaica?! —El grito de Im hace que mi oído empiece a doler, está tan enojada, más enojada de lo que alguna vez estuvo con Jeongyeon. Claro como esa jodida rubia la pone contenta con sus donas glaseadas—. ¡Más te vale subir de una vez por todas Park, tienes dos minutos, trata de no hacer esperar más a tu clienta! Maldita británica preten-...!— Auch, de alguna manera mis raíces siempre terminan siendo insultadas. ¡Qué dolor!
— ¿Problemas en tu fantasía millonaria, bombón? —Y otra vez ese apodo, la miré de reojo mientras Nayeon parecía un volcán en una isla lejana.
Por un segundo el chiste de Sana me hizo reír y esa pequeña risa, mínima e imperceptible hizo que Nayeon parara en seco toda su rabieta.
— ¿Y te piensas reír de mí? —Interrogó con un hastío más que evidente.
Mierda. Mierda. Mierda y seguramente sea mi palabra preferida todó el día, ¡la cagué!
— Sí... ¡d-digo! ¡No! Tienes toda la razón Nayeonnie, voy más rápido de lo que crees, yo no me he reído de ti, por favor no pienses qué-...
Y la risa de Sana se escuchó en la llamada.
— ¿Y esa quién es? ¿Con quién estas Jihyo?
Oh mierda.
Y esperando el ascensor privado, ¡porque ya estábamos en frente incluso! Sucedió lo que más me temía.
Las puertas se abrieron, una Yoo vestida con su típico beanie y ropa cómoda, una bolsa de donas con dos cafés en una de sus manos, quedó completamente perpleja ante la imagen que veía.
Park Jihyo con una mujer y esa mujer no era ni su madre, ni una empleada, ni siquiera era Nayeon.
Jeongyeon dejo caer el café al piso.
Y yo deje caer mi dignidad con ella.
¡Mierda! Otra vez.
Sana no entendía nada.
Jeongyeon no entendía nada.
Yo tampoco lo hacía.
La rubia que llamo mi mejor amiga y maldita garrapata de mi otra mejor amiga dejó caer su jodido café como si de una película gringa se tratase... ¡¿En qué clase de mundo vives Yoo?!
Mis frustración era notoria, incluso Sana podía ver como mi mandíbula se tensó cuando tenía la situación más jodidamente inoportuna, y si, más inoportuna que mi nacimiento bajo el ceno de la matriarca Park. ¡Estoy indignada con la mierda que me pasa!
Jeongyeon intentó recoger el vaso inmediatamente con muchísima prisa, sus mejillas estaban encendidas en un rojo que a mi también me contagió.
No puede ser...
Sana se acercó a la rubia con intenciones de ayudarla, estando a punto de agacharse:— Perdone Señorita... ¿necesita ayuda yo puedo-
— ¡No! —Alcé mi voz, lo cuál hizo que Sana se levantara de golpe—. No hace falta... yo la ayudo—Le di una mirada para tranquilizarla.
— ¡Jeong, déjalo así! —Me acerqué a ella rápidamente ayudándola, estoy segura que ese era el café de su novia, oh joder;— Jeongyeon, déjame ayudarte yo, tonta.
Le tomé del hombro y recogí el vaso, afortunadamente había un basurero cerca de aquella entrada.
Bien ahora viene la parte incómoda.
— Jeongyeon-yah... —La miré con ojos suplicantes de "no digas nada raro". No quería espantar a Sana, Jeongyeon solía ser algo boba con las presentaciones, y estaba segura que soltaría alguna estupidez en cuanto tuviese la gloria de poderme humillar.
Estaba roja como un tomate, estaba ardiendo todo mi cuerpo, pero sobre todo mi cara... La llamada con Nayeon se cortó en el momento en que fui a brindarle mi apoyo a Jeongyeon y Sana se quedó quieta en la entrada como si estuviese sobrando después de lo que le pedí, ¡pero no era así! Sólo no quería que ella sintiera la necesidad de...
« ¡Al diablo Jihyo, das muchas vueltas! »
Vienen las presentaciones, cosa que a veces odio y preferiría poderme saltar.
Sin embargo esta vez es casi imposible que no ocurran.
— Jeongyeon —golpeé torpemente su codo—, ella es Minatozaki Sana, es actriz —La castaña dejó escapar un ruido de sorpresa, mierda, ¿quizá no le gusta que la llamen así?—. Es una conocida y...
— ¿Qué tono de cabello usaste? —Oh wow, qué pregunta más precisa.
Sana tocó su cabello inmediatamente, sentía un poco de sus nervios, yo estaba alterada, pero la chica sabe manejarse bien:— Ni idea, es un desastre total de colores, fue una crisis de medianoche, diría yo.
Jeongyeon soltó una carcajada.
Sana y yo nos miramos, yo con pánico obviamente.
— ¡Jihyo esta chica es excelente! Por favor dime que estas pensando en...— Le tapé la boca lo más rápido que pude—...Jisksko...— Logró escucharse de su parte.
Aunque su lengua intentó hacerme quitar mi palma para que su estupidez verbal hiciera acto de presencia, no me deje vencer. ¡Maldita sea, Nayeon tiene que dejar de enseñarle este jodido método tan asqueroso! ¿Quién sabe dónde carajos ha estado esta lengua?
— Mi mejor amiga también hace lo mismo. No te preocupes —dijo Sana cuando vio la escena, con una sonrisa, no era burla, era más compresiva de lo que pensé—. Creo que mejor deberías subir el ascensor. ¡Y casi me olvido! Mucho gusto para usted también Señora Jeongyeon.
— ¿Señora? ¿Ya me veo muy señorial? ¡Tengo casi treinta pero sigo estando en la línea! —Por fin había liberado a Jeongyeon pensando que no diría nada idiota. Me equivoco mucho cuando se trata de ella —El placer es mío, espero que esta idiota no te haya aburrido cuando hablaron.
Oh Dios.
— Para nada —respondió rápidamente—, de hecho creo que ha sido la idiota más interesante que he conocido estos días.
Wow.
¡¿Cómo que «wow»?! Ya no soy una niñita, que son estas expresiones.
— Jihyo estas bien, pareces tener fiebre —Está Jeongyeon.
Reí nerviosamente:— No Jeong, todo va excelente con mi sistema imúnologico y mis citas al médico son frecuentes. ¡Mi salud esta de maravilla!
— ¡Y eso está perfecto, hermana!
Sana ya no se veía tan intimidada después de todo ni como yo pensaba, tampoco la vi riéndose. ¡Misión cumplida!
— Deberías subir, Nayeon quiere asesinarte —informó lo obvio Jeongyeon.
— Gracias por recordármelo.
— De nada, ¡gracias a usted por utilizar nuestro servicio!
Definitivamente ya íbamos dos idiotas en este ascensor.
Al subir al piso que Sana le correspondía, fueron los cinco minutos de ansiedad más largos y tortuosos de mi vida... ¡No quería que ella se fuera! ¡No ahora!
Tenía una sensación extraña de que si sólo la dejaba en su piso, sin decir nada más... jamás me lo perdonaría.
Por eso en cuanto bajo, yo decidí acompañarla.
— Espera, ¿a dónde vas? —preguntó Yoo.
— Sube tú primero —me limité a responder, la sonrisa torcida que me dió seguido de un bufido me dice que debería agradecer que Sana bajó antes que yo del ascensor. Afortundamente gue así—. No preguntes, no es momento, Yoo.
— Sólo dime que no será la última vez que veré a esa chica contigo —se cruzó de brazos.
— ¿Por qué?
— Porque me agrada.
No quise profundizar en eso, sólo la dejé ahí y para seguir a Sana antes de que llegase a la puerta.
Cuando vi sus cabellos cobrizos y ligeramente naranjas más cerca, sentí una comezón extraña de pies a cabeza.
— Minatozaki Sana.
Y cuando llamé por su nombre, y sus orbes avellana se encontraron con los míos, supe que quizá había tomado una buena decisión.
— Señora Park.
— No... Sana no me llames así, por favor —sonreí con tranquilidad, quería transmitirle eso.
— ¿Y cómo te debería llamar? Si en pocos minutos así es como debo hacerlo, o es que ni siquiera debo dirigirte la palabra.
Y quizá no se equivocaba. ¿Pero no dirigirme la palabra después de todo esto? Yo no lo quería así...
— Sana yo... —empecé.
— No divagues Jihyo, detesto que lo hagan —dijo duramente—, ¿por qué estás aquí?
— Porque no te despediste adecuadamente, y eso me parece una falta de respeto, es más. ¡yo creo que...
— ¿Herí sus sentimientos Señora Park? —Auch.
No estaba segura de eso.
— No lo has hecho. Es sólo que...
— Jihyo.
Mi nombre de sus labios sonaba tan... tan...
— Jihyo, ¿qué estás buscando?
¿Qué estoy buscando?
— No lo sé.
— ¿Puedo retirarme? —dudó ella.
Quizá no debí molestarla así.
— Yo...—solté un suspiro. No me podía negar a eso, ya estaba llegando tarde por mí—, supongo que es mejor.
— Jihyo no pongas esos ojos de cachorro, mujer, ¿qué te hice?
« No me besaste » Nunca lo pensé realmente hasta que analicé mejor la situación.
— Señorita Minatozaki Sana. Me gustaría hablar más con usted, después de que esto termine, incluso si piensas que no pasarás esa audición, yo espero con todas mis fuerzas qué lo logres —solté con convicción.
La castaña coservaba en su rostro la misma sonrisa tierna y las mejillas abultadas se tiñeron en un rosa coqueto. Wow, ¿logré eso yo misma?
— G-Gracias Señora Park.
— Jihyo. Jihyo para servirte, pequeña dama.
— Deja de ser tan idiota —rodó los ojos divertida.
— Sólo estoy siendo yo.
— Que bueno que lo seas.
¿Por qué una mirada de tres segundos se sintió de repente como una de diez años?
Me gusta el café.
— Tus ojos son bonitos.
— ¿Me estás coqueteando aquí en vivo y en directo para que jamás entre a esa audición? ¡Me dueles Park!
— ¡Y-Yo no estoy coqueteando! —Me sonrojé violentamente. Mierda me arde la cara.
— Jihyo no sé cómo coquetean los británicos, pero estoy segura de qué al menos en este lado del charco, me estás coqueteando.
— ¡Minatozaki!
Y Sana abrió la puerta, pero no sin antes acercarse un poco a mí.
— Desde aquí siento tus nervios, bombón —Se acercó lentamente a mi oído—, lastima que no nos pudimos besar, el color de ese labial se vería bien en tus mejillas.
Justo cuando creo que puedo competir con ella, su intensa voz y ojos me tienen así.
Sentí sus labios rozarme el lóbulo, solté un jadeo cuando me dio un casto beso en la mejilla. Me siento como Jungkook cuando me contó que no se lavaría la mano nunca más, solo porque un vagabundo vestido de Superman le estrechó la mano en el parque.
— Adiós, me gustó nuestra charla —y me dejó ahí, con el rostro caliente y un nuevo deseo.
Verla otra vez.
El recorrido con mis mejillas rojas y el rostro ardiendo en pena, con Jeongyeon a mi lado no fue muy bonito que digamos. Ella me molestó lo más que pudo.
Traté de calmarme, ¿por qué me cuesta tanto hacerlo? ¡Un besito en la mejilla no te puede poner así de mal! ¡Y menos de una persona que no conoces del todo!
Pero ella no es una extraña y ya...
Hubiera seguido pensando en aquel momento, pero Nayeon tenía otros planes.
— Voy a cancelarte la tarjeta y cortarte las tetas —fue lo primero que oí al pisar la oficina.
Aquí vamos otra vez...
— Primero que nada, buenos días —dije con voz autoritaria, saludé con cortesía a Kim, que estaba sentada en el fondo.
— Nada de tus buenos deseos, Jihyo. Realmente si yo fuese tu jefa te habría botado sin dudarlo.
— Pero no lo harás porque me quieres mucho y estoy dispuesta a pagarte ese crucero a las Maldivas que tanto quieres ir con Jeongyeon —Primero movimiento para contentarla.
— Ni te atreverías, yo lo sé —ya anda modo diva. Genial.— No tengo tiempo para saber dónde te metiste, Park —Jeongyeon levantó la mano para hablar pero Nayeon miró al piso con frustración—, tampoco tengo tiempo para escucharlo de ti, amor. Ambas después me explican, ¡ahora es importante esto!
Jeongyeon y yo quedamos en silencio.
— ¿Por qué la CEO es Jihyo y no Nayeon? ¡Carajo, vaya que asusta! —Dijo Jeongyeon. ¡No me apoyes tanto!
— Porque sino no podría darte besos todos los días, idiota, ven aquí —Im llamó a Jeongyeon a su lado y le dio un pequeño pico. Supongo que a ella si quiere verle la cara.
Suspiré, deje mi chaqueta a un lado, y tomé el té que secretamente tomó y nadie en la empresa sabe que guardo, a excepción de Kim, Im y Yoo.
Me senté al lado de Dahyun, hoy ella cargaba un estilo casual pero no dejaba de ser llamativo, digno de una artista de su talla.
Me senté en silencio a revisar algunos mensajes, hasta que Dahyun habló a mi lado.
— ¿Señora Park? —llamó ella.
— ¿Si Kim?
— ¿Puedo decirle algo? —Susurró, pues la sesión de inocentes besos entre mis mejores amigas pasó a una guerra de quien hacía más sonidos al besarse— Con todo respeto, claro.
— Uhm, sí.
— Unnie, tienes las mejillas rojas.
¡Se notaba a lenguas que me gustó ese tonto beso en la mejilla, esto tiene que ser una broma!
Instintivamente y por naturaleza solo me sonrojé peor, asiento y en la taza de té oculto mi vergüenza.
Necesito hablar cuanto antes con Sana.
Cuando ella entre, tengo que hacerlo.
Audición tras audición, ninguna nos convencía, las chicas y yo estábamos convencidas de que esto solo era algo que nos impedía escoger una no era la falta de talento precisamente. Dahyun era muy selectiva con sus cosas, ella tenía esta idea fija de que necesitaba una asiática en su vida musical que no fuese ella.
Sinceramente ya no sabía cuánto café habíamos ordenado, Jeongyeon se había ido a trabajar, y afortunadamente Nayeon ya no parecía enojada, solo cansada, necesitábamos vacaciones después de esto, todos.
Tampoco había sentido más el calor en mis mejillas, eso era buena señal. Aunque estaba un tanto frustrada.
Sabía que Sana vendría en cualquier momento, sólo no sabía cuál. Nayeon era quién tomaba las listas y tachaba a las chicas. Ella era más organizada y calculada para estas cosas. Aunque me carcomían los nervios.
¿Cuando le tocaría a Minatozaki entrar por esa puerta?
— Ya no doy más —gruñó Nayeon—, ¿y si lo dejamos hasta aquí, Kim? ¿Estás de acuerdo?
¿Qué?
La pálida hizo notar su cansancio:— Creo que es lo mejor, pero la última palabra la tiene Jihyo.
— Exactamente —me miró, esperando ver que claramente diera el -sí- a dicha petición, pero esta vez...
Esta vez era distinto.
— Yo también estoy cansada, lo admito. Pero no quiero que me tomen a mal, sobre todo tú, Dahyunnie —dije con precaución—, yo creo que deberíamos ver una más, las demás podemos dejarlas para mañana, ¿no creen?
— ¿Una más? —preguntó con sorpresa Dahyun.
— Una más no suenta tan mal... ¿Quieres verlas o no estas segura Dubu? —preguntó Nayeon a mi lado, agradecía al cielo que lo haga. Pensaba que no querría eso.
— Sí ustedes me lo piden, no puedo negarme realmente —respondió con dulzura. Una más, esperaba que esa fuese Sana.
Por favor sé tú.
— Bien, Darcy, haz pasar a la siguiente...— ¡Dios nunca te pido nada, pero por favor!—: Minatozaki Sana.
Cruzar los dedos sirvió de algo.
Dahyun miró el papel lleno de nombres, no lo había hecho en ninguna audición, cuando miró la foto en grande Sana, y su nombre, supe que ya tenía una ventaja por sobre las demás.
Sana es japonesa, justo lo que necesitamos, y estaba segura que a Dahyun le encantaría.
Porque a mí me encantó.
— Házla pasar —dijo Dahyun con algo de impaciencia.
Nuestra asistente Darcy, salió para llamar a Sana, qué nervios sentía. ¿Ella también sentiría nervios de estar aquí? Me había contado que no tenía audiciones así desde hace tiempo.
« Por favor no tengas miedo, linda » Pensé para mí misma. Esperaba que ella fuese valiente, sabía de sobra que era así.
Cuando vi nuevamente la vestimenta adorable, el cabello recogido con algunos mechones más arreglados que antes, su maquillaje retocado, y sus ojos con cierto miedo pero una vivida emoción, supe que no me estaba equivocando.
« Lo harás bien » Quise transmitirle cuando entro con la cabeza en alto al estudio.
Ella lo haría excelente.
Y yo estaba lista para eso. O bueno quizá no tanto...
Horas después...
Había sido un día cargado de emociones, Nayeon y yo nos encontrábamos tomando vino en la oficina después de una jornada exitosa. Sabía que tendríamos esta conversación, lo sabía, era imposible que Jeongyeon no le contará todo a su novia. Después de la audición de Sana sabía que ella querría hablar de eso.
Sabía que ella querría detalles de esa mirada.
— Yo creo que es la mejor decisión. Dahyun estará de acuerdo.
Suspiré.
Claro que era lo mejor, pero aún no lo podía creer.
— Lo sé Nay, pero yo pensaba qué-...
— Sé lo que querías Jihyo, pero tenemos que respetar lo que quiere Dubu, no podemos pasarle por encima, jamás hacemos las cosas así.
Era cierto.
— Pues entonces ya sabes qué debemos hacer.
— ¿Buscaste más sobre ella?
— Me subestimas, siempre lo hago antes de que lo pidas.
— Eres tan ordenada que a veces pienso que Jeongyeon llorará cuando busque recostarse en la cama y sepa de tu obsesión por no tener arrugas en las sábanas.
— Se me olvida cuando estamos follando —respondió a medias.
— ¡Nayeon —grité con los detalles de su tonta vida sexual con mi otra amiga, ella río. Esos momentos donde no estaba gritándome los valoraba.
— Jihyo —quiso mi atención—, Jihyo sabes qué te aprecio un montón, por favor intentar hacer lo que te dije.
Nayeon da buenos consejos, supongo.
— Esto es una locura, Nay. Aún no me lo creo.
— Tienes que arreglar tu "problemita"— dijo sarcásticamente— Obviamente todo lo que salga a partir de esto, va a resultar una locura, Jihyo.
— No pensé que fuese así.
— Yo tampoco, ¿sabes? Deja de pensarlo mucho.
Eso es.
Ella tomó un sorbo más de su vino, y quitó su corbata, yo imité la primera opción.
Ella deslizó una carpeta en la mesa.
— Está noche tienes tu última oportunidad. —Fue su respuesta, ya no dudaba más—. Si la desperdicias ya no salvaré tu trasero, ¿entendido?
Y esas palabras fueron suficientes.
Bueno, ¿por dónde comienzo?
De verdad quiero pedir una gran disculpa a todos ustedes, queridos lectores y seguidores de este perfil que me han venido apoyando desde hace casi 8 meses, han sido los mejores en esta plataforma, he aprendido mucho y me he reído con muchos comentarios. Mi intención al empezar a publicar aquí siempre compartir mis ideas, hablar sobre mi otp, y por supuesto darles un contenido agradable para que al igual que yo se olviden un poco de sus problemas. Jamás pensé que me tomaría este tiempo tan largo, pero lo hice, y fue precisamente porque como todos aquí, no somos un simple comentario o un voto, menos un número, o una máquina de escribir, tampoco de adaptar; somos humanos y merecemos sentirnos tristes, confundidos, abatidos y por supuesto merecemos un respiro. Wattpad ha sido un apoyo y una ventana muy buena para enlazarme con un montón de gente que en serio me ha hecho sonreír, me disculpo con todos aquellos lectores que alguna vez me escribieron y no recibieron más respuesta, o aquellos que comentaban que querían devuelta este fic y yo solo podía decir "pronto". Hoy fue la noche en que mi inspiración y creatividad, mis ganas de editar poco a poco volvieron. Sólo quiero decirles una cosa, yo edito y escribo los capítulos con muchísima cautela (y aunque aveces se me escapan errores y detalles), lo hago porque sé que si a mí no me gusta estéticamente, ni tampoco el contenido del capítulo, simplemente no voy a publicar.
Así fue, decidí no hacerlo por mucho tiempo, no porque no ame esto, sino porque la realidad es que afuera tengo y todos tenemos una vida, así que si pido disculpas por una ausencia muy grande, de casi tres meses, pero también pido compresión, sé que la tendrán, jamás me han hecho sentir incómoda con ello.
Agradezco a todas aquellas personas que me hicieron volver a tocar este fanfic, pero sobre todo la agradezco a 2Yeonista por darme la fuerza estos meses para no abandonar aquí. Aunque esto solo es una excusa para avisar que es mi novia linda y algunas partes de este capítulo las inspiró ella 🩷.
Ahora, espero que les haya gustado este capítulo, Little Lie va a volver, quiero que lo haga. este fic tienen que leerlo, estoy regalandoles un pedazo de mi alma, porque adoro escribir esta historia, y aunque a veces tenga que releer y releer, para no perder el hilo de mi imaginación, amo estar aquí, haciendo una actualización nocturna.
Espero que mi regreso signifiquen cosas buenas, y con respecto a las demás fics, también volverán, el contenido nuevo también vendrá, hay que aprovechar este golpe de inspiración.
Gracias.
Si llegaste hasta aquí, ¿cuáles son tus opiniones de este capítulo? Los leo, extrañaba leerlos ♡.
¿Qué creen qué sucedió? ¿Sana se quedó en la audición o no? 👁
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