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"PUNISHMENT"

La parrillada ya estaba en pleno auge, el olor a comida llenaba el aire y los chicos conversaban alegremente, disfrutando del calor y la comida. Risas y conversaciones se entrelazaban mientras las llamas crepitaban, y todo parecía muy distendido, después de las tensiones iniciales.

Yuri, que estaba cerca de la mesa, se levantó con un vaso lleno de lo que parecía una bebida tradicional de Corea. Todos dejaron de hablar por un momento, mirando hacia ella. Ella sonrió con una gratitud palpable antes de alzar el vaso.

-Chicos, quiero hacer un brindis -dijo Yuri, su voz firme y llena de emoción. El murmullo disminuyó, y los estudiantes comenzaron a prestar atención. -Después de las vacaciones, me alegra tanto verlos a todos. Lo que me ayudó a regresar aquí, a superar lo que sucedió con mi familia, es algo tan simple... Fue la pequeña familia que formé aquí el semestre pasado. Y me siento agradecida por tenerlos a todos ustedes a mi lado. ¡Gracias por estar aquí, por todo!

Un susurro de "Jjan" recorrió la mesa mientras todos alzaban sus vasos en un brindis sincero. Las copas tintinearon, y la gente comenzó a degustar su bebida mientras se daban algunas palmadas en los hombros y abrazos entre ellos.

Harper observó con atención el ambiente, completamente relajado por fin, hasta que sus ojos se posaron en Stella. La chica no dejaba de mirar a Min Ho desde un par de sillas de distancia. Harper frunció el ceño por un momento, algo en ella la intranquilizaba al verla tan fija en él.

¿Sería una casualidad? Harper intentó ignorarlo, pero algo en la intensidad de la mirada de Stella la hizo sentirse incómoda. Decidió concentrarse en la conversación que se daba a su lado, pero ese gesto persistente de Stella quedó grabado en su mente.

Yuri seguía disfrutando de las sonrisas a su alrededor, como si ni un segundo de la celebración pudiera restar la calidez de lo que había dicho.

Y mientras todos continuaban comiendo y charlando, Harper no podía evitar estar atenta a las reacciones de las personas a su alrededor, sobre todo de Stella y Min Ho, preguntándose si debía preocuparse o no.

El sol brillaba sobre el campus de KISS, pero para Harper, Min Ho, Kitty, Q, y Dae, el día comenzó con una tarea menos emocionante: limpiar uno de los salones como castigo por haber ocultado que las chicas se estaban quedando en habitaciones de chicos.

El grupo trabajaba lentamente, con los guantes puestos y las miradas aburridas. Kitty limpiaba la pizarra mientras Harper y Min Ho limpiaban escritorios, aunque lo de ellos era más bien charlar entre risas y miradas cómplices.

-En serio, chicos, ¿pueden no ser tan... románticos? -bromeó Q, alzando una ceja y cruzándose de brazos, una sonrisa divertida en su rostro. -¿No pueden buscar una habitación para eso?

Min Ho lo miró con un claro gesto de desaprobación mientras Harper se reía levemente. Pero antes de que pudiera responder, Min Ho habló.

-No estaríamos aquí si no fuera por Kitty -dijo, lanzándole una mirada a la más joven de las Song Covey.

-Oye, no es justo -respondió Kitty, cruzándose de brazos. -No es mi culpa.

-Basta, Min Ho -regañó Harper, fulminándolo con la mirada. -Además, yo también tuve la culpa.

Min Ho le lanzó una sonrisa que desarmó su enojo casi al instante. Se inclinó un poco hacia ella mientras decía, con tono juguetón:

-Tú eres demasiado linda como para echarte la culpa de algo.

Harper trató de mantener su expresión seria, pero falló rotundamente y terminó sonriendo.

-¡Por favor! -exclamó Q, rodando los ojos. -Aunque, sinceramente, podría haber castigos peores. Imaginen si tuviera que inscribirlos en alguna de las clases de arte.

El grupo soltó una pequeña carcajada, excepto Q, quien añadió con tono dramático:

-A excepción de mí, claro, porque la estrella deportiva de KISS tiene que enfocarse en traer el oro para la escuela.

-Bueno, yo creo que tomar representación artística no estaría tan mal -dijo Kitty, con una chispa de curiosidad en la mirada. -Harper y yo podríamos hacerlo.

-Yo también me uniré -añadió Min Ho con indiferencia, encogiéndose de hombros. -Es la única que no incluye cantar o bailar.

-Yo, en cambio, me inscribí en voz avanzada -dijo Dae.

El grupo lo miró con sorpresa.

-¿Cantas? -preguntó Kitty, entre intrigada y ligeramente indignada. -¿Y nunca me lo dijiste?

Dae se encogió de hombros, con un toque de vergüenza.

-Estábamos lejos, y es raro darle serenata a alguien por teléfono.

-Entonces deberíamos escucharte ahora -intervino Harper, con un tono animado.

El resto del grupo asintió, apoyándola.

-Aquí y ahora, Dae. ¡Vamos! -dijo Q, golpeando la mesa con una mano para marcar el ritmo.

Dae suspiró, pero subió a una de las mesas. Sus amigos aplaudieron suavemente mientras comenzaba a cantar con sorprendente talento. Pero justo cuando todos estaban empezando a disfrutarlo, la voz del director Lee interrumpió.

-¡Esto es un castigo, por esconder a las señoritas Covey y Kavisnky! -exclamó desde la puerta, su rostro serio. -Esto no es una reunión para divertirse.

El grupo se quedó inmóvil, pero antes de que pudieran reaccionar, apareció el padre de Min Ho.

-Pueden retirarse ahora -dijo el hombre con firmeza, como si no aceptara otra respuesta.

-No tiene autoridad para anular castigos relacionados con reglas estudiantiles -replicó el director Lee, notablemente incómodo.

-Las renovaciones de este lugar comienzan hoy, y no pueden retrasarse. A menos, claro, que quiera que mi donación para este año también se retrase.

La sala quedó en silencio ante esas palabras. El director Lee lo miró con desaprobación, pero al final cedió.

-Pueden irse... por hoy.

Con eso, los adultos salieron, dejando al grupo solo.

Min Ho no perdió el tiempo; tomó la mano de Harper, entrelazando sus dedos, y la guió hacia la puerta. Ella se despidió con una mano de los demás mientras Q levantaba un pulgar y Kitty sonreía.

-Nos vemos después -dijo Harper, mientras Min Ho la conducía hacia la salida.

Cuando salieron, él suspiró de alivio, aunque en sus labios todavía se podía ver una sonrisa satisfecha.

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