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"BACK TO COREA"


El aire fresco de la noche coreana envolvía a Harper, Kitty y Min Ho mientras bajaban del auto en la entrada del campus. La enorme fachada del colegio parecía más imponente después de semanas lejos, pero Harper no podía evitar sentirse emocionada. Sus maletas estaban apiladas a un lado, y aunque parte de ella no quería separarse, sabía que el tiempo apremiaba.

-¿Estás segura de que no necesitas ayuda con las maletas? -preguntó Min Ho, con las manos en los bolsillos pero los ojos fijos en ella.

-Estoy segura. Kitty está esperándome. Nos asignaron una nueva habitación, y lo último que quiero es retrasarla más -respondió Harper, colocando un mechón de cabello tras su oreja.

Min Ho dio un paso adelante, inclinándose ligeramente hacia ella.

-Entonces, supongo que es hora de despedirse... -dijo con voz tranquila.

Harper sonrió suavemente, alzándose un poco en puntas de pie para darle un beso rápido en los labios.

-Te veré al rato -respondió, su voz ligera pero con un tono seguro que lo hizo sonreír.

-De acuerdo. Entonces, hasta al rato. Pero no tardes en llamarme si necesitas algo. -Min Ho le dio un pequeño apretón en la mano antes de retroceder, permitiéndole que recogiera sus cosas y se dirigiera al edificio.

Harper le lanzó una última sonrisa antes de girar en dirección a la puerta principal del campus, donde Kitty ya la esperaba con los brazos cruzados y una expresión de impaciencia teatral.

-¡Por fin! Ya estaba considerando dejarte ahí para que encontraras el camino por tu cuenta -bromeó Kitty mientras tomaba una de las maletas.

-Perdón, la despedida tomó un poco más de lo esperado -respondió Harper, caminando junto a ella por los pasillos familiares.

Kitty la miró de reojo, una sonrisa astuta asomando en sus labios.

-¿Así que "un poco más"? Eso suena a "Min Ho no quería dejarme ir".

Harper se encogió de hombros, sin poder ocultar su sonrisa.

-Es difícil ser tan encantadora como yo, ¿sabes?

Ambas rieron mientras llegaban al edificio de dormitorios. La emoción y la incertidumbre llenaban el aire mientras Harper se preparaba para descubrir qué le depararía este nuevo semestre.

El pasillo estaba iluminado con una tenue luz amarilla, dando un aire cálido al frío de la noche. Harper y Kitty se detuvieron frente a la puerta que indicaba su nuevo dormitorio. Kitty se ajustó la correa de su mochila mientras suspiraba, como si estuviera preparándose para entrar a otro campo de batalla.

-Entonces, ¿qué pasará ahora con Yuri? -preguntó Harper, mirándola de reojo.

Kitty la miró confundida por un instante antes de entender a qué se refería. Soltó una pequeña risa nerviosa y negó con la cabeza.

-Nada. Ya todo quedó claro. Me declaré abiertamente como bi y fui honesta. Ella ama a Juliana, y yo... bueno, yo soy Kitty Song Covey. Empieza un nuevo semestre y nada de dramas. Prometido. -Le lanzó una sonrisa confiada, aunque no muy convincente.

Harper arqueó una ceja pero asintió, optando por no presionar el tema.

-Nada de dramas, entonces.

Justo cuando Kitty estaba por abrir la puerta, esta se abrió desde adentro, revelando a Yuri con una amplia sonrisa en el rostro.

-¡Por fin llegaron! -dijo Yuri, envolviendo a Harper en un rápido abrazo antes de volverse hacia Kitty.

El abrazo con Kitty fue más largo, casi como si el tiempo se hubiese detenido. Kitty trató de mantener la compostura, sonriendo nerviosa cuando Yuri finalmente se separó.

-Estoy tan feliz de verlas a las dos. Este semestre va a ser increíble -dijo Yuri, su entusiasmo brillando en su voz.

-Yo también estoy feliz de verte... Solo volví por ti -respondió Kitty, mitad en broma y mitad en serio.

Yuri soltó una risa suave.

-Pues qué bueno, porque ahora somos compañeras de cuarto.

Kitty frunció el ceño y dio un paso atrás, buscando alguna confirmación visual de que eso no era cierto.

-Espera... ¿Qué? Eso tiene que ser un error. Harper y yo pedimos estar solas.

Pero Yuri negó con la cabeza, aún sonriendo.

-No es un error. Es el destino.

La sonrisa de Kitty pareció congelarse en su rostro, pero antes de que pudiera decir algo más, otra figura apareció detrás de Yuri: Juliana.

-¡Hola! -saludó la chica con entusiasmo, estirando una mano para saludar a Harper y Kitty-. Soy Juliana. He escuchado mucho sobre ustedes. Me alegra por fin conocer a las chicas que ayudaron a que Yuri y yo volviéramos a estar juntas.

-Oh, claro. Un placer conocerte... -respondió Harper, intentando llenar el incómodo silencio que había caído.

Yuri, ajena a la incomodidad, sonrió más amplio y puso un brazo alrededor de Juliana.

-¿No es genial? Las cuatro como compañeras de cuarto. Esto va a ser increíble.

Harper notó cómo la sonrisa de Kitty se volvió tensa, su incomodidad casi palpable, pero antes de que pudiera intervenir, Kitty se limitó a asentir levemente.

El silencio se alargó, rompiéndose únicamente por Harper, que dio un pequeño paso hacia la habitación.

-Bueno, parece que será un semestre... interesante. -Con esa frase, se internó en el cuarto, dejando a Kitty procesar la nueva realidad de su vida escolar.

Harper estaba terminando de organizar sus cosas en su nuevo espacio, ya sintiéndose un poco más cómoda con todo el cambio. Tenía su escritorio alineado, la ropa organizada en los cajones y los libros acomodados en la estantería. Kitty, por su parte, estaba hablando con Yuri y Juliana, y aunque Harper se sentía tranquila, también notaba un leve malestar por el hecho de que las cosas estaban cambiando demasiado rápido.

De repente, la puerta se abrió y una joven entusiasta entró, con una sonrisa brillante que llenó la habitación de energía.

-¡Hola, hola! Soy Stella Cho! -dijo, casi saltando de emoción.

Harper la miró, un poco sorprendida, pero no le tomó mucho para adaptarse al tipo de personalidad que parecía estar mostrando la chica. Stella, vestida con una camiseta de colores brillantes y un par de jeans rasgados, tenía una postura relajada pero confiada.

-Hola... Soy Harper Kavisnky-dijo, esbozando una sonrisa tímida.

Stella comenzó a caminar hacia la cama libre de Harper y se sentó con una actitud tan alegre que era casi contagiosa. Aunque Harper no podía evitar sentirse un poco alejada por la manera tan extrovertida en que se comportaba la chica, decidió no juzgar y sonrió de vuelta.

-Es un gusto conocerte, Harper. Espero que podamos ser buenas amigas -comentó Stella con la misma calidez que irradiaba su sonrisa.

Harper asintió, algo tímida. No había conocido a mucha gente tan abierta de inmediato, y eso le daba algo de incomodidad. Pero por alguna razón, decidió darla una oportunidad.

-Sí, claro, suena bien -respondió, mientras observaba cómo Stella comenzaba a hacer comentarios sobre el lugar y su día, aparentemente encantada de estar compartiendo habitación con Harper y Kitty.

Stella continuaba hablando de cosas como la escuela, los intereses y cosas de las que le gustaba hablar, todo mientras mantenía una energía vibrante que Harper estaba empezando a captar. Aunque no sabía si realmente conectaba con la chica o solo era la energía en sí misma, intentaba ser amable.

Entonces, mientras aún conversaban, la puerta se volvió a abrir, pero esta vez era Yuri quien entraba, con una expresión más relajada en su rostro.

-¡Chicas, qué bien que están conociéndose! -dijo Yuri sonriendo.

Stella asintió y se levantó.

-Sí, ¡Harper parece genial! Me gusta la vibra que tiene -comentó rápidamente.

-¡Eso es genial! Tengo una idea... -dijo Yuri, interrumpiendo con entusiasmo-. ¿Qué les parece si esta noche hacemos una parrillada con algunos amigos? Será algo relajado, y nos vendría bien.

Harper y Stella se miraron brevemente antes de responder en tono afirmativo. Aunque había algo de misterio en el aire, Harper decidió no rechazar la invitación y dio una pequeña sonrisa.

-Claro, suena bien -dijo Harper, aceptando la invitación con moderación.

Yuri, con su optimismo habitual, rápidamente dijo,

-¡Genial!

Antes de que Harper pudiera decir algo más, Yuri se fue de la habitación tan rápido como había llegado, dejando a las chicas solas nuevamente.

Stella se giró a Harper, sonriendo alegremente.

-Creo que todo va a ir muy bien, ¿no? La parrillada suena genial, y seguro nos lo pasaremos bien.

Harper sonrió brevemente, aunque sintió una pequeña opresión en el pecho, al igual que una sensación de algo desconocido en su interior. Sabía que, con todo lo que había ocurrido recientemente, las cosas no serían tan simples como parecían, pero aun así, no iba a rechazar la oportunidad de convivir.

La idea de lo que estaba por venir ocupó sus pensamientos, pero por ahora, solo tenía que enfrentarse al presente.

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