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"GOODBYE PORTLAND"
El crepúsculo bañaba Portland, llenando la casa Song-Covey de una cálida luz mientras los preparativos para la cena familiar llegaban a su fin. Kitty ayudaba a colocar los cubiertos, moviéndose con la determinación y entusiasmo que la caracterizaban. Lara Jean, junto a su padre, terminaba los últimos detalles en la cocina, preparando platillos especiales para marcar el momento.
En la sala, Harper estaba sentada junto a Min Ho, intentando disfrutar de un momento de tranquilidad, pero las miradas que Peter le dirigía a Min Ho desde el sillón no pasaban desapercibidas. Peter, protector como siempre, estaba listo para aprovechar cualquier oportunidad para imponer su presencia como hermano mayor.
-Así que mañana vuelven a Corea, ¿eh? -comentó Peter mientras se cruzaba de brazos.
Min Ho lo miró con su habitual seguridad. -Sí, Harper y yo tenemos asuntos importantes allá.
-Interesante. Porque aquí parece que no tienes muchos "asuntos importantes" que atender, ¿o me equivoco? -replicó Peter con una sonrisa falsa.
Antes de que Min Ho pudiera responder, la señora Covey entró desde la cocina: Trina, la madrastra que, aunque no era oficialmente madre de sangre, había llenado ese rol en la familia de los Covey.
-Todo listo, vengan a la mesa, chicos -anunció con una sonrisa.
Todos se sentaron alrededor de la mesa decorada con esmero. Era un momento especial, una tradición que los Song-Covey y los Kavinsky compartían desde que Peter y Lara Jean comenzaron a salir.
Harper y Min Ho intentaron sentarse juntos, pero, cuando Min Ho tomó la silla junto a Harper, Peter se adelantó rápidamente y ocupó el lugar.
-¿Qué haces? -preguntó Min Ho con una mueca de frustración.
Peter sonrió con una obvia satisfacción. -Quiero pasar todo el tiempo que pueda con mi hermanita antes de que se vaya. Tú lo entiendes, ¿no? Después de todo, vas a verla todos los días allá.
Min Ho suspiró, manteniendo su característico control, aunque claramente molesto. -Claro, cómo no.
La conversación durante la cena fluía entre risas y recuerdos, pero Harper podía notar la incomodidad de Min Ho. Kitty, que rara vez perdía detalles, parecía disfrutar secretamente del drama. Lara Jean intentaba mantener a Peter bajo control con suaves miradas de advertencia, pero él simplemente encogía los hombros y se mostraba imperturbable.
Cuando la cena terminó y todos comenzaron a levantarse para los postres, Harper se acercó a Min Ho mientras Peter estaba distraído sirviéndose café.
-Lo siento por Peter. Puede ser... mucho a veces -le dijo Harper en voz baja, tomando suavemente su mano.
Min Ho sonrió, encogiéndose de hombros. -No te preocupes, ya me acostumbraré... algún día.
-Quizá en el próximo siglo -respondió Harper en broma, logrando sacar una risa discreta de Min Ho.
-Harper, quiero hacerlo funcionar contigo, incluso si significa que tus hermanos hagan de mi vida un deporte de contacto.
Ella sonrió, acercándose más. -Tú lo decidiste, así que no puedes quejarte ahora.
Ambos compartieron una mirada cálida antes de separarse nuevamente para evitar las miradas intensas de Peter, que ya parecía notarlos desde lejos. La noche había terminado, pero el viaje y los retos que les esperaban en Corea estaban apenas por comenzar.
El sol comenzaba a iluminar las calles cuando Harper terminó de asegurar su última maleta. Afuera, un auto que Min Ho había llamado esperaba pacientemente junto al bordillo, el cual pasaria por Kitty una vez que ellos subieran. Aquel día significaba el fin de las vacaciones y el comienzo de otro semestre en Corea. Harper se despidió de su habitación con un leve suspiro antes de salir al pasillo.
En la sala, su familia la esperaba para despedirse.
-No olvides llamarnos cuando llegues -dijo su madre con una sonrisa cálida, abrazándola con fuerza. -Y cuida bien de ti.
-Lo haré, mamá. Lo prometo. -Harper devolvió el abrazo y luego se giró hacia Owen, quien le revolvió el cabello afectuosamente.
-Portarte bien no es negociable -dijo Owen con una sonrisa burlona, aunque en sus ojos había algo de nostalgia. -Si necesitas algo, ya sabes dónde estamos.
-Gracias, Owen. Aunque... no arruines el sistema de mensajería si intento llamarte -respondió ella entre risas.
Finalmente, Harper llegó hasta Peter, quien ya parecía anticipar el momento con una mirada intensa. Él la abrazó tan fuerte que Harper se quejó.
-Peter, no llores tan cerca de mi oído -dijo ella con sarcasmo.
-No voy a soltarte. Estás demasiado lejos allá y no hay forma de que te mantenga vigilada.
-Peter, suéltala. Deja que respire -intervino su madre con una mezcla de risa y firmeza.
-¡No! -Peter negó con énfasis, pero finalmente la soltó. Se inclinó ligeramente hacia Min Ho y lo miró con seriedad. -Cuídala. Y si algo pasa, yo lo sabré.
-Claro que sí, hermano mayor. Gracias por la "bienvenida extendida" -respondió Min Ho con una sonrisa medida. -Aunque algunos fueron más amables que otros -agregó, dirigiendo una mirada rápida hacia Peter.
Peter entrecerró los ojos, pero Harper lo interrumpió antes de que pudiera replicar.
-Ya es suficiente, ustedes dos. ¡Despídanse y terminemos con esto!
Con todo el equipaje cargado, Harper y Min Ho subieron al auto. Desde la ventana, ella pudo ver cómo su madre y Owen agitaban las manos, mientras Peter seguía con los brazos cruzados y la mirada fija, como si aún desconfiara.
Cuando el auto arrancó, Min Ho dejó escapar un suspiro profundo de alivio.
-Por fin -dijo mientras apoyaba la cabeza en el respaldo.
-¿Por fin qué? -preguntó Harper, entre divertida y curiosa.
Sin responder, Min Ho se inclinó hacia ella y la besó. Fue un beso suave, lleno de emociones contenidas durante esas semanas junto a su familia, y Harper no pudo evitar sonreír cuando se separaron.
-Si lo hubieras hecho frente a Peter, ahora estarías corriendo por las calles de Portland -dijo en broma, pero su corazón latía rápido.
-No sería la primera vez que intento huir de él -respondió Min Ho con un destello de diversión en los ojos. -Pero valdría la pena por esto.
Harper apoyó su cabeza en el hombro de Min Ho, dejando que el viaje al aeropuerto comenzara con un inesperado alivio después de las despedidas.
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