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"ONE CITY, ONE CHANCE, ONE LOVE"


Harper estaba sentada en el borde de su cama, rodeada de maletas mientras intentaba decidir qué dejar y qué llevar consigo. El cuarto estaba inusualmente silencioso, salvo por el crujido ocasional de una bolsa o el ruido sutil del cierre de una maleta. Justo cuando decidió cerrar una de ellas, Q apareció en la puerta, apoyándose en el marco con los brazos cruzados.

-Así que esto es real, ¿eh? -dijo Q, su voz cargada de nostalgia.

Harper levantó la vista y sonrió débilmente.
-Sí, parece que sí.

Él entró y se sentó en la cama frente a ella. Miró las maletas y luego a Harper, sus ojos reflejando tristeza.
-¿Sabes? Voy a extrañar mucho tenerte cerca, Harp

Harper soltó una risa suave.
-Oh, vamos. No es como si no pudiéramos hablar o vernos otra vez.

-No es lo mismo -contestó Q, con una expresión seria que no mostraba a menudo.
-Sé que estoy siendo egoísta, pero perder a una amiga como tú... No es fácil.

Harper bajó la mirada, sintiendo un nudo en el estómago. Aunque sabía que esta despedida no era definitiva, el peso de lo que estaba dejando atrás empezaba a hundirse en su mente.

-También voy a extrañarte, Q. -Levantó los ojos hacia él, sonriendo con melancolía-. Eres el único que siempre me ha hecho reír, incluso en los peores días.

Él se rió suavemente, poniéndose la mano en el pecho de forma dramática.
-Bueno, alguien tiene que compensar todo el drama con un poco de comedia, ¿no?

Harper se levantó y fue hacia su maleta más grande, luchando por cerrarla. Q se acercó para ayudarla, y mientras presionaba el cierre juntos, él habló de nuevo.

-Prométeme algo, ¿sí?

-¿Qué?

-Que no te alejarás tanto. Que, pase lo que pase, seguirás siendo la misma Harper que todos queremos.

Harper lo miró, sorprendida por la sinceridad en su tono. Luego asintió.
-Lo prometo, Q.

Él sonrió, satisfecho, y luego se levantó.
-Bien, porque ya tengo planeado invitarte a unas reuniones por videollamada donde te cuente todo el drama que sigue aquí. Necesitaré tu consejo y tus burlas ocasionales.

Ambos rieron, pero mientras Q se giraba hacia la puerta, Harper lo llamó.

-Q.

Él se detuvo y la miró.

-Gracias. Por ser tú. Por todo.

Q volvió a sonreír, pero esta vez fue una sonrisa cálida y sincera.
-Siempre, Harper.

Y con esas palabras, salió del cuarto, dejando a Harper con el corazón un poco más ligero, aunque todavía pesado por la despedida.

Harper ajustaba su maleta, intentando calmar la ansiedad que sentía. Se repetía que estaría bien, que esto no era un adiós definitivo. Sin embargo, al girarse, lo vio a él: Min Ho, parado a unos pasos, observándola con esa mezcla de seguridad y vulnerabilidad que solo él podía tener.

Ella suspiró y avanzó hacia él, dejando la maleta a un lado. Cuando estuvo frente a él, ninguno dijo nada al principio. Solo se miraron, como si intentaran memorizar cada detalle del otro.

-Así que... -dijo Harper finalmente, rompiendo el silencio-, supongo que este es el momento donde me dices algo sarcástico y arrogante, ¿no?

Min Ho dejó escapar una risa suave y negó con la cabeza.
-No esta vez.

Ella arqueó una ceja.
-¿No? Qué decepción.

Min Ho dio un paso más cerca, hasta que casi no había espacio entre ellos. Sus manos buscaron las de Harper, entrelazándolas con cuidado.

-No quiero despedirme de ti como si esto fuera un final -dijo en voz baja, su tono completamente serio-. Porque no lo es.

Harper sintió que un nudo se formaba en su garganta, pero asintió lentamente.
-Tienes razón. No lo es.

Él levantó una mano para acariciar suavemente su rostro, su toque lleno de ternura.
-Te prometí que no iba a dejarte ir tan fácil, y pienso cumplirlo. Esto... nosotros... vamos a hacerlo funcionar, Harper.

Ella rió suavemente, aunque sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.
-Eres increíble, ¿sabes eso?

-Lo sé. -Él le dedicó una pequeña sonrisa antes de volver a ponerse serio-. Pero tú eres más increíble.

Harper no pudo evitar reír de nuevo mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Min Ho la abrazó entonces, envolviéndola en un calor reconfortante, como si quisiera transmitirle toda la seguridad del mundo.

-Esto no es un adiós -susurró Harper, escondiendo su rostro en su pecho.

-Jamás lo será -respondió Min Ho.

Se separaron un poco, pero él no la dejó ir por completo. En cambio, se inclinó y le dio un suave beso en la frente, como si eso sellara su promesa. Harper cerró los ojos, grabándose ese momento en la memoria.

-Harper, es hora de irnos -llamó Kitty desde el taxi.

Harper suspiró, tomó aire y asintió.
-Tengo que irme.

Min Ho la ayudó con su maleta, asegurándose de que todo estuviera en orden antes de llevarla al taxi. Cuando ella subió, él no se movió. Se quedó ahí, observándola mientras encontraba su asiento, sus miradas conectándose una vez más.

Cuando el taxi comenzó a moverse, Harper se giró para verlo por la ventana, y Min Ho le lanzó un beso al aire, haciéndola sonreír. Ella levantó la mano para despedirse, y mientras el taxi se alejaba, ambos supieron que esto era solo el comienzo de algo más grande.

La fila para el check-in avanzaba lentamente, y Harper, con las manos en los bolsillos, observaba distraídamente el monitor con los horarios de vuelo. Kitty estaba a su lado, revisando su teléfono mientras jugueteaba con su pasaporte.

De repente, una voz conocida rompió el murmullo del lugar:

-¡Kitty!

Harper levantó la mirada, justo a tiempo para ver a Dae corriendo hacia ellas. Kitty dejó caer su pasaporte y salió corriendo de la fila sin pensarlo dos veces, chocando levemente con algunos pasajeros mientras se dirigía hacia él.

Harper observó cómo Kitty y Dae se encontraron a mitad del pasillo, él jadeando un poco por la carrera. Hablaron por un momento, aunque Harper no pudo escuchar lo que decían. Lo siguiente que vio fue a Dae inclinándose hacia Kitty, sus labios encontrándose en un beso que claramente no era el primero, pero tenía toda la intensidad de una despedida.

Harper dejó escapar un suave suspiro y murmuró, más para sí misma:
-¿Por qué el chico siempre tiene que buscar a la chica en el aeropuerto? Eso es tan romántico...

Sin embargo, su pensamiento se interrumpió cuando vio a Yuri cerca de las puertas principales. Parecía distraída, como esperando algo. Harper estaba por mirar hacia otro lado, pero algo llamó su atención. Una chica apareció de la nada, rodeando a Yuri con un abrazo por la cintura y sonriendo ampliamente.

"Debe ser Juliana", pensó Harper, recordando las veces que Kitty había mencionado a la novia de Yuri. Pero lo que realmente la desconcertó fue el cambio inmediato en la expresión de Kitty cuando regresó a la fila. La chispa de emoción que había brillado en sus ojos hacía apenas unos minutos se había apagado por completo.

Kitty regresó hacia Harper, recogió su pasaporte del suelo y se colocó junto a ella en silencio. Harper la observó por el rabillo del ojo, notando cómo sus hombros ahora parecían más tensos. Estaba claro que algo estaba mal, pero Kitty no dijo una palabra.

En el avión, Harper se acomodó en su asiento junto a Kitty, quien estaba profundamente concentrada leyendo una carta que parecía haber sacado de su bolso. La expresión de Kitty cambió de curiosidad a asombro y luego a algo que parecía incredulidad.

-¿Simón? -murmuró Kitty, claramente hablando para sí misma, pero Harper escuchó de todos modos. Antes de que pudiera preguntar, Kitty añadió-: ¿Mamá tuvo un amor aquí antes de papá?

Harper abrió la boca para decir algo, pero no tuvo la oportunidad, ya que un leve codazo en su brazo llamó su atención. Giró la cabeza, lista para quejarse por el espacio reducido, pero sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta cuando vio quién estaba sentado a su lado.

-¿Min Ho? -preguntó, sus ojos agrandándose por la sorpresa.

Él sonrió con esa arrogancia característica que, de algún modo, también le parecía adorable ahora.

-Te dije que lo haríamos funcionar -dijo, inclinándose hacia ella, su tono tan casual como si esto fuera algo de todos los días-. Y aunque casi muero comprando en clase turista, valió la pena... porque voy a Portland contigo.

Harper parpadeó, todavía procesando lo que estaba pasando, antes de que una sonrisa amplia se extendiera por su rostro. Sin pensarlo, lo tomó del rostro y lo besó, ignorando por completo a las otras personas en el avión.

Desde el otro asiento, Kitty observó la escena con una sonrisa radiante. Le alegraba ver a su amiga así de feliz después de todo lo que había pasado.

Cuando Harper y Min Ho finalmente se separaron, él arqueó una ceja, claramente disfrutando de su reacción. Ella, todavía aturdida pero feliz, no pudo evitar soltar una pequeña risa.

-Mis hermanos van a matarte, ¿lo sabes, verdad? -dijo Harper, sus ojos brillando con una mezcla de humor y advertencia.

Min Ho simplemente se encogió de hombros, su sonrisa encantadora en su lugar.
-Vale la pena el riesgo.

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