022
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"THE TRUTH"
Harper estaba doblando cuidadosamente una de sus camisetas cuando Q entró a la habitación y la miró con curiosidad.
-¿Empacando todo para las vacaciones? -preguntó, inclinándose contra el marco de la puerta con los brazos cruzados.
Harper asintió, evitando su mirada mientras guardaba otra prenda en su maleta.
-Es mejor estar preparada por si acaso -respondió de manera distraída.
Q levantó una ceja y dio un paso más cerca.
-¿Por si acaso? No es que vayamos a mudarnos. Puedes dejar cosas aquí, ¿sabes?
Harper iba a responder, pero en ese momento su teléfono vibró sobre la cama. Lo tomó y vio que era un mensaje de Min ho. Al abrirlo, leyó:
"Sé que no soy de rogar, pero en serio necesitamos hablar. Por favor."
Harper dejó escapar un largo suspiro, sintiendo un nudo formarse en su pecho.
-Déjame adivinar, ¿es por Min ho? -preguntó Q, captando el cambio en su expresión.
Ella levantó la mirada rápidamente, sorprendida.
-¿Cómo lo sabes?
Q se encogió de hombros con una leve sonrisa.
-Kitty me contó. Ya sabes cómo es. Se preocupa por ti.
Harper rodó los ojos, aunque una parte de ella estaba agradecida de que Kitty siempre estuviera al tanto de todo.
-No es gran cosa -dijo Harper mientras guardaba otra camiseta-. Sólo... problemas de relación.
-¿Problemas de relación falsa? -preguntó Q con un tono sarcástico que hizo que Harper lo mirara con algo de frustración.
-No quiero hablar de eso.
Q se sentó en una de las camas, mirándola fijamente.
-Entonces, ¿puedo hablar yo? Porque me parece que lo necesitas.
Harper se detuvo, cruzando los brazos.
-Adelante.
Q sonrió ligeramente, satisfecho de que ella al menos estuviera dispuesta a escuchar.
-Mira, no soy un experto en relaciones, pero una cosa he aprendido al estar rodeado de Kitty y todos ustedes: no puedes huir de lo que sientes, Harper.
-No estoy huyendo -dijo Harper rápidamente, aunque sabía que no era del todo cierto.
-Oh, claro que lo estás -respondió Q, cruzando una pierna sobre la otra-. Todo este asunto de "es una relación falsa" era seguro para ti porque pensabas que no se mezclarían los sentimientos. Pero, sorpresa, las emociones no funcionan así.
Harper apartó la mirada, jugueteando con la cremallera de su maleta.
-¿Y qué hago con eso? ¿Qué pasa si todo sale mal?
Q la miró con empatía.
-Nada en la vida viene con garantías. Pero evitarlo solo hará que te arrepientas después. Tal vez necesitas escuchar lo que Min ho tiene que decir y, lo más importante, ser honesta contigo misma.
Harper apretó los labios, procesando sus palabras.
-¿Y si me lastima otra vez?
Q se levantó y le dio una suave palmada en el hombro.
-Entonces al menos sabrás que lo intentaste. Pero si ni siquiera le das una oportunidad, podrías perder algo increíble.
Harper lo miró, sabiendo que tenía razón, aunque admitirlo no lo hacía más fácil.
-Gracias, Q -murmuró con un suspiro.
-Siempre, Harper. Ahora, deja de empacar como si fueras a escapar a otro continente y decide qué es lo que realmente quieres.
Él salió de la habitación, dejándola a solas con sus pensamientos y la maleta a medio llenar.
Harper estaba empacando cuando de repente, escuchó un suave golpeteo en la puerta de la habitación. Se giró y vio a Min ho en la entrada. Él sostenía un ramo de tulipanes, y su rostro reflejaba una mezcla de nervios y determinación.
-¿Qué haces aquí? Pregunta tonta, olvidalo, también duermes aquí.
Min ho dio un paso hacia adelante y levantó el ramo, como si fuera la cosa más importante del mundo.
-Esto es para ti. No solucionará nada, pero espero que al menos te muestre lo mucho que lo siento, Harper.
Harper lo miró, sin saber bien qué hacer con el ramo de flores en sus manos. No se había preparado para esto.
-¿Qué quieres realmente, Min ho? -preguntó finalmente, tratando de mantener la compostura. Sus palabras resonaban en la habitación con un tono de confusión.
Min ho dejó escapar un suspiro, como si hubiera estado preparándose para este momento durante días. Miró alrededor, recordando que estaban en el mismo cuarto, rodeados de su habitación compartida con Kitty y Q.
-Lo que quiero... -comenzó, buscando las palabras- es arreglar las cosas. Sé que te hice mal y que no me has perdonado. No es solo un "lo siento". Pero quiero hablar contigo, quiero que me escuches.
Harper miró las flores, luchando contra sus sentimientos encontrados. Se giró hacia su maleta con una mirada distraída.
-Min ho, esto... ¿por qué ahora? -preguntó, incómoda.
Él se acercó un poco más, sin invadir su espacio, y la miró a los ojos con sinceridad.
-Porque no puedo seguir con esto sin hacer las cosas bien. Sé que me equivoqué, y quiero corregirlo. Quiero hablar. Por favor, dame la oportunidad. Esta noche, a las 8. En el parque cercano. El que siempre eliges cuando necesitas espacio para pensar.
Harper lo miró, viendo una mezcla de arrepentimiento y algo más que no alcanzaba a definir en su rostro.
Aunque aún estaba confundida, Harper lo pensó por un segundo y, aunque no lo había planeado, supo que no podía dejar las cosas como estaban. Asintió.
-Está bien. A las 8.
Min ho sonrió tímidamente, sus ojos brillando de alivio.
-Lo que sea necesario, Harper.
Sin decir nada más, él salió de la habitación, dejando a Harper con los tulipanes en las manos, aún sin poder procesar completamente lo que acababa de suceder.
Ella los miró, antes de dejarlos sobre la mesa. Finalmente, tras un largo suspiro, volvió a pensar en las palabras de Kitty y Q, y sin quererlo, el corazón le dio un salto ante la incertidumbre de lo que vendría después.
Era una noche cálida, las luces tenues iluminaban un pequeño kiosco en medio de un parque tranquilo. Las luces colgaban del techo del kiosco, creando una atmósfera mágica que parecía sacada de una película. El sonido suave de la brisa nocturna y las luces parpadeantes parecían sincronizadas con el latido de su corazón. Harper había llegado al lugar a la hora señalada, pero el lugar era tan hermoso y diferente de todo lo que había experimentado antes, que por un momento se sintió perdida.
Min ho ya estaba allí, esperando en el centro del kiosco. Había algo en su postura que transmitía la vulnerabilidad que no solía mostrar. Se veía más serio, pero también más sincero, como si fuera el momento que, finalmente, estaba dispuesto a compartir su verdadero yo con ella.
Cuando Harper llegó, se detuvo por un momento, viendo cómo las luces brillaban en sus ojos y cómo su figura se recortaba perfectamente contra el fondo iluminado. Min ho giró para mirarla, y por un breve segundo, sus ojos brillaron.
-Gracias por venir -dijo él, con una sonrisa nerviosa pero genuina, algo que no había mostrado antes con esa intensidad.
-¿Por qué me hiciste venir aquí? -preguntó Harper, sintiendo cómo la curiosidad se apoderaba de ella, aunque trató de mantener la calma.
Min ho la miró directo a los ojos y respiró hondo antes de dar el paso decisivo hacia ella.
-Porque quiero dejar de fingir -dijo, con una voz que temblaba ligeramente debido a la sinceridad en sus palabras-. Quiero que nuestra relación sea real, Harper. No quiero seguir ocultando lo que siento por ti. Sé que he cometido errores, pero me importa lo que tenemos. Me importas tú.
Harper quedó en silencio, con su corazón latiendo tan rápido que ni ella misma podía entender qué pasaba por su cabeza. Una pequeña brisa la acarició, pero eso solo hizo que su piel se erizara más. Sabía que no era fácil para él decir esas palabras, y eso hizo que sus sentimientos comenzaran a cambiar.
Min ho dio un paso más hacia ella, sin dejar de mirarla como si estuviera esperando que ella también hablara. Un silencio pesado se extendió entre ambos antes de que Harper, casi sin darse cuenta, comenzara a hablar.
-Yo... yo también he estado fingiendo, en cierto sentido. Es difícil admitirlo, pero... yo también quiero que esto sea real. Desde que empezamos a fingir, algo dentro de mí empezó a cambiar, incluso antes de que nos dijéramos la verdad. No quiero que esto termine mal, Min ho.
Las palabras le salieron con tanta sinceridad que ni ella misma se lo esperaba, pero al decirlas, el peso de la duda se fue aliviando un poco. Finalmente, había dejado que sus verdaderos sentimientos fueran escuchados. Y ahora podía verlo en los ojos de él: Min ho ya no quería seguir negando lo que ambos sentían.
El silencio entre ellos fue un refugio reconfortante mientras las luces del kiosco iluminaban sus rostros. Los dos compartieron una sonrisa tímida, pero cargada de algo mucho más grande.
Min ho extendió su mano, como si invitara a Harper a dar ese paso hacia algo más profundo, más real. Harper la miró unos segundos, sintiendo el peso de la decisión. Sabía que sus vidas no volverían a ser iguales, pero algo dentro de ella le decía que este era el momento. A veces, las oportunidades se presentan solo una vez, y ella no quería perder la suya.
Con un suspiro, aceptó su mano, sintiendo que, al hacerlo, sus mundos finalmente comenzaban a alinearse. Min ho la atrajo suavemente hacia él. La brisa envolvía todo a su alrededor mientras sus corazones comenzaban a latir al unísono.
-¿Sabes qué? -dijo Min ho con una sonrisa pícara, aún manteniendo su mano suavemente alrededor de la suya-. Yo ya no quiero estar solo en esto. Quiero estar contigo, Harper.
Y sin darle tiempo para responder, Min ho se inclinó hacia ella, acercando lentamente su rostro, sintiendo cómo sus corazones se conectaban aún más. Harper cerró los ojos un segundo antes de sentir la suavidad de sus labios tocando los de ella. Fue un beso suave, tierno, lleno de una promesa que nunca antes había sentido. El primer beso de Harper fue un suspiro que recorrió su cuerpo y le dio el valor para dejarse llevar por completo.
Cuando se separaron, apenas unos centímetros, ambos respiraron profundamente, como si al final todo hubiera cobrado sentido.
-Esto no es un juego -susurró Min ho, mirándola con una mezcla de ternura y amor.
Harper sonrió, aún con la calidez del beso envolviendo su cuerpo.
-No, no lo es -respondió, con una convicción que nunca había tenido antes.
Las luces continuaron brillando a su alrededor, el cielo estrellado de la noche cubría el horizonte. Aquel rincón de paz, con su kiosco iluminado, quedó como el símbolo de un nuevo comienzo, de una relación que finalmente era real, de un amor genuino y sincero que recién comenzaba a florecer.
Y aunque las palabras no eran necesarias, las sonrisas y el beso demostraron que sus corazones habían encontrado lo que siempre habían estado buscando.
Bajo las luces tenues del kiosco, el aire nocturno estaba cargado de una dulce tensión. Harper y Min ho estaban sentados juntos en un banco de madera adornado con detalles elegantes, las pequeñas bombillas colgadas a su alrededor iluminando sus rostros suavemente. Min ho la tenía abrazada por los hombros, como si no quisiera dejar espacio entre ellos, mientras Harper jugaba con sus manos, nerviosa, pero sin apartarse.
-No puedo creer que haya pasado todo esto... -dijo Harper después de un rato en silencio, su voz tranquila, pero cargada de emociones.
Min ho ladeó la cabeza para mirarla. Su mirada cálida y fija la hacía sentir al mismo tiempo protegida y extremadamente vulnerable.
-¿A qué te refieres? -preguntó él con suavidad.
-Pues... a esto. A nosotros. -Ella dejó escapar una risa nerviosa, sin mirar directamente a sus ojos-. No imaginé que las cosas se fueran a dar así cuando comenzamos con esa ridícula idea de fingir.
Min ho sonrió, sosteniendo la mirada de Harper incluso cuando ella intentaba evitarlo.
-Yo tampoco lo imaginé. -La atrajo un poco más hacia él, dejando que su brazo descansara firmemente sobre su hombro-. Pero tampoco sabía que me iba a enamorar de alguien tan cabezota, brillante y... -hizo una pausa, inclinándose apenas hacia ella con una sonrisa pícara-, tan fácil de sonrojar.
Harper lo miró, entrecerrando los ojos para ocultar el rubor evidente que él había señalado. Le dio un leve codazo en el costado, haciendo que Min ho soltara una risa baja.
-Cállate. No soy fácil de sonrojar. -intentó defenderse ella, pero su tono carecía de fuerza.
-Oh, claro que lo eres -respondió él, con una confianza que desarmaba-. Pero me encanta. Me encanta todo de ti.
Harper lo miró ahora, esta vez sin esquivar su mirada. En sus ojos había sinceridad, algo tan diferente del sarcasmo que tanto le caracterizaba.
-Esto es raro para mí, ¿sabes? -dijo en voz baja. Sus dedos seguían jugueteando con los pliegues de su falda.
Min ho suavizó su tono, entendiendo lo que Harper estaba sintiendo.
-¿Te refieres a sentir cosas reales por mí? -bromeó, aunque había ternura en sus palabras.
Harper giró los ojos, pero una leve sonrisa se coló en su rostro.
-Sí, algo así. No quería que esto pasara. No quería sentir nada por ti. Era más sencillo cuando todo era fingido.
Min ho levantó la ceja, ahora más serio.
-¿Y ahora?
Harper suspiró profundamente, buscando las palabras adecuadas.
-Y ahora estoy aquí. Sentada contigo, sintiendo todo lo que no quería sentir. Pero, de algún modo... no quiero que desaparezca.
Min ho asimiló sus palabras por un momento antes de sonreír. Lentamente, bajó su brazo de su hombro y lo deslizó hacia su cintura, acercándola aún más. Inclinó la cabeza hacia ella, hasta que sus frentes casi se tocaron.
-Entonces, Harper Kavinsky, ¿esto significa que oficialmente dejaré de ser tu novio falso?
Ella dejó escapar una risa breve, aliviando un poco la tensión emocional.
-Supongo que sí. Pero te advierto que tienes que ser mejor como novio real. Si fuiste un acosador como novio falso, no me quiero imaginar lo intenso que serás ahora.
Min ho arqueó una ceja, fingiendo estar ofendido, pero su sonrisa traicionaba lo encantado que estaba con su comentario.
-¿Acosador? Es la primera vez que me llamas eso, y no sé si debería estar ofendido o halagado.
-Bueno... probablemente las dos cosas. -Harper rió, algo que a Min ho le bastaba para sentirse satisfecho.
Sin pensarlo dos veces, él se inclinó para besarle suavemente la frente. Ella se congeló un instante, pero pronto se dejó llevar por la calidez del momento. Min ho suspiró, bajando la mirada hacia ella.
-Entonces, oficialmente, quiero hacer esto bien. Quiero ser tu novio, Harper. Tu novio real.
Harper, con las mejillas ardiendo y su corazón latiendo tan rápido que parecía querer escapar de su pecho, levantó la vista hacia él. Por primera vez, no intentó disimular sus emociones.
-Está bien... Min ho. Vamos a intentarlo.
Ambos sonrieron, y Min ho no esperó más. Lentamente, se inclinó hacia Harper, dándole un beso suave, lleno de emoción y promesas por cumplir. Ella le respondió, olvidándose de todo lo demás, mientras las luces alrededor de ellos parpadeaban como testigos de su primer beso real.
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