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"TEARLESS"
El día estaba lleno de actividad mientras todos los estudiantes se esforzaban por limpiar y ayudar a la comunidad después de la inundación. La competencia por la hora extra del toque de queda había inyectado una energía palpable, con cada equipo compitiendo para completar más trabajo que los demás.
De repente, los gritos comenzaron a llenar el aire, distrayendo a todos de sus tareas. Ocean Park y su abuela acababan de llegar. Como una especie de celebridades locales, su presencia causó un revuelo inmediato. Los estudiantes dejaron las herramientas y comenzaron a correr hacia ellos, algunos tratando de llamar su atención, otros simplemente queriendo estar cerca.
El caos fue tal que Harper, atrapada en medio de la multitud, fue empujada hacia adelante. Por un momento, perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer. Sin embargo, un par de manos fuertes la sujetaron justo a tiempo.
Alzó la vista rápidamente y se encontró cara a cara con Min ho, que la había atrapado como si fuera una escena sacada directamente de una película. Sus ojos se encontraron, y por un instante, el mundo a su alrededor pareció detenerse.
-Gracias... -murmuró Harper, sintiendo el calor subir a sus mejillas.
Min ho la soltó con cuidado, pero su expresión mostró un dejo de preocupación. -Ten más cuidado, Kavisnky -le dijo, aunque su tono sonaba menos regañón y más protector.
Ella asintió, todavía algo sonrojada, mientras volvía a centrarse en sus tareas. Sin embargo, la imagen del momento seguía viva en su mente, dejando una sensación cálida que no podía ignorar. ¿Cómo era posible que algo tan simple le afectara tanto?
Mientras Ocean Park y su abuela se acercaban, la multitud seguía alborotada. Harper y Min ho se encontraban entre los pocos que permanecían relativamente tranquilos, aunque Harper no podía ignorar cómo algunas chicas del grupo miraban a Min ho con interés.
Min ho se adelantó y, con una confianza característica, saludó a Ocean:
-Mi madre, Dami, te manda saludos.
Ocean le devolvió una sonrisa deslumbrante. -Tu madre es increíble. Nunca olvidaré la vez que la conocí en Sundance.
Min ho frunció el ceño, un poco curioso. -¿En Sundance?
-Oh, sí -asintió Ocean, como si estuviera reviviendo un recuerdo memorable-. Una noche particularmente fría... puedo decir que ella me mantuvo bastante caliente.
Harper abrió los ojos sorprendida al escuchar esa insinuación, mientras Min ho intentaba procesarlo. -¿Disculpe?... -empezó a decir Min ho con una mezcla de incredulidad y molestia, pero Ocean ya estaba rodeado por un grupo de estudiantes, tomándose selfies y firmando autógrafos como si nada hubiera pasado.
Al darse cuenta de que Min ho seguía procesando lo que acababa de escuchar, Harper rápidamente intervino para distraerlo. Lo agarró del brazo con firmeza, tirando de él hacia otra área del lugar.
-Oye, vamos -dijo ella, fingiendo estar despreocupada-. Todavía nos queda mucho por limpiar si quieres ganar esa hora extra de toque de queda.
Min ho la miró, confundido, pero al ver la expresión seria de Harper, decidió seguirla sin decir más. Ella trataba de actuar normal, pero por dentro no podía evitar pensar en cómo las palabras de Ocean parecían haber afectado a Min ho más de lo que él quería demostrar.
Más tarde, Harper estaba en su habitación cuando vio el mensaje de Min ho. Su corazón dio un vuelco de emoción al leer que tenía una sorpresa para ella y que la esperaba en una dirección específica. Sonrió mientras pensaba que, tal vez, Min ho había decidido dar un paso más en su relación falsa, quizás mostrándole algo de cariño de verdad.
Sin perder tiempo, se arregló y se preparó para el encuentro. A pesar de las dudas que sentía, una chispa de entusiasmo la mantenía motivada. Se dijo a sí misma que todo iría bien, que lo único que importaba era divertirse y no darle más vueltas a lo que no podía controlar.
Cuando llegó al lugar indicado, sus ojos se abrieron sorprendidos ante la escena. El ambiente estaba rodeado de naturaleza, casi como una postal de lo más romántico, con luces suaves y una mesa delicadamente arreglada. Min ho estaba allí, y con él... Maddison, besandose.
El corazón de Harper se detuvo por un momento. Todo lo que había imaginado, toda la emoción que había sentido, se derrumbó. Intentó dar unos pasos atrás para evitar que la vieran, pero, en su intento por alejarse sin hacer ruido, pisó una rama seca. El ruido inmediato alertó a Min ho y, al levantar la mirada, vio a Harper ahí, de pie, sin saber qué hacer.
Min ho se separó rápidamente de Maddison, mirando a Harper con una expresión que no entendía del todo.
-Harper, puedo explicarlo... -comenzó a decir, pero no encontró palabras suficientes.
Harper, sin decir nada, dio media vuelta y comenzó a caminar a toda prisa, perdiéndose en la oscuridad del bosque. No le importaba lo que Min ho dijera ahora; solo sentía la necesidad de escapar, de no querer estar allí ni un minuto más.
El dolor en su pecho era indescriptible, y no pudo evitar pensar que quizás, solo quizás, todo eso había sido un juego para él, mientras ella caía más profundo en algo que parecía real, algo que ahora se rompía frente a sus ojos.
Harper llegó rápidamente a su cabaña, cerrando la puerta detrás de ella con un suspiro, intentando controlar las lágrimas que amenazaban con salir. Sabía que la relación con Min ho nunca había sido real, que solo estaban fingiendo, pero algo dentro de ella había esperado más. Tal vez había sido ingenua al permitir que esos sentimientos se formaran, al dejar que algo tan falso comenzara a parecer legítimo. No quería ser débil. No quería mostrarle a nadie lo dolorosa que era esa herida. Su primer "romance", y era una mentira.
Entonces, su teléfono vibró. Era una llamada de Peter. Recordó que le había prometido contarle lo que estaba pasando. Contestó, y, a pesar de sus esfuerzos por sonar tranquila, su voz salió quebrada, como si estuviera a punto de romperse en cualquier momento.
-¿Harper, estás bien? -preguntó Peter al escuchar la rotura en su voz.
Ella tragó grueso, luchando por disimular. -Estoy bien, Peter. No te preocupes -respondió, pero pudo sentir cómo su garganta se apretaba mientras hablaba.
-¿Harper, dime qué pasa?
Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos. Sabía que no podía esconder nada de Peter. Él la conocía demasiado bien. Pero algo en ella se negaba a dejar que él la viera débil. Tomó una respiración profunda antes de colgar, incapaz de aguantar más sin derraparse por completo. No quería que sus hermanos la vieran llorar. No quería demostrar, en realidad, todo lo que había pasado le había afectado profundamente.
No pasó mucho tiempo antes de que Kitty llegara a la cabaña. Harper estaba recostada en la cama, los ojos rojos y el rostro mojado, cuando Kitty tocó la puerta.
-¿Harper? -su voz era suave pero preocupada, al igual que su presencia. Peter le había contado por teléfono, sabiendo que su hermana estaba en shock, después de ver cómo habían actuado las cosas.
Harper no dijo nada. Kitty no esperó más y entró al ver la puerta entreabierta. La vio en su cama, la luz suave de la cabaña iluminando su rostro triste. Kitty se acercó, se sentó a su lado, sin preguntar por qué. Simplemente sabía lo que había pasado.
-Lo siento -dijo Kitty, abrazándola con fuerza. No necesitaba preguntar, porque lo entendía a la perfección.
Harper no pudo contener las lágrimas más. Se apoyó en su mejor amiga, soltando todo lo que había estado guardando.
Harper sollozó, escondiendo su rostro entre las manos. No solo sentía el dolor por Min ho, sino también por lo que significaba: su falta de confianza, el hecho de que había permitido que algo tan falso se convirtiera en algo más grande en su cabeza. No estaba acostumbrada a mostrar debilidad, especialmente frente a sus hermanos.
-Odio que me vean llorar -dijo, la voz quebrada. Kitty la miró, apretando los dientes por no poder hacer nada en ese momento. Harper se apartó un poco, buscando recuperar el control. -No quiero que lo vean. Después de que papá se fue... -se calló, con el nudo en la garganta. En ese momento, todo lo que había reprimido, lo que había ocultado de sus hermanos, salió sin poder evitarlo. -Nunca he llorado frente a ellos. No puedo, Kitty. No quiero... -las palabras le temblaban mientras hablaba.
Kitty la miró con comprensión y dolor por su hermana. No le dijo nada al principio. Sabía que Harper era la más fuerte entre todos, la que siempre se hacía la valiente, pero también entendía por qué se había encerrado en sí misma después de todo lo que pasó con su padre. Nunca lo había mostrado, pero Kitty siempre sabía cuando algo la estaba afectando profundamente.
-No tienes que ser fuerte todo el tiempo, Harper. Ni todo tiene que ser ocultado. -Kitty dejó escapar un suspiro. -Ya no estás sola en esto. Tú sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad?
Harper asintió, las lágrimas ya secándose en su rostro. Había hablado, y por primera vez, no se sentía tan sola.
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